1 Prologo

*Si pasas por una tormenta sigue caminando*

Al abrigo de la noche, la lluvia cae suavemente sobre sus edificios, mientras se oye el sonido de autos y personas con sus paraguas por toda la ciudad.

Viendo a su lado una pila de cadáveres y personas corriendo, la calma de la ciudad ha desaparecido de un momento a otro, ya llegaron…las personas corren, nadie sabe de dónde vinieron, pero no muestran piedad, luces salen de sus manos y extraños bastones, algunos tienen túnicas y otros parecen monstruos. Los están cazando… el joven debe escapar o lo atraparán.

En su huida escucha a un hombre gritar pidiendo auxilio, mientras su piel es arrancada por un monstruo. La criatura levanta al hombre por las piernas fácilmente listo para devorarlo de un bocado. Asustado el joven solo puede verlo pedir auxilio.

– ¿Qué puedo hacer? ¿qué hago? –

Toma una piedra y un fierro que encuentra en el suelo

– Ya voy…–

Antes de siquiera correr, el grito del hombre lo silencio, viendo al joven a los ojos diciéndole sin hablar su ultimo pedido de auxilio...ya solo quedaba la parte inferior de su cuerpo

– No…debo irme, discúlpame –

El monstruo ahora está tras él, en su desesperación lanza la piedra a la cabeza de la bestia, logrando aturdirlo, y escapa antes de que reaccione. En toda la ciudad había monstruos que cazaban, y los humanos encapuchados con los destellos de sus manos desaparecían a la población, dejando a algunos con quemaduras de tercer grado.

El joven, asustado como todos, trato de huir del lugar, aún si parecía imposible.

Antes de ir más lejos unos encapuchados logran someterlo, y uno de ellos está armado.

– Parece que se te acabó el camino chico, veras, pude quitarle este juguete a ese hombre que no paraba de fastidiar, me gustaría probarlo si no te molesta, solo…no lo tomes personal –

Apuntándole el arma en la cabeza, le sonrió dulcemente mirándolo a los ojos.

Entonces, un disparo le llega al hombro del encapuchado desviando la bala un poco.

En la conmoción el joven toma el fierro que se le cayó para romper la cabeza del extraño que ya se encuentra desangrando en el suelo…

– No lo tomes personal…idiota–

Mientras el joven miraba el cuerpo ensangrentado y a los otros que lo miraban con odio, tenía un ataque de pánico. Al instante unos oficiales armados hacen retroceder a los encapuchados y ven al joven ensangrentado, con el cuerpo de su atacante ya sin vida a su lado.

– ¡¡Hey tú!! El del arma ¡Quieto o disparo! –

– ¡¡Esperen!! Él quiso matarme… –

–¡Fuego! –

Todos comienzan a disparar. Teniendo solo la opción de escapar del lugar, busca donde esconderse.

Lejos de la ciudad aún bajo ataque, en la oscuridad cegadora, el joven camina mientras el dolor aumenta en su hombro ensangrentado, aun puede escuchar los rugidos aterradores y múltiples disparos.

Desde el cielo, esferas de energía caían impactando en la ciudad con un gran estallido,a lo lejos se podía oír gritos de conjuros que solo se escuchaban en historias de fantasía, y en las calles los cadáveres de las personas que había por doquier aumentaba escandalosamente, todos los cuerpos quemados o incompletos, sin excepción.

Fue entonces que empezaron a caer rayos, dirigidos al ejército que llegó tratando de detener a los invasores; y como si la madre naturaleza hubiera traicionado al hombre, comenzó a revelarse; Emergieron raíces que atrapaban a civiles y protegían de las balas a los encapuchados que efectivamente parecían magos.

Sirenas policiales callaban ante las explosiones de la batalla; Y en el cielo apareció un pequeño ciclón de luz brillante, por el que salieron más magos y otras criaturas rojas con cuernos y hachas, listos para luchar.

A una gran distancia del caos en un pequeño bosque de pinos, el joven se encuentra desangrando y cansado debido a la bala en su hombro.

– Me duele todo el cuerpo y me siento mareado…debo seguir… debo buscar…ayuda –

– ¡Miserable humano! –

Deteniéndose en seco, voltea con miedo hacia la voz que le gritaba.

– Creo que hasta aquí llegué... –

Este no era como los demás monstruos, ya que es más grande y se veía muy enfadado. Resignado el joven mira desafiante al monstruo directo a los ojos que parecían brillar en la oscuridad. 

– Mierda, voy a ser devorado –

– ¡Finalmente te encuentro! –

La voz intensa y el rugido de una criatura emerge de la oscuridad mirándolo con sus ojos rojos que gritaban el deseo de sangre y sus colmillos y garras estaban listos para arrancar la carne con violencia, su cuerpo negro como la noche podía alcanzar los 3 metros, parecía un tigre, pero uno que nunca antes se vio.

Contemplando como se acercaba su final, el joven con su último aliento estaba listo para pelear por su vida.

Cansado, adolorido y con un fierro como arma, solo podía ver la ciudad ardiendo y como el animal corría en su dirección dispuesto a destrozarlo.

– Si…si me voy…¡¡no me iré sin pelear!! –

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