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LA ESPOSA PROMISCUA DEL CEO FRÍO

—Oooooooo... no... no lo hagas. —Bebé, tú lo deseas. Nancy quiere llorar sin lágrimas tumbada en la mesa, mirando al gran jefe detrás de ella seguir follándola sin descanso, la primera vez que se arrepiente de trabajar aquí. Día tras día era follada y le dolían la espalda y las piernas. ¡Solo era una pequeña secretaria que quería hacer bien su trabajo! ¿Cómo podía ser tan difícil? —Jefe tienes que trabajar en serio, no puedes entregarte al sexo femenino todo el día, tú... ah... —Nancy intentó razonar con el gran lobo gris detrás de ella, pero él no escuchaba en absoluto e incluso intensificaba su comportamiento. —No me entrego al sexo femenino, solo me entrego a ti. El hombre yacía detrás de su oreja, respirando pesadamente, extremadamente seductor. El aliento ardiente que exhalaba hacía que Nancy resistiera tensando su cuerpo. —Sssss... relájate... no... —No había vergüenza en la oficina, mientras que en un lugar distante, otra asistente miserable miraba al cielo sin palabras. ¡CEO y señora por favor déjenme ir, cambien a alguien para exprimirlo! ¿Por qué todos son subordinados del CEO, pero el asistente y la secretaria reciben un trato diferente?

Xiao_Yan_0938 · Urban
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Capítulo 40 ¡Sexo en el coche!

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Sus dientes mordisqueaban el pezón rosado y erecto, girando su lengua alrededor y lamiendo la punta, el calor húmedo de su boca envolviendo su pecho.

La inquietud en su corazón era incluso mayor que el calor en el coche.

—Mmmm ah... mmmm... jefe...

La voz de Nancy se suavizó, un signo de afecto.

Miguel había hecho esto tantas veces con ella que conocía todos los cambios en su cuerpo y también los cambios en su voz.

La sonrisa en el fondo de sus ojos se profundizó tres veces más, y su cabeza enterrada en su pecho se levantó y besó la esquina de la boca de Nancy otra vez, mordiéndole el labio inferior y suavemente llevándoselo a su boca.

La punta del pezón de Nancy ya estaba completamente dura, siendo pellizcada por sus dedos, la fuerza utilizada no era demasiado fuerte, pero tirando hacia afuera, la sensación de hormigueo viajaba desde la punta del pezón por todo el cuerpo.

—No... mmmm... mmmm ah...

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