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O Parte XXXI: ¡Despierta, despierta!

Esa tarde estaba lloviendo.

En una casa de la tribu, estaba una chica echada, durmiendo.

Su cabello estaba suelto y unos mechones cubrían algunas partes de su rostro, llevaba vendajes en una de sus piernas y estaba cubierta por varias telas cubriendo su cuerpo como un capullo. El sonido de la lluvia era lo único que se escuchaba en la habitación. De repente uno de sus parpados se movió y sus cejas se acercaron hacia el centro de su frente, pronto, sus ojos se abrieron y revelaron sus iris negras.

El primer pensamiento de Ymac fue el de haber regresado a la cueva, y por unos momentos tuvo un profundo sentimiento de crisis hasta que se dio cuenta que estaba bajo un techo ¿Dónde estoy? Fue lo que pensó, trató de pararse pero fue en vano, las telas con las que estaba envuelta no permitieron que su cuerpo se mueva mucho y un dolor profundo en su pierna le recordaron que estaba herida. Entonces se esforzó para tratar de recordar su situación, recordó que estaba caminando con Vera, y que luego encontraron un lago con una cascada, en donde bañaron, y luego de eso ella creyó ver algo, para seguido gritar que era una serpiente. Ymac logró recordar gran parte de sus situación y llegó a la conclusión de que se había desmayado por la mordedura de una serpiente.

Fue entonces que escuchó la voz de una anciana haciendo que esta brinque de la impresión.

—¡No trates de moverte! Tu pierna fue mordida por una culebra de dos colas, aunque su picadura no tiene veneno su mordedura se infecta demasiado rápido y dificulta la sanación de la herida, haciendo que el lugar de la mordedura se comience a pudrir. Tuviste mucha suerte, si no te hubiéramos hallado cuando lo hicimos la peste te hubiera matado —

Ymac escuchó lo que dijo la anciana y se sorprendió, estuvo a solo unos pasos de la muerte. Sintiéndose agradecida con esta anciana obedeció lo que dijo y ya no intentó tratar de moverse, y en cambio preguntó por Vera.

— ¡Ah, sí! Tu amiga es muy fuerte, te cargó durante todo el trayecto, resistió el hambre, la sed y el sueño. Le debes mucho a esa mujer —

Ymac no creía lo que había hecho Vera, se había conmovido hasta las lágrimas, nunca había sentido tal sentido de preocupación por ella.

Después de un rato de conversación con la anciana, está la hizo beber una sopa de champiñones y hígado, que alivió un poco lo vacía que sentía su estómago. De pronto, se escuchó una conmoción afuera y entraron dos figuras.

Ymac no pudo distinguir a la primera figura, era un hombre, tenía una cara seria y un rostro pálido, pero si pudo distinguir a la segunda, era la ñusta quien vestía otra vestimenta.

Al verla solo pudo sonreír y saludarla.

¡Hola, soy el autor! Disculpenme la ausencia de capítulos durante estos días, debido a asuntos personales tuve que descansar de escribir, pero ya he vuelto y volveré a publicar capítulos. Les recuerdo que apoyen esta historia, recomendandola o comentando, asi puedo leerlos o ver las estadisticas subir, sin más, gracias por el apoyo.

Johan_Peraltacreators' thoughts