webnovel

O Parte XXVIII: Lo que el raudo viento se llevó

El tiempo no perdona a nadie.

Sigo caminando sobre los mismos valles y sobre las mismas rocas, pero el ambiente es distinto, las personas son distintas y a veces también yo soy distinto.

Mi cabeza esta calva. Lo que un día estuvo poblado de cabello, ahora solo hay tierra seca, desprovista de cualquier hierba.

Mis manos tienen arrugas y manchas extrañas, que no son ampollas ni hongos.

Trato de mantener alegre y motivado, pero hay días en que no puedo, observo el cielo y no puedo dejar de pensarte. Vienes a mi y tu recuerdo se queda conmigo para memorar, aquello días en los que solíamos pasear, nos divertíamos tanto viendo las nubes, viendo las hormigas pasar. En mis recuerdos aun sigues siendo aquella chica que me saludaba todas las mañanas y me llevaba hacia Don Pillno, para subirnos en su barca y pescar algunos peces.

Tu adorabas que te cantara mientras paseábamos a los cabrillos por las altas montañas, y yo me reía, me reía de tu inocente sonrisa que acompañaba mi canto. Son tan hermosos momentos que vive contigo, como aquella ves que persiguiendo a las ovejas nos caímos en un charco de lodo. Oh, como recuerdo que tu madre estaba muy furiosa y no paraba de regañarme por haberte llevado hacia el cerro.

También recuerdo ese bello momento en que nos unimos en matrimonio. Todos mis amigos estaban felices y mi familia, orgullosa, festejaba con cantos y danzas nuestra unión. O talvez aquel momento en que nació nuestro primer hijo y lo sostenías desde tus brazos, arrullándolo con tu hermosa sonrisa.

¿Cómo no quererte? ¿Cómo no adorarte? Si para mi eres mi felicidad, es por eso que me dolió tanto tu partida.

A mi vida se le fue el color desde que te fuiste, no paro de preguntarme si habría evitarlo, si habría podida salvarte. En mi memoria vives como flor nunca se marchita, y en estas solitarias vienes a mí a provocarme llanto y triste. Te amo tanto, que, aunque me dañe tu recuerdo, nunca lo dejare ir.

Por eso nuevamente, estoy aquí, en nuestro hogar. En donde nos conocimos y nos unimos. En donde crecieron nuestros hijos, y ahora están grandes.

Te extraño tanto y no evitarlo.

A veces me pregunto si debería alejarme, y ya nunca volver.

Por que de que sirve que siempre vuelva, si tu ya no estas. Pero me arrepiento, por que no puedo dejar de pensar que, aunque tu no estes aquí, en este lugar vive impresa tu imagen ¿y quién soy yo, para dejarte esperando?

Por eso yo he venido aquí, al lugar en donde te enterré, en aquel árbol que decías que te gustaba.

Estoy demasiado viejo y he vivido demasiadas experiencias, ya es hora que vivamos juntos una nueva aventura. Por suerte, incluso al final, logré que alguien escuchara todas mis aventuras para dejar en la prosperidad que…

… yo, Don Hipo, viví mi vida como un guerrero que amó a una única mujer.

¡Feliz Día de San Valentín! o ¡Feliz 14 de Febrero!

Johan_Peraltacreators' thoughts