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O Parte XXVI: Jefe Lestial

La batalla de Puna Quana ya había terminado, los cadáveres se amontonaban en una pila, el campo de batalla estaba seco y teñido de sangre con un olor insoportable. Por suerte, la lluvia se hizo presente para lavar el suelo y nuestras almas.

— Huamanga, al defender nuestra tierra ¿nunca te has preguntado si derramar sangre es lo único correcto? — preguntó el Auqui.

Huamanga, que lavaba el cabello del Auqui, se detuvo un momento.

— Mi joven señor, la sangre es natural y las batallas también, mientras haya una sola diferencia nunca se podrá evitar el derrame de la sangre —

El auqui reflexionó un poco lo que dijo Huamanga.

— ¿Es por eso que nuestro ancestro intercambiaba miembros en la corte? ¿Para qué nos parezcamos más? Si lo que nos diferenciaba ya no está, lo que nos une será la familia —

El auqui era muy inteligente, siempre había pensado en si sus métodos eran lo suficientemente correctos, curiosamente sus pensamientos siempre llegaban a su ancestro Pachacútec, el transformador de la tierra, su administración y comando del ejercito eran cosas que admiraba Vilca. Lamentablemente desde aquella época hasta ahora, la situación en el Imperio había cambiado mucho. En el tiempo de Pachacútec se había previsto la expansión del Imperio Inca, mientras que en el reinado de su padre solo se había logrado la consolidación del territorio Inca y reformas agrarias, nada en lo que Vilca pueda apreciar. Por eso siempre retrocedía en su mente, y pensaba como sería si estuviera en la época de su Ancestro, que decisiones tomaría él.

Después de su baño, el Auqui fue cambiado a ropas mas ceremoniosas y marchó rumbo a la casa del jefe de la ciudad. Durante el camino, vio que algunos de los cultivos habían sido dañados por la batalla lo que causaría una escasez en la ciudad, tomó nota de estos detalles y hizo que Huamanga los recordara.

El Auqui había llegado a su destino, el jefe de la ciudad estaba sentado siendo atendido por su hija que curaba una herida en su cabeza.

— Es agradable verlo vivo, jefe Lestial. Pensé que aquellos rebeldes habían logrado partir su cráneo —comentó Vilca, con una sonrisa.

— Pues casi lo consiguen, uno de esos desgraciados tenía un buen brazo y logró darme, para mala suerte para él, uno de los tuyos lo empaló — contestó el jefe Lestial, su voz era ronca y seca.

El auqui volteó y vio a sus dos estrategas en cada lado, eso le dio una sonrisa. Esos dos eran muy buenos planeando batallas y consolando a las personas, su presencia en la habitación demostraba que ya habían consolado al jefe Lestial.

— El inca ha dado la orden, esos rebeldes de los Chankas no duraran mucho. Mi ejercito marchará por las montañas hacia su campamento, tomaremos la cabeza del jefe y regresaremos triunfantes y con gloria — dijo el Auqui, alzando sus brazos como si quisiera un aplauso para él.

— Puede que esta vez, no sea tan fácil — le respondió el jefe Lestial.

— Mi hija, estudia la lengua de los Dioses de una vieja chaman. En sus palabras dice que los espíritus de las montañas están agitados. Los Apus están enloqueciendo haciendo que sea casi imposible cruzar las montañas. Parece que aquellos dioses salvajes a los que adoran las tribus dentro de la selva están inquietando demasiado a los espíritus — mencionó Lestial, apartando a su hija para poner una mirada seria.

El Auqui se puso un poco serio.

— ¡No le tengo miedo a los Apus, ni a esos Dioses salvajes! Soy descendiente del Dios Sol, mi linaje es fuerte y mi fuerza también. La orden del Inca es clara, y su voluntad es la de Inti, por lo que esos Dioses salvajes no tienen oportunidad — habló Vilca, alzando su puño.

El jefe Lestial, sonrió ante las palabras del Auqui.

— El auqui tiene mucha pasión sin duda. Por ahora apoyaremos la defensa en las fronteras, pero las batallas gastaran nuestros almacenes, necesitamos que se redirija alimento y agua — pidió el jefe Lestial.

— Eso ya esta hecho, enviaré un Chasqui directamente al palacio para cumplir con tu solicitud. Pero mi misión no ha acabado, después de reunir suministros partiremos rumbo a la cordillera — dijo el Auqui, saliendo de la habitación hacia su ejército, necesitaba mejorar el animo de sus tropas.

¡Hola, aquí el autor! El Inca Pachacútec es el primer Inca del que se tiene registro y su estretegía para combatir el conflicto interno entre las tribus conquistadas, consistía en traer a los nobles extranjero a la corte y llevar a los nobles de la corte hacia las tribus, de esa manera la cultura Inca se mesclaba con las tribus y estas se considerarian parte del Imperio Inca.

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