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Un nuevo comienzo

Narra Dante

Lunes por la mañana, los rayos del sol cubren el interior de mi habitación por completo provocando que mis ojos se abran lentamente, lo primero que logro visualizar son un montón de cajas apiladas por doquier, cierto, acabo de mudarme con mi madre a este país con el único fin de empezar una nueva vida, recibí esta beca del Instituto Pearson para seguir mis estudios y prepararme para la universidad, aunque la verdad ni siquiera he pensado en qué hacer con mi vida cuando llegue el momento de ir ahí, supongo que tendré que improvisar, pero bueno, creo que no es momento de pensar en eso justo ahora.

Me levanto y me quedo sentado al borde de mi cama, tallando levemente mis ojos para aclarar mi vista, me quedo unos cuantos segundos mirando el suelo como si fuera a descubrir algo nuevo ahí, cuando mi mente deja de divagar me dirijo al baño de mi habitación, me meto a la ducha y aprovecho para espabilarme un poco. 

Luego de la ducha procedo a buscar ropa para ponerme, no varío mucho mi estilo de vestir y soy alguien bastante básico en cuanto a eso, elijo una camiseta azul manga corta, unos jeans azules y unos zapatos rojos con blanco; una vez vestido bajo las escaleras para dirigirme a la cocina y encontrarme con mi madre, que como es usual se levantó más temprano que yo para prepararme el desayuno, nada extraordinario, pero hasta lo más común y sencillo preparado con amor puede ser un manjar exquisito.

—Buenos días hijo, dime que no olvidaste que hoy es tu primer día.

—Para nada, imposible que lo olvide, me lo llevas repitiendo desde que salimos de Japón.

—No exageres, todo con tal de que no se te olvide y estés preparado, ya sabes que...

—Si, el primer día es el más importante —la interrumpo— Lo sé mamá, lo tengo en cuenta.

—Bien, eso espero.

Aunque suene un poco exagerada soy consciente de que esta es una gran oportunidad ¿Por qué? Porque este instituto es el más prestigioso de este país y uno de los más prestigiosos del mundo, no cualquiera puede entrar, tienes que ser o muy rico o muy brillante para poder entrar, tener ciertas influencias o hilos de los que tirar para que te recomienden, o bien ganarte una beca, que tampoco es cosa fácil.

—Tranquila mamá, no arruinaré esto.

—Yo sé que no, eres un chico muy brillante, sé que tu padre estaría orgulloso de ti.

—Tal vez.

—No lo dudes, tu padre logró muchas cosas grandes, pero para él tú eras su mayor orgullo.

—Gracias mamá, ahora desayunemos que tengo hambre —río levemente— Necesito energía para lo que vendrá hoy.

—Tienes razón —sonríe levemente— Vamos.

Procedimos a sentarnos en la mesa y desayunar juntos. Una vez acabé me levanté para dirigirme al baño, cepillarme los dientes y peinarme, me despedí de mi madre dándole un beso en la mejilla y tomé mi mochila para salir de mi casa y dirigirme al instituto. El lado bueno es que vivimos cerca, a 25 minutos caminando y 10 minutos en coche o autobús aproximadamente, esta vez decidí irme a pie ya que tenía tiempo de sobra y así podía percibir mejor el entorno. 

Un detalle no menor es que en esta zona predominan los "furries", como se les llama a esas criaturas antropomórficas con rasgos humanos y animales, llevan existiendo décadas, nadie sabe con certeza que provocó su surgimiento, la radiación, experimentos secretos, el COVID, Dios decidiendo que los animales debían mutar o simplemente un paso más en su evolución, cada quien escoge la hipótesis que más les gusta. 

Lo cierto es que desde el fin de la guerra entre humanos y furries teniendo a los humanos como teóricos ganadores los furries han ido ganando terreno poco a poco, no sé si los humanos no se dan cuenta o si se dan cuenta y les da igual, pero no son tan malos, ha habido roces y disputas desde entonces a pesar del período de supuesta paz que vivimos actualmente, pero nada siquiera parecido a esa guerra; la verdad no me gusta hablar o pensar mucho en eso, ya que fue justo esa guerra que me quitó a mi padre hace años, él era parte del ejército humano que intentaba derrocar al líder del ejército furry, un extremista cuyo único fin era la extinción de la raza humana, pero como he dicho, no me gusta recordar toda esa historia. 

Habiendo finalizado mi primer momento filosófico del día me percato de que he llegado ya al instituto, a simple vista puedo ver que es enorme, una pared de setos rodea a un gran portón con las iniciales del instituto, este se encuentra abierto permitiendo que un montón de estudiantes puedan ingresar, que es precisamente lo que me dispongo a hacer. 

Ingreso al instituto y procedo a examinar todo a mi alrededor, veo un gran sendero pavimentado que lleva hacia el edificio principal, unas zonas verdes con árboles y bancas por doquier, muchas de ellas ocupadas por varios estudiantes, tanto humanos como furries, algunos están simplemente charlando y otros están haciendo deberes o trabajos, la verdad se siente un ambiente bastante agradable hasta ahora. 

Cuando termino mi particular análisis llego a la puerta del edificio principal, me adentro en él y puedo ver una recepción bastante habitual, gente pasando de un lado a otro, me acerco a la recepcionista para pedir un poco de información.

—Buenos días —saludo educadamente— Soy de nuevo ingreso y me dijeron que nos darían una especie de recorrido para conocer el campus ¿podría decirme donde es el punto de reunión?

—Claro joven, el lugar de reunión es el Auditorio Hammond, ahí se te darán todos los detalles, la sección a la que perteneces, tu horario de clases, el casillero que te corresponde y se te mostrarán las áreas de uso común del instituto, el Auditorio está en este edificio, camina desde este punto a la derecha al fondo luego sigues recto y en la puerta doble al fondo está la entrada al Auditorio ¿Hay algo más en lo que pueda ayudarte?

—Solamente, muchas gracias, que tenga lindo día.

—Igualmente, para servirle.

Me despido amablemente de la recepcionista y sigo sus indicaciones al pie de la letra, pronto estoy en la entrada del auditorio y vaya que es impresionante, es muy espacioso y tiene buena iluminación, ya hay algunas personas sentadas en algunos de los asientos, por ahora no tengo intenciones de socializar así que buscaré algún asiento libre. 

Me siento en uno de los asientos de la fila del medio, no hay nadie cerca de mí así que estoy tranquilo, sigo estudiando el interior del auditorio cuando de repente veo como una chica se empieza a acercar a mí, es una chica zorro de pelaje naranja cubriendo su cuerpo, y un peinado corto en su cabeza de color azul combinado con negro, ojos grises y de una altura promedio, es bastante linda objetivamente hablando, todavía no tengo un criterio definido con las chicas furries, obviamente me gustan las humanas, pero todavía tengo cierto reparo con las furries, nada en contra de ellas, simplemente no me acostumbro. 

Finalmente, ella se sienta a dos sillas de distancia de mí, hace un leve contacto visual, aunque no sonríe, solo se limita a sentarse y revisar su celular, bueno, una reacción normal. Pasados unos minutos el auditorio comienza a llenarse, a medida que pasa eso me percato de que la proporción entre furries y humanos es bastante desigual, más de lo que yo esperaba, por cada 10 furries hay a lo mucho 3 humanos aproximadamente, me atrevería a decir que menos incluso, joder, ya me esperaba esta desventaja, pero no me imaginé que fuera tan marcada, bueno, tendré que hacerme respetar aquí para que no me coman vivo (metafórica y tal vez literalmente). 

Pasado un tiempo el auditorio estaba lleno, se habían formado diversos grupos que estaban platicando entre sí, sorprendentemente la chica que se sentó a dos sillas de mí se movió y se sentó justo a la par mía, hubo otro contacto visual pero nada más, no hablamos en todo ese tiempo, de repente entró una mujer dragón, de escamas de color rojo y negro, ojos anaranjados y con unos colmillos enormes que adornaban un gesto neutro en su rostro, creo que ella es la directora de este lugar, mi teoría se confirmó cuando llamó la atención de todos pidiendo que guardaran silencio y procedió a presentarse.

—Saludos a todos, mi nombre es Jessica Pearson, como muchos de ustedes sabrán soy la directora de este instituto, el cual tiene más de 100 años de existencia, de la mano de 3 generaciones de mi familia se ha convertido en el instituto más prestigioso del país y uno de los mejores del mundo, les digo esto no con el propósito de que sientan miedo, o para presumir frente a ustedes, sino como motivación, que sepan que si han llegado hasta aquí ha sido por su esfuerzo, su empeño y el trabajo duro que han venido haciendo durante toda su vida, han llegado lejos aunque no es el final del camino, esta etapa de sus vidas debe servirles de impulso para el resto que viene, los animo fervientemente a que den lo mejor de ustedes, que no se rindan y que sigan luchando por obtener lo que más desean, sin nada más que decir les deseo que la suerte esté siempre de su lado, recuerden el lema de nuestro instituto "Siempre ve más allá", ahora los dejo con el subdirector Litt.

Cuando terminó de hablar todos los presentes aplaudieron, a medida que fueron cesando la directora se fue retirando y el subdirector entró en escena, a diferencia de la Sra. Pearson él era un humano, se veía bastante joven, al menos para ser un subdirector, llevaba un traje de color negro, camisa celeste y una corbata amarilla, zapatos cafés y un reloj aparentemente de oro, con micrófono en mano procedió a presentarse.

—Buenos días estudiantes, para nosotros en el Instituto Pearson es un honor recibir nuevos estudiantes con ganas de aprender y aumentar sus conocimientos, sabemos que más allá de la infraestructura, los docentes, los proyectos y demás cosas en este instituto lo que nos hace lo que somos son ustedes, sepan que nosotros estamos para servirles y asistirlos en lo que podamos en su camino a convertirse en grandes profesionales y en el sostén del país en el futuro, así que sin nada más que añadir, procedamos con el recorrido, les pido de favor que mantengan el orden y la buena disposición durante el desarrollo del mismo, si tienen preguntas levanten la mano y les serán respondidas, tendremos descansos para ir al baño y un receso para almorzar, ahora síganme.

Todos volvieron a aplaudir, aunque de forma más breve ya que se iban poniendo de pie para seguir al subdirector, cosa que yo también hice, la verdad es que tengo una gran expectativa de lo que viene ahora, me pregunto que tiene este instituto preparado para mí, bueno, solo hay una forma de averiguarlo.