FANTASMA

Me siento tranquilo al borde del rio.

Los señores Weasley ya se retiraron a su casa, me invitaron a pasar por ella cuando yo quisiese.

Pero el encuentro, fue demasiado para mí.

La que más me había afectado fue sin duda la señora Molly.

Su abrazo, que extraño puede ser un abrazo.

Desde que nací hasta que di mis primeros pasos en este mundo nadie me había abrazado, ni siquiera aquella loca mujer que me dio a luz.

No ha habido nada, absolutamente nada, ni una familia ni unos padres ni unos hermanos, se siente casi aterrador el haberme acostumbrado a esta soledad.

Un simple abrazo.

Un simple abrazo aclaro más mi día que el sol de la mañana, y me hizo reflexionar más que un complicado libro de herbología.

Mientras me paro y sumerjo los pies en el rio, como siempre acostumbro.

Algo ocurre a mi alrededor, no sé si la realidad a comenzado a exudar una luz hermosa y aterradora o son simplemente alucinaciones de un niño solo y abandonado.

Llegan a mí, recuerdos de tiempos pasados.

De tiempos felices, de tiempos oscuros.

Recuerdos que niego soltar, porque siento que son el vestigio de algo que no puedo olvidar, de algo que me mantiene vivo, que me acompaña siempre que camino y que me invita a dormir en mis noches de insomnio.

No sé si vienen a atormentarme después de mucho tiempo, no lo sé.

Levanto la cabeza lentamente hacia aquello que mi mente quiere mostrarme y la veo.

¿Qué es aquello? ¿Qué es eso que la luz del día no me deja ver con claridad?

¿un fantasma?

un fantasma que me observa y me sonríe.

No llego a distinguir su cara, solo aquel cabello marrón oscuro.

Y su sonrisa, esa sonrisa más que ayudarme, me lastima.

¿Es ella? Me pregunto, ¿es aquella mujer que me niego a soltar?

La que yo no puedo soltar por nada en el mundo.

Me atormenta un recuerdo, ¿su recuerdo?

Un recuerdo que no puedo soltar.

Después de verme por un tiempo bastante largo, el fantasma empieza a desaparecer.

Entra en mi la desesperación.

-No te vayas, no me dejes, no de nuevo, no sé.

Miro a mi alrededor, su resplandor desvaneciéndose poco a poco.

-No sé si podría aguantarlo, ella solo se limita a sonreírme.

Me levanto rápidamente, intento sostenerla en mis brazos, pero fallo, ella ya no está, ya no la puedo ver.

Mis ojos la buscan desesperados por encontrar algo que tal vez solo sea real en mi cabeza, de algo que nunca estuvo ahí en realidad.

Caigo rendido sobre mis rodillas la sensación de haber perdido algo valioso me azota, me hiere.

Las lágrimas caen de mis ojos.

Lloro ahí en silencio.

Solo.