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Héroes por suerte.- Ser un héroe es doloroso

Unos aliens con un plan y un chico con ideas raras sobre la justicia, es una rara y mala combinación. Los Trailens llegaron al planeta tierra para conquistarla de una forma algo rara. Les dieron poderes a 15 humanos. ¿Para qué? Pronto lo descubrirán. Ángel es uno de los 15 elegidos y decide convertirse en un héroe. Sigue la aventura de este héroe que estará ayudando a los Trailens de forma indirecta.

Hector_Angel · Fantasy
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37 Chs

CAPÍTULO 29

Héroes por suerte.

CAPÍTULO 29

La chica me sonríe. Esa maldita sonrisa me pone más nervioso.

—Hola

Me pongo demasiado nervioso.

Maldita sea... Mi suerte es una basura... No... Esto pasó porque soy un idiota... Ah... Ocultar mi identidad es más difícil de lo que parece.

—H-hola.

—¿Podemos hablar?

Aún no saques conclusiones, Ángel, puede ser que se refiera al problema de los gatos.

Suspiro y me tranquilizo... No debo sacar conclusiones apresuradas... Por favor, que sea referente a los gatos.

—Claro.

—A solas.

Tantos años he deseado que una chica me diga eso, pero ahora que está pasando, me siento demasiado nervioso y asustado.

—Te espero en el salón de clases.- Dijo González.

González se aleja de nosotros... Ah, adiós, viejo amigo. Me dejaste con una chica problemática.

—Vamos a sentarnos por allá.

Señala con su dedo índice un lugar al lado de unos salones, que está vacío, no hay nadie por ahí... Supongo que es el lugar perfecto para hablar, nadie nos escuchará.

—No hay nadie, podemos hablar tranquilamente.

—Está bien... Vamos.

Ah... Dios, sé que antes no creía en ti, pero si existes, ayúdame a superar esto.

En el lugar señalado, ella me está observando demasiado y está sonriendo dulcemente, esa maldita sonrisa no me gusta.

Parece una hermosa y amable chica, pero me está poniendo demasiado nervioso.

—Sé lo que dirás, te juro que mi madre arrolló a esos gatos y me pidió que los tire, yo no los asesiné.

—A los gatos no, pero sí mataste a 34 personas.

Me pongo más nervioso. ¡Lo sabía, realmente fui muy descuidado!

—¿P-personas? Creo que te confundes.- Digo confundido.

Estoy fingiendo confusión... Espero que funcione.

—Te subiste muy tranquilo a la camioneta.

—Creí que si cooperaba no me harían nada.

—Cuando el héroe Ángel me liberó, no te vi por ninguna parte.

—Me liberó primero y escapé como el cobarde que soy.

—Te busqué y no te encontré.

—Es que me escondí y salí cuando llegó la policía, te estoy diciendo que soy un cobarde.

—Tenías unas raras manchas rojas en la cara y los brazos.

Ella realmente me tiene, maldita sea.

—B-bueno...

—Y lo más importante, te llamas Ángel. Qué coincidencia, ¿verdad? Actúas relajado cuando alguien te secuestra, ¿pero después dices que eres un cobarde? El jefe de los criminales dijo: "trajiste al héroe Ángel a nuestra base", y casualmente respondió uno de los secuestradores que nos secuestró, y él dijo: "no lo sabíamos, se lo juro". Recuerda que ellos habían dicho que esa noche solo habían secuestrado a mi hermano, a ti y a mí.

Ah... Lo sé... Esa lógica... No puedo discutir con esa lógica... ¿Por qué no soy un chico inteligente?

—Entonces, lo que tratas de decir es que...

—Sí.

Se me acerca demasiado y me susurra.

—Eres el héroe Ángel, ¿verdad?

Me doy por vencido y me decepciono de mí mismo.

—Tener una identidad secreta no es tan fácil como en los cómics... Demonios... ¿Qué harás ahora que lo sabes?

—Nada, solo quería comprobarlo. ¿Quieres ir al cine conmigo saliendo de la escuela? Quiero seguir hablando contigo.

Ah... No puedo creer que la primera chica que me invita a salir, sea porque soy un héroe.

—No puedo, lo siento, haré un proyecto saliendo de la escuela.

—Mañana es sábado, ¿puedes salir?

—¿Prometes no decirle a nadie?

—Lo prometo. Mi nombre es Luisa, soy del grupo 2-2.

—Soy Ángel, del grupo 1-3.

Luisa se acerca a mí y me da un beso en la mejilla. Me pongo demasiado rojo.

¡Esta chica me odiaba! ¡¿Por qué me dio un beso?!

—Nos vemos después.

Ella se aleja de mí y bajo la cabeza.

Eres linda, pero eres peligrosa para mí... Tendré que matarte, lo siento.

Sé que eso es muy malo, pero no quiero que descubran mi identidad... Aún no sé con exactitud cómo funcionan mis poderes... No quiero poner en riesgo a mi familia.

Después de estar pensando a solas por un rato, regreso al salón de clases. González me mira entrar y se acerca a mí.

—Tenemos que hablar.

González y yo nos vamos del salón de clases.

Estamos hablando al lado del jardín que hay en la escuela, en donde casi siempre está vacío. No hay nadie cerca de nosotros, así que podemos hablar tranquilamente.

—Entonces, ¿lo sabe?- Dijo González.

—Lo sabe.

—Pero, ¿cómo lo supo?

—Es inteligente, lo descubrió por sí misma.

—¿No te dijo cómo lo hizo?

Tendré que explicarle lo que pasó.

Después de darle una explicación.

—Ya veo... Realmente eres un idiota, hubieras actuado con miedo cuando te secuestraron.

—Sabes que solo soy inteligente en la escuela, en ese tipo de situaciones hago lo primero que se me ocurre.

—¿Qué harás? ¿Y si le dice a alguien?

—Solo tengo dos opciones. Opción número 1: confiar en ella y ser su amigo.

—Es muy optimista esa opción.

—Opción 2: matarla.

González pone su mano derecha en mi hombro izquierdo.

—Aquí vamos de nuevo, te dije que no se te vuelva costumbre.

—¿Qué quieres que haga...? Mierda... ¡Mierda!- Digo enojado y frustrado.

—¿No puedes borrarle la memoria?

—Lo intenté con las mujeres violadas, pero no funcionó, no tengo ese poder.

—Su familia estará devastada si la asesinas.

—¿Crees que no lo sé? Ahora más que nunca no puedo arriesgarme a que descubran mi identidad.

—¿Por qué?

—Escucha, te dije que descubrí la condición para revivir a alguien, esa condición es que aún tenga su cabeza, su cerebro.

—¿Lo que significa...?

—Si su cerebro está dañado, no podrá ser revivido.

—Y si descubren tu identidad...

—Los criminales matarían a mi familia y amigos.

—Pero no sabrán que no podrás revivirlos si les disparan a tu familia en la cabeza.

—Pero es mucho riesgo, es muy posible que los asesinen con un disparo en el pecho, pero también existe la posibilidad de que sea un disparo en la cabeza.

—Te entiendo, decide bien, haz lo que creas correcto, después de todo, todos tienen su propia definición de lo que está correcto, ¿no?

—Hacerla mi amiga, pero con muchos riesgos, o acabar todo y matarla.

—Es muy linda, que pena.

—Lo sé.

Escucho el timbre.

—Vamos al salón de clases, mañana saldré con ella y en ese momento tomaré la decisión.

—Está bien, vamos.