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Ch 10: ¿Visitantes?

(2.000 palabras)

298 DC – Volantis

"¿Llegaron las nuevas ordenes?" Preguntó un apuesto hombre con cabello castaño de rulos mientras llevaba una reluciente armadura de color negro.

"Si, lo hicieron, pero no son directamente para nosotros sino para Genghis Khan y Chiyome. Nosotros tenemos que seguir con lo mismo." Respondió un hombre de cabello negro con leves rulos.

"¿Crees que este es el camino correcto? Siempre seré leal a su Alteza, eso lo tengo claro. Pero también es nuestro deber aconsejarlo, y esto no es gobernar."

"¿Crees que no lo se? Esto no es gobernar, pero ordenes son ordenes. Ya aconsejamos a su Alteza Gilgamesh sobre estos métodos. Pero las ideas de Rasputin lo atrajeron demasiado, y es que bueno... es muy efectivo."

"Bueno, eso no se puede negar. Todos trabajan como esclavos pero también todos comen y duermen bien bajo un techo. Es solo que... a costa de su voluntad." Respondió Alejandro Magno.

"¿Cuanta es la población actual de Volantis según el ultimo censo?" Preguntó el hombre de cabello negro, cuyo nombre es Julio César.

"Después de ejecutar a todas las personas mayores de 70 años, que no entran en las plantillas de su Alteza, quedan 1.007.000 ciudadanos. Y toda la ciudad esta totalmente cerrada, por lo que no llega comercio exterior."

"Bueno, al menos somos auto suficientes. Por algo como esto es bueno que los ciudadanos, al no tener una voluntad real, no tienen codicia, y no buscan servicios de entretenimiento."

"Son zombies..." Dijo Magno.

"Zombies totalmente trabajadores y leales a su Alteza. Eres un conquistador, deberías entenderlo."

"Lo soy... pero sigue siendo complicado."

"Alejandro... en Westeros viven alrededor de 40.000.000 de personas, y de esas personas, cerca del 1% son quienes componen los ejércitos. De nosotros es casi el 40%, esos números no se pueden lograr por voluntad propia. Ademas, en este punto y bajo el entrenamiento de ambos, todos son soldados profesionales, solo superados por grupos mercenarios especiales como la Compañía Dorada, o por ejércitos como el de los Inmaculados."

"Lo se, nuestra fuerza es definitivamente algo a tener en cuenta. Sobretodo por las formaciones que les enseñaste. Pero sigue sintiéndose extraño."

"Claro, pero prefiero sentirme extraño a nivel personal mientras manejo una infantería de 300.000, que cómodo con una infantería de 10.000. Ademas, mucha de la gente en Westeros simplemente trabaja y produce lo suficiente para tener una vida decente. Su Alteza quiere que todos aprovechen su máximo potencial sin poner en riesgo su salud y así es como es. Del poco mas del millón de personas en la ciudad, todos los mayores de 10 años tienen su labor. Ya sea en el ejercito, en áreas de salud, agricultura, ganadería, pesca, administración o incluso como estudiante. No creo que este nivel de empleabilidad y eficiencia se pueda alcanzar con otros métodos."

"Al menos se preocupa de sus vidas..." Suspiro Alejandro.

"Los muertos no sirven a nadie." Fue el murmullo que salio de la boca de César.

298 DC – Fortaleza del Rey

"¿Entonces no hubo resultados, Milord?" Preguntó Varys en la sala del consejo.

"No... el rey quiere hacer el torneo cueste lo que cueste." Respondió Ned Stark, la Mano del Rey, pero un hombre llegó al lugar caminando formalmente.

"Milores, alguien solicita conocerlos."

"¿Quien?" Preguntó Renly.

"Lord Janos Slynt." Dijo el hombre, y los miembros del consejo lo hicieron pasar.

"Lord Eddard, Lord Baelish, Lord Varys, Lord Renly, y Maestre Pycelle. La ciudad a sufrido muchos contratiempos y los Capas Doradas no damos abasto. Todo es culpa del torneo de la Mano del Rey." Dijo Janos Slynt, el Lord Comandante de los Capas Doradas, también conocidos como la guardia de la ciudad de Desembarco del Rey.

"El torneo del Rey. La Mano no quiere saber nada de eso." Intervino Ned.

"Llamelo como quiera Lord Stark, pero la ciudad esta llena de gente y cada día llegan mas. Anoche tuvimos una pelea en una taberna, fuego en un burdel, 3 apuñalamientos y una carrera de caballos borrachos."

"Una desgracia..." Comentó Varys.

"Si no puede mantener la paz de la ciudad, entonces quizás deberíamos buscar a alguien que pueda." Dijo Renly.

"Necesito mas hombres."

"Tendrá 50, y Lord Baelish vera que les paguen." Dijo la Mano.

"¿Lo haré?"

"Consiguió dinero para el torneo, lo conseguirá para mantener la paz. Y también le daré a 20 miembros de mi guardia hasta que la gente se haya ido."

"¡Gracias Milord! Les daré buen uso."

"Mientras antes termine todo esto mejor..." Murmuro Ned.

"Estos eventos hacen al reino prosperar. La gente grande se llena de gloria y la gente pequeña cuenta con distracciones." Dijo Varys.

"Ademas cada posada en la ciudad esta llena, y las prostitutas tienen problemas para caminar." Agregó Baelish con una sonrisa.

"Estoy seguro de que muchos llenan sus bolsillos en este lugar... aunque ahora si no hay nada mas Milores." Dijo Ned mientras se levantaba de su silla, seguido de los miembros del consejo menos Pycelle. Y todos abandonaron el lugar dejando solo a Ned y al viejo Maestre.

"Dios mio que calor... en este tipo de días envió los inviernos norteños." Dijo Pycelle en un tono cansado. "Hasta mañana Milord." Dijo el viejo, pero Ned hablo.

"Quería hablarle sobre la muerte de Jon Arryn."

"¿Jon Arryn? Su muerte fue una tragedia para todos. Me hice cargo personalmente de su salud pero no pude salvarlo. Su enfermedad lo golpeo muy duro... y muy rápido. Ya que un día antes estaba como si nada. El a menudo me buscaba en busca de consejo."

"¿Que tipo de consejos?" Preguntó Ned.

"He sido Gran Maestre muchos años, y muchos han buscado mis consejos."

"No me refiero a eso Maestre. ¿Que le preguntó Jon antes de morir."

"Sobre un libro..."

"¿Que libro?"

"Temo que no sera de interés para usted."

"No, me gustaría leerlo." Dijo Ned, y acompaño al Maestre su taller.

"Historia y Linajes de Westeros. Descripciones de muchos grandes señores, y nobles damas e hijos." Leyó el Maestre en voz alta. Y Ned comenzó a hojear el libro.

"¿Jon Arryn dijo por que lo quería?"

"No lo hizo, y tampoco le pregunte."

"La muerte de Jon..."

"Fue una tragedia."

"¿Le dijo algo en sus últimos momentos?"

"Nada importante. Aunque hubo una frase que repitió mucho... la semilla es fuerte. Creo que eso fue."

"¿La semilla es fuerte? ¿Que significa?"

"Una mente moribunda también es demente, Lord Stark. A pesar del peso que se les da, las ultimas palabras y las primeras tienen el mismo significado."

"¿Esta seguro que fue una muerte natural?"

"¿Asesinato dice? Mmmm... no, no, no, imposible. Jon Arryn no era una persona con enemigos, no es posible que haya sido envenenado."

"Escuche que el veneno es usado por mujeres."

"Si... mujeres, cobardes y eunucos. Sabia que Lord Varys es un eunuco?"

"Todos lo saben."

"¿Como es que una persona así esta en consejo real? Nunca lo entenderé."

"Le quite mucho tiempo, me retiro."

"No hay problemas, es un honor Lord Stark." Respondió Pycelle.

Lo que Lord Stark no sabia en ese momento, es que en ese libro estaba la información clave de que todos los Baratheon son de cabello negro, sin excepción. ¿Qué significa esto? Esto significa que tanto Gilgamesh, Joffrey, Myrcella como Tommen tienen tanta sangre Baratheon como su madre, Cersei. Osea ninguna. Por lo que no tienen derecho al trono.

298 DC – Afueras de Lanza del Sol

"Finalmente encontramos una costa." Dijo una voz cansada y deprimida.

"¡Si! ¡Ya estaba muy cansada de ese aburrido barco!" Exclamó una segunda voz con entusiasmo.

"Creo que el problema no era el aburrimiento, sino que casi nos quedamos sin comida. Llevábamos mas de 1 mes y medio perdidas, es una suerte haber llegado a la costa." Respondió la primera voz.

"¡Silencio las 2!" Dijo una voz autoritaria al centro de las otras figuras.

Eran 3 mujeres hermosas, unas mas que otras. La mujer a la izquierda tenia un aspecto elegante y refinado con un rostro hermoso pero frio y molesto. Su cabello negro tenia 2 tomates en la cabeza, uno a cada lado, mientras que también contaba con largos mechones que caían a ambos lados de sus hombros, para tener una chasquilla recta con longitud un poco por encima del nivel de los ojos. Su cuerpo era igualmente fino, aunque bastante sobrio, y su ropa de color rojo de estilo oriental estaba bastante desaliñado.

La mujer del lado derecha no era tan bella como la primera, pero era bastante única. Su cuerpo era mas generoso que el de la primera, y su vestimenta, igualmente desaliñada, era de color rosado, en vez de ser rojo. Todo su cuerpo estaba lleno de músculos, mostrando su duro entrenamiento, y su cabello era de color castaño y se levantaba en una cola de caballo con trenzas que casi le llegaba a la cintura. A diferencia de la fría mujer de la izquierda, esta tenia un rostro alegre y juguetón.

"Esto no parece ninguna tierra que conozca." Dijo la mujer del centro.

"¿Podría ser el Imperio Terrestre?" Preguntó la mujer juguetona.

"No... sus desiertos no están cerca de la costa. Ademas fuimos en dirección sur, por lo que deberíamos encontrarnos con los Templos de los Monjes o en alguna Tribu del Mar. Y en ninguno de esos lugares hay desierto."

"Espera... ¡Eso significa!" Dijo la mujer sombría, con los ojos muy abiertos, y cambiando su rostro estoico a uno de sorpresa absoluta.

"No es seguro... pero es posible que hayamos descubierto un nuevo continente." Dijo la mujer del centro con una sonrisa que enviaría escalofríos a cualquiera. La mujer tenia un rostro totalmente hermoso, mucho mas que sus compañeras. Su cabello era negro y tenia un tomate hecho en el centro por una especie de coronilla dorada, y dos pequeños mechones caían por delante de sus orejas, aunque su pelo estaba bastante desordenado por el viaje en barco. El cabello era negro y sus ojos eran amarillos con rasgos afilados y un aura salvaje y violento. Su ropaje era rojo y amarillo, con una apariencia similar a una armadura, y sus uñas estaban pintadas en un profundo rojo, o así debería ser ya que estaban igual de desaliñadas y destartaladas que su vestimenta.

"¡Eso es genial!" Dijo la mujer de vestimenta rosada.

"Lo es." Respondió la mujer fría ya mas tranquila que con su shock inicial.

"Primero tengo que ver si funciona aquí." Dijo la mujer líder, y al momento siguiente se sentó en posición de meditación y cerró los ojos.

"Te cubriremos." Respondió la mujer sombría.

"Aléjanos de la oscuridad, oh, Señor. Inflama nuestros corazones para que podamos recorrer tu camino luminoso. R´hllor, tú eres la luz de nuestros ojos, el fuego de nuestros corazones, el calor de nuestras entrañas. Tuyo es el sol que calienta nuestros días, tuyas las estrellas que nos guardan en la noche oscura... Señor de la Luz, defiéndenos. La noche es oscura y alberga cosas aterradoras." Fueron las palabras de la mujer del centro, y al instante, una llama de color azul se encendió en las palmas de la mujer.

La mujer comenzó a mover la pequeña llama alrededor de sus dedos, y después de desenvainar una espada de color negro, paso la bola de fuego por la hoja. Prendiendo el arma, y haciendo que los alrededores se vean afectados por el intenso calor.

"Funciona..." Murmuro la mujer con ojos llenos de éxtasis y locura. "Esta es nuestra oportunidad... si no podemos expandir el poder de nuestra nación frente a los los Monjes de la Montaña, las Tribus del Mar, la Nación Terrestre o los idiotas de Dicaten, lo haremos en este lugar... ¿Están listas para recolectar información de este sitio, mis fieles sirvientes?" Preguntó una vez mas la mujer mirando a las otras 2 mujeres, que ahora se hallaban arrodilladas.

"¡Si! ¡Princesa Azula!" Dijeron las 2 mujeres al unisono con absoluta devoción. Mai seguía a la izquierda, y Ty Lee a la derecha.

"Te demostrare lo que valgo, padre..." Dijo en voz baja la mujer conocida ahora como Princesa Azula.