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Capítulo 22: Flying Roc Estudio

Editor: Nyoi-Bo Studio

Para probarle que hablaba en serio, el tío Liu llevó a Gao Peng a la sección más ajetreada del centro de la ciudad, donde estaba su estudio. Al lado había un centro comercial y el ayuntamiento no quedaba lejos.

—Bueno, mi estudio está justo ahí—dijo, señalando hacia el tercer piso de la Torre Tiranmao.

Había un letrero nuevo colgando de la pared donde se leía: Estudio de Crianza de Monstruos Flying Roc. Gao Peng se sentía confundido. El tío Liu aclaró la garganta y dijo:

—Podemos cambiarle el nombre si no te gusta. Tú eres el dueño, puedes ponerle el nombre que quieras, pensó. El chico no sabía qué decir.

—Um, ¿crees que tiene buena ubicación? Solía irnos bastante bien, pero, lamentablemente, después de que los Criadores se fueron, el negocio se vino a pique.

—Hay tantos Criadores de Monstruos en el mercado que podrías contratar al instante dos para solucionar la urgencia —declaró Peng. Le parecía una situación absurda.

—No, entre menos haya, mejor. Preferiría cerrar el negocio antes que destruir mi buen nombre —dijo Liu con cara muy seria.

—Está bien —asintió— tú eres el jefe, puedes hacer lo que quieras. Solo quiero pedirte una cosa.

Peng hizo silencio unos segundos y continuó.

—Tío Liu, olvidémonos de las acciones. Puedes pagarme el mejor sueldo entre mis colegas.

Hizo una pausa.

—Me has cuidado por años, no tengo manera de devolvértelo más que con esto.

Si se hubiera tratado de los bienes de alguien más, habría aceptado el trato sin problemas, porque sabía que sus habilidades valían mucho más que ese porcentaje de ganancias. Pero se trataba de la persona que lo había ayudado muchísimo, tanto directa como indirectamente.

Luego, se enteró de un par de cosas sobre las cuales nunca habló con él para no avergonzarlo. Seguro tenían una razón de ser. Gao Peng sabía que le debía demasiado. De otro modo, siendo un huérfano, ¿cómo hubiera tenido una vida estable? Nadie lo molestaba y había logrado entrar a la mejor secundaria pública de todo Chang'an.

Algunos favores no podían ser olvidados jamás. Él siempre trataba de pagar amor con amor y odio con odio, tres años de vivir en orfanatos le habían dado unas cuantas lecciones sobre la naturaleza humana. Por eso, precisamente, valoraba tanto la bondad y castigaba sin piedad a los malvados.

—No te preocupes por eso, acepta el trato. Algún día te darás cuenta de que este porcentaje es poco por lo que vales —le aseguró Liu sonriendo.

—No hay más que discutir, ya hice lo necesario para transferirte las acciones, estés o no de acuerdo. Solo te estoy informando.

Tras decir esto, sacó, como por arte de magia, un contrato y se lo pasó a Gao Peng, que lo miraba estupefacto.

—Pero si aún no he firmado nada.

—Ahora sabes lo que es el poder —susurró Liu, mientras le daba palmaditas en el hombro.

—Continuemos nuestro camino al estudio. Puedes empezar hoy mismo con el trabajo si así los deseas y, cualquier cosa que no te agrade, sólo házmelo saber.

Entraron a la Torre Tiranmao, los azulejos estaban limpios y brillantes, como si fueran nuevos. Se abrieron las puertas del ascensor, de donde salió un grupo de gente con traje y corbata, entre ellos había un hombre joven que traía en el hombro un perico rojo con negro. El animal giró para mirar a Gao Peng fríamente y gritó: "¡Idiota!". Luego, miró arrogante hacia otro lado. Su dueño se disculpó, avergonzado.

Nombre del monstruo: Perico Negro Liviano.

Debilidad: 1- Monstruos de tipo Viento. 2- El olor de la Hierba Qianxin causa diarrea y vómitos. Si llega a ingerirla, produce desmayo. 3- La fruta Guacamayo del Rayo es especialmente detestada por este monstruo, le sabe a mierda.

—No hay problema, ¿tu pájaro es un Perico Negro Liviano, no? Podrias comprarle un poco de fruta Guacamayo del Rayo, dicen que les encanta. Se ve un poco demacrado y flacucho, deben faltarle nutrientes —dijo Gao Peng, con una mirada de preocupación.

—Wow, ¡gracias! —respondió el hombre agradecido.

—Justo me estaba preguntando qué cosas le gustarían. Es bastante caprichoso y come poco, así que le compraré eso cuanto antes.

El ave no tenía ni idea de lo que era esa fruta, pero, por alguna razón, le dio mala espina. Sus garras se aferraron más fuerte al hombro de su amo y levantó la cabeza, miraba a su alrededor como un príncipe que inspecciona su territorio. Estos humanos idiotas, se ven tan tontos.

Gao Peng y el tío Liu se dirigieron al tercer piso, el cual estaba rentado en su totalidad para el estudio. A los costados de la puerta había un par de macetas con bambúes negros bastante altos, que perfumaban el ambiente.

En la recepción, los saludó amablemente una joven que vestía un traje color azul, su cabello era negro y corto y traía poco maquillaje.

—Buenas tardes, señor —dijo, a la vez que miraba de reojo a Peng.

Le pareció que era su nieto.

La identidad de su nuevo jefe no estaba del todo clara, pero posiblemente era muy rico. Hacía apenas un par de días había comprado el estudio entero y echó a todos los Criadores de Monstruos. Al principio, le había preocupado perder su trabajo, pero no echó a nadie más. Lo que más la confundía eran sus requerimientos especiales: nadie podía decirle al nuevo Criador que el estudio había sido comprado recientemente. Por la módica suma de 1,000 dólares alianza por mes, todos los empleados estuvieron de acuerdo en seguirle el juego. Aunque seguían preguntándose por qué estos ricos capitalistas eran tan raros.

—Reúnelos a todos, por favor —dijo tranquilamente el tío Liu con rostro serio.

—Enseguida, señor.

La chica asintió con la cabeza.

En ese momento, Gao Peng cayó en cuenta de lo serio que podía ser su vecino cuando hablaba.

A los pocos minutos, todos los empleados estaban reunidos en la recepción. Eran diez personas en total, incluyendo a las dos mujeres de limpieza.

—De ahora en adelante, este joven será nuestro jefe de Criadores en Flying Roc. Es también accionista de la empresa —aseguró Liu, señalando a Gao Peng, que estaba parado detrás de él.

La gente estaba sorprendida. ¿No era este chico demasiado joven?

Gao Peng miró al grupo: era como cuando los niños esperaban que su maestra hablara. Eso lo puso aún más nervioso.

—Soy Gao Peng. Trabajaremos juntos como equipo, ojalá nos llevemos bien.

—Peng es el Criador intermedio más joven de todo Chang'an. Acaba de romper el récord.

El tío Liu carraspeó y guió a Peng por el resto del piso.

—Es tan joven.

—Ya es Criador intermedio. Míralo, es tan adorable.

Algunas empleadas jóvenes estaban emocionadas y lo miraban de arriba a abajo, con ojos brillantes.

La oficina ocupaba poco espacio, apenas una décima parte del piso. El resto incluía un gimnasio, un centro de yoga, un lugar para invitados, la recepción, un bar, etc. Pero había un espacio en particular que llamaba la atención: se trataba de un cuarto completamente vacío, enorme, con las paredes cubiertas de material anti ruido. Estaba pensado para familiares, algunos invitados dejaban ahí a los suyos para entrenamiento.

—Así que, ¿cómo te sientes? ¿Ya te estás habituando? Tienes parte de las acciones, así que, hasta cierto grado, es también tu empresa —le aseguró Liu, con una sonrisa.

—Mañana comienzan mis clases, así que podría trabajar desde esta tarde, ya que no tengo nada mejor que hacer.

—Está bien, como tú quieras. Puedes irte cuando gustes, yo me voy a casa, que es el lugar más cómodo para un viejo como yo.

Liu se despidió agitando la mano.

Mientras observaba cómo se marchaba, Peng guardó silencio por unos instantes.

Finalmente, susurró: —Gracias.

—No es a mí al que hay que agradecer —respondió riendo Liu.

—¿Entonces a quién? —preguntó, frunciendo el ceño.

Estaba confundido.