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Preparándose para la batalla

NOTA: Todos los derechos de la serie Neón Génesis Evangelion pertenecen a Gainax/Khara, o a aquellos quienes les sucedan legalmente en el futuro. Esta historia fue escrita sin fines de lucro, solo como medio de esparcimiento. No me demanden.

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La joven pareja de pilotos EVA había pasado largos minutos en la jaula de contención del EVA-02 sin decir ninguna palabra luego de la conversación que habían mantenido. El silencio que recaía sobre ellos no era en ningún caso molesto, por lo que los chicos disfrutaron del momento, pese a que no estaban frente a frente y a que cada uno parecía estar enfrascado en sus pensamientos, hasta que la pelirroja decidió que ya venía siendo hora de salir del Entry-Plug. Fue así como Asuka se puso de pie y dio un fuerte suspiro de satisfacción.

Contra todo lo que se podía esperar de Asuka, había terminado huyendo hasta ese lugar escapando de sus sentimientos, los que finalmente la habían alcanzado en la forma de un alfeñique llorón que respondía al nombre de Shinji Ikari, y que había tenido la delicadeza de evitarle una disculpa. Pese a todo lo que había pasado, las cosas no estaban tan mal como se podía esperar, es más, se veían bien encaminadas, solo había que quitar un pequeño escollo del camino, un escollo que respondía al nombre de "Kanako"; bien, tan vez el escollo no era tan pequeño después de todo.

Luego de haber pensado en eso último, Asuka salió del Entry-Plug, ya mucho más repuesta y en aparente pleno control de la situación, como se podía esperar de ella. Afuera, Shinji se puso de pie a duras penas mientras veía como la pelirroja salía del gran cilindro, no pudiendo evitar quedarse viéndola fijamente por varios segundos. Asuka sintió la mirada del chico frente a ella y no pudo sostenerle la mirada, apartando la vista con un leve sonrojo en las mejillas.

"¿Qué rayos me pasa?" se preguntó la pelirroja, ante esta reacción tan fuera de lugar para ella.

Por su parte, Shinji, disfrutaba de la agradable visión de una pelirroja sonrojada, algo que ni en sueños hubiera imaginado. El ver a la huraña Asuka Langley presa de un sonrojo era algo por demás interesante y a la vez agradable a la vista. No todos los días podías ver a una chica tan linda como Asuka con un sonrojo en sus mejillas. Ese pensamiento detonó algo dentro de Shinji, y cambió a una mirada más seria. Había algo que permanentemente parecía rondar por los rincones de su mente, algo que siempre pugnaba por salir y por algún motivo parecía encontrarse eternamente relegado a un lado. Asuka no fue ajena al cambio en la mirada del chico frente a ella y lo observó con algo de preocupación, olvidando su incomodidad y su sonrojo.

— ¿Shinji, ocurre algo? — preguntó la chica, intrigada.

Shinji contempló a la chica ante él, buscando. Era como si al contemplar el hermoso rostro de Asuka, aquello que pugnaba por salir cobrara mayor fuerza y consistencia, como si la chica frente a él fuera la llave para liberar eso que estaba en un rincón de su mente. 

— ¡Shinji! Vamos, di algo. ¿Qué rayos te pasa? — lo cuestionó la pelirroja, entrando a preocuparse.

Fue entonces, al contemplar la cara de preocupación de la pelirroja, que el velo se corrió en la mente Shinji, y eso que permanecía oculto salió finalmente a la luz. 

Shinji Ikari contempló con ojos desorbitados a la chica frente a él. ¿Cómo había olvidado algo tan importante? Él sabía que sentía algo por Asuka, que ella era importante para él, pero esto… ¿Cómo había podido olvidar algo tan importante? ¿Cómo es que su corazón no se lo había hecho saber con solo estar cerca de ella? Y ahora que lo recordada, esto era precisamente lo que su mente pugnaba por recordar momentos antes de que Asuka lo lanzara desde esa pasarela. Recordar que ella lo era todo para él, porque él… él… estaba enamorado de Asuka.

"¡No Shinji! Es a mí a quien amas", fue el violento pensamiento que abruptamente logró superponerse en la conciencia del chico, aturdiéndolo como si hubiera sido víctima de un mazazo.

— ¿Ka… Kanako? — susurró Shinji, apenas audible, sintiendo como si su mente se adormeciera por unos segundos, segundos en que juraría que vio frente a él a esa hermosa chica de larga cabellera rubia, rostro de muñeca y cuerpo voluptuoso, sonriéndole de forma sensual.

— ¿Qué dijiste? No logré escucharte — preguntó la pelirroja.

Shinji dio un par de pesadas pestañadas, moviendo su cabeza de lado a lado, como si despertara de un trance, sintiendo su cerebro un tanto adormecido, como si de pronto hubiera olvidado algo importante. "¿Qué podría ser?" se preguntó con algo de extrañeza, pero al tratar de recordar solo una cosa llegaba a su mente… una hermosa chica de larga cabellera rubia, rostro de muñeca y cuerpo voluptuoso, una chica que respondía al nombre de Kanako, y que en sus sueños complacía hasta sus más oscuras y bajas pasiones, siempre con una hermosa sonrisa en los labios.

— ¡¡Shinji!! — gritó una ya irritada Asuka, trayendo al susodicho de regreso a la realidad — ¿Se puede saber qué rayos te pasa?

El Tercer Elegido dio un salto por el gritó de Asuka, y terminó apoyado la espalda contra el Entry-Plug, contemplando con sorpresa a la pelirroja. 

— ¿Qué… qué pasó? — preguntó Shinji ahora algo más despejado, mirando extrañado a su alrededor para terminar constatando que solo ellos dos se encontraban en aquel lugar.

En ese momento Asuka fue consciente de que algo malo pasaba con Shinji. Por un instante le dio la impresión de que se hubiera pedido en alguna parte muy lejos, para regresar abruptamente a la realidad con la mente en otro lado. 

— Shinji… ¿está todo bien? — preguntó Asuka, acercándose hasta quedar escasos centímetros frente al joven piloto EVA — ¿No tendrás algo de fiebre?

Shinji se sorprendió al ver los preocupados ojos de la pelirroja, y sobre todo cuando sintió la mano de la chica en su frente, comprobando que no tuviera temperatura. En ese momento los ojos de ambos se encontraron. Sus rostros estaban a escasos centímetros, podían sentir su proximidad, sus alientos mezclándose, mientras en la aún perturbada mente de Shinji algo pugnaba por salir otra vez, algo que nuevamente había olvidado.

No lejos de ahí, unos ojos que brillaban cuales brazas ardientes y que en todo momento contemplaban a la pareja, miraron con un profundo odio a la pelirroja, al percatarse de la proximidad de la chica con Shinji, del íntimo momento que parecían compartir y como la pelirroja estaba logrando que la mente del chico volviera a despertar, amenazando con dejar plenamente liberados esos sentimientos que ella hábilmente le había hecho olvidar. Eso era algo que la criatura no podía soportar, pero fueron la rabia y los celos, al ver a la pelirroja tan cerca de su presa, la que la hicieron estallar.

Una sombra imperceptible para el ojo humano se deslizó desde las alturas directamente sobre la pareja de adolescentes. Unas manos cuyas uñas prontamente se transformaron en garras se estiraron listas para atrapar a su víctima, mientras ese par de ojos brillan como más intensidad, a la vez que la mirada del ser se hacía cada vez más diabólica, fijándose en la chica que quería arrebatarle su presa. Entonces, las alarmas saltaron por todo el Geo-Frente.

Forzosamente, la criatura tuvo que detenerse y desviar su rumbo a escasos metros de la pareja, alarmada por el fuerte sonido de las alarmas y alertada por una presencia que ya había sentido antes. Entonces la vio. Parada sobre una pasarela, estaba el mismo ser que la había enfrentado en la enfermería la noche pasada, observándola fijamente con sus ojos color escarlata. La criatura hizo el amago de enfrentarla, pero en ese momento el lugar se llenó de guardias armados, que salían de cada puerta o recoveco que hubiera en ese lugar. La criatura había perdido su oportunidad. 

— Fuera — susurró la presencia de ojos escarlata, mirando duramente a la Succubus, que lanzó un rugido de rabia, antes de desaparecer por un rincón, sin que nadie hubiera reparado en su presencia.

— ¿¿Se puede saber qué rayos está pasando aquí?? — preguntó una irritada Asuka, rodeada junto con Shinji por cerca de un centenar de efectivos de Seguridad fuertemente armados, que miraban con desconfianza hacia todos lados, listos a disparar a la menor provocación.

En ese momento, por entre los efectivos de Seguridad apareció una muy seria Misato Katsuragi, con su pistola Heckler & Koch USP en la mano derecha y en la otra sosteniendo su teléfono móvil, por el que hablaba con alguien al otro lado de la línea. Misato finalmente terminó su conversación y guardó el móvil en uno de los bolsillos de su chaqueta roja de NERV. La mujer miró alrededor con aprobación, al ver a todos los efectivos situados estratégicamente por todos los rincones de la jaula de contención.

— Misato… ¿Qué está pasando? Sonaron las alarmas. ¿Nos ataca un Ángel?... ¡¡Misato!! — preguntó un preocupado Shinji, que sin darse cuenta se había posicionado frente a Asuka, escudándola con su cuerpo.

— Este no es lugar para hablar. Síganme — demando la mujer, sin dejar de sostener su pistola con el dedo en el gatillo, al igual que el resto de los efectivos de Seguridad.

— ¿Qué no es lugar para hablar? ¿Y qué hay de la alarma de ataque de Ángel? — preguntó Asuka, sin obtener respuesta.

— Ya hablaremos de eso — Sentenció la Mayor Katsuragi antes de emprender el rumbo fuera de ese lugar en compañía de unos descolocados y fuertemente custodiados Shinji y Asuka. Todo ello mientras el hangar era raudamente vaciado de todo personal militar.

Una vez todos se marcharon del lugar se asomó tras las sombras de las tuberías de unos viejos y grises ductos de ventilación una presencia en la que nadie había reparado, gracias a sus sigilosos movimientos. Apoyó las manos en la baranda de una pasarela y contempló con serenidad el ahora deshabitado hangar, rastreando para cerciorarse si el lugar estaba efectivamente deshabitado como aparentaba.

"Está ganando poder. Si logra materializarse por completo, será poderosa y difícil de detener", pensó la presencia entre las sombras antes de retirarse con rumbo desconocido.

 

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— ¿Entonces nunca hubo un Ángel atacándonos? — preguntó Shinji, mirando sin saber qué pensar ante esa revelación de la doctora Ritsuko.

— Bien, no hay pruebas de eso, pero no lo puedo descartar. MAGI no ha dado un resultado definitivo al respecto, pero es efectivo que algo ocurrió hace unos minutos en la jaula de contención del EVA-02. Fue por eso que sonaron las alarmas — señaló Ritsuko.

— Pero no están seguros de que efectivamente se trate de un Ángel, o en su defecto, de un error de MAGI — dijo una seria Asuka, de brazos cruzados apoyada de espaldas contra la pared.

— Así es. No estamos seguros de que se trate de un Ángel, pero si estamos seguros de que se trata de "algo", aunque aún no sabemos específicamente qué es ese "algo" — señaló Ritsuko, tecleando en una terminar, haciendo aparecer unos gráficos en un gran monitor frente a ella. 

— ¿Un patrón mental? — preguntó la pelirroja.

— Efectivamente. Un patrón mental. El mismo patrón mental que la pasada noche invadió la mente de Shinji, y hace unos minutos fue detectado en la jaula de contención del EVA-02, donde ustedes se encontraban. Ese fue el motivo por el que las alarmas saltaron en todo el Geo-Frente — reveló Ritsuko, mirando con seriedad a la pelirroja y luego a Shinji.

— Ese también fue el motivo por el que movilicé a todo ese personal de Seguridad — dijo Misato, tomando la palabra — Chicos, ¿vieron o escucharon algo fuera de lugar mientras estaban en la jaula de contención del EVA-02? 

Tanto Shinji como Asuka negaron con la cabeza ante la pregunta de la mujer, la cual dio un suspiro de resignación. 

— Bien, en todo caso, ¿qué hacían en ese lugar? No tienen pruebas de sincronización hasta dentro de una hora — los cuestionó Misato, logrando la visible incomodidad de Shinji y un furioso sonrojo por parte de la pelirroja.

— Bien… la verdad… conversábamos — dijo Shinji con algo de nerviosismo.

— Sí, eso, eso. Conversábamos — afirmó Asuka con convicción, después de todo era verdad.

Misato y Ritsuko compartieron una mirada y luego miraron de vuelta a los jóvenes. Ambas mujeres intuían que les ocultaban algo, pero lo dejaron pasar, no era el momento para eso. 

— Bien, el que no hayan visto u oído nada, no quita el hecho de que MAGI detectó este patrón mental, por lo que no debemos bajar la guardia — sentenció Misato — Shinji. Pasarás el resto de la tarde sujeto a nuevos análisis.

— ¿¿Otra vez?? — preguntó un horrorizado Tercer Elegido.

— Shinji. Debes comprender que este patrón mental se presenta solo en lugares donde tú estás presente, es más, intentó invadir tu mente la pasada noche. Tenemos que ponerte bajo observación por precaución — explicó Ritsuko.

Asuka le dio una furtiva mirada a Maya, la cual se encontraba sentada ante una terminal a un lado de Ritsuko. Maya negó con la cabeza de forma casi imperceptible. Asuka desvió la mirada comprendiendo la decisión de Maya. Ritsuko Akagi era tal vez la mente más brillante del planeta, una científica cuyos conocimientos científicos quizás podrían haber dejado con la boca abierta al mismísimo Albert Einstein. Ante una científica de semejante categoría, con una forma totalmente racional para ver las cosas, no podía decírsele simplemente de buenas a primeras que todo ese embrollo era causado por una Sucuubus. Jamás lo creería.

— Misato, por favor. Más exámenes no — rogó Shinji a la mujer, atrayendo la atención de Asuka.

— Ya basta Shinji. Deja de comportarte como un niño — dijo la mujer, algo molesta.

— Me gustaría que dijeras eso, luego de que intenten meterte una sonda del porte de un extintor de incendios por el trasero — se quejó un indignado Tercer Elegido.

Ritsuko esbozó una sonrisa ante las palabras de Shinji, mientras pensaba: "Si supiera las cosas que la loca de Misato se metía en el trasero cuando se emborrachaba en la universidad; o lo que se le quedó atorado una vez, y que me tomó casi toda la noche, y dos frascos de vaselina para quitárselo del culo". Negó con la cabeza. No podía decir eso, se lo había prometido a Misato; aunque por momentos ganas no le faltaban. En su lugar, suspiró pesadamente y apartó la sonrisa de sus labios.

— Está bien Shinji. Nada de sondas por el trasero. Lo prometo. Ahora por favor, se buen chico y deja que podamos hacer nuestro trabajo. Tenemos que descubrir qué es ese patrón mental, y por qué la pasada noche trató de invadir tu mente — dijo Ritsuko en todo conciliador.

Shinji contempló a Ritsuko con algo de desconfianza, pero terminó por ceder ante las palabras de la científica, para luego ser escoltado por Maya a una habitación contigua donde fue conectado a un gran número de instrumentos de medición.

Sería una larga y tediosa tarde para Shinji Ikari, quien era vigilado a la distancia por una criatura que nadie podía ver, una criatura con ojos que brillaban como dos brazas ardientes.

 

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Había pasado una hora desde que Shinji estaba siendo monitoreado por MAGI, y no se había detectado nada anormal con él. Todas las mediciones estaban dentro de los parámetros normales, nada indicaba el menor atisbo de anormalidad. Ritsuko analizó nuevamente los patrones mentales del Tercer Elegido y volvió a encontrarse con lo mismo. Ninguna anormalidad. La mujer apoyó los codos en la consola frente a ella, se quitó los lentes, cerró los ojos y se masajeó el puente de la nariz dando un suspiro de frustración.

— ¿Tan mal van las cosas? — preguntó Misato, entrando al cuarto.

— No van mal, Misato. Técnicamente hablando, no van hacia ninguna parte — señaló la científica con cansancio — No hay ninguna anomalía en los patrones mentales de Shinji, y luego de analizar por quincuagésima vez ese patrón mental desconocido, no he podido encontrar nada que me ayude a dilucidar ante qué nos enfrentamos.

— Vamos Ritsuko. No te desanimes, ya encontrarás una respuesta — dijo Misato.

— No estoy desanimada, Misato. Estoy exasperada por no poder encontrar una respuesta coherente para esto, ni siquiera puedo intentar esbozar algo. ¡Esto no tiene sentido! — dijo la rubia con fastidio.

Maya, que estaba sentada en una terminal junto a Ritsuko estuvo a punto de decir algo, pero luego cambió de opinión y guardó silencio. Aun así, este ademán no pasó desapercibido para la rubia, la que miró a su subordinada con interés.

— ¿Qué ibas a decir Maya? — preguntó.

— ¿Qué? No, nada doctora. No iba a decir nada — respondió Maya, con algo de timidez.

— Eso no es verdad. Estabas por decir algo. Vamos, dilo. Estamos en confianza — la incentivó Ritsuko con una sonrisa gentil.

Maya lo pensó por unos segundos, pero finalmente se decidió y miró fijamente a su mentora, que la miraba expectante junto con Misato, que también estaba interesada en lo que tenía que decir.

— Lo que quería decir es que… bien… no importa cuántos análisis, formulas, o modelos científicos se realicen para llegar a una conclusión lógica, hay cosas que la ciencia simplemente no puede explicar. 

Misato se sorprendió por la afirmación de Maya, eso quedó claramente reflejado en su rostro, ya que no esperaba una frase semejante del segundo cerebro más privilegiado de NERV, luego de la propia Ritsuko Akagi. En cuanto a la científica, estrechó la mirada ante las palabras de su discípula.

— No puedo creer que hayas dicho algo semejante Maya. Lo hubiera esperado de cualquiera menos de ti, que eres mi mano derecha — dijo la mujer con seriedad y profunda perplejidad — Tú, mejor que nadie debería saber que por medio del raciocinio lógico, la experimentación y el contraste de las evidencias, la ciencia puede llegar a dar respuestas a todas nuestras interrogantes. Solo hay que saber formular bien las preguntas y buscar bien las respuestas.

— La ciencia no es un Dios todopoderoso que brinda todas las respuestas, doctora. Hay cosas en este mundo que no tienen explicación racional — espetó Maya con una decisión que sorprendió a las otras dos mujeres.

— ¿Cómo cuáles? ¿La increíble resistencia al alcohol de Misato? — preguntó con sarcasmo la rubia.

— ¡¡Oye!! — se quejó la aludida, al ver que la sacaban gratuitamente al baile.

Maya no pudo evitar estrechar los ojos ante el comentario de su superior. Sabía que no podía esperar nada bueno si revelaba su planteamiento ante alguien tan racional como Ritsuko Akagi, pero no dejó de sentirse molesta por el sarcasmo con el que esta había respondido, por lo que decidió darle una mayor base a su afirmación.

— Bien, existen fenómenos a los que la ciencia ha tratado de darles una explicación racional, de encontrar él mecanismo que nos revele cómo se producen estos fenómenos, pero aún en nuestros días, con toda la tecnología a nuestra disposición, no se ha podido llegar a ninguna conclusión — afirmó Maya, ganando una mirada interesada por parte de Misato, y una mirada seria por parte de Ritsuko.

— Bien. ¿Y qué fenómenos serían esos? — preguntó Ritsuko, cruzándose de brazos y piernas.

— Bien… la "Psicoquinesis" por ejemplo — respondió Maya, con algo de cautela.

— ¡Por favor, Maya! ¿No me digas que crees en esas supercherías? — preguntó Ritsuko, incrédula.

— Hay casos documentados sobre este fenómeno alrededor de todo el mundo, doctora. No puede desconocerse este hecho. Y no solo eso. Hay muchos otros fenómenos a los cuales la ciencia aún no ha podido dar respuesta — señaló Maya, con más pasión de la que hubiera querido.

— ¿Cómo revelar el secreto de cómo lo hacen los "magos" de la televisión para doblar una cuchara con el poder de su mente? — apuntó Ritsuko con sarcasmo — ¡Maya! No puedo creer que tú, de entre todas las personas esté defendiendo algo como esto.

— Pero, doctora…

— No hay peros, Maya — dijo la mujer, mirando con seriedad a su discípula — Todo eso sobre poder mental, viajes astrales, vidas pasadas y todas esas supercherías raras, no son más que suposiciones pseudocientíficas, cuando no derechamente basura hecha para vender revistas esotéricas, libros de autoayuda y tonterías similares. Una mujer inteligente como tú debería saber eso. Lo único que falta ahora es que me digas que crees en la hechicería.

Maya fue golpeada por esta afirmación de Ritsuko. Ahí estaba su mentora, la persona que más admiraba y respetada en el mundo, prácticamente diciéndole en la cara que su afición secreta era una soberana estupidez, pero podía entenderla. Ella mejor que nadie sabía cuan contradictorio era creer en la hechicería y practicar estos ritos, teniendo tan sólidos y extensos conocimientos científicos. Esta contradicción fue la que la llevó a esconder esta afición y a sentirse tan avergonzada de ella misma por creer y practicar hechicería, pese a lo que le dictaba la razón.

Ritsuko Akagi era la voz de la racionalidad, pero luego de tantos años siguiendo la hechicería, luego de todas las cosas que había visto, y las que había hecho, sabía que pese a toda la racionalidad, habían efectivamente cosas que la ciencia no podía explicar. ¿Cómo hacerle saber esta verdad a su mentora sin descubrirse? Era simplemente imposible.

— Lamento si le disgustó mi planteamiento, doctora. No era mi intención — se disculpó Maya.

— No se trata de que me haya disgustado Maya, es solo que me decepciona saber que creas en ese tipo de cosas. Una mujer inteligente como tú, debería saber que ese tipo de cosas no son más que cuento de viejas — dijo Ritsuko con seriedad.

— Lo lamento doctora — se disculpó nuevamente.

— No lo lamentes. Analiza las cosas bajo la luz de la racionalidad. Así te darás cuenta de cómo son las cosas realmente y de que la ciencia puede dar las respuestas que estás buscando. 

— Sí doctora — afirmó Maya, como si fuera una niña a la que hubieran regañado sus padres.

— Bien. Espero que sea la última vez que discutimos sobre esto — dijo la rubia, devolviendo su atención a la terminal ante ella. 

Se produjo un tenso silencio en el cuarto por algunos instantes, donde Ritsuko contemplaba los gráficos en el monitor ante ella, mientras que Maya miraba con seriedad el teclado en su consola, enfrascada en sus pensamientos con rostro entre serio y resignado. Misato contemplaba alternadamente a ambas mujeres sin saber qué decir, hasta que Ritsuko se recargó en su asiento dando un suspiro y le dedicó una mirada a Maya, que aún seguía mirando el teclado ante ella sin decidirse a escribir o no.

— Maya. Creo que es buen momento para que vayas a tu casa por una muda de ropa. Recuerda que pasaremos esta noche y otras tantas más aquí en NERV — señaló la científica.

— Sí... sí doctora — dijo Maya saliendo de sus pensamientos, agradeciendo a la mujer por el cambio de tema y el poder salir un momento a tomar un poco de aire, que tanto le hacía falta en ese momento — Doctora, ¿quiere que pase por su casa y traiga algo de ropa para usted?

— Gracias, Maya. Eso me quitaría un peso de encima — dijo la científica, recobrando la sonrisa — Tú ya sabes dónde guardo la llave de repuesto.

— Sí doctora. Descuide. Entonces me retiro — dijo Maya, para luego dejar el cuarto.

Misato contempló la puerta por la cual había salido la joven mujer y luego observó a la científica, que trabaja nuevamente ante la terminal, tratando de encontrar una solución al dilema que tenía por delante.

— No debiste ser tan ruda con Maya. Ella tiene razón. Hay muchas cosas extrañas que ocurren en este mundo y que no tienen explicación — dijo Misato luego de un momento.

— No la justifiques — dijo Ritsuko — Nadie en su sano juicio debería dar crédito a las supercherías. Menos una mujer inteligente como Maya.

— Pero ella tiene razón. Hay cosas que no tienen explicación racional.

— Bien, sorpréndeme. ¿Qué cosas, exceptuando tu resistencia al alcohol o tu experticia para arruinar la comida instantánea, carecen de explicación racional? — dijo Ritsuko dejando lo que hacía para mirar fijamente a la morena, la cual le dedicó una mirada molesta por el comentario, para luego cambiar a una de entusiasmo.

— Bien… los "Ovnis", por ejemplo. ¿Te conté de la vez que vi uno cuando salía de una fiesta en la universidad? 

"No por favor, no esa historia otra vez", pensó Ritsuko rodaba los ojos y dando un suspiro de resignación, haciéndose a la idea de que sería una larga tarde. Mientras, una entusiasmada Misato iniciaba su relato sin reparar en la cara de fastidio que se apoderaba de la científica.

 

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Asuka salió del baño regañando mentalmente por lo fastidioso que era hacer sus necesidades con ese condenado Plug-Suit, ya que prácticamente debía quitárselo completo para poder sentarse a orinar en el retrete para luego volver a colocárselo, quedando en el intertanto totalmente desnuda. En esos menesteres se hallaba cuando, al levantar la cabeza, se topó con Maya que venía caminando en sentido contrario.

— ¿No deberías estar en las pruebas de sincronización? — preguntó Maya, al ver a la chica.

— Necesitaba ir al baño — explicó la pelirroja con un leve sonrojo en las mejillas — ¿A todo esto, por qué está el idiota de Makoto Hyuga supervisando las pruebas de hoy?

— Bien, la doctora Ritsuko está de cabeza analizando ese… "patrón metal desconocido", y yo estoy respaldando archivos importantes mientras preparo los sistemas para comenzar mañana un chequeó completo de MAGI, así que estaremos muy ocupadas para encargarnos de las pruebas de sincronización en los próximos días. Y ahora voy a casa por una muda de ropa — explicó Maya.

— Ya veo — dijo Asuka, luego miró a los costados para cerciorarse de que no hubiera nadie cerca antes volver a hablar — ¿Qué hay de esa Succubus? — preguntó con cautela.

— Sobre eso quería hablarte. Es una suerte que nos hayamos encontrado. Sígueme — dijo Maya en voz baja, para luego emprender la marcha por el corredor.

Asuka siguió a la mujer por el corredor, mientras ambas miraban a los lados para ver que no hubiera nadie cerca antes de hablar de tan delicado tema. Finalmente se detuvieron ante la puerta del ascensor que sacaría a Maya de las entrañas de NERV. Fue ahí donde la asistente de Ritsuko retomó la palabra.

— Como te comenté, las Succubus son demonios que se mueven en el mundo de los sueños. Desde ahí es donde someten a sus víctimas, ahí es donde manifiestan su poder. Pero esta Succubus en particular, logró pasar del plano onírico al real, es por eso que logró dejar marcas en el cuerpo de Shinji, y es por eso que las alarmas del Geo-Frente saltaron como locas. Porque la detectaron traspasando la barrera onírica para ingresar a nuestro mundo.

— ¿Entonces ahora ella es real, como tú o yo? — preguntó Asuka, con algo de temor.

— Definitivamente no — respondió Maya — Escúchame Asuka. Esta criatura está usando la fuerza que le dio el semen de Shinji para romper la barrera que la separa del mundo onírico con él real, y así poder ingresar a este plano dimensional con todos sus poderes, pero aún no es lo suficientemente fuerte para lograrlo por completo. Solo puede hacerlo por pequeños periodos de tiempo, segundos tal vez.

— Sí… entiendo — dijo Asuka, digiriendo la información.

— Es por eso que MAGI no ha logrado un registro, ni una identificación de la Succubus, como si lo ha hecho con los Ángeles. Esto es lo que no logra comprender la doctora Ritsuko, el por qué todos su análisis y modelos científicos no dan una respuesta. Porque trata con un ser que se mueve en otro plano dimensional, un ser que se alimenta de la vitalidad de los hombres para subsistir, un ser cuya motivación y naturaleza escapa a todo análisis racional — dijo la mujer, con inusitada pasión.

Asuka se sorprendió por las últimas palabras de Maya, sobre todo porque pareciera que las dijo con algo de resentimiento. Levantó una ceja mientras observaba a la mujer con curiosidad. ¿Acaso había pasado algo entre Maya y la doctora Ritsuko? 

— Maya… ¿Está todo bien? — preguntó Asuka con cautela.

— ¿Eh?... sí, sí, todo bien — respondió Maya con algo de vergüenza, y un repentino sonrojo en las mejillas al darse cuenta de sus propias palabras, pero, ante el tenor de los acontecimientos, recobró casi de inmediato la seriedad para volver a tomar la palabra — En todo caso, y he aquí lo que quería decirte en primer lugar. Debes alejarte de Shinji en lo que reste del día. Mantén tu distancia, pero sin levantar sospechas. 

— ¿Por qué debería hacer eso? — preguntó Asuka molesta, ya que las cosas con Shinji parecían bien encaminadas luego de su conversación en la jaula de contención del EVA-02.

— Porque el que las alarmas del Geo-Frente saltaran cuando tú y Shinji estaban juntos, no es una casualidad — señaló Maya con seriedad — La Succubus se materializó en nuestro plano dimensional por unos segundos, a escasos metros de ustedes, y eso no es buena señal. Recuerda lo que te dije. Las Succubus son extremadamente celosas, además, hace casi dos días que esta no se alimenta de Shinji, debe estar hambrienta, y concordarás conmigo en que una Succubus celosa y hambrienta puede ser muy peligrosa. Más aún si esta pudiera llegar a materializarse en nuestro plano dimensional.

Asuka se puso pálida y sintió que un escalofrío le recorría la espalda al imaginarse esa situación. Maya no fue ajena a la reacción de la muchacha. Ella mejor que nadie sabía de lo que estas criaturas eran capaces y de todas las cosas que podían salir mal al intentar sellarla. El miedo intentó abordarla, pero logró mantener la calma, no sin dificultad. Cerró los ojos, dio una profunda inspiración, y al abrir los ojos otra vez, ya está más calmada. Presionó el botón para llamar el ascensor y le dedicó una mirada a la chica.

— Esto no es un juego Asuka. Es un demonio al que enfrentamos, y podría lastimarte; en el mejor de los casos. Por seguridad, debes mantener distancia con Shinji hasta esta noche — sentenció la mujer, tratando de ocultar sus temores de la chica ante ella.

— Está bien — dijo finalmente Asuka, con resignación y algo de temor al imaginarse atacada por esa criatura — ¿No habrá problemas con hacer esto aquí en NERV? — preguntó de pronto.

— Ya lo veremos en su momento. ¿Quién sabe? Hasta puede ser una ventaja — dijo Maya, cuando la puerta del ascensor se abrió, momento en que ingresó y presionó un botón al costado de la puerta.

— Maya… gracias — dijo Asuka, con repentina sinceridad, y un sonrojo en las mejillas.

— Puedes darme las gracias cuando nos hayamos desecho de esa cosa. Además, para eso están los amigos — respondió Maya con una sonrisa en los labios, justo cuando se cerró la puerta del ascensor.

Asuka se sorprendió por últimas las palabras de la mujer. Hasta ahora no había pensado en Maya como una amiga, pero luego de todo lo que la mujer había hecho por ella sin pedir nada a cambio, no había mejor palabra para describirla… "amiga". Sonrió. Sí, definitivamente Maya Ibuki era una buena amiga.

En ese momento, por los altavoces se escuchó la voz de un molesto Makoto Hyuga demandando la presencia de Asuka para poder comenzar de una vez las pruebas de sincronización. Asuka dio un suspiro de resignación y dio media vuelta para asistir hacia donde era requería con tanta prontitud.

 

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Ritsuko Akagi estaba en la oficina del supremo Comandante de NERV, de pie ante el escritorio del hombre que estaba sentado con sus manos entrelazadas ante su rostro, contemplando con seriedad los papeles dispuestos ante él.

— ¿Esto quiere decir que aún no ha logrado identificar a quién pertenece este patrón mental, doctora? — preguntó Gendo con molestia en la voz.

— Eso es efectivo. Aún no sabemos a qué nos enfrentamos, pero hay variables que nos pueden dar luces para resolver este problema — señaló Ritsuko, con las manos metidas en los bolsillos de su delantal blanco.

— Explíquese, doctora — la apremió Gendo.

— Bien, en primer lugar, luego de revisar los datos entregados por MAGI, puedo descartar por completo una contaminación mental del Tercer Elegido. Aun así, a la luz de los análisis realizados, este patrón metal desconocido, efectivamente sincronizó y se escribió sobre la mente del Tercer Elegido por algunos minutos, sin que el cerebro de este lo rechazara, lo cual sería la reacción normal para esta intrusión.

— ¿Cómo explica esto, doctora? — preguntó Fuyutsuki, de pie a un lado de Gendo.

— Sea lo que sea que enfrentamos, es del tipo invasor, y lo hace de forma muy sutil; tanto, que el ego de la víctima no se ve afectado ni conminado a rechazar la intrusión. Puede invadir la mente de una persona y moverse con total libertad en ella — respondió Ritsuko.

— ¿Eso quiere decir que puede ingresar en la mente de cualquier persona? — preguntó Fuyutsuki, totalmente alarmado.

— Ahí está la otra variable que quería mencionar. Este fenómeno se ha desarrollado solo en torno al Tercer Elegido — sentenció Ritsuko — He analizado esto desde distintos ángulos, y todo indica que este fenómeno, sea cual fuere su causa, está estrictamente relacionado con el Tercer Elegido. Las dos veces que este patrón mental se ha manifestado, lo ha hecho en torno a él. Eso no es una coincidencia. Shinji Ikari es la clave para dilucidar este asunto.

Gendo guardó silencio por unos segundos, analizando las palabras de la mujer y los papeles que tenía ante él, que respaldaban las palabras de la mujer.

— También hay otro punto que me gustaría mencionar — apuntó la científica — Hace algunos días la Mayor Katsuragi envió a Shinji a verme ya que parecía no estar bien de salud. Cuando lo revise, efectivamente se veía pálido y demacrado. Le di medicamentos y una dieta especial para recuperarlo, mientras estaba el resultado de sus análisis. Encontré que presentaba un cuadro de anemia, nada que no pudiera solucionarse con la medicación adecuada. Esto no llamó mi atención en ese momento, pero, ¿y si hubiera una relación entre la anemia de Shinji y ese patrón mental desconocido?

— ¿Está insinuando que esto pudo ocurrir antes, doctora? — preguntó Fuyutsuki.

— No hay nada que nos indique lo contrario, además, si detectamos esto, fue solo porque Shinji pasó la noche aquí a causa de su… accidente. Esto bien pudo ocurrir en el pasado sin que nos percatáramos y ese cuadro de anemia sería el resultado de la invasión a la mente de Shinji.

Un nuevo silencio se produjo en la habitación, hasta que Gendo fijamente a la mujer.

— ¿Tiene algún plan en mente, doctora? — preguntó finalmente Gendo, con seriedad.

— Así es — respondió la rubia — Coloqué un pequeño transmisor en el cuello de Shinji, sin que este se percatara mientras lo examinaba esta mañana. Este transmisor mide las ondas mentales de Shinji y las envía directamente a MAGI. Si la anomalía de la noche pasada se vuelve a presentar invadiendo la mente de Shinji, seremos alertados de inmediato.

— Y si ese patrón mental se manifiesta otra vez. ¿Cómo lo enfrentaremos? — preguntó Fuyutsuki.

— Tengo personal colocando instrumentos de medición en forma discreta dentro del cuarto que ocupará Shinji esta noche, eso nos aportará valiosos datos. También hay personal trabajando en una jaula electromagnética, similar a la que usamos para capturar al Octavo Ángel en monte Asama. La idea es que pueda aislar el cuarto de Shinji si se llegara a presentar alguna situación.

— ¿Tomar una acción semejante no significaría sacrificar al Tercer Elegido? — cuestionó Fuyutsuki a la mujer, dedicándole una dura mirada.

— Es una posibilidad baja, pero que no podemos descartar — respondió Ritsuko con seriedad, sosteniendo la mirada del hombre — Por lo mismo, el sector residencial elegido está próximo a las jaulas de contención de los EVA donde estos podrían tener rápido acceso si el objetivo se revela como un Ángel. Por ello sugiero tener un EVA preparado por cualquier eventualidad.

Fuyutsuki cerró los ojos considerando lo que había escuchado, mientras Gendo miraba con seriedad a la científica.

— Por sus palabras, deduzco espera que ocurra algo está noche, doctora — señaló Gendo.

— La invasión a la mente del Tercer Elegido fue ayer por la noche, y hoy tuvimos una nueva aparición de este patrón mental desconocido a solo metros de él. Todo sugiere que puede ocurrir alguna situación esta noche — respondió la científica.

— Puede proceder doctora. Quiero que al EVA-00 equipado y preparado para actuar. Rei deberá permanecer atenta y lista para actuar si se la requiere — dijo Gendo, dando por concluida la conversación.

— Sí señor — respondió Ritsuko, para luego dar la vuelta y retirarse del cuarto.

Gendo Ikari se quedó sentando ante su escritorio sin mover un solo músculo, solo sus ojos se movieron, pasando de la mujer que dejaba la habitación, a los papeles que la científica había dejado para él, con el detalle de todo lo expuesto momentos atrás. A su lado, un serio Fuyutsuki miraba a su antiguo discípulo con gravedad.

— ¿En verdad sacrificará a Shinji, si se llega a presentar el caso, Comandante? — preguntó el anciano.

— Si con eso logramos determinar ante qué nos enfrentamos, capturarlo, o destruirlo; lo haré sin ninguna duda. Sería un precio pequeño a pagar — respondió el hombre con frialdad. 

Ante tamaño comentario el viejo profesor fue incapaz de decir palabra alguna, solo pudo hacer un gesto de desaprobación con la boca ante la respuesta del hombre. No era para menos, después de todo la vida de su propio hijo estaba por ponerse en juego, y hablaba sobre sacrificarlo con tanta ligereza, como si estuviera decidiendo si tomar una taza de té o café. ¿Qué pensaría Yui, si escuchara a su esposo hablar de forma tan despectiva sobre su querido hijo, por el cual ella había sacrificado todo?

— Nada agradable, eso seguro — se respondió a sí mismo el hombre, casi en un susurro.

— ¿Dijiste algo Fuyutsuki? — preguntó Gendo.

— Nada Comandante — respondió el anciano, emprendiendo rumbo a la salida de la oficina, dejando atrás al hombre que se había casado con su querida alumna, y que hablaba con tanto desprecio del hijo de ambos, el hijo que Yui había amado con todo su ser — Yui jamás te perdonaría si te escuchara hablar así de su hijo… jamás — comentó en un susurro, antes de salir de la habitación.

 

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Maya entró a su departamento y cerró la puerta tras de sí. Se encaminó a la pequeña sala y se dejó caer pesadamente en uno de los sillones dando un suspiro de cansancio. De buena gana se hubiera quedado ahí sin hacer nada. Solo quedarse ahí y escuchar algo de música. Sí, eso estaría bien. Un poco de buena música... Phil Collins no estaría mal. Los temas "Dance into de Ligth" o "Hang in Long Enough" serían geniales para subirle el ánimo, pero no era momento de ponerse a escuchar música.

El rostro de Maya se tornó serio al pensar en lo que estaba por hacer en unas cuantas horas. De solo pensar en eso un temblor recorrió su cuerpo. Hace menos de una hora se había mostrado muy segura durante su conversación con Asuka, pero la verdad es que por dentro estaba bastante asustada… y lo seguía estando en ese momento. 

Lo que estaba por hacer no era algo menor. Iba a realizar un hechizo muy poderoso. Ya no eran pócimas de amor, ni encantamientos de bajo poder, esto era magia de alto nivel, para sellar nada menos que a un demonio. Hasta ahora no había querido pensar en esto, pero la verdad es que se estaba jugando el pellejo. El hechizo a realizar consumía mucho poder, y si se le escapaba de las manos podía matarla. También estaba la posibilidad de que la Sucuubus lograra liberarse del hechizo, y eso no sería bueno para ella, ya que sería la primera en ser atacada por esa criatura. Muchas cosas podían salir mal esta noche. ¿Por qué lo hacía entonces? Ella conocía muy bien las razones.

Simplemente no podía dejar a Shinji a merced de una Succubus, que terminaría por quitarle la vida si las cosas seguían el camino que llevaban. Tampoco podía darle la espalda a Asuka, no después del esfuerzo que había hecho la chica en reconocer sus sentimientos y aceptar que amaba a Shinji. Eso sería demasiado cruel, además, ella era la única que podía hacerlo, la única que sabía lo que pasaba y que sabía cómo hacerle frente, y esa era tal vez la razón más poderosa para arriesgar tanto, pese al miedo que sentía, y es que, por fin usaría magia de verdad, no hechizos de bajo poder, sino uno realmente poderoso, magia de alto nivel.

La sola idea de poder conjurar ese hechizo hacía que la sangre de Maya hirviera en sus venas, volviendo a sentir eso que experimentaba cuando era una niña, y hacia hechizos y pócimas de amor para sus compañeras de curso. El realizar este hechizo le demostraría que no estuvo perdiendo su tiempo en supercherías durante toda su vida; le haría reafirmar lo que siempre supo y que chocaba contra todo el conocimiento científico adquirido en la universidad y su trabajo en NERV, reafirmando su honda creencia que más allá de las ilusiones la magia sí existe, y que efectivamente existían cosas que la ciencia no podía explicar, bien sea por temor, o por no saber cómo abordarlas. Esto le hizo recordar a Maya las duras palabras y el sarcasmo de la doctora Ritsuko luego de que ella le expusiera esa verdad. Las palabras de su mentora, de la persona que más admirada en el mundo, la habían herido profundamente, pero a su vez, la habían hecho enfadar… y mucho.

Con esto en mente, Maya se puso de pie y se encaminó hacia esa habitación donde almacenaba todo lo que había logrado recolectar sobre el mundo sobrenatual a lo largo de su vida. Entró al cuarto y se acercó al escritorio que estaba al fondo de la habitación, tocando con su mano derecha el antiquísimo libro que descansaba sobre el escritorio.

— Esta noche le enseñaré cuan equivocada esta, doctora. Esta noche verá con sus propios ojos que hay cosas que escapan de lo racional, cosas que la ciencia no puede explicar. Ya lo vera… ya lo vera — dijo Maya, con una gran determinación formándose en su interior, haciendo a un lado el temor que la había acompañado los pasados días.

 

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Un fastidiado Shinji se quitaba finalmente los instrumentos de medición del cuerpo para poder vestirse, luego de un día completo siendo tratado como rata de laboratorio. No era de extrañar que su humor no fuera el de los mejores, aun así, ver a Shinji molesto no era algo muy usual, lo que tenía más que entretenida a la doctora Ritsuko, que no podía apartar la sonrisa de sus labios al ver al tímido e introvertido Shinji con el ceño arrugado.

— Con esto terminamos por hoy, ya puedes retirarte — dijo Ritsuko, viendo como el chico salía desde atrás de un biombo terminando de abotonarse la camina.

— Depende de lo que usted llame retirarse, doctora. No puedo salir de NERV, ¿lo recuerda? — dijo un fastidiado Tercer Elegido.

— Oooh… tal parece que alguien echa de menos su libertad — comentó Misato ingresando al cuarto — ¿O es que tal vez ya hechas de menos a tu novia Ka-na-ko? — concluyó con toda la intención.

Shinji se puso rojo como una señal de tráfico ante el comentario de su tutora. Eso le hizo recordar que no le había dado una respuesta en la mañana cuando le había preguntado por Kanako, ya que estaba tan avergonzado que no le salían las palabras. Shinji maldijo por enésima vez al "desgraciado" relajante muscular, que de paso le relajó la lengua y lo hizo hablar más de la cuenta.

— ¿Y bien? ¿Nos vas a contar de una vez quién es y cómo conociste a esa tal Kanako? — preguntó Misato tornándose repentinamente seria, al recordar los escabrosos detalles que se le escaparon a su protegido la tarde pasada sobre esa chica desvergonzada.

— Yo… no sé de qué hablas — dijo Shinji, sin poder sostener la mirada de su tutora, tratando de librarse de esa comprometedora situación, pero Misato no estaba por dejárselo pasar otra vez.

— Hablo de la chica que te hizo esto — dijo la mujer, yendo hasta donde Shinji y desarreglándole la camisa, para dejar al descubierto las marcas de la mordida en su hombro izquierdo.

— ¡Misato! Creo que estás siendo demasiado ruda con este asunto — comentó Ritsuko, viendo a un pálido Shinji, contemplando las marcas de su hombro.

— ¿Ruda? Por favor Ritsuko. Esa desvergonzada le mordió el hombro para no gritar de placer cuando se corrió al hacerlo dentro de un casillero. Hay que ponerle un alto a esto — respondió la mujer con enfado.

— Ya basta, Misato; por favor. No quiero hablar de eso — dijo Shinji, apartándose de su tutora, visiblemente avergonzado.

— Bien, pues te guste o no es algo de lo que debemos hablar. Si no fuera porque ese relajante muscular te soltó la lengua, no sabría que tienes una novia, o que en vez de ir a la escuela a estudiar, vas a tener sexo con ella. Aún eres un niño Shinji, entiende eso. Debes ir con calma, paso a paso. Tienes toda la vida por delante para quemar etapas, no necesitas ir tan rápido — sentenció Misato, tratando de ser comprensiva.

Shinji, que se sentía bastante avergonzado al tratar de imaginar qué otras partes de sus sueños se le escaparon esa tarde que tomó ese "maldito" relajante muscular, cambio su rostro y su genio al escuchar las palabras de Misato, no tanto por lo de Kanako, si no por otro punto que hace tiempo ya lo tenía algo molesto.

— ¿Niño? ¿Dices que soy un niño? — preguntó mirando con el ceño fruncido a su tutora.

— Sí, un niño — afirmó ella.

— Claro, ahora soy un niño, pero cuando tengo que subir al EVA y pelear con los Ángeles, entonces sí que soy todo un hombre, y debo asumir mi responsabilidad para con la humanidad — dijo Shinji mirando seriamente a Misato — Cuando te conviene me tratas como hombre y cuando no, me tratas como un niño. Que conveniente para ti.

Misato no supo que responder a esas palabras. Shinji tenía razón en lo que decía.

— Shinji tiene razón — señaló Ritsuko.

— No lo apoyes. Se supone que estás de mi parte — regañó Misato.

— ¡Hey! Yo no fui la que quiso hacer de tutora.

— Todo esto es ridículo, no tengo por qué escuchar esto. Me voy de aquí — dijo un molesto Shinji, pasando junto a su tutora.

— No he terminado de hablar, Shinji — dijo Misato con seriedad.

— Dices que soy un niño, entonces debo comportarme como tal y no hacer caso a lo que dicen los mayores — respondió Shinji con una media sonrisa — Y respecto a lo otro… una mujer que estuvo una semana encerrada en un cuarto teniendo sexo con su novio, no es la persona más adecuada para dar lecciones de moral.

Misato se sonrojó hasta las orejas al escuchar las palabras de Shinji, mientras que a su lado, Ritsuko hacía grandes esfuerzos por no reír. Aun así, la mujer de las arregló para calmarse un poco, meter la mano en el cajón de un escritorio y sacar una caja de cartón.

— Toma esto Shinji — dijo la mujer lanzándole la caja al Piloto EVA, que la atrapó diestramente en el aire con las manos, para luego sonrojarse tanto como Misato al ver que era una caja de preservativos de 10 unidades — Te sugiero los uses la próxima vez, por tu seguridad y la de tu novia. Cuando se te acaben, solo dímelo y te proporcionaré más.

Un totalmente sonrojado Shinji no fue capaz de responder, solo atinó a asentir con la cabeza, para luego dejar la enfermería lo más rápido que se lo permitían sus piernas. Atrás, Misato dejó de lado su sonrojo para mirar seriamente a la científica.

— ¿Qué fue lo que le diste? — preguntó.

— Una caja de preservativos — respondió con calma la rubia.

— ¡¡RITSUKO!! — ladró Misato, espantada.

— Shinji tiene toda la razón en lo que dice, Misato — sentenció la científica cruzándose de brazos y mirando con seriedad a la mujer ante ella — Lo tratas como adulto cuanto te conviene, y cuando no, lo tratas como niño. De esa forma solo vas crear conflictos en su personalidad, junto con lograr resentimiento hacia ti, como te acabas de dar cuenta.

— Aún no cumple 15 años. Es un niño — dijo Misato.

— Pero está asumiendo responsabilidades de un adulto al pilotar un EVA, teniendo el destino de la humanidad sobre sus hombros. Te sugiero que; o afirmas su masculinidad tratándolo como hombre en todo momento, o lo tratas como un niño. Decídete por una o por otra, pero no las dos. Si sigues por este camino, solo logras crear un gran conflicto, y de paso, alejar a Shinji de ti. 

Misato guardó silencio por unos segundos analizando las palabras de Ritsuko y lo que Shinji le había dicho momentos atrás. Nunca lo había visto actuar así, pero bien visto, Ritsuko tenía algo de razón… y Shinji también. No pudo evitar sonrojarse al recordar sus palabras.

— Rayos… ¿dónde se habrá enterado de eso? — se preguntó. 

— ¿De tu maratónica semana de sexo desenfrenado? Utiliza el pensamiento analítico y dime. Fuera de tú y yo, ¿quién más podría haberle contado sobre eso? — preguntó Ritsuko con una sonrisa.

— Kaji ¡¡Ese idiota!! Juro que cuando vuelva de donde sea que esté, lo voy a…

— Olvida eso Misato, hay cosas más importantes que atender — dijo la científica encaminándose a la salida de la enfermería.

— Tampoco pude aclarar las cosas con Shinji sobre esa chica Kanako… ¡¡Y tú vas y lo ánimas dándole una caja de preservativos!! — regañó Misato.

— Si Shinji va a seguir haciéndolo con su novia, mejor que sea con protección. Después de todo, si ella queda embarazada ¿adivina quién legalmente debería pagar las pensiones alimenticias y todas esas cosas legales?

Ante ese comentario, todo lo que pudiera haber dicho Misato murió rápidamente en su boca. Después de todo, como tutora, ella era su representante legal.

— Pero no nos preocupemos de eso. Dejemos eso para otro momento, y en su lugar terminemos de preparar las cosas para esta noche, ¿lo recuerdas? — dijo una seria Ritsuko desde la puerta de la enfermería al ver como la perplejidad de la Mayor aun no desaparecía de su rostro del todo.

— Sí… sí, tienes razón — Señalo Misato mientras volvía a entrar en materia — Pero mañana tendré una larga charla con Shinji, le guste o no.

— Sí, como digas, ahora vamos — dijo la científica con tono algo escéptico mientras emprendían el rumbo. Ello mientras Misato seguía los pasos de la rubia aun regañando por cómo habían resultado las cosas. Shinji se había dado el gusto de salirse con la suya en esta ocasión, pero era definitivo que debían tener una seria conversación cuando todo esto terminara, si es que todo terminaba bien. El plan de Ritsuko no era precisamente de su agrado, pero estaba consciente de que era la mejor opción que tenían para descubrir lo que estaba pasando.

 

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La criatura recorría las instalaciones de NERV como una sombra, sin que nadie reparada en su presencia. Había muchas presas potenciales en ese lugar, pero ninguna como Shinji, ninguno como su querida presa, la cual seguía sigilosamente en todo momento. Fue divertido escuchar las palabras de esa mujer de cabellera oscura hablando de moralidad, cuando su deseo sexual era tan intenso como la luz de un faro en la oscuridad de la noche. La mujer era una ninfómana en potencia, cuyo deseo estaba siempre a flor de piel. Podía sentir cierto deseo de la mujer por Shinji, pero ella aún no parecía darse cuenta de eso. Eso no le gustó. No iba a permitir que su Shinji cayera entre las piernas de esa degenerada encubierta hambrienta de sexo, ni entre las piernas de ninguna otra mujer.

El chico tenía algo especial, lo supo desde el momento en que lo descubrió. Su semen era fuerte, lleno de fuerza y vitalidad, tanto, que la estaba volviendo muy poderosa, al punto de permitirle lograr lo impensado, traspasar del mundo onírico al real, con todos sus poderes. Esto era algo que ningún Succubus o Incubus había logrado antes, ella sería la primera, la primera en traspasar el umbral y tener un "cuerpo físico".

La criatura sonrió al imaginar ese momento. Un cuerpo de verdad, no un sueño, no una imagen creada en la mente de su víctima, sino un cuerpo real. Una vez lo consiguiera, no habría nada que pudiera detenerla, nada que impidiera que su poder fuera en aumento, pero más importante aún… podría estar con Shinji todos los días, a toda hora y no solo en sus sueños. Su presa, se convertiría en su hombre. La criatura se regocijó ante ese pensamiento, pero le trajo a la mente un par de problema que debía quitar de en medio, si no quería interferencias en la nueva vida que llevaría con su hombre.

El primer problema se llamaba Asuka Langley. Fue divertido provocar a la pelirroja en un inicio, pero ahora las cosas eran muy distintas, ella estaba influyendo en Shinji y podía apartarla de él. Y el otro problema, era el ser que había osado enfrentarla la noche pasada. No sabía quién era, ni que hacía en ese lugar, pero aquella presencia era alguien que temer. Era poderosa y podía destruirla, pero si jugaba bien sus cartas…

Todo lo que debía hacer era esperar pacientemente hasta la noche y volver a alimentarse de Shinji, entonces tendría la fuerza necesaria para traspasar el umbral. Luego ya en el mundo real, podría encargarse de ese celestial como es debido, y luego se haría cargo de la pelirroja. La criatura sonrió al repasar su plan, mientras sus ojos brillaron con mayor intensidad, sin que nadie se percatara de ellos, o de que una sombra seguía de cerca al Tercer Elegido, en su camino por NERV.

 

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Los acontecimientos se desarrollaron con total normalidad en lo que restó de la tarde. Asuka se las arregló para mantenerse alejada de Shinji con algunas excusas, sin llegar a levantar mayores sospechas. Por otro lado, Ritsuko preparaba todo para lo que suponía, ocurriría esta noche. Cerca de ahí, Maya la asistía en silencio, repasando en su mente los pasos del hechizo, a la vez que preparaba discretamente las cosas para poder hacer su jugada en el momento indicado.

Misato iba de un lugar a otro revisando que todo estuviera en orden. No estaba para nada contenta con el plan de Ritsuko. Si las cosas se daban como la científica esperaba, entonces la vida de Shinji estaría en serio peligro, y el que Rei estuviera lista para actuar en el EVA-00 no era garantía de que las cosas fueran a terminar de buena forma. Aun así, la mujer sabía que no había otra opción, además, era una orden del Comandante Ikari, y debía acatarla, le gustara o no. Lo único bueno de todo esto, es que Asuka se había mostrado bastante tranquila, incluso había mantenido su distancia con Shinji, no sabía si por voluntad propia o por el ultimátum del Comandante Ikari. Como fuere, la chica se había mantenido alejada, lo cual agradecía. El único ajeno a todo lo que ocurría era el propio Shinji, al que se decidió no decir nada del plan, para que las cosas ocurrieran de la forma más natural posible, si es que ocurrían.

Fue así que las horas corrieron con gran rapidez y prontamente los Pilotos EVA se retiraron a sus habitaciones asignadas en el sector residencial. Shinji estaba en la habitación especialmente preparada para la ocasión, Asuka estaba a unas cuantas habitaciones de distancia, y Rei, supuestamente en otra habitación junto a la pelirroja, pero en realidad se encontraba en la jaula de contención del EVA-00, a la espera de entrar en acción si era requerida.

Con el correr del tiempo, nada hacía prever que algo fuera de lo normal fuera a ocurrir esa noche. Las cámaras dispuestas en la habitación de Shinji mostraban al chico viendo una película, lo cual no era algo muy estimulante, por lo que los técnicos que monitoreaban sus movimientos cayeron presa del aburrimiento. Lo mismo se podía decir de Ritsuko y Misato, que tampoco parecían muy entusiasmadas contemplando al Tercer Elegido, entretenido viendo una película de Indiana Jones. Fue así, como cerca de las 10:00 de la noche, la doctora Ritsuko envió a Maya a dormir unas horas, ya que ella debería relevarla a las 4:00 de la madrugada. Maya cargó en su hombro su bolso color negro y amarillo marca Nike, tomó su inseparable laptop y se encaminó a la salida del cuarto de control donde monitoreaban al Tercer Elegido.

— ¿Y ese bolso tan grande, Maya? Pareciera que te echaron de la casa — comentó una divertida Misato, al ver el pesado bolso que cargaba la mujer de cabello corto.

— Bien, con un diagnóstico completo a MAGI por delante, y el trabajo atrasado por culpa de ese patrón mental desconocido, estaremos viviendo acá en NERV como mínimo una semana — dijo la mujer con un encogimiento de hombros, antes de salir del cuarto.

— ¿Está bromeando, verdad? — preguntó Misato a Ritsuko.

— Ojalá fuera broma. Mi bolso con ropa esta por allá — respondió la científica señalando un bolso en una esquina, que era tan grande como el de Maya.

Una gota de sudor recorrió la nuca de Misato, la que agradeció mentalmente no estar en el lugar de Ritsuko o Maya en ese momento.

 

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Una nerviosa Asuka estaba tendida de espaldas en su cama mirando la hora cada 5 minutos, esperando. La verdad no sabía muy bien qué es lo que esperaba, y eso era lo más desesperante de todo. Tampoco había tenido la oportunidad de hablar con Maya, por lo que no sabía qué hacer de ahora en adelante. La pelirroja se puso de pie de un salto y comenzó a caminar de un lado a otro en la pequeña habitación como una leona enjaulada, hasta que sintió unos golpes en la puerta. La chica se extrañó, ya que no esperaba a nadie, y al abrir la puerta se topó justo con la persona que necesitaba hablar.

— ¡Maya!

— Déjame entrar antes de que alguien nos vea — dijo la mujer, entrando a la habitación antes de que la chica dijera algo en respuesta — Perdón por entrar de esta forma, pero se supone que debo estar en una habitación durmiendo para relevar a la doctora Ritsuko en unas horas. No deben saber que estoy aquí — explico la mujer, con un leve sonrojo por su abrupta intrusión.

— Está bien, pero, ¿qué hay de Shinji? ¿Qué hay del hechizo?... ¿Y ese bolso? — preguntó la pelirroja, al ver el pesado bolso que la mujer de cabello corto dejó sobre la cama.

— Es ropa para unos días, y las cosas que necesito para el hechizo — respondió la mujer, yendo hasta un pequeño escritorio en una esquina de la habitación, colocó su laptop sobre el y lo prendió. 

— ¿Qué haces? No es hora de jugar con tu laptop — regañó Asuka con las manos en las caderas.

— No estoy jugando, solo mira esto — dijo Maya luego de activar un programa, que mostraba en la pantalla LED del laptop, una ventana con la imagen de Shinji recostado en la cama viendo una película.

— ¿Qué significa esto? –- preguntó Asuka, sorprendida al ver la imagen de Shinji.

— Es el plan de la doctora Ritsuko para descubrir a qué se está enfrentando — respondió Maya, logrando una mirada de sorpresa por parte de la pelirroja.

Maya dio una fuerte inspiración, como para darse fuerzas, y comenzó a relatarle todo, desde la exposición de la doctora Ritsuko ante el Comandante Ikari, y la preparación para analizar, y de ser posible, capturar lo que sea que tiene a la rubia científica de cabeza, con el respaldo del EVA-00 y Rei, que estaba lista a entrar en acción si era requerida.

— No puedo creer esto. ¿Y qué hay de Shinji? Él quedaría atrapado dentro del cuarto con esa cosa si activan esa jaula electromagnética. Podría lastimarlo o… matarlo — dijo la pelirroja, alterada.

— Eso es lo que supone la doctora Ritsuko, ya que no sabe a lo que se enfrenta, pero nosotras sabemos que eso no pasará. Esa Succubus está encaprichada con Shinji. Él es su fuente de alimento, la llave que le permitirá pasar del mundo onírico al real. Por eso la Succubus no lo lastimará, te lo aseguro — dijo Maya con voz tranquilizadora, para luego abrir su bolso sacando su contenido, destacando un antiguo libro que mantenía cerrado con una cadena.

Asuka afirmó con la cabeza, concordando con el razonamiento de la mujer, lo cual la dejaba un poco más tranquila, solo un poco. Entonces reparó con más atención en el libro de apariencia antigua, que Maya mantenía cerrado con una cadena y un pequeño candado.

— ¿Ese es el libro del que me hablaste, el que tiene el hechizo? — preguntó la pelirroja acercándose para tocar el libro, a lo que Maya afirmó con la cabeza — ¿Por qué lo mantienes cerrado con esta cadena?

— Porque este libro contiene hechizos muy poderosos, algunos realmente peligrosos, como el que voy a ejecutar esta noche. Por eso lo mantengo cerrado de esta forma, para que nadie lo lea por accidente. Una persona que no sepa de hechicería y que leyera alguno de estos hechizos, podría perder la razón o, incluso, llegar a morir — sentencio Maya con repentina seriedad. 

— ¿Tan peligrosos son esos hechizos? — preguntó Asuka, retirando su mano del libro, mientras lo miraba con algo de cautela.

— Solo si no estás preparada para ejecutarlos, y asumir las consecuencias que pueden acarrear algunos de esos hechizos — respondió Maya, tomando el antiguo libro en sus manos, para mirarlo fijamente por unos momentos.

Luego escuchar esas palabras, Asuka contempló a la siempre tímida y sumisa Maya Ibuki, preguntándose si en verdad sería capaz de realizar ese hechizo para sellar a la Succubus. Mires por donde la mires, Maya distaba mucho de ser el estereotipo de una poderosa hechicera como se mostraban en las películas, o los mangas que tanto le gustaba leer a Shinji.

— Maya… ¿estás segura de poder hacer esto? — peguntó Asuka con cautela.

Maya miró a la pelirroja y luego al libro en sus manos antes de responder.

— Bien, la verdad es que este es el hechizo más poderoso que jamás haya realizado… pero no es el primero que hago. Si bien los otros fueron hechizos de amor y otros de bajo poder, el principio es el mismo, con algunas pequeñas diferencias — explicó Maya, sin despegar la vista del libro.

— ¿Diferencias? ¿Cuáles diferencias? — preguntó Asuka, curiosa.

— Bien, este hechizo al ser tan poderoso, requiere mucha energía. Ese es el motivo por el que los pasados días estuve realizando algunos ejercicios y conjuros para aumentar mi poder mágico, así que debo ser cuidadosa sobre cuanto poder usar o podría terminar por consumirme a mí misma — señalo Maya, con un leve estremecimiento ante esa idea.

— Un momento, quieres decir que... ¿puedes morir? — preguntó Asuka, sorprendida.

— Todo hechizo conlleva un riesgo si es mal realizado, sobre todo uno tan poderoso como este, pero descuida. Sé lo que debo hacer y hasta donde puedo llegar, así que estaré bien — respondió la mujer con una sonrisa tranquilizadora, aunque en su interior no estaba tan tranquila como aparentaba.

Asuka se sorprendió al escuchar esas palabras de boca de la asistente de Ritsuko. No se había imaginado que Maya estuviera arriesgando la vida en esta empresa. La pelirroja no pudo dejar de mirar con más respeto a la mujer ante ella.

— Pero no seré solo yo la que tendrá que cumplir una función durante el hechizo — señaló Maya, llamando la atención de Asuka — Tu función no será solo de espectadora, también habrá algo que debes hacer durante el hechizo.

— ¿Algo que debo hacer? — preguntó Asuka con sorpresa, ya que Maya no le había comentado nada al respecto hasta el momento. 

— Así es. Cuando esté sellando a esa criatura, tratará de aferrarse a Shinji con uñas y dientes, y es muy probable que trate de seducirlo con sus palabras y promesas de amor y placer más allá de todo límite. La influencia que ejerce sobre él en este momento debe ser tremenda, así que le será muy fácil embotarle la mente a Shinji. 

— ¿Y qué se supone que debo hacer? — preguntó Asuka, nerviosa.

— Mi poder mágico no es tan grande como me gustaría, así que es probable que esa criatura me ponga en aprietos si se aferra a Shinji y este corresponde a sus deseos. Eso pondría en riesgo todo el hechizo y la Succubus podría liberarse de él. Por eso quiero que cuando llegue el momento, hables con Shinji, trata de hacerlo razonar, que piense con claridad y se dé cuenta de que tipo de criatura esa tal "Kanako". Solo necesito un momento de racionalidad por parte de Shinji, y esa cosa será mía.

Asuka contempló con verdadera sorpresa a Maya. La mujer estaba hablando con una fuerza y convicción que nunca antes había visto en ella. Maya se estaba jugando la vida en esto, y ahora que lo pensaba, su trabajo en NERV también estaba en juego, aun así, la mujer estaba decidida y completamente segura de salir adelante con ese hechizo. La pelirroja miró con otros ojos a Maya Ibuki. Ya no era la tímida y sumisa asistente de Ritsuko, frente a ella había una hechicera dispuesta a jugarse la vida por ayudarla.

— Maya… gracias por ayudarme… no sé cómo voy a pagarte por esto — dijo la chica con la voz un tanto quebrada.

— Ya buscaremos algo — respondió la mujer a modo de broma con una sonrisa gentil — Por ahora mira fijamente la imagen de Shinji. La Succubus atacará apenas se quede dormido, pero a juzgar por lo divertido que se ve viendo esa película, eso no pasara en un buen rato, así que tenemos algo de tiempo.

— ¿Qué harás tú mientras? — preguntó Asuka, sentándose en una silla frente al laptop.

— Bien… la verdad quisiera tomar un baño y cambiarme de ropa; si es que me permites usar tu baño — respondió Maya con un sonrojo en las mejillas, sosteniendo una toalla y una muda de ropa en las manos.

Asuka hizo un gesto de que no había problema, a lo que la mujer respondió con una sonrisa, e ingresó al cuarto de baño cerrando la puerta tras de sí. Afuera, Asuka se concentró en la imagen de Shinji, que seguía muy entretenido viendo una película en el televisor de pantalla plana colgado a la pared de su habitación.

 

 

Continuará...

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Notas del Autor: Como pudieron ver en este capítulo, una gran jugada se está maquinando por parte de Ritsuko, para intentar dilucidar ante qué se está enfrentando, por medio del viejo y querido método científico. Por su parte, Maya también se prepara para realizar el esperado hechizo que podría librar a Shinji del acoso de una Succubus.

Quisiera comentar además, que si bien este capítulo fue totalmente serio, y sin ninguna escena subida de tono, esto era totalmente necesario para preparar el camino a lo que viene a continuación; el esperado choque de ciencia v/s magia.

Nos leemos en el próximo capítulo.