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Entrenamiento especial

NOTA: Los derechos de las series Neon Genesis Evangelion y Black Lagoon NO me pertenecen. Esta historia fue escrita sin fines de lucro, solo como medio de esparcimiento. No me demanden.

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 — Tiene que detener a esa mujer, Comandante. Quiere someter a los pilotos a un entrenamiento militar para convertirlos en máquinas de matar — dijo una molesta Ritsuko. 

 — Precisamente para eso está aquí la Capitán Balalaika, doctora. Para preparar adecuadamente a los pilotos y asegurar que cosas como la ocurrida en la última batalla, no se vuelvan a repetir — dijo Gendo, detrás de su enguantadas manos.

 — También quiere que cambie el diseño del Fusil de Positrones. ¿Tiene idea de lo complicado y costoso que resultará hacer esas modificaciones?

 — Sus razones tendrá para solicitar ese cambio. Mire, doctora. La Capitán Balalaika ha sido muy recomendada y su historial militar es, en una palabra: "Brillante". Déjela hacer su trabajo y vea los resultados antes de criticarla — repuso Gendo.

 Ristsuko estrechó los ojos ante esa respuesta, que no era precisamente la que esperaba.

 — Esa mujer está yendo demasiado lejos y sólo lleva una semana aquí. Y a todo esto, ¿por qué se trajo consigo a esa tropa de rusos con ella? Tienen pinta de asesinos de la mafia.

 — Bien, digamos que venía todo incluido en el paquete cuando la contraté — respondió Gendo, con una gota de sudor en la nuca al recordar la suma extra que tuvo que desembolsar por el grupo de rusos que debían venir con Balalaika, si quería que ella firmara el contrato — Los rusos fueron asignados como parte de Seguridad de NERV. Después de todo, estábamos pensando en aumentar la dotación. Ya se nos estaba haciendo poca para todo el trabajo que hay estos días. Solucioné dos problemas de una vez.

 Ritsuko solamente rodó los ojos y se dio la media vuelta para dejar la oficina del idiota que tenía al frente, antes de que se contagiara la estupidez.

 — La espero esta noche en mi casa, doctora — dijo Gendo, con una sonrisa un tanto lasciva, cuando la mujer estaba por cruzar la puerta. 

 Ritsuko se detuvo y apuñó las manos entre frustrada y enfadada consigo misma porque sabía que aunque su mente dijera no, su corazón siempre terminaba decidiendo por ella y al final terminaba en la cama de ese hombre de una forma u otra.

 — Ahí estaré — dijo cortante — Pero no se le ocurra sacar otra vez esa copia del kamasutra, o le juro que se la tiro por la cabeza — sentenció la mujer sin siquiera mirar atrás, saliendo de la oficina echando humo por las narices.

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Habían pasado cuatro días desde que Balalaika había determinado el nuevo régimen de entrenamiento militar para los pilotos EVA y las cosas parecían ir bien encaminadas, al menos eso dejaba entrever la cara de Balalaika, que si bien no era de alegría, tampoco era de enfado. La mujer tenía fe en las capacidades de sus subordinados. Al menos eso es lo que pensaba Misato, que por primera vez podría supervisar el entrenamiento de los pilotos EVA, junto con la nueva Directora de Operaciones de NERV. Estaba bastante preocupada, ya que estos cuatro días los pilotos se habían estado quedando en las instalaciones de NERV y no había tenido contacto con ellos.

 Obviamente no fue cosa fácil comenzar con esto, más que nada por Asuka, que al saber sobre la orden que había sido dada por la nueva Directora de Operaciones, a la que no quería ni acercarse después de que ésta le disparara, se había negado terminantemente. Al menos hasta que Balalaika se paró frente a ella y con una sola mirada la hizo cambiar de opinión.

 El que Asuka obedeciera de forma tan sumisa no era de extrañar. Hace unos días se había difundido por todo NERV el incidente protagonizado por uno de los gorilas de Seguridad de NERV, que hizo un comentario algo obsceno respecto a la belleza de la rubia cuando pasaba junto a ella por un corredor. Para mala suerte del sujeto, Balalaika alcanzó a escucharlo y en un parpadeo le había volado los dientes de un derechazo, para luego hacerlo girar en el aire con una llave, desencajándole y rompiéndole un brazo en el proceso. Al aterrizar recibió un balazo en una pierna, y si al pobre sujeto aún le quedan dientes, la rubia se los tiró cuando le encajó el cañón de su pistola Makarov en la boca. Lo que le dijo a continuación al sujeto no es algo que la gente de NERV quiera recordar, por su alto contenido violento. El desafortunado hombre terminó internado de gravedad en un hospital y pasaría largo tiempo ahí curando sus heridas, además de ser tratado por estrés postraumático.

 Con estos antecedentes, a todos en NERV les quedó más que claro que la nueva Directora de Operaciones era de armas tomar y que más valía no hacerla enfadar, ni estar cerca en un radio de varios kilómetros si eso llegaba a ocurrir. Ante la vista de estos hechos, Asuka decidió sabiamente tragarse su orgullo por una vez y acatar calladamente la orden de su nueva superior. 

 Aún así, a Asuka seguía sin gustarle la idea del nuevo programa de entrenamiento, ya que ella se encontraba lo suficientemente capacitada, pero cambió rápidamente de opinión nada más ver aparecer a quién sería su instructor. El instructor en cuestión, el camarada Sakharov, era un ruso cercano a los 30 años, 1,85 metros de alto, rubio, ojos azules, cuerpo musculoso, pero atlético, encantador como él solo y con un peligroso parecido a David Beckham. Ese fue el principal factor para que Asuka cambiara de opinión y siguiera a Sakharov al campo de entrenamiento de NERV con corazoncitos donde antes estaban sus ojos.

 Balalaika no había seleccionado al azar a Sakharov para encargarse de la pelirroja. Sabía que la chica se entusiasmaría al ver cuan apuesto era su instructor y lo seguiría sin mayores problemas. Por su parte, Sakharov no tendría muchos problemas con ella, salvo por el tema del carácter, que debía tratar de corregir. Pero como hombre apuesto, mujeriego y que pese a estar en guerra se las había arreglado para conseguir alguna mujer, por lo general militares, casi tan hurañas como Balalaika, Sakharov tenía la experiencia necesaria para lidiar con el carácter caprichoso de alguien como la Segunda Elegida.

 — ¿Lo ve, Katsuragi? Te dije que nuestra fierecilla cooperaría sin problemas con el entrenamiento que dispuse para ella — dijo Balalaika con una sonrisa de triunfo, al ver como Asuka practicaba defensa personal con Sakharov, disfrutando plenamente del entrenamiento aunque resultara totalmente apaleada, ya que su instructor podría ser apuesto, pero no era para nada blando, todo lo contrario, estaba barriendo el piso con ella.

 Parada junto a rubia una ya resignada Misato, que a esas alturas se había transformado en una especie de asistente de Balalaika, explicándole todo respecto a NERV, los EVA y la guerra que estaban peleando, miraba con algo de pena a Asuka por la paliza que le estaban dando, pero en el fondo la comprendía. Ella también estaría feliz si ese apuesto hombre estuviera tocándola, aunque sea como entrenamiento.

 — Bien, no puedo negar que fue buena idea. Asuka está cooperando sin mayores problemas. Pero me preocupa que se pueda entusiasmar demasiado con su instructor — comentó Misato.

 — Tranquila, Katsuragi. El camarada Sakharov no tomará la virginidad de la chica, si es lo que te preocupa. Sólo está abocado a cumplir con su misión — respondió la rubia.

 — Me alegra oír eso — dijo Misato más calmada, sin quitar los ojos de Sakharov, sea dicho de paso.

 — Pero podría darle luz verde si encuentro que un poco de sexo trae beneficios para el desempeño de la chica — dijo Balalaika, a lo que Misato reaccionó mirándola espantada por ese comentario. La rubia simplemente se encogió de hombros — Nada mejor que un hombre fuerte, apuesto y un con una verga grande y firme para mantener feliz a una adolescente. Además, seamos sinceras, Katsuragi, la chica va a necesitar sexo tarde o temprano y aunque la tengas viviendo junto a Shinji, veo muy poco probable que esos dos terminen revolcándose juntos.

 — Sí, puede ser... pero...

 — Tranquila, sólo bromeo. El camarada Sakharov tiene orden de mantener sus pantalones en su lugar — finalizó Balalaika, con una sonrisa irónica antes de continuar al siguiente campo de entrenamiento, con una poco convencida Misato, que se prometió tener una seria charla con Asuka cuando esta volviera a casa.

 

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Al llegar al segundo campo de entrenamiento, Misato se llevó una gran sorpresa. Ahí estaba efectivamente Rei Ayanami con su instructor, pero haciendo algo muy distinto a lo que hacía la pelirroja. Rei y su instructor estaban en medio de una práctica de Tai Chi. 

 — ¿Tai Chi? Pensé que Rei estaría practicando defensa personal como Asuka, u otra cosa de corte militar — cuestionó Misato a su superior.

 — Está recibiendo ese entrenamiento, no le quepa duda, pero también hay otras cosas que trabajar en esta chica — dijo Balalaika, encendiendo un habano — Sigue las ordenes al pie de la letra, pero parece un puto robot. Yo no necesito un robot. Necesito un soldado. El Tai Chi me parece que es ideal para que esta chica se suelte un poco, entre en contacto con en ella misma y su entorno y deje de ser tan jodidamente mecanizada en sus movimientos. El camarada Kolchinsky, que es como el maestro Zen del grupo, encontrará la forma de entender a esta chica y ayudarla a mejorar en su entrenamiento de buena forma. ¿Quién sabe? Para cuando Kolchinsky termine con ella tal vez sea una chica más normal, fuera de ser un soldado muy competente.

 Misato quedó sorprendida al escuchar la declaración de Balalaika y al ver como Rei seguía diestramente a su instructor en su práctica de Tai Chi. La verdad no se esperaba algo así, pero no pudo menos que sentirse un poco satisfecha. No compartía la idea de transformar en soldados a los pilotos EVA, pero debía reconocer que Balalaika eligió sabiamente el instructor para Asuka y Rei, que sería guiada por una persona que al parecer, sabía usar en una buena combinación la psicología oriental y las artes marciales.

 "Ahora solo me falta cerciorarme de que Shinji esté tan bien como Rei y Asuka" pensó Misato, siguiendo a Balalaika hasta donde estaba Shinji entrenando con el Sargento Boris.

 

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 — ¡¡MUEVE EL CULO, MOCOSO DE MIERDA!! — gritaba Boris, corriendo junto a Shinji por un circuito a campo traviesa habilitado en un sector dentro del Geo-Frente — ¿¿QUÉ RAYOS ESTÁS ESPERANDO, UNA INVITACION?? ¡¡¡CORRE, CORRE, CORRE!!!

 Misato miró espantada a un cansado Shinji, con tenida de combate, casco, un AK-47 en las manos y barro hasta las orejas, corriendo por un circuito, siendo seguido de cerca por el sargento Boris, que lo motivaba en forma nada de amable para seguir corriendo. Por su parte, Balalaika sonreía complacida.

 — ¿Qué le están haciendo a Shinji? — preguntó Misato, lista para saltar a librar a su protegido de su sufrimiento. 

 — Convirtiéndolo en un soldado — respondió Balalaika dándole una calada a su inseparable habano.

 — Pero esto es una crueldad — exclamó Misato, al ver como Shinji se arrastraba por el barro a punta y codo, bajo una malla de alambre de púas.

 — ¿Crueldad? Jaja... esto no es crueldad, Katsuragi, es sólo un juego de niños. Aún no has visto nada. La mejor parte está por comenzar.

 — Para usted que es veterana de guerra tal vez esto sea un juego de niños, pero no para Shinji.

 — Para este mocoso de mierda, el estar siendo entrenado por el Sargento Boris es lo mejor que pudo pasarle en su miserable sucedáneo de vida. Si tiene alguna neurona en la cabeza, sabrá sacar provecho de la oportunidad que le estoy dando.

 — ¿Oportunidad? ¿Hacerlo sufrir ahí abajo es una oportunidad? ¿Oportunidad de qué? — estalló Misato.

 Ante el reclamo de Misato, Shinji y Boris levantaron la vista y vieron que sobre una pequeña pronunciación del terreno estaban Misato y Balalaika, de pie observando el entrenamiento. Para sorpresa de Misato, tanto Boris como Shinji se cuadraron y saludaron en forma marcial a la rubia. Balalaika devolvió el saludo llevando una mano a su frente.

 Misato observó todo esto con la boca abierta, sobre todo porque Shinji no se veía para nada molesto con la situación, es más, le estaba sonriendo a Balalaika y ella le devolvía una media sonrisa. Luego de eso, Shinji volvió a su circuito de obstáculos y el Sargento Boris a increparlo para que se apurara. Entonces, Balalaika observó a Misato por unos segundos y exhaló una bocanada de humo antes de hablar.

 — Dime Katsuragi, tú que conoces a ese mocoso hace más tiempo que yo. ¿Qué suele hacer cuando lo presionan y lo obligan a hacer algo que no quiere?

 — Bueno, se niega, reclama... y llora en algunos casos — contesto con algo de cautela la morena.

 — Ahora el Sargento Boris lo está obligando a hacer algo que de seguro no le gusta, pero no lo veo negarse, reclamar o llorar.

 Misato se sorprendió al darse cuenta de las implicaciones de las palabras de Balalaika y observó a Shinji, que seguía recorriendo la pista de obstáculos, con el Sargento Boris pisándole los talones, gritándole para que moviera el trasero. Shinji no reclamaba, no ponía objeciones, no lloraba, él en verdad lo estaba haciendo porque él quería hacerlo.

 — Parece que al fin te diste cuenta — dijo Balalaika, cruzándose de brazos — Si el mocoso hubiera seguido por el mismo camino, tarde o temprano se hubiera topado con algo que lo terminaría bloqueando y no serviría para nada más que llorar como un imbécil, de seguro en el momento en que más se necesite de él.

 Misato no supo que responder a eso, sobre todo porque era verdad.

 — Los pasados días el Sargento Boris estuvo al borde de acriminarse con ese mocoso, ya que en un inicio se lo pasaba llorando como una niña acurrucado en una esquina, pero finalmente logró hacerlo entrar en razón. Ahora está ahí, pasando la pista de obstáculos, cansado y con barro hasta las orejas, pero lo está haciendo. Dime Katsuragi, ¿hace tres meses, Shinji hubiera hecho esto si lo hubieras obligado y le gritaras como le grita ahora el Sargento Boris?

 La morena miró a Shinji corriendo internándose entre las malezas por un sendero, seguido del Sargento Boris que le gritaba picándolo para que se apurara, acordándose de hasta su tatarabuela. 

 — No… no lo hubiera hecho –- reconoció tristemente Misato.

 — Pues ahora lo hace. Hay un cambio de actitud. Eso es lo que estamos trabajando aquí. Estamos cambiando su actitud para que deje de ser un mocoso de mierda, llorón, bueno para nada y pase a ser un soldado — dijo Balalaika, exhalando una bocanada de humo — Aún te falta, Katsuragi. Tienes mucho que aprender.

 Después de esas palabras, la rubia comenzó a retirarse, dejando atrás a una pensativa Misato, que finalmente levantó la cabeza y llamó a la mujer.

 — Capitán Balalaika. Yo no soy partidaria de sus métodos. Considero que hacer soldados de esos chicos es algo que está de más para el tipo de batalla que estamos librando, pero aún así, está haciendo algo bueno por ellos y yo...

 — ¿Crees que estoy haciendo esto porque soy un alma caritativa? — preguntó Balalaika, devolviéndose hasta quedar frente a Misato — Si dependiera de mi, me desharía de estos mocosos de mierda y pondría a tres de mis camaradas a los mandos de las Evangelion. Desgraciadamente no puedo hacer eso, así que no tengo más remedio que entrenar a estos tres para ser soldados competentes. Eso es lo que estamos haciendo y más les vale aprender bien o te juro que se arrepentirán.

 — Usted... — comenzó Misato, pero fue cortada por la rubia.

 — Estoy aquí por un motivo Katsuragi, y voy a cumplirlo, no importa que tenga que destruir medio Japón para lograrlo. Si estos mocosos no responden adecuadamente al entrenamiento que les preparé y se convierten en un obstáculo a mis planes, el maldito Instituto Marduck tendrá que buscar nuevos elegidos. Yo no doy segundas oportunidades.

 Con eso, Balalaika se dio media vuelta, dejando atrás a una sorprendida Misato, que más que nunca se sintió preocupada por los pilotos EVA, prometiéndose tener un ojo puesto sobre la nueva Directora de Operaciones de ahora en adelante.

 

 

Continuará...

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Notas del Autor: Comienza el entrenamiento de los pilotos y a evidenciarse algunos cambios en ellos. Balalaika, fiel a su estilo le dijo unas cuantas verdades a Misato. Pero, ¿qué fue lo que pasó para que Shinji se comportara de esa forma y le sonriera a Balalaika? Las respuestas en el próximo capítulo.

Saludos y nos leemos.