NOTA: Los derechos de las series Neon Genesis Evangelion y Black Lagoon NO me pertenecen. Esta historia fue escrita sin fines de lucro, solo como medio de esparcimiento. No me demanden.
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Una cansada Misato Katsuragi se tiró sobre el futón de su desordenada habitación, analizando lo que había visto en los distintos campos de entrenamiento de NERV los pasados días.
Asuka se veía bastante entusiasmada, más que nada por lo apuesto de su instructor, pero estaba cooperando y perfeccionando sus conocimientos militares. Rei también estaba aprendiendo cosas nuevas, como Tai Chi y por lo que supo luego, meditación. No solo la estaban entrenando para ser un soldado, también estaban tratando de que se abriera un poco y fuera una chica más normal. Eso le gustó mucho. Sería bueno para Rei, pero con respecto a Shinji, las cosas eran algo distintas.
En verdad Shinji había cambiado mucho y en muy poco tiempo. Balalaika tenía razón, había un cambio de actitud en él. Aún así, no dejaba de intrigarle la forma en que Shinji le sonrió a esa mujer, mientras que a ella ni la miraba. Lo más extraño es que Balalaika le devolvió la sonrisa. Pequeña, pero se la devolvió. Como ella no era ninguna tonta, intuía que algo había pasado, ¿pero qué?
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Unos días atrás...
Un frustrado Sargento Boris estaba por acriminarse observando al Tercer Elegido, que se suponía debía entrenar para volverlo un soldado, pero la verdad no había progresado mucho, por no decir nada.
Shinji estaba acurrucado contra una pared en el gimnasio de NERV, donde Boris decidió comenzar con la preparación física del piloto EVA. Para su mala fortuna, la actitud de Shinji no era la mejor y al presionarlo solo logró que el chico se encerrara en si mismo, se acurrucara en una esquina y se pusiera a llorar como una magdalena. Si no fuera porque el chico era irremplazable, ya le hubiera metido un par de balazos en el culo hace rato.
— ¿¿Y ahora por qué rayos estás llorando?? — regañó Boris molesto — ¿Así pretendes salir al campo de batalla a pelear con los Angeles? Lo único que lograras es que te maten.
— Como si a alguien le importara si muero — dijo Shinji, apenas audible entre lágrimas.
Eso fue suficiente para Boris. El no había sobrevivido a la guerra de Afganistán solo para aguantar los caprichos de un mocoso imbécil. En menos de un pestañeo el Sargento levantó de la sudadera a un sorprendido Shinji llevándolo a su altura para darle una penetrante mirada, antes de pegarle un certero derechazo en la cara y mandarlo de cabeza al suelo.
Shinji rodó por el suelo como un muñeco de trapo y cuando se detuvo, fue izado por las solapas y estrellado con fuerza contra la pared detrás de él, sacándole el aire de los pulmones. Al levantar la vista y recuperar el aliento, se encontró con la fiera mirada de Boris, que ni se inmutó al ver al chico con la cara ensangrentada producto del fuerte golpe que le dio.
— Por supuesto que no le interesas a nadie. ¿Quién querría perder el tiempo con un mocoso llorón y bueno para nada como tú? ¡¡No vales nada!! ¡¡Eres basura!! — le gritó Boris en la cara. Por un momento Shinji pensó que Boris iba a golpearlo otra vez; pero en vez de eso, le dijo algo que no se esperaba — Pero esa no es una razón para dejarse morir.
Shinji cayó sentado al suelo cuando Boris lo soltó. Este suspiró pesadamente y miró fijamente al piloto EVA con las manos en las caderas.
— Cuando tenía más menos tu edad, mis amigos y compañeros de escuela se burlaban de mí. Me encontraban débil, poco masculino, y siempre se metían conmigo. ¿Y sabes qué? Tenían razón. Era débil. Era poco masculino. Era un maldito alfeñique, justo como tú. Luego un día, llegó la guerra. Mi pueblo estaba en una de las primeras zonas en ser ocupadas y muchos murieron durante la batalla o fueron enviados a los campos de trabajo — dijo el Sargento, rememorando un tiempo pasado nada alegre para él — Yo estuve en uno de esos campos de trabajo y vi a los que se burlaban de mi tirados en el suelo, llorando y rogando por sus vidas. Les vi morir uno por uno, ¿y sabes qué? Al verlos morir de forma tan patética, tomé una decisión.
— ¿Cuál decisión? — preguntó Shinji casi sin darse cuenta, totalmente interesado por la historia de su instructor. Por su parte, Boris se inclinó sobre él para mirarlo directamente a los ojos.
— Decidí sobrevivir — respondió el hombre — Decidí que me importaba una mierda si no había nadie a quien le interesara mi muerte. ¿Sabes por qué? ¡Porque me di cuenta de que a la única persona a quien debía importarle, era yo mismo!
Shinji miró sorprendido a Boris. Sus palabras habían sido crudas pero encerraba una gran verdad.
— Ahora contéstame una pregunta, niño. ¿Quieres morir? ¿Realmente quieres morir?
— Yo… — comenzó Shinji, sin poder terminar de hablar.
— ¿Quieres que uno de eso Ángeles, o lo que sean esas condenadas cosas, pase sobre ti y te mande al infierno? — preguntó nuevamente el Sargento.
— No.
— ¡No te oigo, niño! ¿¿QUIERES MORIR??
— ¡NO!
— ¿¿NO, QUÉ??
— ¡¡NO QUIERO MORIR!! — grito Shinji con tanta fuerza, que hasta él mismo quedó sorprendido.
— Bueno, si eso es verdad, entonces tienes dos opciones. Dejar de llorar, levantarte y obedecer mis ordenes, o cavar un hoyo en el suelo y enterrarte en el por el resto de tu vida.
Shinji bajó la cabeza, cerró los ojos y apuñó las manos con fuerza al escuchar las duras palabras de Boris. Al parecer había un gran conflicto dentro de él, pero finalmente luego de unos segundos que parecieron horas, tomó una decisión. Shinji Ikari abrió los ojos con determinación y se puso lentamente de pie. Al levantar la cabeza se encontró con Boris mirándolo con una sonrisa de satisfacción. Para sorpresa del chico, de pie junto al hombre estaba nada menos que Balalaika, que lo observaba con una media sonrisa.
— Has dado el primer paso, mocoso. El más difícil — dijo Balalaika, dándole una calada a su inseparable habano — No soy dada a tener gestos con nadie. Es algo que no va con mi naturaleza, pero hoy me pillaste de buenas. Sargento, haga los arreglos para que el mocoso reafirme su recién descubierta masculinidad.
Boris sonrió afirmando con la cabeza, comprendiendo de inmediato lo que la rubia tenía en mente. Por su parte, Shinji miraba a ambos con creciente preocupación, sobre todo a Balalaika, que esbozaba una sonrisa traviesa en su cara.
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Balalaika caminaba rumbo a un cuarto en el sector residencial dentro de NERV, donde el Sargento Boris debía llevar a Shinji para reafirmar masculinidad. La rubia sonrió. Cuando conoció a Shinji Ikari, se decepcionó totalmente. Solo era un mocoso llorón pusilánime, pero hoy, luego de las palabras de Boris, algo había cambiado en él. La fuerza en sus ojos al ponerse de pie evidenciaba una firme determinación. Shinji había tomado la decisión de cambiar. Al verlo así, tan determinado, sintió curiosidad por ver hasta donde podía llegar. Pero por ahora, quería ver qué cara pondría luego su primera experiencia adulta. Con eso en mente dio la vuelta en un corredor y vio a Boris parado frente a una puerta con rostro serio.
— ¿Qué pasa, Sargento? ¿Le gustó la sorpresa al mocoso? ¿Ya se hizo hombre? — preguntó Balalaika divertida, con una sonrisa un tanto burlesca.
— Bien… la verdad… — comenzó Boris.
— ¡¡Me largo de aquí!! — dijo una enfadada mujer, saliendo del cuarto — Soy una profesional, pero no hago milagros. Esto me supera. Lo siento, pero búscate a otra que se haga cargo de esto. Acá está tu dinero guapo.
Boris recibió el dinero y solo pudo ver como la enfadada mujer se iba refunfuñando por el pasillo, mientras, Balalalika se paraba junto a Boris sin comprender qué rayos estaba pasando ahí. Entonces miró dentro del cuarto y vio a un desnudo Shinji Ikari, hecho un ovillo acurrucando contra la pared, en una esquina de la cama. La rubia miró a su Sargento con la pregunta implícita en los ojos.
— Bien, la prostituta trató... pero... bien. El chico se asustó y... no sé qué decir, Capitán. Esto no me lo esperaba.
Boris vio como una vena punzante apareció en la frente de la rubia a la vez que su mirada se tornada peligrosamente afilada. El hombre comprendió que su superior se había enfadado y eso nunca era algo bueno. Es más, comenzó a temer seriamente por la vida del joven piloto EVA.
— Eeehh… Capitán. Recuerde que necesitamos con vida al chico — le recordó.
— Puedes retirarte, Sargento. Yo me haré cargo a partir de ahora — dijo la rubia entre dientes, entrando al cuarto decididamente y cerrando la puerta de un fuerte portazo. Por su parte, Boris no sabía qué pretendía la rubia, pero estaba seguro que Shinji pagaría las consecuencias.
Dentro del cuarto, un compungido Shinji levantó la cabeza y se encontró de golpe con la penetrante mirada de Balalaika, que lo observara con furia a la vez que mordía con fuerza el habano en su boca.
— Debes ser el único mocoso de 14 años que tiene una mujer lista y dispuesta y no es capaz de hacer nada. ¿¿ACASO NO TIENES VERGA ENTRE LAS PIERNAS?? — rugió la rubia, jalando a Shinji del cabello para acercarlo a ella y constató de paso, que el chico efectivamente tenia algo entre las piernas — Vaya. Si tienes algo ahí después de todo — comentó contemplando el tamaño de ese "algo", mientras levantaba una ceja.
Balalaika soltó a Shinji que retrocedió cubriendo con las manos su masculinidad, mientras lo miraba como considerando alguna idea. Luego de reflexionar por unos momentos, exhaló una bocanada de humo y esbozó una sonrisa perversa, que no le gustó para nada a Shinji, al que casi se le salen los ojos de las orbitas cuando vio como la rubia comenzó a despojarse de su ropa.
Shinji trataba de no mirar, pero los ojos se le iban solos y vio, entre horrorizado y excitado, como Balalaika iba desprendiéndose una a una de sus ropas, revelando un cuerpo realmente espectacular.
— Puedes mirar si gustas — dijo ella, ampliando su sonrisa al ver como Shinji la mirada y como el cuerpo del chico reaccionaba ante lo que veía, cosa que la complació mucho.
Por su parte, el joven piloto EVA tragó sonoramente al ver los espectaculares pechos de la rubia, coronados por unos ya erectos pezones. Su cintura era estrecha y sus caderas amplias. Las piernas torneadas y largas. Las cicatrices de su cara, bajaban por su cuello a sus hombros, brazos, parte de sus pechos, abdomen y caderas. Pese a tener todas esas cicatrices en su cuerpo, estás no opacaban en nada la belleza de la nueva Directora de Operaciones de NERV. Shinji casi se ahogó en su sangre al ver como Balalaika se quitaba sus sexy bragas de encaje blanco, quedando totalmente desnuda, mostrando un vello púbico bien cuidado y rasurado para seguir la línea de sus bragas. La rubia amplió la sonrisa y le lazó juguetonamente las bragas a la cara al chico, que las tomó sin saber que hacer con ellas.
— Ca… Capitán Balalaika… ¿qué… qué va a hacer? — logró preguntar un nervioso Shinji, con las bragas de la rubia aún en una de sus manos.
Una desnuda Balalaika se trepó lentamente a la cama y se acercó a Shinji como una fiera salvaje acercándose a la presa que pasará a ser su almuerzo. La mujer acercó el rostro al del chico con una mirada salvaje y una sonrisa lasciva, quedando sus narices casi rozándose.
— Voy a convertirte en hombre, aunque tenga que matarte — respondió ella con voz afilada.
Ante la fuerza de esas palabras y la fiereza en los ojos de la rubia, Shinji Ikari supo que la mujer no estaba bromeando. Ella en verdad iba a matarlo si no era capaz de responder apropiadamente. Un, a esas alturas, aterrado Shinji, sintió como Balalaika reclamaba sus labios sorpresivamente con una fiereza que le erizó el cabello.
La rubia se fue sobre él llevándolo de espaldas en la cama. Shinji se sintió mareado al sentir el peso de Balalaika sobre él. El saber que una hermosa mujer desnuda estaba sobre él, permitiéndole experimentar la agradable sensación de piel contra piel, era electrizante. Más aún, al sentir como ella lo devoraba a besos, explorando su boca casi en forma desesperada, tal como si fuera una leona devorando a su presa. En eso, sintió como una mano de la rubia bajaba lentamente hasta agarrar firmemente su miembro, comenzando a masajearlo. Ella lo liberó momentáneamente del beso y lo miró directo a los ojos antes de susurrar con voz afilada.
— No me decepciones, mocoso, o juro que te mato.
El corazón de Shinji se heló ante esas palabras, que en verdad eran una amenaza.
Balalaika reclamó nuevamente los labios de Shinji, mientras seguía estimulando su miembro con una mano. Para el joven piloto EVA, esta era una situación límite mucho más tensa que las pasadas batallas con los Ángeles. Era una mezcla entre terror y placer, y por extraño que pareciera, comenzaba a gustarle. Solo esperaba sobrevivir para poder disfrutarlo.
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Un cansado Shinji Ikari estaba recostado de espaldas en una desordenada cama, que más parecía una zona de guerra. Las sabanas estaban arrugadas, rasgadas en algunas partes y con manchas de dudoso proceder aquí y allá. El aire estaba pesado, una mezcla entre olor a sexo y tabaco. A un costado de la cama, una feliz Balalaika se terminaba de vestir con una sonrisa de satisfacción en los labios. Shinji se atrevió a mirar a la mujer y sus ojos se encontraron. Balalaika amplió un poco más su sonrisa y encendió un nuevo habano.
— Puedes tomarte la tarde libre. Te lo ganaste.
El joven piloto EVA estaba más que sorprendido por el tono de voz relajado y la sonrisa de satisfacción de la rubia. Balalaika era la encarnación de la felicidad. Aún así...
— Capitán Balalaika… yo… bien… — intentó preguntar Shinji.
— Relájate. No te voy a matar, si es lo que tratas de preguntar — respondió la rubia, causando un suspiro de alivió por parte de Shinji. Con esas palabras, la Directora de Operaciones de NERV dio la vuelta y se dispuso a abandonar la habitación, pero antes de abrir la puerta, se detuvo y miró a Shinji por sobre él hombro — Te llamaré cuando necesite de tus servicios otra vez.
Con esas palabras, Balalaika abandonó la habitación, dejando a un impactado Shinji Ikari tras de sí.
El vástago despreciado de Gendo Ikari miró con los ojos desorbitados la puerta por donde acababa de salir la rubia. "¿Habría más?" se preguntó. Inmediatamente desfilaron por su mente todas cosas que había hecho en esa desordenada cama con la Directora de Operaciones y pese al cansancio, sintió como su camarada de armas comenzaba a ponerse estoicamente de pie, como dando su aprobación a la idea de ir a la guerra con esa belicosa rubia otra vez.
— ¡Wow! — fue todo lo que pudo decir Shinji, cayendo de espaldas en la cama, mirando el techo desconocido que estaba sobre él.
Continuará...
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Notas del Autor: Balalaika hizo de las suyas otra vez y nada menos que con Shinji Ikari. Bueno, no es como si Shinji hubiera resultado muy comprometido con eso, pese a que técnicamente fue violado por su nueva superior. Es más, al final le terminó gustando. ¿Habrá más sobre esos dos? Solo el tiempo lo dirá.
Una agradecimiento a mi amigo CromCruac por sus sugerencias para mejorar la parte de Shinji y Boris, de hecho, una parte de ese texto fue escrita por él.
Saludos y nos leemos.