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Definiciones.

La enorme pantalla de la televisión que gobernaba aquel salón de estar se encontraba allí encendida, publicitando a todos los patrocinadores que hacían posible que el programa que se exhibía saliera al aire. Sin embargo, dicho aparato tan solo anunciaba vanamente. Ya que no transcurriría demasiado tiempo para que aquella pantalla súbitamente terminara quedándose completamente inerte. Oportunidad donde, por medio de su oscuro reflejo, podía visualizarse el rostro de aquella única espectadora; quien decidió dejar de evadirse para dimensionar y asumir lo que había ocurrido durante esa tarde en aquel gris departamento de los suburbios, mientras rememoraba los hechos acontecidos.

Ella había concurrido al departamento de Rei bajo el pretexto de ir a buscar una prenda que le pertenecía, pero que al final no consiguió traerla de vuelta. No solo eso, atrás dejo también sus pretensiones de inocencia cuando rememoro los besos y abrazos que supieron acogerle y como de estas tenues manifestaciones pasaron a las caricias, y estas se hicieron mas profundas e intensas, para terminar esas dos desnudas en cuerpo y alma descubriéndose y explorándose con una pasión y un deseo que ninguna de las dos imaginaban siquiera que eran capaces de sentir, completamente ignorantes en estas materias pero a la vez presurosas por conocerse ambas simplemente se dejaron llevar por el calor del momento. De seguro ya mas adelante surgirían suficientes momentos para pensar. En aquel instante tan solo hubo tiempo para sentir, para conocerse, para amar.

Durante algunas horas lograron que no existiera en ese mundo nadie mas que ellas. Sin reservas ambas estaban ahí aceptándose y entregándose mutuamente, derribando las barreras que las separaban y buscando la mejor manera de conectarse entre sí.

Al final y sin mas tapujos ellas terminaron amándose sin razón ni medidas, aquello había sido mucho más que simple deseo o mera locura. Ambas lo sabían, pero no sería sino cuando al final, en medio de la suave calma que sobrevino después de aquella apasionada tormenta, que esta chica pudo comprender en plenitud lo que en verdad había acaecido dentro de aquel departamento.

Finalmente ella se había convertido ahora en una mujer, y lo había hecho de la mano de otra mujer. Y, como si fuera poco, de entre todas las mujeres tenía que haber sido precisamente ella la que le había enseñado el arte de amar.

Al regresar en si luego de sus pensamientos aquella chica sonrió por primera vez en mucho tiempo; se sintió muy feliz al saber que esa chica en apariencia fría y lejana no solo no le odiaba; sino que, por el contrario, era capaz de aceptarle tal cual como era, sin necesidad de que tuviera que fingir o aparentar lo que no era.

Pero no solo eso, hubo una cosa mas; una que esa chica nunca le dijo, pero había podido ver a través de aquellos ojos escarlatas. Fue entonces cuando la chica pelirroja cayo en cuenta de que no solo había sido aceptada, sino que también ella había sido capaz de abrazar y abrigar su alma.

"¿Ella me amo?". Se preguntaba para sí misma la segunda elegida. Ello aunque algo en su interior le hacía intuir que esa no era la verdadera pregunta que debía formularse, porque su corazón ya conocía positivamente la respuesta. Fue entonces que otra pregunta surgió reemplazando a la anterior:

"¿Yo puedo amarla?"

Y luego, tras negar sutilmente con su cabeza, se haría la interrogante que sabía que en verdad debía hacerse.

"Yo… ¿La amo?".

Aunque ella creía estar segura de sentir lo mismo, la chica pelirroja no se lo dijo en aquella intima ocasión. En su lugar, ella solo le sonrió de idéntica forma como estaba sonriendo ahora mientras seguía perdida en sus pensamientos. Y, al igual que en aquel momento, enseñaba una sonrisa especial y diferente, ya no era la típica sonrisa orgullosa llena de satisfacción que siempre ostentaba cada vez que lograba sus objetivos, o la sonrisa irónica que frecuentemente solía utilizar para ridiculizar o menospreciar a sus rivales.

No.

En esta ocasión la sonrisa que enseñaba era una sonrisa sincera, de esas que tan solo pueden brindarse cuando se experimenta la plenitud y felicidad dentro del alma, una sensación que desde hacía demasiado tiempo que no anidaba en el corazón de la segunda elegida. De hecho, nunca antes había conocido realmente lo que era el amor, nunca se había dado el tiempo para ello y siempre había rechazado todas las posibilidades; pero al esmerarse en ello solo había conseguido infringirse mas daño, y ya no quería seguir sufriendo.

Pero a pesar de estas certezas, Asuka todavía tenía un último temor, no tanto por ella, sino por el que dirán de los demás. Después de todo, lo que siempre suele esperarse de las chicas es que estas se transformen en mujeres y que esa transformación la hagan terminar de la mano de un hombre. Y aunque solía menospreciar y ridiculizar a los chicos de su edad por ser todos ellos unos "tontos, inmaduros y una manada de pervertidos", nunca había pensado realmente en convertirse en una excepción a dicha regla. De hecho y pese a sus pretensiones de autosatisfacción y de no necesitar de los hombres, en sus fantasías ella siempre soñaba con hombres más atractivos o maduros, como los galanes de las películas o telenovelas; o bien en alguien apuesto como Kaji. Aun cuando en lo mas profundo de su ser bien sabía ella que él jamás se fijaría en alguien como ella, quien todavía tenia mucho de niña y aún estaba muy lejos de ser una mujer, pero eso no le importaba. Después de todo soñar no cuesta nada y es gratuito…

Pero nunca pensó Asuka en llegar a ser una lesbiana. De partida nunca había reconocido realmente cuando otra chica era hermosa; mucho menos había pasado por su mente tener una relación amorosa con alguna chica, ni aun por mera curiosidad o entretenimiento. Eso iba mucho mas allá de su entendimiento. De hecho, podría pensarse que ella había perdido todo sentido de la decencia y la dignidad.

Sin embargo, y a la luz de todo lo que había pasado durante las últimas horas, ahora esas consideraciones repentinamente parecían importarle bien poco, ya no quería continuar aparentando ser lo que no era. No solo eso. Había aceptado reconocer que no era la mujer fuerte que pretendía ser. Que, a pesar de todas las apariencias, todavía era débil y, por sobre todo, que incluso alguien como ella necesitaba de la ayuda de los demás. Que necesitaba de alguien que estuviera dispuesta a estar siempre a su lado para apoyarla cuando mas lo necesitara, y necesitaba de alguien que le animara a seguir adelante. Ello, aun si esa persona era alguien como ella. No le resultaba fácil para alguien como ella tener que reconocer esto, pero aún ella había entendido de la forma más dolorosa que la vida nunca ha sido fácil para nadie. Y de seguro la vida tampoco había sido fácil para alguien como Rei; siempre silente, siempre solitaria, siendo tan fría pero, a la vez, pudiendo ser tan extrañamente humana. Muy probablemente ella en el fondo también necesitaba de alguien que estuviera a su lado, de alguien que la apoyara, que la comprendiera, que la amara…

Fue así como esa tarde Asuka descubrió que el corazón no responde a los dictados de la razón, sino que a la pasión. Y que si había algo que en medio de la desdicha de su existencia podía hacerla feliz debía luchar por retenerlo y no dejarlo escapar. Ya una vez había dejado escapar la posibilidad de ser feliz. Esta vez no sería estúpida, no volvería a cometer ese error otra vez. Y por ello fue que se juramentó a sí misma en un susurro pronunciado con férrea determinación:

-No renunciare a amar.

Satisfecha con dicha decisión, la pelirroja finalmente se permitió sonreír desprovista de complejos y culpas, mientras pensaba en lo afortunada que había sido, y en la suerte de que Misato tuviera que estar en el cuartel central toda la noche y no hubiera escuchado todos sus desvaríos.

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Habían pasado ya varios días desde que la segunda elegida definiera el nuevo rumbo que le imprimiría a su vida, decidiéndose a ser feliz y a salir adelante superando el pasado. Ya no podía seguir lamentándose de todo lo pasado, de lo que había hecho mal y de todo lo que había dejado de hacer. Y ahora daría un paso significativo.

Frente a ella, la colosal cabeza de un enorme Leviatán colorado de forma humanoide le observaba de forma imponente y orgullosa. Frente a este monstruo, estaba la mirada decidida de una joven de cabellera roja como la sangre enfundada en un traje de similares características. La vida tenía que proseguir, y si los enemigos del hombre todavía querían guerrear alguien debía estar ahí para detenerlos. Y ahora que él tercer elegido ya no estaba, todo dependería únicamente de ellas y de su voluntad para salir adelante.

-Voluntad-. Se dijo a sí misma. -¿Para qué una maquina requeriría poseer de alma y una voluntad? Eso no parecía tener sentido alguno. Quizás, pensó aquella muchacha, aquella palabra tan solo hacía refería a un recurso poético utilizado para definir la voluntad del piloto que hace posible que dicha maquinaria se mueva…-.

-Eso debe ser-. Se dijo a sí misma. –Si tengo la voluntad de perseverar, puedo lograr lo que me proponga. No puedo perder. No tengo porque perder.

Y convencida de estas palabras fue como Asuka emprendió el camino hacia unas escaleras que la llevarían a la plataforma donde ingresaría a su "Entry plug". Enfrentaría sus miedos y los vencería de una buena vez. Pero antes de ingresar, miró hacia un lugar lejano que estaba frente de si y sonrió. Y desde aquel lejano lugar un par de ojos rojos le respondieron con otra sonrisa, incentivándola para continuar adelante.

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En el centro de control todo el personal observaba como esta vez la segunda elegida lograba obtener índices de sincronización mucho mejores que la vez anterior. Y si bien todavía estos no eran como antes del ataque del último ángel, al menos ellos le permitirían a los científicos obtener mejores datos de la reconstrucción de la unidad segunda, la cual ya se encontraría por fin plenamente operativa para ser utilizada a la hora del combate.

Pero si bien todos pensaron en la unidad dos, hubo alguien quien pensó también en la piloto.

Mientras miraba las gigantescas pantallas holográficas que estaban proyectando en tiempo real los resultados de la reactivación, Misato Katsuragi noto que desde un tiempo a esta parte el comportamiento de Asuka había cambiado. Parecía que esta finalmente había conseguido asimilar los desafortunados sucesos de las últimas semanas y que ya había abandonado la idea de tirar todo por la borda. Después de todo había sido idea de la piloto el volver a pilotear el Evangelion y el retomar las pruebas de sincronización cuanto antes. Eso no hubiera sido extraño pensando en el usual y conocido comportamiento de su pupila. Estratégicamente hablando la recuperación anímica de Asuka era una muy buena noticia, ahora que solo tenían dos pilotos para combatir a los ángeles.

Pero Misato estaba viendo mas allá de la conveniencia estratégica. También le estaba sorprendiendo el nuevo comportamiento de Asuka, quien ahora se veía algo mas serena y tranquila. De hecho, ya no parecía tanto una chiquilla mal criada, sino que se estaba comportando mas bien como una mujer que poco a poco estaba madurando, aunque el afirmar eso todavía era algo demasiado aventurado. Después de todo, y en base a todo este tiempo viviendo con ella, había descubierto que Asuka aún era en el fondo una chica bastante frágil y que su comportamiento en apariencia orgulloso e inaccesible era su muy peculiar forma de relacionarse con el mundo y de evitar el dolor que este le pudiera prodigar. De la misma forma como lo hacía Shinji cuando estaba con ellos, así mismo Asuka también tenía tendencia a escapar de la realidad, solo que ella lo hacía por una vía distinta.

Misato dejo momentáneamente sus pensamientos y, luego de ver que la prueba se seguía desarrollando en completa normalidad, miro de reojo por los dantescos ventanales del centro de control que daban a las jaulas de contención, donde se encontraban las unidades Evangelion. Le llamo la atención el ver en un puente de dichas jaulas mirando a la unidad segunda a quien también era conocida como la primera elegida.

Rei Ayanami. Usualmente ella solo se presentaba para sus pruebas y controles, por lo que nunca se quedaba viendo las pruebas de los otros pilotos. De hecho, sabía que a Asuka no parecía simpatizarle la chica peliazul y, quizás, el desprecio era reciproco; aunque no lo sabía con certeza. En realidad, tenía muy pocas certezas sobre ella. Y, después de los últimos acontecimientos, las certezas eran todavía menores. La primera elegida aún parecía ser una entidad lejana y distante, difícil de abordar; pero ahora se la veía mas cercana con Asuka, así como en su oportunidad había logrado una discreta, pero cierta cercanía con Shinji. Y esto podría ser algo positivo, pensando tanto en términos de estrategia como en términos afectivos.

-Increíble… ¿Quién diría que alguien como Rei terminaría ayudando a Asuka a salir adelante?-. Reflexionó en voz alta Misato.

-Pues tienes razón, esa idea parecía bastante extraña como para creerla.

Ante dicho comentario formulado por la doctora Ritsuko Akagi, Misato pudo darse cuenta de que había pensado en voz alta y que obviamente la habían escuchado. En todo caso y por el tono de su voz, Ritsuko no parecía estar demasiado sorprendida con esa idea, aunque pudo ser solo una impresión del momento por parte de la Mayor, ya que volteo para volver a mirar a la doctora; solo que ahora la vio más concentrada en las gráficas proyectada por las gigantescas pantallas antes que en aquello que pudieran estar comentando otras personas.

Pero en realidad la blonda doctora no solo había escuchado el pensamiento de su amiga, sino que ahora se encontraba dimensionado el peso de las palabras que ella había dicho. Últimamente el comportamiento de Rei no parecía corresponderse con su habitual forma de ser. Dicho cambio todavía resultaba demasiado sutil y, dado que la chica peliazul no interactuaba con mucha gente, prácticamente nadie lo había notado.

Sin embargo Ritsuko si lo había notado. Y sabía que dicho cambio podía resultar demasiado preocupante para los largamente elaborados planes del alto mando, los que ya habían sido dramáticamente alterados con la fusión de Shinji con el Eva 01. Para ellos el escenario largamente planificado ya les resultaba demasiado adverso con estos cambios acaecidos. Y todavía menos les convenía este escenario si debían contar para ello con una Rei que comenzara a definirse y a sentirse claramente como una humana. Quizás, y si esta tendencia se mantenía, el alto mando tendría que considerar seriamente en buscar la manera mas adecuada de "reemplazar" a la piloto. 

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Una vez que estuvieron terminadas todas las pruebas, ambas pilotos fueron convocadas ante el alto mando tanto para informarles de los resultados de sus pruebas, como también para informarles de que esa noche ambas permanecerían acuarteladas en el cuartel central. Ya que todos los informes meteorológicos alertaban de la altamente probable llegada a Tokio-3 de una tormenta tropical que dependiendo de las condiciones podía incluso transformarse en un tifón de categoría leve.

-¿Y eso que tiene que ver con nosotras?-. Pregunto Asuka una vez que tomo conocimiento de la orden.

-En caso de que los informes de meteorología se confirmen y llegaran a presentarse alguna clase de eventualidad sería extremadamente dificultoso buscar a los pilotos y conducirlos al cuartel. Por esa razón ustedes se quedarán aquí-. Respondió Misato en tono sereno y con cierto dejo pedagógico de fondo.

-Ok, Ok… ¿Y durante cuanto tiempo tendremos que quedarnos aquí?-. Pregunto de manera algo fastidiada la segunda elegida ante la idea de quedarse allí por tiempo indefinido.

-Hasta que el clima mejore.

La chica pelirroja suspiro de resignación ante esta noticia, la cual no le causaba ningún agrado. Por su parte, una inmutable Rei Ayanami solo se limitó a asentir con su cabeza la orden proporcionada. 

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Ya más avanzada aquella jornada, y mientras comenzaba a caer la "noche", podía verse a Asuka observando al exterior por la ventana de su habitación asignada; donde le sorprendió el visualizar la inmensa y oscura bóveda del geofrente, la cual replicaba con asombrosa claridad y fidelidad el cielo estrellado de una noche despejada cuya tenue iluminación abarcaba toda la extensión del complejo. Aquella imagen parecía ser tan real que llegaba a olvidar que estaban a centenares de metros por debajo de la superficie que, según todos los informes climatológicos, ya había comenzado a ser castigada por una fuerte tormenta. Y sin embargo a su alrededor no había nada que permitiera delatar dicho disturbio, ya que todo estaba cubierto por el marco de una placida calma.

A Asuka le agradaba esa sensación de paz que no solo se percibía en el ambiente, sino que también había pasado a anidar también en su corazón; por lo que cerro sus ojos y disfrutó de esta sensación durante un buen rato más; hasta que escucho una puerta abrirse suavemente acompañados de unos pasos por aquel piso alfombrado, los que delataban que alguien acababa de hacer ingreso a dicha habitación. Ante esto, abrió los ojos para mirar por el reflejo de la ventana mientras sentía expectante su corazón al ver mediante ellos a aquella joven fémina.

Previamente, y en una determinación extraña, a ambas pilotos les habían asignado el mismo cuarto. Cuando el alto mando informó de dicha determinación Asuka no dejó de manifestar su pública sorpresa ante dicha decisión, aparentemente molesta por tener que compartir el cuarto con "Esa". Y en verdad no quería compartir el cuarto con ella. En parte porque a la pelirroja le gustaba demasiado mantener su privacidad; pero también para no tener que dormir con la que había sido la causante de sus quebraderos de cabeza desde hacía ya un tiempo a esta parte. Porque quizás volverían a hacer lo mismo que hicieron hace algunas tardes atrás. En realidad, no era que le desagradara la idea. De hecho, ella ya la había asumido. Solo que en esta oportunidad ambas se encontraban en el cuartel central y, si llegaban a sorprenderlas, no sabría que podría pasar con ellas…

En silencio y de manera lenta y sutil, la joven peliazul fue acercándose hasta quedar al lado de Asuka; mirándola de reojo y buscando la dirección hacia donde apuntaban aquellos ojos azules para mirar hacia donde miraban estos.

-No es real, y sin embargo pareciera serlo. Al punto de que puedes llegar a creer que es real-. Comento la chica pelirroja.

-¿Hablas de la bóveda del geofrente?-. Le cuestionó con su suave voz aquella inusitada acompañante.

-Por supuesto… ¿De qué otra cosa podría hablarte?

-Quizás… de nosotras…-. Respondió demorosamente Rei en un extraño tono neutral que, sin embargo, no parecía en esta oportunidad corresponderse con la tradicional tonalidad que aquella muchacha normalmente solía utilizar, sino que dicha voz parecía involucrar algo más, algo que en esos momentos Asuka no supo entender.

-¿Por qué dices eso?

-¿Por qué no quisiste que compartiéramos este cuarto?

-Bueno, lo que pasa es que yo no esperaba esto y quizás…-. Asuka no supo cómo debía completar la frase, y fue entonces que de manera súbita pudo darse cuenta que dentro de ella algo había cambiado. Ya que en una instancia como esta, y ante la falta de respuestas, normalmente habría buscado resolver ese impasse mediante la imposición absoluta de su carácter y con ello pensaría que dicho asunto se daría por dirimido. Pero en esta ocasión la pelirroja no sabía que responder.

-¿A que le temes?-. Preguntó Rei luego de un tiempo, ante el inesperado silencio hecho por su compañera.

-A… ¿a qué te refieres?

-¿Por qué quieres huir de mí?

-No, no, no… no es que quiera huir, es que no quiero que nos vean y nos sorprendan, no sabemos cómo vayan a actuar si llegan a descubrirnos…

-¿Lo que hacemos está mal?-. Fue el súbito cuestionamiento practicado por Rei. Duda para la cual Asuka no supo encontrar la manera de responder. De ahí que Ayanami volviera a la carga formulando otra interrogante.

-¿Sigues creyendo que lo que hacemos está mal?

-Po… ¿Por qué me haces esas preguntas?-. Pregunto molesta Asuka.

-No logro entenderlo. Porque dudas y temes, si lo que hacemos no está mal.

-¡¿No lo entiendes?!. No es que este mal, pero se supone que… bueno… no se espera que nosotras hagamos o estemos en "esto".

-¿Por qué no?

-¡¿Por qué me pones en estas disyuntivas?! ¡Que es lo que pretendes!

Rei se sorprendió ante este violento comportamiento, pero sobre todo se sorprendió más a si misma por su propia reacción. No era esta la primera ocasión que Asuka increpaba a alguien, como tampoco era la primera vez que le gritaba a ella; pero antes eso no le importaba ya que en aquel entonces la segunda elegida tan solo era otra forma más que poblaba su mundo. Pero ahora era diferente. Rei se sentía mal por ese comentario, se sintió lastimada. Y lo hizo saber hablándole con un tono que ahora sabía a tristeza:

-Hay muchas cosas que no conozco, que no logro entenderlas… quiero conocerlas, quiero entenderlas. Pero no sé cómo hacerlo. No tengo muchas certezas, solo sé que debo subir al Eva y pelear. Pero fuera de eso, no sé que puedo pretender de mí, por eso no puedo pretender nada de ti.

Ante tamañas palabras, ninguna respuesta le siguió, por lo que Rei prosiguió.

-Es posible que ambas estemos equivocadas. Quizás el que estemos juntas, si este mal después de todo. Solo que no lo sabemos. Y mientras no lo sepamos…

Ante el prolongado silencio forjado súbitamente por Rei, Asuka se volteó y miro cara a cara a su compañera. Esas últimas palabras hicieron surgir una expectativa en el ser de la segunda elegida quien todavía no parecía atreverse a dar el paso.

Pero tras escuchar las palabras dichas por la primera elegida sintió que ya no podía seguir aguardando durante más tiempo. La respiración se entrecorto y la emoción embargó a la chica pelirroja antes de que se atreviera a acercarse a ella y la abrazara mientras un par de lágrimas corrían por el rostro de la segunda elegida. Lagrimas especiales que en esta oportunidad no eran producto del sufrimiento o de la tristeza, sino que eran producto de la felicidad de saberse amada.

-No importa que no tengamos certezas, no importa si estemos equivocadas. Nosotras vamos a estar juntas de ahora en adelante. Siempre estaremos juntas-. Le juramento Asuka en medio de su voz entrecortada por causa de las lágrimas pero que irradiaban una firme determinación.

-Yo también estaré aquí, siempre estaré aquí… siempre estaremos aquí-. Fue la promesa que Rei le hizo a su vez a la chica pelirroja mientras la abrazaba, sintiéndose ella por primera vez perteneciente a algo distinto que no fuera su unidad Evangelion.

Fue así fue ambas permanecieron durante largo rato abrazadas en aquel cuarto, sin más iluminación que la proveniente del exterior mientras ellas expresaban y compartían las emociones que en el fondo de sus corazones ya conocían, pero que necesitaban expresarse, mientras se apoyaban la una a la otra.

Después de un largo rato ambas se separaron un poco, solo para verse ambas embargadas de un sentimiento de felicidad tan profundo y dichoso que por momentos llegaba a dolerles. Ambas doncellas lloraban a causa de la felicidad de finalmente haberse encontrado, y a pesar de las lágrimas caídas, ellas no fueron óbice para que compartieran durante largos minutos la sucesión de besos mas dulce que ambas se hubieran prodigado.

Una vez separadas ambas mujeres se miraron sonrientes mientras con sus dedos secaban los surcos de lágrimas de la otra, experimentado además el calor de la otra en sus mejillas mientras una vez mas volvían a extraviarse cada una en el mirar risueño de la otra. Pero a diferencia de la última vez, no parecían pretender ir mucho más lejos que eso.

-Será mejor que vayamos a dormir, mañana será un largo día y tendremos pruebas muy temprano-. Le dijo la chica del ahora risueño y cómplice mirar escarlata.

-Tienes razón-. Le respondió la chica de mirar azul mientras seguía sonriendo. -Pero antes…-. La frase quedo incompleta al besar a su compañera una última vez para desearle buenas noches, deseo que fue correspondido en idéntica manera por su compañera.

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Tal como lo había predicho Rei, el día siguiente sería un día demasiado largo.

Un día donde, sin saberlo ni proponérselo, muchas cosas cambiarían para todos.

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Continuará…

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