Nate había reflexionado sobre el tema de su madre. Sinceramente, lamentaba que tenga que afrontar una situación así. Había pasado poco tiempo con Catherine desde que conocí a los hermanos pero se notaba a simple vista lo mucho que los quería y como trataba a Nate, y ahora él siente que la está traicionando.
Luego de que él me contara todo lo que sucedía y cómo se sentía, nos quedamos en ese campo mirando las estrellas. No estoy segura en que momento pasó, pero me quedé dormida allí.
Abrí mis ojos tratando de acostumbrarme a la luz, sentía algo duro a mi lado y mi cuello dolía. Sin duda me había dormido en el piso con Nate. Lo miré, su castaño y despeinado cabello caía sobre sus ojos y tenía los labios entreabiertos mientras dormía. Me di vuelta para agarrar mi celular, tenía varias llamadas de Eli y en cuanto vi la hora entendí el motivo.
-¡Dios mío!- grité y me senté de golpe- ¡Nate! ¡Tienes que despertar!
Nada.
-¡Nate!- lo sacudí- ¡Tenemos que estar en la universidad en media hora!
-Hay mejores formas de despertar a una persona, ¿sabes?- sonreía sin abrir los ojos. Le pegué en el pecho y me levanté dispuesta a irme, aunque no sabía cómo- ¡Auch!
-Nate, no puedo faltar de nuevo a clases, necesito llegar.
-Tranquila, en diez minutos llegaremos-se levantó para acercase a mí-. Aunque, tal vez quieras decirle a mi hermana que te lleve algo de ropa, sigues con el vestido de anoche.
Miré mi atuendo mientras asentía.
-Bien, la llamaré. ¿Podemos irnos?- abrió mi puerta y se fue a su lugar mientras yo agarraba mi cabeza- ¿Cómo le explicaré esto a Lea?
-No hicimos nada malo- funció el ceño en lo que ponía en marcha el auto-. Yo hablaré con ella. Prefiero que me odie a mí a que tú te estreses por esto, después de todo fue mi culpa.
-¿Qué? No, Nate no fue tu culpa. Además, como tú dices, no hicimos nada malo- le sonreí y cogí mi teléfono para llamar a Eli, no dio tiempo a que sonara que ya estaba gritando.
-¡Oh, Dios! ¿Sabes lo preocupada que estaba? Mi hermano y tu deciden desaparecer justo ahora, temía que tus amigos se despertaran y no supiera explicar que sucedió. Tienes tanta suerte de que no te este…
-Eli- la llamé mientras ella seguía hablando- Eli…
Miré a Nate esperando que me diga que hacer.
-Ponla en alta voz- eso hice-. Elizabeth Taylor, cálmate y escúchanos.
Se oyó un suspiro del otro lado de la línea.
-Eli, estamos bien solo nos quedamos dormidos. No ocurrió nada, solo necesito que me lleves algo de mi ropa a la universidad y mis libros, estamos yendo para allá.
-Bien, pero no se librarán de esta conversación.
Suspiré y miré al frente mientras Nate conducía por las calles de Londres.
-Ayer no sabía dónde llevarte y por eso dimos un par de vueltas innecesarias- asentí-. Lamento esto Ali, tu solo querías ayudar y te metí en un lío.
-¡Hey!- hablé bajo pero llamando su atención- No le temó a tu hermana o a la mía, soy independiente, vivo sola en un país completamente diferente al mío. Solo que ahora mi departamento está invadido, y Lea es demasiado protectora conmigo. Pero no me arrepiento de haber venido, lo volvería a hacer si eso significa que tú estés bien.
-Gracias Ali, no sabes lo importante que es para mí que hayas estado ayer.
Tal como él lo dijo, en diez minutos llegamos a la universidad. Eli estaba en la puerta esperándome con los brazos cruzados, no le di tiempo a decir algo. Corrí a ella, agarré la bolsa con mi ropa, murmuré un gracias y me fui en busca de un baño.
Llegué a tiempo a clases, cambiarme dentro de un baño universitario no era como pensaba que sería mi estadía en Londres, pero ahora tendría una anécdota… o algo así. Cuando entre al salón, Nate y Eli estaban hablando en sus respectivos lugares, nos tocaba arte hoy por lo que me acomodé en medio de ambos.
-Ahora que vistes acorde a la clase y ya hablé con mi hermano sobre lo que sucedió quiero contarte que la única persona que se dio cuenta de que no estabas esta mañana fue Matt- la miré esperando a que siga hablando, esto no iba a ser bueno-. Le dije que habías ido a correr, aunque dudo que haya creído eso.
-¿Solo Matt se dio cuenta?-ella asintió, me agarré la cabeza.
-¿Qué sucede? Estoy seguro de que no le dirá a Lea que no estuviste anoche.
-Lea me regañaría a mí, me daría un sermón sobre cómo debo ser responsable en un país que no conozco. Pero Matt, él es sobreprotector y celoso. No se enojará conmigo, sino contigo-esta vez miré a Nate-. Es algo ilógico porque yo decidí ir contigo, pero para él soy su hermana pequeña y piensa que de esa forma me cuida.
Me encogí de hombros.
-Tranquila, estará todo bien.
-Cuando me fui no parecía furioso, al contrario creo que estaba más dormido que despierto. Tal vez si piense que fuiste a correr.
-Gracias por cubrirme, Eli.
En cuanto la clase terminó me despedí de los hermanos, les desee buena suerte en su casa y les advertí que cualquier cosa podrían llamarme. Por mi parte, me encaminé hacia la cafetería.
El cansancio estaba apoderándose de mí, el estrés poco a poco abandonaba mi cuerpo y era reemplazado por un fuerte dolor de espalda y cuello. Al parecer, dormir en un parque en medio de la nada no es tan cómodo como lo muestran en las películas. Sin embargo, volvería a hacerlo. Tener esa conversación con Nate era necesario, él me necesitaba y me sorprendía que en tan poco tiempo en el cual nos conocemos, ambos nos sentimos tan cómodos como para hablar de temas tan importantes como nuestras familias.
Podía ver a la pequeña cafetería color verde con el gran cartel enfrente desde donde estaba, "Leo´s" era bastante conocida en la ciudad. Sin embargo, era la única sucursal que tenían y los días de semana no eran tan atareados.
-Hola, Sara-besé su mejilla y fui a ponerme mi delantal-. ¿Qué tal tu día?
-Nada muy extraordinario, tuvimos bastantes clientes esta mañana. ¿Qué tal las clases?
-Bien, los martes suelen ser tranquilos- sonreí mientras atendía al primer cliente.
…
Nate:
Estaba demasiado nervioso por lo que pasaría a continuación, estaba estacionado frente a mi casa con Eli a mi lado ninguno se atrevía a bajar. El camino había sido silencioso, no habíamos puesto la radio y eso solo significaba que ambos estábamos pensando en cómo hacerle frente a la situación que se vivía en mi casa.
-Sabes que sin importar lo que Amelia diga tu seguirás siendo mi hermana y Catherine mi madre, ¿no? – ella no respondió, tenía miedo y lo sabía- Alisson piensa que debería escucharla, que a pesar de todo, conocer sus motivos tal vez podría ayudarme a dar un cierre.
-Nate- miré sus ojos llenos de lágrimas-, que mi madre haya conocido a tu padre fue lo mejor que nos pudo pasar a nosotras dos. Sinceramente, no temo perderte a ti, somos hermanos y eso no va a cambiar. Pero me da miedo como puede esto afectar a la relación de ellos.
-No lo hará, él la ama y eso no lo va a cambiar Amelia- ella apartó la mirada-. Sé que tú piensas que nosotros salvamos sus vidas cuando las conocimos, pero los cuatro estábamos rotos en ese momento. Nos unimos y por eso nuestra familia es más fuerte que cualquier otra. Catherine y tú trajeron la alegría a la casa, nos mostraron que la vida puede ser divertida si tienes con quien compartirla.
-Es curioso porque nosotras siempre sentimos que volvíamos a ser felices porque los teníamos a ustedes.
-¿Lo ves? Nuestra familia encaja como un rompecabezas, y nadie romperá eso- salí del auto y fui a su lado para darle un abrazo-. Enfrentaremos esto juntos, ¿sí? No me dejes solo, por favor.
…
Alisson:
Cuando el turno de Sara terminó ya no había tantos clientes que atender. Una pareja mayor estaba sentada al fondo de la cafetería y un hombre con una niña tomaban unos batidos frente a la ventana.
Revise mi celular para saber si había noticias de Nate y Eli, o si Lea se había contactado conmigo. Pero no había nada. Me preocupaban los hermanos, ambos estaban pasando por una situación difícil y no me gustaba verlos así. Sin embargo, este era un tema que debían resolver juntos y más que escucharlos no podría hacer.
-¿Todo bien?
Miré al frente para encontrarme con Aaron.
-Sí, lo siento estaba preocupada por un amigo- me apresuré a dejar el celular-. Tu padre ya se fue, pero puede tomar algo si gusta.
-Lo sé, venía a buscar algo que se olvidó. ¿Puedes prepárame un café en lo que lo busco?
-Enseguida lo preparo -en menos de cinco minutos tenía un café y un pastel para acompañarlo, justo a tiempo para cuando él salió de la oficina-. Le serví una porción del cheesecake que hicimos hoy.
-Gracias- sonrió y miró la cafetería-. ¿Quieres tomar algo conmigo? No hay mucha gente y no le diré al jefe.
Guiñó un ojo y yo sonreí.
-Claro, déjeme hacer un café para mí y voy con usted.
Entré a la cocina y revisé por última vez mi celular, nadie me había hablado. Encendí la cafetera y tomé una porción del pastel para mí también. En cuanto la maquina dejó de funcionar indicando que el café estaba listo me dirigí a la mesa donde estaba Aaron, antes deposité en la caja el pago por lo que consumiría.
-Tengo entendido que vienes de Argentina, ¿es verdad?- empezó él a hablar y yo me limité a asentir- ¿Puedo saber el motivo por el qué vienes de allí?
-En realidad, no es ningún secreto. Conseguí una beca para poder estudiar aquí, deje a toda mi familia y amigos pero supongo que valdrá la pena.
Me encogí de hombros mientras tomaba un sorbo del café.
-¿Supones?
-Empecé la universidad hace tres semanas más o menos, no puedo decir mucho sobre el tema. Es difícil estar lejos de todos, conocí a algunas personas aquí pero extraño mi país. Por suerte mi hermana y algunos amigos pudieron venir a verme esta semana, pero es todo tan costoso que para que yo pueda ir o ellos volver aquí, será complicado.
-Comprendo- me tomé mi tiempo para observarlo. Tenía una camisa con los primeros botones sin abrochar, su cabello oscuro caía sobre sus ojos celestes y su boca degustaba un poco del pastel-. Yo estudio administración de empresas, estoy en el segundo año de la carrera. Mi meta es, al graduarme, encargarme del local e implementar franquicias en la ciudad, creo que el lugar tiene potencial como para eso.
-Sin duda que sí. La verdad, es la primera vez que pruebo el pastel, y esta exquisito.
-Casi tanto como el café- sonrió mientras me miraba-. Alisson, tal vez podríamos salir algún día.
Abrí la boca para responder cuando la campana de la puerta sonó indicando que un cliente había entrado, miré para encontrarme con Eli y Nate.