Bagdur

Alzur no me dijo mucho más, y se retiró, no sin antes indicarme cuál era mi habitación.

Era bastante grande, en verdad, la cama era el doble de grande de la que tenía antes de llegar acá.

Una bella alfombra estaba justo adelante de la cama, que como las camas de la realeza, tenía hermosas cortinas blancas para dar más privacidad.

Pero lo que más llamó mi atención fue un cuadro colgado al lado derecho de la cama, era una pintura donde se veían a tres hermosos jóvenes posando contra un árbol.

Si es que acaso fue colgado aquí por su importancia, estos deberían ser mis difuntos hermanos.

La pena empezó a llegar a mí, mi mente ya había aceptado que en verdad no era un brujo y podía sentir sentimientos como la tristeza.

En verdad no los conocía nada, pero tampoco debía ser justo lo que les pasó, pero quien tenía la culpa si es que no el destino.

Aunque estaba seguro de que el destino, también tenía escrito para su cuerpo la muerte.

Su existencia podía causar un sin fin de bolas de nieves en este mundo, a más que se esforzará por no crearlas.

Pero por ahora parecía haber medido mal el cansancio que mi cuerpo ocultaba.

Mi mente empezó a centrarse en la cama y en la necesidad de acostarme y qué buena que no hubiera nada que lo impidiera.

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Mientras Morfeo se hacía cargo de atender a Tarantir, en las puertas de la torre de Alzur una sombra esperaba calmadamente sobre su caballo a que las puertas se abrieran.

Para esto no pasó mucho tiempo más y la misteriosa figura paso a través de los arcos de la puerta.

Se encontró delante de otra figura que lo esperaba en lo alto de unos escalones de cuarzo.

Era obvio por su postura, que era el señor de la torre, Alzur, y esperaba a la figura que desmontaba su caballo.

Alzur: "Es bueno que aceptaras mi ofrecimiento Bagdur, aunque ha pasado bastante tiempo, ya hasta tenía miedo que hubieras muerto matando alguna extraña bestia en los confines del continente"

El hechicero sonrió después de hablar, pero siguió sin moverse de la cima de las escaleras.

El tipo a quien nombro, Bagdur entrego su caballo a un lacayo de la torre y se quitó la capucha.

Era este un hombre alto de 2.10 metros aproximadamente, de cabellos marrones y gran barba, era tal vez lo más parecido a un oso que uno podria encontrar en la ciudad de Wyzima.

Aun así, no era su cuerpo lo que resaltaría cuando uno lo mirara fijamente, sino más bien la gran cantidad de cicatrices que se podían ver, no eran tantas para desfigurarlo, pero si las suficientes para entender que era un tipo con el que no deberías ni pensar en cruzar espadas.

Bagdur: "Vaya que lo intente Alzur, puse a prueba tus mutaciones tanto como pude, pero parece que es imposible matarme por lo menos por ahora, pero aún tengo la esperanza de que alguna bestia sea capaz de darme muerte y tener el placer de comer de mi carne".

Alzo la voz un poco para hablar, era tan grave que los empleados presentes o cerca pudieron sentir la necesidad de agachar la cabeza y los caballos esconder su cabeza dentro de sus establos.

Alzur: "Uno creería que andas buscando la muerte, Bagdur, tal vez deberías intentar alegrarte un poco".

Dijo intentando alegrar la conversación un poco, al mismo tiempo que Bagdur llego a la cima de las escaleras y le dio la mano, ambos se dieron un fuerte apretón, a pesar del gran tamaño de Bagdur uno podría ver que sentía un gran respeto por el mago.

Bagdur: "Ya lo intenté, en el burdel de la ciudad, pero ninguna de las chicas pudo pasar la noche sin llenar mis almohadas de lágrimas, tanto llanto termino por deprimirme"

La conversación ligera continua hasta que ambos llegaron a una sala de estar dentro de la torre, obviamente y como se esperaba de cualquier mago, era lo más ostentosa posible, con pisos de mármol, hermosos asientos, muebles de la mejor madera y una chimenea que se encargaba de mantener el calor en toda la instancia.

Cada uno tomo asiento en unos muebles que se encontraban alrededor de una mesa de ajedrez, las piezas estaban en sus posiciones de inicio por lo que es posible que nunca se hubieran utilizado, después de todo Alzur e Idarrán preferían pasar tiempo en sus laboratorios.

Bagdur: "Entonces dime Alzur, estoy seguro de que no me llamarías por algo que no sea importante, que feroz espécimen quieres atrapar para su estudio"

Es muy probable, si no que totalmente comprobado, que Alzur haya aplicado mutaciones al cuerpo de Bagdur, y siendo que la teoría decía que solo se puede hacer con niños, es entonces razonable que ambos se conocieran por ya mucho tiempo.

Alzur no respondió de inmediato, decidió primero llenar las copas que se encontraban sobre la mesa antes de eso.

Dicho movimiento aunque normal para cualquiera, levanto las sospechas de Bagdur, conocía muy bien a Alzur y no era la primera vez que lo llamaba, normalmente lo hubiera animado a moverse esa misma noche a cazar lo que hubiera que cazar.

Alzur: "Temo Bagdur, que la razón por la que te he traído, no ayudara en nada a ese sueño tuyo de morir a manos de una temible bestia"

Bagdur no dijo nada, pero no pudo evitar mostrar una ligera sonrisa.

Alzur: "La razón por la que te traje es en verdad un poco más personal y lo considero, por tanto, mucho más importante que cazar un espécimen"

Al Terminar el hechicero rapto la copa de la mesa y tomo un gran sorbo.

Bagdur: "Sé directo Alzur, ambos sabemos que no soy capaz de negarte algo, ¿quieres que asesine a alguien?,¿qué rapte a alguna persona?"

Bagdur parecía inquieto con la falta de información.

Alzur: "Nada más lejos de la verdad"

Respondió un poco indignado Alzur, nunca había necesitado llamar a un brujo para encargarse de sus enemigos y el secuestro nunca fue necesario, cuando los padres vendían alegremente a sus hijos por unas monedas.

Alzur: "Tengo un hijo"

La declaración impactó directamente a Bagdur, ya que logro hacerlo callar hasta que el silencio se volviera incómodo.

Alzur: "No es un niño normal si te lo preguntas, fue creado y concebido con el único propósito de ser la cúspide de la evolución".

Bagdur inundo la pausa que hizo Alzur con una ligera risa, aunque para los demás eran unas carcajadas que sonaron en varias habitaciones.

Bagdur: "No, no me sorprendes en absoluto, Alzur era exactamente lo que uno esperaría de ti, ¿Por qué educar a tu hijo para que sea el mejor?, es más práctico manipular sus genes para que no haya dudas de que lo será ".

Dijo con ironía el brujo.

Alzur se notó ofendido, pero era orgulloso, y también conocía el humor de Bagdur como para tomárselo personal, pero es que tan poco creía que ese razonamiento esté mal.

Alzur: "Entiendo lo gracioso que debe sonar esto viniendo de mí, pero solo para que entiendas lo serio que veo la vida de mi hijo, te contaré algo que no quería dar a conocer, es sin temor a equivocarme el único hijo que tendré, en el proceso para concebirlo, perdí a su madre y a otros dos hijos".

Esta fue una de las pocas veces en las que Alzur se volvió tétrico, Bagdur sabía que en verdad nunca comprendería los sentimientos de ser padre, era algo que Alzur le dejo en claro desde hace mucho, pero con sus experiencias recorriendo el mundo, entendió que es un dolor de huevos ser uno, pero es un dolor al alma cuando se deja de serlo.

Alzur: "La propuesta que te ofrezco es una a largo plazo y que no podía ofrecer a muchos más, quiero que te encargues de entrenarlo en los artes de las espadas, y todo lo que creas que necesite"

Entonces Alzur se detuvo esperando una respuesta.

Bagdur: "¿Quieres que lo entrene para ser un brujo?, ¿la idea no era mantenerlo a salvo?"

El mago hizo una pequeña sonrisa

Alzur: "Es que no hay acaso mayor seguridad en este mundo que saber defenderse a uno mismo, No preocupes, él aguantara el entrenamiento físico y yo me encargaré de que aprende a manejar la magia, ¿Cuento contigo para este encargo?"

El hombre que parecía un oso tomo la jarra directamente y la bebió durante unos segundo, hasta que la devolvió casi vacía a la mesa.

Bagdur: "Necesitaba esto para poder decir que dije que acepte este trato bajo los efectos del alcohol"

La sonrisa apareció en ambos, sobre todo porque ambos conocían que se necesitaba mucho más que una pequeña jarra de cristal para sacar de sus sentidos a un brujo.