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Capítulo 47: Nuevo plan

Unas horas antes, temprano por la mañana, en el superbloque del bloque 2, se encontraba el Breeder preparando el ritual que permitiría reforzar su lanza a un nuevo nivel. A su alrededor, un grupo de Windwalkers volaban inquietos por todas partes, impacientes por ayudar a su progenitor.

Sin embargo, el Breeder ya no necesitaba su ayuda, pues por fin había recolectado el número suficiente de cadáveres durante la noche. Se sentía bastante satisfecho, pero el hecho de que todavía no podía volar le impedía sentirse mejor. Al zombie no le gustaba que una parte tan vital de su cuerpo tardara tanto en curarse, pero no podía hacer nada.

El ritual iba a ser un poco más complicado que la vez anterior. Ya tenía todos los huesos que necesitaba y toda su progenie se había dado un festín con la carne sobrante. Acumuló todas las calaveras en un círculo y luego colocó el resto de los huesos adentro, ordenándolos desde los más grandes a los más pequeños. Esto le había llevado varias horas, pero por fin había terminado.

Impaciente, el zombie colocó su lanza en el centro del círculo y canalizó casi toda la energía que contenía su cuerpo. Alegre, observó cómo se manifestó una luz verde brillante que cubrió toda su vista. A medida que pasaban los segundos podía sentirlo, su nueva arma iba a ser sorprendente.

El ritual duró unos minutos y el resultado fue una lanza de hueso de color puro que parecía poseer diminutos agujeros en su estructura. Estaba decorada con extrañas figuras abstractas de un color verde brillante. El Breeder sostuvo el arma y decidió probarla, por lo que se dirigió a la punta del techo e intentó encontrar un objetivo válido.

No tardó en centrar su vista en un decrépito árbol en la empinada pendiente justo detrás del superbloque. Ajustó su postura y, sin esperar más, lanzó la lanza, potenciando el disparo con su magia de viento.

Todo sucedió tan rápido que el zombie apenas pudo darse cuenta de lo que ocurría. Su magie se comportó ligeramente diferente, pues en vez de impulsar directamente el arma, se introdujo en su estructura hueca y luego impulsó con un chorro de aire a presión la lanza. Además, la punta de la misma fue recubierta de una capa de energía que disminuyó significativamente la resistencia del aire.

El resultado fue que la lanza atravesó el tronco del árbol, se clavó en la tierra, llegó a unos tres metros de profundidad y luego liberó una parte de la energía que aún tenía en su interior para liberar una potente exploción que dejó un agujero en el suelo.

La lanza volvió a la mano del zombie unos momentos después. Estaba bastante satisfecho con los resultados, pero enseguida notó algo negativo: el ataque a total potencia había gastado demasiada energía, no podría utilizarlo muy seguido.

Algo enojado, comenzó a lanzar repetidamente la lanza hacia diferentes árboles hasta lograr tener un preciso control de la energía utilizada en cada uno de ellos. Para desgracia de los árboles en dicho talud, el zombie no estuvo completamente satisfecho hasta encontrar el equilibrio ideal entre energía y poder, de forma que repitió el lanzamiento una y otra vez por cientos de veces.

Finalmente, volvió a su puesto favorito en el tejado del edificio, justo sobre el tanque de agua. Saltar sobre él fue un poco incómodo debido a su ala herida, pero no tardó en conseguirlo. Su progenie continuaba revoloteando por el aire. El zombie los miró y decidió que debería comenzar a conquistar los edificios vecinos.

Utilizó un poco de energía para comunicar esta decisión a toda su progenie, un pequeño truco muy útil que había aprendido cuando dio vida a la primera generación de sus descendientes.

Los Windwalkers se dispersaron en pequeños grupos y dirigieron el ataque hacia los edificios más cercanos. Algunos con éxito, otros con un lamentable fracaso, pues debido a la naturaleza variada de los diferentes zombies, los Windwalkers tenían una ventaja abrumadora contra algunos enemigos, mientras que estaban en total desventaja contra otros. El breeder sintió algo de ira con cada muerte que podía sentir, pero pronto se volvió insensible a ello.

Sin embargo, no tardó en toparse con un problema mayor. Un gran grupo de sus Windwalkers murieron repentinamente. El Breeder miró en la dirección en la que había ocurrido el hecho y decidió que era mejor evitar aquella zona por ahora, por lo que emitió una alerta a todos los Windwalkers y siguió su espera. Comenzaba a irritarse porque su ala tardara tanto en curarse.

Miguel, mientras tanto, luego de ver la luz verde sobre el horizonte, corrió al último piso del superbloque intentando obtener una mejor vista. Por desgracia, no sirvió de mucho. Lleno de una tensa anticipación, observó con nerviosismo hasta que la luz desapareció.

Justo cuando pensó que todo volvería a la tranquilidad, una potente explosión se escuchó a lo lejos. Esta vez, dicha explosión llamó la atención de todos los supervivientes en el refugio. Algunos de ellos salieron de sus casas, con miradas preocupadas.

Miguel no podía quitarse la sensación de que algo malo estaba a punto de pasar. En ese momento, recibió una llamada. El viejo militar atendió el teléfono y escuchó la voz tensa de Terry.

—Miguel, hay problemas, creo que necesitamos despertar a Adam, hay cambios en la plaza.

Miguel reprimió un escalofrío.

—¿Tiene que ver con la luz verde?

—No, la luz verde parece ser una mala noticia completamente diferente, creo que provenía del superbloque en el bloque 2, pero con todas esas lanzas no me atrevo a acercarme. Además, parece que hay grupos de Windwalkers atacando otros edificios, y esto es lo que me tiene preocupado.

—¿Entonces qué diablos ha ocurrido?

—La monstruosidad de carne fue atacada por un grupo de Windwalkers y esta reaccionó… —Terry se detuvo un momento, Miguel esperó la respuesta con creciente tensión—. No sé cómo explicarlo. Cuando las lanzas de casi 10 zombies atravesaron su piel, toda la masa se estremeció y luego cientos de ojos se abrieron al unísono. Momentos después todos los windwalkers cayeron muertos. La cámara usada por Rony terminó destruida luego de aguantar unos segundos, incluso parte de su software fue afectado, como si parte de él hubiera desaparecido. Logré rescatarlo, pero no creo poder arreglarlo pronto.

Miguel sintió un escalofrío recorrer su cuerpo, ¿Qué clase de ataque podía acabar con un grupo de zombies de manera instantánea.

—¿Qué tan poderoso crees que sea?

—Mucho, no sé qué diablos pasó en esa plaza para dar vida a tal cosa, pero estoy seguro de que tenemos que hacer algo con respecto a ello ahora mismo.

Miguel se quedó callado, esta vez Terry parecía afectado. ¿Acaso había sido afectado por el ataque de alguna forma, incluso a través de la cámara?

—¿Estás bien? ¿El ataque no te afectó, o sí?

Terry permaneció en silencio un momento antes de responder.

—Sí, y aún no puede procesar lo que sucedió, es como… como… ¡No lo sé! ¡Es muy frustrante! Fue como si algo intentara arrastrarme a algún lugar, pero al final falló, o eso creo.

Miguel tragó saliva. Intentó decir algo, pero no supo qué.

—Será mejor que descanses, trabaja en Rony o distráete, iré a despertar a Adam.

—Si, eso era lo que iba a hacer de todos modos.

Terry colgó el teléfono y Miguel lo observó por unos segundos. Necesitaban hacer algo, matar a esa cosa se había vuelto una prioridad absoluta. Por fin y sin perder más tiempo, comenzó a bajar las escaleras. Hubiera podido llamar a Adam, pero no creía que lo fuera a despertar y era mejor idea hablar cara a cara estas cosas.

Como siempre había sucedido en su tiempo de servicio en el ejército, lo peor venía antes de la tormenta. Durante esos momentos, Miguel siempre se había sentido indeciso y cobarde. Pero cuando la acción comenzaba, él era capaz de ignorar todos esos problemas y centrarse en lo importante. Era esto lo que le había mantenido con vida durante la guerra a pesar de no resaltar mucho entre sus compañeros.

Invadido por esta misma fortaleza, se encontró antes de lo que podía imaginar frente al apartamento de Adam. Sin embargo, no importaba cuánto golpeara la puerta, Adam no parecía despertar.

Fue entonces cuando Miguel logró calmarse, se dio cuenta de que lo que estaba haciendo en parte era estúpido. La situación era grave, pero ¿qué pensaba hacer corriendo hacia Adam de aquella forma? Estaba seguro de que muchos sobrevivientes del superbloque le habían visto correr y estaría sorprendido si muchos de ellos no estaban en pánico ahora.

Por un momento pensó en convencer a Adam que debían correr directo hacia aquella monstruosidad y matarla ahora mismo, pero ¿acaso no fue este el mismo error que llevó a la muerte a parte de su grupo, al principio de todo este desastre? Ahora lo importante era calmarse e intentar pensar en un plan que tuviera sentido cuando Adam despertara.

—¿Hay algún problema?

Miguel se sobresaltó al escuchar la voz de Tracel, que había escuchado al viejo militar hacer un escándalo fuera del apartamento de Adam.

Unos pasos detrás de Tracel estaba Tarin, que parecía todavía agotado.