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Receta secreta

- Que bueno que llegamos están bien, estaba muy preocupada.

Laura abraza a sus hijos entre llantos mientras yo simplemente estoy sentado a un costado de la casa.

- ¡Muchas gracias Rumai!

- Uhg

Laura salto hacia mí, y al intentar abrazarme, me dio justo en la herida.

- Lo siento

- Está bien, solo mantén distancia.

Aparto a Laura de mi con mis brazos, pero ella insiste en acercarse para abrazarme.

- Laura, deberías dejarlo tranquilo. ¿qué le paso a tu rostro? Te ves horrible.

- ¡Oye! Eso es grosero.

Grant acaba de entrar en la casa y al ver el rostro hinchado y mocoso de Laura dijo eso sin filtro. Dirigiéndose hacia Grant dice:

- Nos volvemos a ver Rumai el Martense.

- Sí, aunque esta vez, creo que ganaste.

- Obviamente, cuando estoy sobrio, soy más fuerte que tú.

- ¿Acaso quieres una revancha?

Miré a Grant con algo de disgusto, el ambiente se puso raro, pero la voz de Laura nos interrumpió:

- Nada de peleas en mi casa, tenemos suerte de estar bien, asique coman.

- Ok

Laura nos dio unos platos con "golpe de vida", Grant no dudó ni un segundo ante de empezar a comerlo velozmente.

<< Supongo que está muy acostumbrado >>

- ¿Qué pasa?

- Nada.

Grant se dio cuenta de mi observación asique tomo un bocado y…

- Cof, sigue siendo fuerte.

- Esa es la idea. Después de tensar tanto sus músculos el golpe de vida es lo mejor. La receta se creó con ese fin.

- Con ese fin…

La última frase me llamó la atención e inconscientemente la repetí. Laura mirándome felizmente dice: 

- ¿Te interesa?

- No quiero que me adoptes.

- Eres malo. Pero no podría exigirte ese capricho mío.

- ¿Qué?

<< Estaba seguro que seguiría insistiendo >>

Laura mirando hacia su costado de manera seria dice:

- Muret me contó lo que pasó, asique te estoy muy agradecida, una receta secreta no es nada comparado con mis hijos.

- Ya veo.

<< Hace tiempo que no veo esa tierna mirada de una madre por sus hijos. La última vez que vi la de mi madre, fue hace mucho >>

Algo melancólico surgió dentro de mí, pero recobrando la compostura digo:

- Esta bien, dime el secreto si quieres, pero...

Mirando a Grant, el comenta mientras sigue comiendo lo que parece ser su tercer plato:

- Yo ya lo sé, tampoco es que Laura lo guarte muy bien, es una charlatana.

- Tienes razón.

Laura se sorprende por mi afirmación inmediata y dice:

- No se lo digo a cualquiera, primero debe parecer confiable.

- Pero eres demasiado confiada. Istor siempre se queja de lo mismo.

- ¡No puede ser!

Laura cae al suelo abatida. Con algo de curiosidad digo:

- ¿Istor?

- Es mi esposo, de hecho, tardé en llegar porque pensé en visitarlo en la capital, pero cuando fui a su cuartel, me dijeron que lo ascendieron a capitán, ¡y de inmediato lo enviaron a la frontera!, no va a regresar en 3 meses más. El impacto fue tan grande que me pasé de largo en el camino hasta que me topé con Grant. ¡Oh Istor, mi amor, te esperaré con flores y poemas!

<< Que dramática >>

Mientras Laura hacia su actuación trágica de doncella enamorada, sus hijos, Grant y yo simplemente la ignoramos. Abrazándose a si misma Laura continuó: 

- 3 meses no destruirán 22 Años de matrimonio.

Al escuchar eso pensé:

<< ¿22 años no son muchos? Ella me había dicho que tenía 37 ¿Acaso me mintió con su edad? >>

- Laura, solo por curiosidad ¿A qué edad te casaste?

- A los 15.

Al escuchar eso, mire a todos en la habitación, y uno por uno asintieron con la cabeza. Inmediatamente pienso:

<< ¡No era broma, sí podría ser mi madre! >>

Intentando evitar ese tema, sacudo mi cabeza y digo:

- Entiendo, mejor continuemos con la receta.

- Jeje, sabía que lo deseabas. Esta historia es interesante.

Laura se para y, tomando algo de aire, se prepara para la explicación. Exactamente antes de que comience pienso:

<< Pensé que sería solo una lista de ingredientes. Esto será largo >>

Abriendo su boca Laura dice:

- Desde las épocas antes del reino, la masacre dejada por los antiguos habitantes de estas tierras trajo una maldición. Todos aquellos que se asentaban en la pradera de Acedera en busca de poder y riqueza, fueran humanos o monstruos, veían como sus cuerpos se debilitaban hasta el punto en que sus músculos dejaban de responder. Un día un viajero que pasaba por el camino, vio que a algunos animales no les pasaba nada, y entonces pensó "Que tienen ellos de diferente" y al regresar su vista hacia su Bamot, vio que el pasto que un pasto que comía era diferente, arrancando las hierbas del suelo con sus manos, descubrió que la pradera estaba plagada de miméticas, al mezclarse entre los cultivos estas no aportaban nutrientes buenos y por eso la gente enfermaba. Pero el viajero recordó que los Bamots y otras criaturas tenían varios estómagos que filtraban malas hierbas, luego de un tiempo probando con las miméticas, descubrió sus propiedades relajantes. Las toxinas se podían extraer de manera segura, si se confundía a la planta hirviéndola en una mezcla con ingredientes distintos e intensos: limón, picante, azúcar y sal funcionaron muy bien. A su creación la llamo "golpe de suerte en la vida", pero al ser muy largo lo achicó. Combinado con diferentes carnes, es sin duda una experiencia única, ideal para después de un día de trabajo duro y sin el riesgo de contraer la debilidad. Prepáralo como quieras, siempre y cuando cocines la mimética con sabores sin sentido, y esta cambie su forma locamente en un baile gracioso tu plato es seguro.

Finalizando su explicación, Laura hizo un baile extraño, retorciendo su cuerpo y agitando sus brazos. Luka estaba emocionado y aplaudió a su madre, el resto le seguimos el juego mientras Laura daba gracias.

- Entonces, no hay una receta.

- No.

Grant y Muret confirmaron mi afirmación. Muret dijo:

- La parte más emocionante de ese plato, es cuando alguien lo prueba por primera vez.

Mientras Laura baila raramente con Luka pienso para mí:

<< Entonces, la mimética mal preparada, a la larga causa debilidad, eso explica por qué la consideran una mala hierba, aunque puede que no sea la única causa, es decir, no me imagino que la reina se enfermase por mala comida. A menos que fuese intencional. No no no, prefiero no pensar en eso, si dijera que alguien la envenenó, me metería en problemas. Aunque sería bueno que hubiera una manera de hacer lo opuesto para fortalecer los músculos… >>

Una idea fugaz me llegó, una locura que, por una obvia razón, a nadie cuerdo se le ocurriría. Mirando a Grant le pregunto:

- ¿Las mandrágoras son comestibles?

- Si lo haces, te quedarás duro como una roca, es casi lo mismo que sus gritos.

- ¿Puedes encontrarlas?

- ¿Por qué?

Sonriendo le digo:

- Sé de alguien que le vendría bien tener una.