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La forma de un Troll

Mientras veo el sol descender, nuevamente me invade la sensación solitaria y vacía usual. Llevando mi mano a mi pecho en donde se encuentra mi collar pienso:

<< No es momento para sentirse melancólico, necesito pensar que haré al llegar a la aldea >>

A lo lejos al final del camino veo la entrada y las casas.

<< No parece que haya pasado nada en estos días, supongo que Laura ya regresó, no sé si debería evitarla o decirle lo que pasa >>

Con algo de frustración digo para mí:

- Da igual, seguro no se va a callar de cualquier manera. Asegurarme de que lo que vi era una mandrágora sería lo primero, después veré las explicaciones.

***

- Pero si es el viajero del otro día ¿vienes por más comida?

- No creo que lo que busco tenga buen sabor.

El anciano de la aldea está sentado en frente en un banco al costado del camino, mientras talla una figura de madera con su cuchillo me pregunta:

- ¿Qué podría ser?

- Ya lo verá.

Rápidamente bajo del caballo y lo dejo atado. Me adelanto hacia el lugar entre las casas. Siento las miradas extrañadas de los aldeanos que regresan a sus casas con sus herramientas, leña y otras cosas.

<< Bien, espero ser solo un tonto con alucinaciones >>

Entre las casas hay una pequeña flor, agachándome el agarro con una mano e intento arrancarla.

- ¿Qué haces?

- No sale.

- Es solo una flor.

Al lado mío Muret me ve con una mirada de pena fracasar al sacar la pequeña flor. Inmediatamente agarro el resto del tallo con mi otra mano y digo:

- Esto es malo.

- Que…

Muret intentó decir algo, pero se interrumpió sorprendido al ver como un horrible tubérculo con bocas del tamaño de una calabaza salía del suelo, arrancando parte de las casas en le proceso. Señalándolo digo:

- Esto es….

- ¡¡¡¡¡--------------------!!!!!!

La mandrágora produce un chillido increíblemente fuerte. Muret y todos los aldeanos, por instinto, se agachan tapándose los oídos.

<< Maldición, grita tan fuerte que mis músculos se están tensando involuntariamente >>

- ¡Haz que se calle!

Muret gritando me ve bastante enojado. Tiro la mandrágora al suelo, saco mi cuchillo y la apuñalo con fuerza. Siento como mi brazo la atraviesa y choca con es suelo, pero el sonido no se detiene. Exaltado digo:

- ¡¿Por qué no se muere?!

Desabrochando mi capa, la envuelvo como puedo, tapando sus bocas y el volumen disminuye bastante, giro mi cabeza para buscar una solución y veo el bebedero de los Bamots con agua. Acercándome lo más rápido que puedo, meto todo en el agua y una gran cantidad de burbujas empiezan a salir desde la mandrágora. Lentamente disminuyen junto con el ruido hasta que el silencio relajante de la aldea retoma nuestros oídos.

- Uff, Lo de "sonidos irritantes" en ese libro se queda corto. Casi está a la altura de la habilidad del gran maestro Leon.

Mi corta tranquilidad es interrumpida por la repentina inquietud de los Bamots, que comienzan a arrinconarse a un costado de la cerca.

- ¿No es tarde para asustarse? La mandrágora ya está…

Mis instintos se alteran mientras pienso:

<< Por un segundo había olvidado, la razón que me trajo aquí >> 

- ¡Un monstruo, corran!

Escucho un grito y veo como, en el mismo camino por el que llegué, se acerca a un paso acelerado una criatura gigante, muy parecida a la de las ilustraciones de aquel libro.

- ¡No puede ser! ¿estaba tan cerca?

<< ¿Qué hago? Soy capaz de siquiera hacer algo con una cosa de ese tamaño >>

Aún sin llegar a una conclusión una voz familiar grita cerca de mí:

- Luka ¿Qué haces? ¡¡Corre!!

Muret llama a su pequeño hermano que se encuentra en la entrada de la aldea con el cuchillo del viejo y apuntando al Troll que está cada vez más cerca. Veo a Muret y está paralizado, mi corazón comienza a acelerarse y pienso:

<< Ya veo, te preocupas por tu hermanito, pero no sabes si eres capaz de salvarlo sin morir en el intento >>

Levantándome, comienzo a correr con todas mis fuerzas hacia Luka mientras grito:

- ¡Muret, tienes suerte! 

Lanzo mi cuchillo, con la mayor precisión hasta el momento, y consigo cortar la soga que ataba al caballo de Key, tomo sus riendas y me coloco detrás de Luka. Agarrando al niño con una mano lo subo al caballo y le quito el cuchillo que tenía. Volteando hacia Muret le digo:

- Hoy podrás dormir tranquilo.

Golpeo al caballo y este avanza hacia Muret con Luka, el cual me ve algo asombrado.

<< ¿Qué pasa con ese niño? ¿Acaso no tiene miedo? >>

Siento como el Troll está detrás de mí. Dando un salto hacia el frente doy una vuelta por el suelo y adopto mi posición de combate y con el cuchillo apunto hacia el monstruo en frente.

- Lo siento, pero tu cena se echó a perder.

El troll se detuvo y parece estar mirando la nada. Confundido digo para mí:

- ¿Me acaba de enten…

Retomando su embestida el Toll se adentra más en la aldea chocando con una de las casas.

- Sí, es obvio que no entiendes, ni siquiera tienes oídos.

Mirando en la dirección que intentó avanzar, veo el bebedero con la mandrágora, e inmediatamente corro para ese lugar pensando:

<< Plan B: si solo tiene hambre, puedo atraerlo con eso >>

Tomo mi capa y saco la mandrágora. Levantándola en el aire me dirijo hacia el bosque y el Troll empieza a seguirme. Adentrándome pienso:

<< Los árboles pueden ayudarme a limitar sus movimientos, si consigo dejarlo estancado entre estos, será fácil enfrentarlo >>

Volteo a ver hacia el Troll y mi mirada de confianza se transforma en una de incredulidad al ver cómo, luego de detenerse por un segundo en la entrada del bosque, su cuerpo ancho y redondeado empieza a estirarse verticalmente como si su torso fuera un fuelle. El Troll avanza con el espacio justo utilizando sus brazos de vez en cuando para sujetarse de los arboles sin caer. Maldiciendo la desinformación grito:

- ¡A quien le importa si no tiene orejas, escriban que puede hacer eso!

Intento ganar más distancia, pero en la oscuridad del bosque se me hace difícil. Con cada segundo que pasa escucho que se acerca más, entonces, con fuerza lanzo la mandrágora y esta se aleja hasta desaparecer.

<< Espero eso funcione >>

Relajándome, me recuesto en un árbol y noto que en mi mano aún tengo mi capa mojada. La estrujo para secarla un poco y mientras me la coloco digo:

- Necesito un plan, para atraparlo, pero si se aleja de la aldea, creo es suficiente por hoy… esto tiene un olor raro.

Mientras huelo mi capa escucho ramas crujir y siento que el árbol atrás mío se empieza a ensanchar. Rápidamente giro y entierro el cuchillo en medio de una gran mano con tres dedos extendidos que cae sobre mí.

- ¡_______!

Un rugido profundo, pero no tan fuerte sale de la boca del Troll, mientras pierde su mimetismo. Intentando tomar distancia mi cuerpo choca con un árbol real. Entre la obscuridad del bosque distingo levemente una gran mano que se acerca por mi costado y pienso:

<< Duele mucho >>

¿10? ¿15? ¿A cuántos metros del suelo estoy? Estoy bastante más alto que los árboles del bosque y la gravedad comienza a reclamarme. Al caer veo que algo como un muro grande y hecho de tablas de madera se acerca. Mientras lo atravieso, veo astillas y trozos volando, para luego, chocando con el suelo, escuchar como la madera cruje. A mi costado, en lo que parece ser una habitación obscura y vacía, veo los rayos de luz de la luna entrar e iluminar un collar de amatista y una espada en su funda, parcialmente vendada, con un mango de oro y una segunda amatista idéntica en su mango. Pienso para mí:

<< Los bosques no son lo nuestro, Gea >>