Ian se despertó renovado, con una sensación de energía y determinación fluyendo por todo su cuerpo. El sueño reparador había hecho maravillas, y ahora se sentía más que listo para usar los recursos que había recolectado en sus recientes aventuras.
Lo primero que llamó su atención fue el cristal oscuro que había encontrado en la mina de fuego. Al sostenerlo en sus manos, sintió una leve vibración, como si el cristal tuviera una especie de energía latente dentro de él. Inmediatamente, decidió consultarlo con el sistema para entender mejor su verdadero valor.
El sistema respondió con una voz tranquila y meticulosa:
—Cristal Oscuro: Este es un fragmento de una Piedra del Alma, como su nombre lo indica, es una piedra con energía especial que tiene propiedades únicas. Si decides usarlo en ti mismo, este cristal puede ayudar a fortalecer tu espíritu, lo que te permitirá manejar con mayor eficacia las almas que esclavices. Además, en caso de fallar al esclavizar un alma, el impacto en tu propio espíritu no será tan devastador como antes. También podrías optar por venderlo al sistema por 100 mil puntos energéticos.
Ian contempló las posibilidades. El precio de venta era tentador, especialmente después de haber invertido tanto en su espacio de almacenamiento. Sin embargo, la posibilidad de fortalecer su espíritu y reducir el riesgo de daño al esclavizar almas era igualmente valiosa, si no más. Sabía que en su búsqueda por dominar el Control de Almas, cualquier ventaja que pudiera obtener sería crucial.
Se tomó un momento para reflexionar. El camino hacia el poder no solo dependía de la fuerza física o la agilidad, sino también de la resistencia de su espíritu y la capacidad de soportar los desafíos más peligrosos. La habilidad de esclavizar almas no solo era un don, sino también una carga; una que podía destruirlo si no tomaba las precauciones adecuadas.
—No puedo dejar pasar esta oportunidad—pensó Ian, mirando el cristal oscuro con renovada determinación.
Había aprendido la importancia de prepararse para lo inesperado. Si el uso del cristal oscuro podía asegurarle una mayor estabilidad espiritual, entonces no tenía dudas sobre qué hacer.
Decidió que, en lugar de vender el cristal por puntos energéticos, lo usaría en sí mismo. Sabía que esta elección podría marcar la diferencia en sus futuras batallas, permitiéndole esclavizar almas más poderosas sin poner en riesgo su propia integridad espiritual.
Con esta decisión tomada, Ian guardó el cristal oscuro en su espacio de almacenamiento temporalmente, decidiendo esperar el momento adecuado para usarlo. Quería estar en un entorno seguro y controlado, donde pudiera concentrarse por completo en el proceso sin interrupciones. Por ahora, había otros recursos que también necesitaba evaluar y usar, y no quería apresurarse en un proceso tan delicado.
—Lo usaré cuando sea el momento perfecto—se dijo a sí mismo mientras organizaba sus otros recursos y planeaba sus siguientes pasos.
Ian sabía que estaba en un punto crucial de su viaje. Cada decisión que tomara ahora tendría un impacto duradero en su camino hacia el poder y el dominio total de sus habilidades. Mientras se preparaba para su próxima aventura, la seguridad de que había elegido sabiamente le dio una calma interna que le permitió enfocarse en lo que estaba por venir.
Después de decidir que el cristal oscuro sería usado para fortalecer su espíritu en el momento adecuado, Ian sacó de su espacio de almacenamiento la otra reliquia que había obtenido durante su incursión en la mina de mineral de fuego: la joya que dejó caer el monstruo de lava y piedras. El objeto tenía un brillo carmesí intenso y parecía pulsar con una energía interna que recordaba a un fuego eterno.
Sosteniéndola en la palma de su mano, Ian sintió una cálida corriente recorriendo su cuerpo. Sabía que no era una simple joya decorativa. Decidió consultarlo con el sistema para entender sus propiedades y beneficios.
—Joya del Rey de Fuego:—comenzó a explicar el sistema—Esta es una reliquia rara, conocida por su capacidad para conferir una pequeña resistencia a los ataques de fuego cuando es llevada puesta. Pero su verdadera fuerza radica en su habilidad para canalizar poder mágico y convertirlo en ataques de fuego. Al gastar una cantidad específica de poder mágico, esta joya puede crear bolas de fuego para atacar a tus enemigos. El daño que estas bolas de fuego pueden infligir depende directamente de la cantidad de poder mágico que suministres.
Ian escuchó con atención, su mente ya maquinando estrategias en las que podría aprovechar esta nueva herramienta. Recordó que actualmente tenía 15 puntos de poder mágico. Hasta ahora, esos puntos habían sido principalmente utilizados para esclavizar almas, y no había tenido muchas oportunidades de emplear su poder mágico en combate directo.
—Esto cambia todo—pensó Ian, mientras una sonrisa se dibujaba en su rostro.
Con la Joya del Rey de Fuego, finalmente podría utilizar su poder mágico de manera ofensiva, algo que no había podido hacer hasta ahora debido a la falta de habilidades adecuadas. La posibilidad de lanzar bolas de fuego le proporcionaba una versatilidad que hasta ese momento le había faltado en combate. Además, la resistencia a los ataques de fuego era un bono adicional que podría ser crucial en futuras batallas, especialmente en lugares llenos de criaturas como los lagartos de la mina de fuego.
Sin perder tiempo, Ian decidió probar la joya. Se la puso en el cuello, y de inmediato sintió una ligera pero agradable calidez extendiéndose por su cuerpo. Cerró los ojos y se concentró, canalizando un pequeño flujo de poder mágico hacia la joya.
De repente, una bola de fuego del tamaño de su puño apareció flotando frente a él, irradiando calor y luz. Ian observó con asombro cómo la bola de fuego ardía con intensidad, lista para ser lanzada hacia un enemigo.
—Impresionante—susurró, disfrutando del poder que sentía fluir a través de él.
La capacidad de generar fuego con tan solo un pensamiento y un poco de poder mágico le otorgaba una ventaja táctica significativa. Sabía que podría usar esta habilidad tanto para atacar a distancia como para crear distracciones o incluso iluminar áreas oscuras en su camino.
Con la Joya del Rey de Fuego alrededor de su cuello, Ian sentía que había dado un paso importante en su evolución como guerrero. A medida que seguía familiarizándose con sus nuevas habilidades, su confianza creció. Estaba listo para enfrentarse a cualquier reto que el bosque, o el mundo en general, pudiera lanzarle.
Ian tenía ahora en su arsenal una herramienta que le permitiría luchar con mayor eficacia y versatilidad. Mientras contemplaba las llamas danzando frente a él, su mente ya estaba planeando cómo sacarle el máximo provecho a esta nueva adición a su poder.