capítulo 6

Casa Atreides

"Pablo... Malik..."

Caladán

Mundo natal de la Casa de Atreides

Año 10191 AG

Paul Atreides se sorprende por el sueño cuando se despierta temprano en la mañana.

Está perturbado mientras se sienta en su cama.

Lady Jessica pone una mesa cubierta de comida y vasos de cristal. Ella está contemplando el hermoso valle. Deseando poder quedarse en el paraíso del que pronto partirá.

pablo: madre

Paul se une a ella mientras ella se gira para verlo cruzar la habitación. Llena su plato con comida mientras se sienta al otro extremo de la mesa.

Jessica: Es bueno que te levantes temprano. Tu padre te quiere vestidos de gala antes de que llegue el Heraldo del Emperador.

Paul: ¿Vestido completo? ¿Militar?

Jessica: Ceremonial

Él se desploma un poco ante eso. Prefiero estar en el ejército...

Paul: ¿Por qué tenemos que pasar por todo esto, cuando ya estás decidido?

Jessica: Ceremonia

Ante eso, Paul no puede evitar sonreír. Su madre siempre parece pensar dos pasos por delante de él.

Reciba un vaso de agua de Jessica. Él espera que ella se lo entregue mientras él se acerca a la mesa, pero ella se niega. En cambio, lo coloca directamente frente a ella.

Paul no está contento y es consciente de lo que ella está haciendo.

pablo: acabo de despertar. ¿Puedo por favor...?

Jessica: Si lo quieres, haz que te lo dé. Usa la voz.

Paul exhaló un largo suspiro. Entonces de acuerdo. Él suspira. Lo que mar. la mira directamente mientras retrata burlonamente a un mago brusco de algún tipo...

pablo: dame el agua

Lady Jessica encuentra esto absurdo. no responda de ninguna manera. Bueno. Ella triunfa. Después de recomponerse, mira el vaso y dice:

Paul: (Con atención) Da. A mí. El. Agua

No pasa nada. Levanta las manos, como... "Lo intenté".

Jessica: El cristal no puede oírte. Ordename.

Su voz transmite autoridad. Su prisa lo sobresalta. Un aliento fresco. Él desvía la mirada. se alimenta de una fuente dentro de sí mismo.

Sus ojos se abren, enfocados en Jessica.

Pablo: DAME EL AGUA

Cien susurros pero solo una voz, sus palabras resuenan en el aire mientras se enroscan dentro y alrededor de sí mismas. Es algo inaudito en la historia de la humanidad.

Jessica vigila su mano mientras se acerca al cristal. Su mente intenta resistir sus órdenes. ¿Lo ha completado?

Ella levanta el vaso y comienza a llevárselo, luego hace una pausa y baja el vaso. No podía destruirla con su Voz. Pero ella es feliz.

jessica: casi

Pablo: ¿Casi?

Se extiende sobre la mesa y agarra el vaso.

Touché. Alza su vaso de agua y luego bebe. Y se mete más comida en la boca. Aún juvenil.

Jessica: Te ves cansada. ¿Más sueños?

Él duda demasiado antes de contar la mentira.

pablo: no

No falta mucho para que Paul termine su comida.

Jessica: prepárate para la ceremonia de inmediato.

Paul asiente con la cabeza a su madre antes de salir de la habitación para preparar y asistir al evento.

Paul se movía por los largos y sinuosos pasillos de su casa. Podía escuchar los ruidos de actividad resonando por los pasillos a medida que avanzaba, mientras los sirvientes se apresuraban a prepararse para la llegada del Heraldo.

una nave de tipo circular desendia del cielo esto claramente es la nave del heraldo del emperador 

Tanto Thufir Hawaii, que es claramente un Mentat, como Gurney Halleck, que es tan amargo y ansioso como su Duque es cálido y amigable, están a su izquierda y su derecha, respectivamente.

Leto mantiene la mirada de frente, aunque

Leto: Sonríe, Gurney.

El ceño fruncido de Gurney no cambia.

Gurney: Estoy sonriendo.

Esto realmente hace que el duque sonría, lo que hace que Gurney también sonaría un poco.

Leto: ¿Cuánto gastarán viajando hasta aquí por este trámite?

La pregunta hace que el Mentat de Hawat cobre vida. Mientras hace un cálculo, sus ojos vagan.

Leto: Tres Navegantes del Gremio, cincuenta y dos pársecs... calculan ciento cuarenta decagramos de especia... un total de un punto cuatro y seis millones de solaris, ida y vuelta.

Gurney y Leto suspiran.

Paul, ataviados con trajes ceremoniales, estaban al final de la cola de los Atreides y admiraban el curioso séquito que tenía delante.

Entre ellos hay algunos tipos de invitados reales, así como una mujer vestida con lo que parece ser ropa religiosa. Ella continúa mirando hacia el suelo.

La procesión se detiene educadamente frente al duque, y el hombre que sostiene el pergamino declara con voz autoritaria.

Heraldo del Cambio: Por la gracia de Shaddam IV de la Casa Corrino, Ascendente al Trono del León Dorado y Emperador Padisha del Universo Conocido, estoy ante ustedes como Heraldo del Cambio. Nos presencian miembros de la corte imperial, representantes del Gremio Espacial y una hermana de Finne Gesserit. La Casa Atreides es uno de los miembros más antiguos y respetados del Landsraad. Tras el fracaso de la Casa Harkonnen, las otras Grandes Casas se han vuelto hacia ti con esperanza. Shaddam IV está de acuerdo. La Casa Atreides tomará inmediatamente el control de Arrakis y actuará como su mayordomo teniend en cuenta que también el ex hederedo malik aterides será liberado por orden del emperador como un acto de voluntad para que la familia atreides gobienen a  Arrakis sin singun problema ¿Aceptas?

Leto sorpendido con lo dicho del heraldo dio un paso adelante

Leto: Durante siglos, la Casa Atreides ha sido sinónimo de honor. No sólo para sí mismo sino para el beneficio de todos. Ahora el Emperador nos brinda su confianza incondicional. ¡Quiere que llevemos la paz a Arrakis! Somos la Casa Atreides. No hay llamada que no contestemos. No hay fe que traicionemos. El Emperador nos pide que lideremos. La Casa Atreides... acepta.

Leto toma la pluma ceremonial y firma el documento formal, asegurando a la Casa Atreides como los nuevos administradores de Arrakis.

SALTO DE TIEMPO

Espadas, rifles láser y lanzacohetes se encuentran entre las armas que una unidad de comando Atreides está preparando cerca. Generadores para escudos y armaduras, Un kit de supervivencia. Retratan una sensación de calma. Compañeros que han luchado entre sí en numerosos conflictos.

Duncan Idaho, un tipo enorme con plenos poderes, rodea el barco con un oficial y dos técnicos. Lleva puesto su uniforme de piloto y tiene el casco metido bajo el brazo.

Cuando Duncan se vuelve para dirigirse a sus comandos, se da cuenta

Duncan: Paul

 Paul había estado resistiendo en la entrada del hangar. Duncan corre y le da un abrazo de oso.

pablo: duncan

Duncan: Paul Ganaste algo de músculo.

pablo: ¿lo hice?

Duncan: No. Sin embargo, parece tener un poco más de altura

Paul: Entonces... volverás a Arrakis mañana. Con el equipo de avanzada.

duncan: yo soy

pablo: me gustaría que me llevaras contigo

Duncan: ¿Lo haces? Oh. Demasiado. Porque no.

Pablo: Duncan...

Duncan: ¿Estás intentando que me sometan a un consejo de guerra? ¿Qué está sucediendo?

Paul duda por un segundo, mirando tanto a Duncan como a su hermano.

Paul: ¿Puedo confiar en algo?

Duncan: Siempre. Tu lo sabes también

Paul: He estado teniendo sueños. Sobre Arrakis. Vi las arenas especiadas en lo profundo del desierto. Los Fremen, luchando por sus tierras. Y ahí está... Una niña.

Duncan: Ahora estamos hablando...

Paul: Vi las legiones Harkonnen... Las vi salir de Arrakis.

Duncan: Bien, entonces... soñaste con cosas que todos conocemos.

Paul: Tuve ese sueño hace meses. Antes de que todo esto sucediera.

Duncan: Bueno... es una gran coincidencia.

Paul: Hubo más... Soñé con tigo. Con los Fremen.

Duncan: ¡Así que los encontraré! ¡Hay un buen augurio! ¿Bien?

Pablo: Te vi muerto. Caído en batalla. Tu cara, bien afeitada.

Duncan está perturbado por la visión que Paul le acababa de describir.

Duncan: ¡Uf! ¡Bien! ¡No va a morir! (señala su barba) ¡No me afeito por ningún hombre!

Pablo: Duncan...

Duncan: ¡Por eso quieres venir conmigo! Escuchar. Los sueños hacen buenas historias. Pero todo lo importante sucede mientras estamos despiertos. Porque ahí es cuando hacemos que las cosas sucedan.

Duncan: ¡Espero que lo de la chica sea cierto!

Mientras Duncan se va a revisar su equipo y se asegura de que estén en buen estado para su viaje a Arrakis, Paul se ríe de lo que Duncan acaba de decir.

pablo: lo hice

Por un rato más permanecio quieto, absorto en sus propios pensamientos. El futuro era indeterminado y el camino por recorrer era peligroso. Pero eran conscientes de que, para tener éxito, tendrían que afrontarlo de frente.