webnovel

No puedo dejarlo solo.

Álvaro miro a la nodriza que le había cuidado desde la infancia, sintiéndose compasivo. Pero al recordar que Samara no comió nada por la mañana, él dijo en voz baja:

-No, solo creo que eres una desconocida para ella. Deberías hacer lo que sabes. Además, ella es la diseñadora a la que invite. Ella necesita trabajar en silencio por un tiempo, así que no la molestes. -y al decir esto, Álvaro se dio la vuelta y salió.

Anabel no quitaba los ojos de la habitación de Samara, la miraba con ira. Esta mujer debería haber dicho al malo sobre ella frente a Álvaro. De lo contrario, ¿Cómo podía el tratarla así? En el pasado él siempre le había dejado encargarse de todos los asuntos de la familia, pero ahora, coloco a una persona para esa mujer. Esto era una provocación y una humillación para Anabel.

Ella odiaba secretamente a Samara.

Samara no sabía nada de esto. Pero cuando volvió a la habitación, Álvaro le dijo que Eduardo llamaría por la tarde. Ella no podía esperar para saber si su hijo estaba bien, por eso no le importaban las otras personas.

Muy pronto Eduardo le llamo. Samara contesto rápidamente.

- ¡Mama! -cuando la cara feliz de Eduardo apareció en la pantalla, Samara sonrió alegremente.

- ¿Cómo estás? ¿Estas acostumbrado al entorno?

-Muy bien, es una isla solitaria, pero hay una base de entrenamiento aquí. Mama, déjame decirte, la base es real al igual que en las películas, todo es real. ¡Eso es genial! -Eduardo estaba extremadamente emocionado. Era obvio que le gustaba el lugar.

Samara sabía que a su hijo le gustaban las cosas de militares desde el momento en el que nació. A lo mejor era parecido a Álvaro. Se decía que cuando él había militado, era el más sobresaliente entre sus compañeros. Si la señora Lorena no lo hubiera obligado a volver para heredar la propiedad familiar, tal vez ahora Álvaro sería un Mayor General o algo así.

Al ver la expresión tranquila de su hijo, Samara finalmente se tranquilizó.

-Es bueno que te guste, ten mucho cuidado. No importa qué tipo de entrenamiento hagas, tienes que concentrarte en la seguridad, ¿de acuerdo?

-Si, mama. No tienes que preocuparte por mí. Se cuidar de mí mismo. Pero ¿Cómo esta tu pierna? ¿te sientes mejor? No creo que estés en el hospital. ¿Vas a volver a casa de Mayra? Pero no hay nadie que cuide de ti. ¿puedes hacerlo sola? Mama, ¿no quieres contratar a una enfermera?

Escuchando las palabras de su hijo, Samara se sintió querida.

-Pequeño, solo tienes cuatro años. No tienes que preocuparte por mí. Solo quiero que disfrutes la vida. Yo me cuidare.

-Lo se mama. ¡Te echo de menos! -Eduardo de repente se puso mimoso.

Era tan gracioso y se parecía a un muñeco de porcelana, pero le gustaba fingir ser maduro. Ahora que estaba allí, parecía que se había libertado a la naturaleza. El comportamiento de su hijo hizo que Samara experimentara una extraña tristeza.

-Yo también te extraño. ¡Cuando vuelvas triunfante, te hare tu comida favorita!

- ¿De verdad? ¡Quiero carpa agridulce! -Eduardo salto de felicidad.

- ¡Bien! Hare todo lo que quieras. -Samara tenía el deseo de darle todo lo mejor a su hijo.

En ese momento un niño parecido a Eduardo se acercó.

-jefe, ¿Qué estás haciendo aquí? Van a empezar a pasar lista. ¿Eh? ¿Quién es esa mujer tan bonita? Jefe, ¿de verdad tienes novia? -pregunto Adriano en voz alta. Tenía mucha curiosidad por saber quién era Samara.

Eduardo frunció el ceño ligeramente y llevo directamente el teléfono al lado.

- ¡Anda! ¡Ella es mi madre! Ve tu primero, dile al instructor que iré inmediatamente.

-Vale. -A Adriano no le importaba la actitud de Eduardo hacia él. Antes de salir corriendo, de repente sonrió al teléfono. - ¡Mi nombre es Adriano! Soy amigo de Eduardo. Cuando volvamos, iré a su casa a comer la deliciosa comida que usted haga.

- ¡Vete! ¡Eso ni soñando! -Eduardo estaba sin palabras hacia el desvergonzado de Adriano.

Samara se quedó aturdida. ¿Él era Adriano? Se parecía mucho a Eduardo. El estado de Samara era muy complicado, pero el niño era inocente. Ella vio que Adriano trataba a su hijo con sinceridad. Aunque Eduardo se mostraba poco tolerante con su amigo, sus ojos descubrían la preocupación que tenía en el corazón.

Después de todo eran hermanos. Aunque medio hermanos por parte de padre, el lazo de sangre era inseparable. Este sentimiento conflictivo hizo que Samara se sintiera algo incomoda.

Por otro lado, esperaba que Eduardo y Adriano se convirtieran en verdaderos hermanos por voluntad propia, pero, por otro lado, no podía dejar atrás el pasado. Después de todo, si no fuera por él y su madre, ella y sus hijos no habrían experimentado ese infierno. Samara estaba confundida.

Eduardo se dio la vuelta y vio el ceño fruncido de Samara, se dio cuenta de algo y susurro:

-Mama, no te preocupes. Lo mataría.

Cuando escucho a su hijo decir eso, Samara se sintió extremadamente incomoda. De todos modos, eran hermanos, ¿Cómo podría dejar que su hijo se viera afectado por rencores de la generación pasada?

-Cuida bien de él. Creo que puedes manejar la relación.

- ¿Mama? -Eduardo estaba un poco sorprendido.

-No importa que tenga que hacer o que quiera hacer, hijo, espero que puedas vivir a gusto. No te sacrifiques por nadie, ni siquiera por mí. Esto sería irresponsable y me faltaría el respeto. Tienes derecho a hacer amigos. Si realmente él es tan sobresaliente que quieres admitirlo como tu hermano, entonces no lo dudes. Nadie puede elegir como nacer, pero si tienen el

derecho de adueñarse de su vida. Espero que te guste y que quieras ser su hermano porque él se lo merece, en vez de alejarlo por su familia y por su madre. -Samara explico lo que pensaba.

Eduardo aun no entendía, pero podía decir que su madre no se oponía a que fuera amigo de Adriano e incluso lo apoyaba. Se froto la parte posterior de la cabeza con vergüenza y dijo:

-Anda, en realidad él es muy estúpido. Ni siquiera conoce los juegos que diseñe y también es muy débil. En el camino hacia aquí, vomito. No quiero un hermano tan débil. -Eduardo era tan arrogante cuanto Álvaro.

Samara sonrió ligeramente y susurro:

-Pero no lo abandonaste.

- ¡Eso es porque es un torpe! No puedo dejarlo solo. Bueno, mama, hablamos luego. Tengo que entrar en la fila. Me pondré en contacto contigo más tarde. Adiós, mama.

- ¡Adiós, hijo! -Samara colgó la llamada a regañadientes.

Podía sentir la emoción y la felicidad de que el pudiera hacer amigos, lo cual no era el caso cuando estaba en Estados Unidos. Eduardo siempre había estado preocupado por ella y por Laura, había contenido su naturaleza de niño.

El aprendió algunas habilidades para vivir de Carlos. Aunque no dijo nada, Samara sabía que estaba tratando de aprender para protegerlas. Eduardo no tuvo tiempo de hacer amigos debido a la pesada tarea escolar. Samara pensó que el crecería solo, ahora viendo que jugaba con Adriano finalmente se sintió aliviada.

Samara estaba confundida, pero no quería perder el tiempo con esto. Si Eduardo y Adriano podían llevarse bien, lo juzgarían por ellos mismos. Ella debía dejarlo. Pensando en esto, Samara dejo su teléfono y encendió el ordenador para empezar a pensar en un diseño. Se olvido de lo irrelevante.

Anabel vio que Samara no había salido de la habitación y no había llamado por ella. Estaba aún más segura de que Samara la odiaba y había dicho algo malo sobre ella frente a Álvaro. Miro con odio a la puerta y llamo a Rebeca para preguntarle por la situación y descubrió que Álvaro la había enviado a vivir con su madre.

Anabel se sorprendió mucho. Había logrado echar a Rebeca de esta casa en el primer día, una mujer que había vivido allí cinco años. Incluso había anulado sus derechos como mayordoma. Si ella continuara viviendo aquí, ¿Qué pasaría? Anabel de repente se asustó y empezó a conspirar contra ella.

Cuando llevaron a Rebeca de vuelta a casa, Cecilia se quedó atónita.

- ¿Qué pasa? ¿Por qué has vuelto? ¿Álvaro no ha vuelto contigo? -Al ver a Rebeca volviendo con Josué, ella no pudo entender lo que estaba pasando.

Rebeca se arrojó a los brazos de Cecilia con pena.

- ¡Mama! ¡Álvaro me ha echado! ¿Qué puedo hacer? ¿Qué debo hacer?

Las lágrimas de Rebeca asustaron a Cecilia.

- ¿Qué ha pasado? ¿Qué has hecho mal? ¿Por qué Álvaro te ha hecho esto? ¿Dónde está Adriano? ¿el no vuelve contigo? Josué, ¿Qué está pasando? -Cecilia estaba completamente confusa.

La familia Villa se había hundido hace ocho años. Afortunadamente, Rebeca y Álvaro eran pareja en ese momento. Cecilia pensó que mientras Rebeca pudiera casarse con él, incluso si la familia Villa decayera otros les ayudarían gracias a Álvaro.

Pero Samara aprovecho el banquete y tuvo sexo con Álvaro y todo eso fue fotografiado por la prensa, haciéndole perder la oportunidad de enriquecer. Rebeca no tuvo más remedio que abandonar el país. Ella volvió hace cinco años y dijo que estaba embarazada de un hijo de Álvaro. Solo entonces Cecilia tuvo esperanza de nuevo.

Después de la decadencia de la familia Villa, ella estuvo viviendo en la pobreza durante tres años. Ya no quería volver a los días en los que vivía del favor de los demás. Originalmente pensó que Rebeca había dado a luz a un heredero de la familia Ayala y que por fin tendría una vida mejor, pero ¿Qué estaba pasando? ¿Por qué de repente expulso a Rebeca? Además, ¿Por qué Josué estaba allí?

Cecilia instantáneamente se puso nerviosa.