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4º. UNA TARDE EN EL CINE

4º. UNA TARDE EN EL CINE.

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La noche se cernía sobre la ciudad. La chica estaba a la puerta del cine esperando a su amigo. El cielo estaba encapotado y la lluvia era más que segura. Hacía frio, aunque la primavera ya había legado el aire era aun frio. La chica se abrazó para entrar en calor.

No lo entendía el chico llegaba tarde, como había habitual en él cuando iban al instituto, pero desde que empezaron la universidad, esta falta de puntualidad había desaparecido. Miró al reloj y sopló con fastidio. No le perdonaría si llegara tarde. Deberían esperar dos horas para entrar en la siguiente sección de esa peli.

Ella sabía que a él esa clase de películas le aburría, que se solía dormir, pero se habían jugado a una apuesta la película a ver y ella había ganado y eligió esa película. No creía que el chico llegaba tarde espesamente, para no ver esa película, Ranma era sumamente travieso, pero no llegaba a tal nivel de ruindad, si descubría que llegaba tarde para escaquearse de ver la película… esa noche dormiría solo.

Miró al cielo y suspiró.

- "Antes de cinco minutos lloverá y no he cogido el paraguas"- pensó la chica- "seguro que Ranma no pensará en ir a casa y cogerlos, a veces es tan corto. Como no se dé prisa se mojará y yo también lo haré y me enfadaré mucho con él".

Ella miró en todas las direcciones y no vio al chico. Buscó en su bolso y cogió el mobil, iba a llamar a su amigo, cuando se acordó que al joven le fallaba la batería de su teléfono. A estas horas el mobil de Ranma estaría descargado. Debía coger al chico y obligarlo a que se comprarse uno nuevo. La antigualla del teléfono del joven ya sólo se veía en los museos de historia.

Volvió a bufar y oyó que la llamaban, miró en la dirección en la dirección que creyó que la habían llamado y lo vio.

- ¡Akane! - gritó Ranma.

El chico venía cargado, llevaba los libros que debían comprar para la universidad, varias bolsas y dos paraguas.

Cuando el chico llegó a su lado.

- ¿Dónde te has metido? Hace rato que te espero.

-Lo siento- contestó el chico- me ha costado encontrar tus libros de texto, estaban prácticamente agotados, he tenido que ir a un motón de librería para encontrarlos todos. Los míos han sido más fáciles encontrar. Debe ser que a mi carrera se apuntan menos personas. Después he tenido que encontrar una tienda donde venden paraguas, por qué está a punto de llover y no quiero que nos mojemos. Y al acabar he tenido que correr para aquí para llegar a tiempo.

Akane miró a su amigo con una sonrisa, en el fondo el chico era encantador. Era leal, siempre se preocupaba por ella. Ese día le había conseguido los libros que ella necesitaba, ella los había buscado como una loca y no los consiguió. Y encima le consiguió un paraguas.

-Gracia Ranma, cuando quieres eres un sol- lo alabó la chica.

-Siempre lo intento ser y siempre lo consigo ser - dijo con prepotencia el chico.

Los dos se rieron. Ella lo miró y con una sonrisa que al chico le volvía loco.

- ¿Entramos?, se nos hace tarde- dijo la chica.

-Si, aunque si fuera por mí, entraría a ver esa que el bicho se mete en el cuerpo de uno de los astronautas y se come a todos menos a esa chica que se queda en braguitas.

Ella lo miró enfadada.

-Tú lo que quieres que con cada susto de la peli te abrace y que esta noche tenga pesadillas- contestó la chica furiosa- lo que quieres que duerma abrazada a ti.

Ranma la miró y sonrió, lo había descubierto, pero no lo confesaría. Deseaba que ella lo abrazara, su plan para ver una película de miedo había fracasado, pero tarde o temprano ella caería en su trampa y lo abrazaría asustada, no sería la primera vez que eso pasaba. A parte la película que quería ver la chica era muy cursi y tonta. Una película de amor en aquel barco que chocaba con un iceberg. Todo el mundo sabía cómo acabo ese barco lo explicaban en la escuela.

-Vamos a ver la película que tú quieras-dijo el chico resignado, falsamente resignado. Cuando acabasen de ver esa película, ella estaría alegre por ver una historia de amor. Y en ese estado la chica era muy susceptible y podía cogerla de la mano e invitarla a cenar.

Cuando acabó la película más de dos horas después. Como calculó el chico, la chica salió muy contenta de ver esa película, aunque al él no le gustó tanto. Tanto metraje de película para que al final uno de los dos protagonistas muera, cuando en su nada humilde opinión se pondrían haber salvado los dos. Así se lo dijo a la chica.

-Tú no has entendido para nada la película, él tenía que morir para que ella se volviera un espíritu libre y rompiera las cadenas que la tenían cogida.

-Eso también podría haber pasado si él no hubiera muerto. Sólo murió para hacer la película más trágica.

La chica lo miró y se quedó callada. Su amigo tenía razón, pero no se la daría.

-Tonterías Ranma, sólo piensas tonterías- dijo la chica.

-Por una vez darme la razón- pidió el joven.

-Sólo si me invitas a cenar- dijo la chica.

-Pensaba invitarte a cena, pero ahora no sé si te lo mereces.

Ella lo miró suplicándole con la mirada y el chico no pudo resistirse con semejante ataque.

-Vale, vale. No hace que me mires así.

Habían estado discutiendo en la entrada del cine sin salir. Cuando salieron estaba lloviendo, los dos chicos cogieron sus paraguas y fueron a un restaurante cercano y allí cenaron.

Horas después bajo una intensa lluvia volvieron a casa y entraron y se jugaron quien se ducharía primero, Ranma perdió, realmente se dejó perder, y fue Akane la primera en bañarse.

Después de ducharse y haber tomado algo caliente subieron a su habitación y se acostaron, antes de dormir hablaron un poco, hasta que fueron vencidos por el cansancio-

En ese futón abrazados los dos chicos durmieron, mientras fuera llovía de forma constante.

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Unas horas después, un grito rompió el silencio. Una chica se sentó en el futón asustada por la … ¿pesadilla? Que tuvo. La joven lloraba sin poderse controlar.

A su lado había un chico que fue despertado por ese grito. La chica lo abrazaba, y temblaba de miedo y de frio.

Aunque no recordaba lo que había soñado, la chica estaba atemorizada.

Ranma la miró asustado, antes de gritar la chica, él entre sueños creyó oír que ella pronunciaba el nombre de un chico, no lo había pronunciado de forma amistosa. Si no con terror.

El chico se preguntó quién diablos era ese tal Ryoga, ¿porque la chica había soñado de nuevo con ese chico?, no era la primera vez que ella soñaba con ese chico. Pero lo que más le asustó no fue que la chica soñara con ese chico, si no que Akane no era la única que soñaba con ese chico. Por qué el mismo había soñado con alguien que se llamaba también Ryoga, y algo le decía que eran la misma persona.

Y lo que más le inquietaba era que ese chico no era el único que aparecía en los sueños de los dos, y que tampoco sabía quien era esa gente... No sabía quien era la chica que le recordaba una gata. Ni la chica de la espátula, ni...