14ª. DÍA EXTRAÑO.
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Habían pasado varios días desde que acabaron las vacaciones. Todo había vuelto a la rutina, volvían a ir a la universidad, todo era normal o casi normal. Habían construido el dojo como planearon, realmente cuando llegaron de sus vacaciones lo encontraron montado, como si hubiera crecido durante su ausencia. Varías veces por semana daban clase, lo que les daba cierto dinero extra y experiencia para cuando volvieran a su verdadero mundo, no habían pedido la esperanza de volver.
Aunque no habían recuperado toda su memoria, sabían que en el otro lado los dos vivieron un hecho traumático que no lograban recordar, aunque a los dos le venían flashes de eso, y de unas personas medio pájaros… y otras cosas que los atemorizaba.
Allí al ir recuperando su actitudes como maestros marciales, lograron saber que alguien los vigilaba. Eran al menos dos grupos que rivalizaban entre si. Incluso en ese mundo había personas interesadas en ellos, que quería utilizarlos, pero ahora serían ellos los que marcarían las pautas a seguir. No querían volver a ser utilizados. Algo les decía que sus vigilantes eran gente del otro lado.
Se habían vuelto muy juguetones. Mientras en la universidad tenían un constante coqueteo, pero inocente e infantil. Una vez llegados a casa, ese coqueteo se volvía en una pasión desenfrenada. Hacían el amor varías veces a la semana, lo hacían sin protección, los dos sabían que no iban a tener problemas de nueves meses, en ese mundo los dos eran estériles, los demostró una pruebas que se hicieron los dos. Pero eso era algo que no les importaba, o eso decían ellos. En realidad los dos querían tener un Ranma o una Akane en miniatura, cuando volviesen a su mundo estaban seguros que eso se cumpliría.
Ese día los dos se despertaron a la vez. Esa noche hicieron el amor. Pero al despertar sintieron que algo pasaba. Notaron una especie de zumbido en sus cabezas, no era algo que oyesen, sino algo que fuese directo a sus cerebros sin pasar por sus oídos. La luz para ellos tenía un tono extraño, a pesar de ser un día soleado, incluso hacía bastante calor, que ello no lo sentían. Tenían un extraño estremecimiento en la piel, el aire olía extraño y sentía un extraño gusto en la boca, no encontraban buen sabor a la comida y en la bebida. Incluso el tacto de las cosas se le hacía extraño. Era como si los cinco sentidos no les funcionasen bien.
Salieron de la casa y miraron el cielo, hacía un buen día, sin una sola nube, con un sol esplendido, pero en el ambiente había algo extraño, no sólo era como el zumbido que sentían en la cabeza, no era el estremecimiento en la piel, no era ese extraño presentimiento de que algo iba mal. Notaban que ese mundo iba mal, como si fuese a estallar en pedazos.
Cogieron el coche y aparcaron en el parking de la universidad. Ni allí se le quitó esa extraña sensación.
Los dos llegaron a donde debían separarse, a ninguno les gustó eso, no querían separarse.
-¡Ranma, nos debemos separar!- dijo la chica de mala gana- hoy tenemos exámenes y son importantes.
-Ya, pero… no es hoy es un día extraño, no recuerdo haber sentido nunca esto.
- Yo tampoco, siento como si este universo estuviese a punto de colapsarse- dijo ella asustada.
- Yo siento lo mismo. Si pasa algo, quiero tenerte a mi lado. No quiero desaparecer solo.
- Yo tampoco quiero estar lejos de ti- contestó ella- y lo abrazó-por primera vez en este mundo estoy tan asustada.
En contra de su voluntad se separaron y cada uno fue a su clase. La inquietud de los dos fue en aumento, algo en ese mundo fallaba, y sólo lo notaban ellos, sus compañeros se comportaban de forma normal. Pero los dos chicos se dieron cuenta de algo, algunos profesores y algunos del personal del centro estaban inquietos, nerviosos, como si ellos también percibieran esa anomalía.
A la hora de comer, los dos jóvenes se reunieron en el comedor.
-Aún noto que algo va mal- comentó la chica- y noto que eso va en aumento.
-Yo también lo noto- en ese momento se oyó un ruido, los dos chicos se giraron y vieron que a la camarera se le había caído un pedido cuando iba a servirlo.
-¡Lo siento! Ahora, les traigo otro- se disculpó la mujer con angustia, pero no recibió respuesta.
Nadie hizo caso al accidente, nadie miró salvo ellos dos. Tampoco nadie se quejó. Como si la gente que había en esa cafetería no fuesen conscientes de lo que acababa de suceder.
-¡Que gente más rara!- dijo Ranma- parecen personajes secundarios de un videojuego.
Akane lo miró asustada.
-¡Es lo que son!, ¡Nadie aquí son reales salvo…tú y yo!, Por eso no hemos hecho amistad con nadie, por eso las personas de este mundo son tan apáticas.
Ranma abrió mucho los ojos.
-¿Estos son nuestros cuerpos reales?, ¿ o ese… trasto de Shampoo mandó nuestra conciencia a este mundo y nuestros cuerpos están dormidos en nuestro mundo y este cuerpo es una recreación de nuestro cuerpos reales?
Los dos jóvenes estaban asustados. Estaban descubriendo que nada en ese mundo podía ser real, aunque lo pareciese.
Los dos jóvenes se cogieron de las manos y se miraron, se querían dar seguridad uno al otro, una seguridad que no sentían.
Entonces los dos tuvieron una terrible idea, ¡ y si el otro no fuera real!, ¡No podía ser, el otro era real!, ¿Y si ninguno fuera real?.
Estaban cada vez más asustados, cuando por su lado pasó la camarera que tuvo el accidente, por un instante los miró, y en sus ojos, los dos jóvenes, vieron algo que no vieron a otra persona salvo a ellos, esa mujer estaba asustada, algo la espantaba. Los dos chicos se miraron, esa mujer sentía lo mismo que ellos, lo que significaba que….
La mujer se metió en el almacén.
-¡Mierda!, nos queda poco, esta vez parece que es el fin. No lo lograran y todos acabaremos…- dijo la mujer. Decidió llamar por teléfono a su jefe- ¡Hola!, si están comiendo!- mantenía una conversación con quien había llamado- parece que están sintiendo lo mismo que nosotros, se deben estar preguntando que caray pasa- esa mujer dejó de hablar, su interlocutor debía estar preguntándole algo- ¡no se si recuerdan algo!- estalló la mujer- lo pedimos de vista más de un mes, se fueron de vacaciones y no supimos que habían desaparecido hasta días después- dejó de hablar, su jefe le estaba preguntando al otro lado de la línea telefónica- relajamos nuestra vigilancia, nosotros también cogimos vacaciones, no creímos que ellos lo hicieran.
La mujer miró al reloj.
-Debo volver al trabajo, creo que tenemos en la cafetería infiltrado alguien de los Otros. Sospecho de alguien y esa persona sospecha de mi.
Ahí acabó la conversación y la mujer salió del almacén. Vio salir del lavabo a la mujer de la que sospechaba, las dos se miraron con ira. La camarera se dio cuenta que la otra mujer también estaba nerviosa, sentía el mismo temor que ella, por lo tanto era un expulsado como ella. Al no conocerla debía pertenecer al otro grupo.
La otra mujer llegó a la misma conclusión. Esa era la razón por la que no se llevaban bien. La pregunta era, ¿ Como después de ser compañeras de trabajo tantos años descubrían ahora que pertenecían a grupos rivales?. ¡Ninguna había pensado en eso hasta hoy!. La guerra entre las dos camareras estaba a punto de estallar.
No podía perlarse abiertamente, debía ser de forma disimulada. Alguna zancadilla, hacer como si tropezarse para echar agua encima a la otra. Nada que llamase la atención. Aunque su jefe y la gente de ese mundo no fuesen reales, si podían actuar como auténticas personas y en el caso del dueño de la cafetería despedirlas, en ese caso se acabaría la vigilancia.
Ninguna de las dos supo que los dos jóvenes vigilados siguieron hasta el almacén a la camarera que tuvo ese accidente, y escondidos oyeron su conversación. Ahora sabían que había otras personas enviadas a ese mundo como ellos. Que al menos estaban organizados en dos grupos rivales, como sospechaban. Ahora ya sabían que eran vigilados por ambos grupos
Salieron del edificio.
-¡Es como en nuestro mundo alguien nos quieren por interés!- dijo enrabiado el chico- esperan que hagamos algo y es por eso que nos quieren.
-¿Pero que esperan de nosotros?- preguntó la chica.- llevamos años aquí y nunca han actuado ni se han dirigido a nosotros, siempre nos han observado desde la sombra.
-Ahora podemos saber quienes son. Cuando notemos que alguien se comporta de forma extraña es que ese alguien ha sido enviado a aquí.
-¿Pero que planes tienen con nosotros?- preguntó Akane- ¿Qué interés ocultan?
-No lo sé. Sólo sé que hay dos bandos, y están enfrentados- contestó el chico- y nos quieren a nosotros para sus planes.
- ¡Pueden que nos separen!, ¡Que cada bando quiera a uno de nosotros!- exclamó espantada la chica.
Ranma lo pensó no creo eso.
-Pienso que nos necesitan a los dos. Con sólo uno de nosotros no lograran nada. Nos quieren para volver al nuestro mundo, somos necesarios para volver a casa- dijo ella- tal vez deban sacrifícanos.
Ella lo miró asustada y se le abrazó, la chica estaba tan asustada, que Ranma la abrazó.
-No nos pasará nada. Nadie a podido con nosotros.
-¡Eso fue en el otro mundo!, ¡En este mundo… no conocemos quien nos acosa ni porque. No sabemos sus motivos. Pueden atacarnos en cualquier momento y no sabemos su fuerza.
- Llevamos años aquí, si hubieran querido atacarnos, ya lo hubieran hecho. Cuando nuestra memoria estaba incompleta y estábamos indefensos. Ahora que recordamos como defendernos, sería una tontería atacarnos.
La chica asintió.
-Tienes razón. Serán ellos los que den el primer paso y sabemos los que se proponen.
Sonó la sirena del fin de la hora de comer y los dos chicos se separaron, no lo hicieron por gusto, pero debían ir a su clase.
Él la besó.
-Te espero después de clases, debemos ir a comprar.
Ella asintió y se separaron.
Horas después él la esperaba en el coche, tenía que contarle algo a la chica, había descubierto algo importante.
Vio llegar a la chica corriendo.
-Lo siento se me ha hecho tarde, hoy esa profesora tan rigurosa me ha hecho quedarme cinco minutos más, me ha dado un trabajo especial, me deberé quedar toda la noche para hacerlo.
-Pues no serás la única, yo también tengo un trabajo especial. – contestó el joven- hoy no dormiremos, suerte que tenemos tres días de fiesta.
-Si, suerte.- contestó ella irónica.
Los dos montaron en el coche, y cuando estaban llegando al supermercado, se miraron.
-Creo que he descubierto a otros enviados, están infiltrados entre nuestros profesores.- dijeron los dos.
Los dos se quedaron mirando en silencio durante un rato, fue Ranma quien empezó a hablar.
-Fernández, ese profesor que tenemos en común me ha parado en el pasillo parecía agitado. Me ha preguntado si me encontraba bien- contó el chico- Ha insistido varías veces sobre eso. Después me ha dicho que me cuidara y te cuidara a ti, y ha desaparecido como si lo tuviera prisa.
-Yo he notado a mi profesora, esa que es tan rigurosa, muy nerviosa, como si tuviera miedo de algo, nos ha dado su clase cometiendo mucho fallos, cuando ella no se equivoca nunca. Ha acabado la clase antes de tiempo. Y me hecho quedarme en clase, me ha preguntado si me encontraba extraña, le dicho que no. Me ha contestado que me veía rara, nerviosa. Me ha preguntado si me había peleado de nuevo contigo y le he dicho que no. Después me ha preguntado lo mismo de ti, que hoy estabas extraño Y para finalizar , creo que para disimular, me ha recordado que el lunes tengo que presentarle un trabajo especial- la chica gritó histérica- ¡Pero si no me ha había dicho nada antes sobre ese trabajo!
-Extraño, muy extraño- contestó Ranma intrigado- esos dos están muy juntos, creo que están liados. He oído que viven juntos. Seguro que son también enviados. Ahora que me doy cuenta, como nosotros tampoco envejecen.
Akane lo miró sorprendida, ella tampoco se dio cuenta de eso.
-Desde el primer día nos vigilan, esos están aquí por nosotros. Si hay dos grupos de enviados que están enfrentados, significa que, el otro grupo también tiene a infiltrados entre los profesores.
-El profesor Sinue, hoy también estaba nervioso, me ha parado y me hecho también preguntas extrañas, si estaba bien y cosa así- Ranma paró de hablar un rato- y me ha dicho que no me fie ni de Fernández ni de tu profesora rigurosa, como él la llama la estirada de Kyoto.
-Hay que contar esas dos camareras, también son de grupos contarios, y puede que haya alguno más, algún jardinero o personal de limpieza.
-Sin contar que deben haber vecinos o gente que trabaja en la limpieza de calles, o alguna compañías de gas y teléfono que nos vigilan cuando estamos en casa.
-Debemos tener los teléfonos pinchados, y algún programa espía en los móviles y en los portátiles. Nos deben espiar a cada momento.
- Si, debemos externar el cuidado, puede que tengan cámaras en la casa.
La chica se asustó.
-¿Y si hay en el baño o en nuestra habitación?
Los dos jóvenes se pusieron rojos.
-En ese caso, sean del bando que sean. Me tendrán a mi como enemigo, y no sobreviran a mi furia.
Ella la miró y asintió.
-A nuestra furia- le rectificó ella.
-Si, a nuestra furia.
Y llegaron al supermercado al que iban siempre, dejaron aparcado el coche y entraron en esa tienda.
Empezaron la compra.
Ranma empezó a mirar los huevos, el tamaño, la fecha de caducidad. Si había alguno roto.
-¡Deja de tocar los huevos y coge unos!- dijo Akane- tengo prisa.
- Pero debemos mirar todo, la fecha de caducidad, el tamaño.
-Me da igual. Deja de tocar los huevos y elige unos.
Ranma designado cogió lun paquete de media docena y los metió en el carro.
Fueron a la sección de fruta y verduras.
-¿Compramos sandias?- dijo Akane, y cogió dos muy grandes. Ranma la miró y las golpeó
-La de la derecha está bien, pero no llevaremos las dos. – el joven miró las peras- parecen apetitosas, y cogió dos grandes- me gustan las peras grandes.
-¡No!, están muy tocadas, mirarlas bien.- Ranma miró las peras y vio señales de que alguien hincó las uñas para ver si estaban maduras.
-¡Que asquerosidad!- dijo el joven, y dejó con asco las frutas.-¿Algún melón?- preguntó Ranma cogiendo dos.
-Si que eres goloso- contestó la chica riendo- como te gustan las cosas grandes y rendondas.
-Si, ya que no he podido catar ese par de peras.
Akane se acercó a los pimientos.
-Ni lo pienses- dijo Ranma- en casa, ya tenemos bastantes pimientos.
Compraron azúcar, gel de baño y jabón para la lavadora.
Mientras compraban era vigilados por el nervioso personal del supermercado.
Cuando se acercaron a la caja para pagar, Akane vio una oferta en huevos.
-Deja los que ha comprado y nos llevamos estos.
Ranma gruñó con la idea de la chica.
-Ahora no quiere comerse mis huevos, y me tendré que comer los suyos.- dijo el chico entre dientes.
-¡Ranma! cuando vuelvas coge plátanos me apetece comer alguno- dijo la chica- hace tanto tiempo que no como uno.
Ranma volvió a gruñir. No le gustaban los plátanos, pero Akane era tan golosa con ellos como él con las sandias y las peras.
Pagaron a la cajera, esa mujer estaba muy nerviosa y se equivocó al darles el cambio.
Los dos jóvenes metieron las cosas en el coche, y montaron en él.
Mientras iban para casa.
-¿ Te has fijado en el personal del súper?- preguntó Ranma.
-Si, nos vigilaban y estaban asustados, como nuestros profesores,- ella lo miró- lo que significa que…
-Esas personas son de nuestro mundo. Aunque no sé si aliados de Fernández o de Sinue. No sé creo que nuestro tiempo aquí se acaba, que el tiempo de este mundo se acaba.
-¿Qué pasará?, ¿ Que será de nosotros?- preguntó con miedo la chica.
- No lo sé, sólo sé que si esto es el último día de nuestras vidas lo quiero pasar contigo.
Ella lo miró y sonrió a pesar de estar asustada.
-Y yo también quiero pasar el tiempo que falta contigo.
Llegaron a casa notaron que el ambiente empeoraba, aunque el cielo estaba estrellado, en su interior notaron que a ese mundo le quedaba poco, tal vez horas.
Cenaron, Ranma se comió las dos sandias y parte de un melón. Akane se comió varios plátanos y lo que quedaba de los melones.
Esa noche hicieron el amor, suponían que sería la última vez que lo harían y por ello pusieron toda la pasión.
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Mientras Fernández con su grupo. Estaban reunidos en una sala secreta de la universidad.
-Queda poco, un día a los sumo dos.- dijo el hombre.
-En dos días todo acabará. Esto no debía pasar. Algo ha sucedido que ha hecho que esto se colapse, creo que está relacionado con esos dos- dijo la maestra de Akane.
- Fueron enviados a la vez, eso puede haber desestabilizado este mundo.
-Creo que han recuperado la memoria, y saben que lo vigilamos. Debemos ir a verlos en cuanto amanezca. Antes que los Otros actúen debemos ser los primeros. No dejaré que mi corrupto hermano se los quede.-dijo Fernández.
Todos asistieron, al día siguiente actuarían, tenían las horas contadas.
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Mientras en el sótano del supermercado el jefe del establecimiento tenía una conversación prácticamente idéntica a su hermano.
-No dejaré que te los quedes hermano. Serán míos. No te dejaré que te sigan a ti. Tus deseos egoístas no se cumplirán.- dijo el jefe de establecimiento, refiriéndose a su hermano y enemigo.