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Complot para cita

No esperaba volver tan pronto al mercado con ellas. Ha sido un tanto apresurado.

–¡Aaaah! Te quedaría mejor el otro sostén con esas bragas. ¡Aaaahh! El que no lleva tirantes. ¡Aaaaah!– sugiere Bei Liu.

–A ver…

Bi Lang se lo quita frente a mí y se pone el otro. Sensualmente. La verdad es que está sexy con los dos. Vale, no se me da muy bien la moda. O estoy cegado por sus preciosos cuerpos semidesnudos.

–Mucho mejor. ¡Aaaahhh! ¿Verdad? ¡¡AAAAaaaahhh!! ¡Kong! ¡Mis pezones no… ¡¡HHHAAAAaahhhhHH!! ¡Asiiiiií!– valora Bei Liu, mientras gime.

Estoy sentado en el sofá. Ella sentada sobre mí. Desnuda. Moviéndose con suavidad arriba y abajo. Mientras la penetro. Mis manos masajeando sus modestos pechos. Ahora pellizcando sus dos pezones a la vez. Con suavidad y mucho qi.

–Pues tienes razón– acepta Bi Lang, mirándose al espejo –. Este es el último. Daos prisa.

Nos apremia mientras se desnuda y se pone otro conjunto. Esta vez un vestido escotado. Que muestra parte del sostén por arriba. Y los lazos de un tanga por los lados.

Mientras, Bei Liu acelera. Con pasión. Casi saltando sobre mí. A la vez que intensifico el qi. Que me dejo llevar. Que dejo que el placer de sus paredes rozando mi miembro me invada. Junto con el tacto de sus pechos. Sus nalgas. El aroma de su piel.

Jadeando, le da el visto bueno al vestido. Aunque sugiere recortarlo un poco luego por debajo. ¿Más todavía?

Luego se cambian. Bi Lang me hace una felación primero. Luego se acuesta de lado. Yo detrás de ella. Follándola. Su mano hacia atrás, acariciando mi pelo. A veces, vuelve un poco la cabeza y nos besamos.

Como ella antes, su amiga se prueba unos cuantos modelos. A veces, mezclándolos. Hasta que se da por satisfecha.

El sudor lo ha evaporado con qi. El semen debe de seguir dentro de su vagina. Aunque lo va absorbiendo. Las dos usan una técnica complementaria para hacerlo. Quizás no es la más eficiente. Pero es conveniente.

Todo ha empezado cuando han aparecido delante de mi cabaña. Las dos parecían un tanto excitadas.

–¡Han llegado modelos nuevos! ¿Vienes con nosotros? ¿Porfa? Si no puedes ir ahora, podemos ir más tarde o mañana– me ha pedido Bi Lang.

–No nos los queremos probar sin ti. ¿Vendrás?– también me ha pedido Bei Liu, casi rogando.

No he podido negarme. Soy débil contra esos ojos morados. Y contra los verdes. Así que he acabado aquí. Viéndolas probárselos. Sacándose y poniéndose la ropa despacio. Sensualmente. Provocativamente. Incluso medio bailando. Mientras tengo sexo con la otra. No diré que no ha sido excitante.

Compran varios modelos. No sé cuántos tienen en total. Muchos. Se gastan muchos puntos en ropa. No me extraña que no tengan para otras cosas.

Trabajan en la sastrería de la secta. Ayudan a confeccionar y reparar las ropas oficiales. Y otras que encargan algunos alumnos. Incluso diseñan modelos, que es lo que más les gusta. Cuando lleguen a Alma, quizás podrán hacer y ganar más. Si estudian runas para poner en la ropa. La idea es similar a las joyas. El procedimiento, diferente. Eso dicen.

Lo normal sería comprar píldoras. Quizás cristales de qi. Puede que tiempo en alguna de las salas especiales. Pero se lo gastan casi todo en ropa. Por eso, estaban ligeramente retrasadas en cultivación. Aunque ahora ya no es un problema. Mientras crean que es gracias a la técnica complementaria de absorber yang…

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Unos días más tarde, Pen y Huang me exigen una cita con ellas. Que no es justo que vaya con unas y con ellas no. Lo dicen en broma. Están las cuatro, y mis pervertidas lo estaban explicando. Así que se han hecho las ofendidas. Sobre todo Pen.

Lo que era una broma, se ha convertido en realidad. En gran parte, culpa tanto de Bei Liu como Bi Lang. Repitiendo una y otra vez que era buena idea. No sé. Tengo la impresión de que tienen algo más en mente.

Así que voy al mercado con ama y esclava. Aunque no se prueban ropa. Están un buen rato en un puesto un tanto peculiar. Venden todo tipo de artículos. Y ellas acaban comprando unas cadenas con pinchos. También unas argollas. Y unos pocos objetos más para atar o torturan a Fen Huan.

Curiosamente, van a un puesto que venden productos eróticos. Y compran una crema para sensibilizar la piel. El vendedor me mira con una sonrisa. Incluso me guiña el ojo con complicidad, mientras alza el pulgar hacia arriba. Si supiera que es justo para lo contrario de lo que él se imagina… Cuanto más sensible esté, más le dolerá.

También pasamos por puestos que venden armas. A Huan le encantan. Pero no encuentra nada que la atraiga. Aunque sí compramos algunos dulces. Pen está muy graciosa con la nariz manchada. La mía también acaba manchada. Por reírme.

No tenemos sexo durante la cita. Aunque sí después. Teníamos que probar las cadenas. Los pinchos son pequeños pero afilados. No se clavan profundamente, pero sí deben doler bastante. Lo que es más importante, dañan una gran superficie de su piel. Así, puede repararla.

Una de las argollas la hemos colgado en el techo. Con cuerdas, hemos dejado a Huan'er colgando. Su vagina a la altura perfecta para penetrarla. Puedo notar el resultado de los pinchos de las cadenas que le hemos puesto al principio. Se están curando. Y la piel crece más fuerte. La técnica no deja de ser bastante milagrosa. Y el dolor intenso. Sobre todo, por la crema. Funciona bien sobre la piel. Se estremecía de solo tocarla. Aunque es fácil de disolver con qi. Ha gritado de dolor y placer más de lo normal.

A Pen también la he atado. No solemos hacerlo, pero ha sido muy tentador. Sus brazos alzados contra la pared. Inmovilizados con las argollas que hemos incrustado allí. Sus piernas estiradas hacia delante. Abiertas. Para dejarme penetrarla.

Ha sido divertido cuando he hecho ver que me iba.

–¡Kong! ¡Desátame!– me ha gritado.

Luego me ha mordido la oreja. Un poco rencorosa. Me ha vuelto a morder cuando se lo he dicho. Aunque los dos mordiscos han sido bastante suaves. Yu me muerde más fuerte.

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Cuando organizan el siguiente evento de combates, hay algo raro. Mis pervertidas, Pen y Huan están todo el rato hablando de sus citas conmigo. Están dejando a Yan Xiulan un poco de lado. Las mira sin saber qué hacer. Hasta que Bei Liu se vuelve hacia ella.

–Esto no está bien. Todas hemos tenido nuestra cita con Kong menos tú. Mmmm. ¿Qué tal mañana?– propone.

–Esto… no…

–Es buena idea. No es justo que solo tú te quedes fuera. Si no te va bien mañana, pues pasado– sigue Bi Lang. –¿A ti te va bien, Kong? Supongo que no tendrás ningún problema

La mirada amenazadora de Bi Lang y las demás me confirma el complot. Estaban planeando desde el principio forzar a Xiulan'er. Y más me vale colaborar.

–Claro, claro, ningún problema. Todo lo contrario– aseguro.

Creo que estoy sudando un poco. Siento un escalofrío en la espalda. No sé que me harían si me niego. Su sonrisa me dice que me he salvado. Ahora que lo pienso, puede ser interesante. No me importaría pasar algo de tiempo a solas con Xiulan'er.

–Lo ves, él quiere ir. Dinos, ¿cuánto te va bien? ¿O no quieres?– insiste Pen, no dándole tiempo a pensar.

–Eh… Yo… Claro que quiero…– tartamudea, bastante roja.

Acaba cayendo en su trampa. Así que quedamos para mañana. Mientras van llegando los estudiantes. Cuando nuestra joyera se me acerca

–Lo he acabado. Prueba si te va bien. Si circulas qi en sentido horario, lo llenas. Al revés, lo suelta. La parte azul hacia ti– me dice, aún roja de antes.

Es un brazalete. Supongo que con lo que la han molestado las chicas, se le había olvidado. Me lo pongo.

Cuando circulo qi por él, la mayoría desaparece dentro. Un poco se pierde. Si lo hago al revés, puedo notar como lo recupero. Es más lento que usar el mío. Pero creo que, con un poco de práctica, me irá bien.

Cuando hago las enlaces de qi en los cuadernos de técnicas, tiene que ser muy fluido. Ahora ha sido un poco brusco. A ver otra vez. Sí. Mejor. Puedo usar el mío a la vez que lo voy soltando. El mío lo puedo controlar con facilidad. Aunque tengo que practicar un poco para que no haya cambios bruscos. Podía estropear los flujos de qi. Oh. Se ha acabado. Claro, apenas lo he llenado un poco.

–¿Qué… qué tal?– me pregunta cuando dejo de mirar el brazalete, un tanto ansiosa.

–Oh… Lo siento… Me he quedado un poco absorto probándolo.

–¿Un poco? Hasta hacías movimientos raros con la mano– se burla Pen, imitándome.

Supongo que estaba simulando hacer los enlaces sin darme cuenta. Es un poco vergonzoso. Ellas se ríen de mí. Parece que me he puesto un poco rojo. Las ignoro y miro a Xiulan'er.

–Es perfecto. Me hará falta practicar, pero estoy seguro de poder usarlo bien. Me ayudará bastante. Muchas gracias– le aseguro, sonriendo de corazón.

–Aah… No, no, gracias a ti por dejarme hacerlo…– me agradece, aliviada.

Es adorable cuando mueve las manos y la cabeza negándose a que le dé las gracias. Tendría que pedirle más joyas. Quizás una con aura calmante para Song. No, mejor no. Me la haría tragar. Tiene que ser algo útil. Y que no parezca que pido por pedir. Quiero seguir ayudándola. Pero no engañarla. Mañana le preguntaré que puede hacer ahora. Con nueve runas. Y que podrá hacer más adelante.

Sigo la mirada a Bi Lang. Está mirando a Xu Siyu y su novia. Muy íntimos. Ignorando a todos los demás.

–Me siento traicionado por Xu Siyu. Ya ni me habla– me quejo un tanto exageradamente.

Lo introduje a los combates y era muy hablador. Ahora, está demasiado ocupado.

–Ja, ja. Ya se les pasará. Se pelearon el otro día, y acaban de hacer las paces– se ríe Bi Lang.

Así que era eso. Me extrañaba que estuvieran tan acaramelados otra vez. Bueno, ya me reiré de él otro día

–Quizás deberíamos enfadarnos con Kong para hacer las paces– sugiere Bei Liu.

–Ni que os hiciera falta para estar acaramelados– las critica Ken, que pasaba por allí.

–¡Siempre tienes que aparecer cuando menos falta hace!– se queja Bei Liu.

Todos nos reímos. Sin duda, Ken tiene razón.

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Uno nuevo ha intentado retarme. Después de saber que no aceptaría un reto de un recién llegado, se ha ido enfadado. Diciendo que le tenía miedo. Espero que sea el último que intenta lo mismo. No les veo capaces de venir un par de veces solo para retarme. No tienen tanta paciencia.

Los demás lo miran como si fuera un estúpido. Después del combate del otro día, deben de creer que ganaría igual de rápido.

La verdad, si no lo está ocultando, ni siquiera parece tener una técnica de movimiento. Además, noto que he mejorado desde la última vez. Los entrenamientos con las chicas son muy útiles. Aunque hay algo en la combinación de golpes que no acaba de ir bien. Con el cuarto, se empieza a desestabilizar. No sé muy bien qué pasa. Y no soy el único. Shi se quejaba ayer de lo mismo. Song le daba la razón.

Probaré un poco más. Si no mejoro o a las chicas no se les ocurre algo, intentaré visitar al instructor de bastón. Me dijo que podía ir a verle si tenía dudas. También le podría preguntar a Fen Huan. Bueno, será mi última opción. Primero quiero intentarlo yo. 

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Di Tao se muerde el labio cuando me abre la puerta. Sensual.

La cojo en brazos. La alzo. Sus piernas en mi cintura. La puerta se cierra tras de mí. La tiro contra la cama mientras nos besamos.

No hablamos. Solo nos quitamos la ropa. Nos besamos otra vez. Me hace una felación mientras preparo su culo. Está limpio y listo como siempre. Solo le falta un poco de lubricante. Para que mi miembro entre sin resistencia. Más allá de su propia estrechez.

No suelo follarla de lado. Ni tan despacio. Parece que lo disfruta.

–¿Prefieres así?– le susurro al oído.

–¡¡Aaaaaaaahhhh!! Ahora está bien así ¡¡¡HHHHHHHHAAAAAAaaaaaaahhhHHH!!! Pero más duro también me gusta… ¡¡AAaaahhhhhhh!!– gime mientras responde.

Así que la sigo penetrando despacio. Mientras juego con su pecho. Mientras beso su cuello. O soplo su oreja.

Cuando se duerme, saco a Rong. Primero la follo de pie contra la pared. Aún medio dormida. Luego le hago hacerme una felación. Con sus enormes pechos envolviendo mi miembro. Normalmente, solo la follo una vez al día. Pero a veces repito. Me corro en sus tetas y en su boca un par de veces. Mirándola a los ojos. Observando cómo se somete, pero aún reluctante.

Antes del amanecer, despierto a Di Tao y la vuelvo a follar. Su cuerpo bocabajo sobre la cama. Sus piernas arrodilladas fuera. Separadas. Mostrando su culo y su vagina. Su cabeza la empujo contra la cama. Su culo lo penetro sin piedad. Disfrutándola. Llenándola tres veces. Haciéndola correrse cada una de ellas. Luego, me vuelvo. Disfrazado. Aún de noche. Asegurándome de que no haya nadie cuando salgo.