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CAPITULO 36: LOS CLAROS INDICIOS

Durante los primeros meses en que me había quedado a vivir en la casa de mi abuela.

A crédito, en una mueblería que, el día de hoy, ya no existe.

Fui comprando lo necesario para vivir.

De mis abuelos habían quedado las camas y algunas cosas, otras, las fui renovando.

Como un mes después del primer acontecimiento de la amenaza de aborto, fue que, mi novio se fue a vivir conmigo.

Después de todo, no era tan malo.

Tenía todo lo necesario, solo faltaba comprarme una lavadora.

En una primera instancia, se lo comente, pero, al no ver ningún cambio.

Saqué mi lavadora a crédito y la fui pagando semanalmente.

En ese momento, aunque, no me pareció muy bueno, no pensé que era solo la punta del iceberg de su desentendimiento.

Así paso el tiempo, en el que, llego mi incapacidad por maternidad.

Mi novio desarrollo un problema, recientemente, se volvió inconstante, tanto laboralmente, como en su mentalidad.

Comenzó a cambiar constantemente de trabajos.

La duración variaba entre una semana o hasta máximo un mes.

Cuando se disponía a buscar trabajo, llego a quedarse semanas esperando a que le respondieran de alguna solicitud dejada.

Reconozco que, el joven que conocí, aunque era muy fastidioso, era más proactivo, este, ya no era el mismo.

Incluso, llego a preguntarme del dinero de la incapacidad, y si podía llegar a darle un préstamo, al cabo, me lo devolvería lo antes posible.

Pero, como ya lo temía, previendo el panorama, decidí negarle toda la ayuda que me pudiera pedir, después de todo… la incapacidad, sería mi única fuente de ingresos hasta que yo volviera a trabajar.

Así que, compré muchísimos pañales de talla mediana y algunos de talla grande, como en mi familia, nacen grandecitos, supuse que me serviría de esa manera.

También compre una buena dotación de leche enlatada para que cuando llegara el niño, no batallara.

Cuando llego el momento en que el vino a mí, le dije que me había gastado casi todo, dejando solo una ración de 200 por semana para la comida.

Era muy poco.

Su rostro se oscureció, dado que había pensado que era seguro conseguir algo de mí, sabía que, con esa cantidad, no podía pedirme.

Así fue que, comencé a pensar en que había sido una pésima idea quedarme con él.

Se supone que sería la persona que cuidaría de mí, pero, en ningún momento desde que comenzó el embarazo sentí algún cuidado, más bien, se ponía algo receloso, dormía demasiado y se volvió un flojo.

Ahora, que han pasado los años, me doy cuenta de que, no era así.

Él no se volvió flojo, inconsistente, receloso, mimado.

Simplemente, se cansó de sostener una imagen que ocultaba su verdadera forma de ser.

Bueno, la sostuvo durante unos 3 años, un mérito debe tener eso.

No lo aplaudo, pero, fue lo único consistente que me mostro hasta la fecha. 

Fin de capitulo 36

FRASE:

Me podrán quitar muchas cosas,

Pero, jamás, las ganas de salir adelante.

-SEMPAIIREX

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