CAPITULO 34: DESHACERSE DE MALOS MIEMBROS DE LA FAMILIA

Hacía tiempo que, llegábamos de visita a su casa y nunca encontrábamos comida, comprábamos en la carnicería, de al lado, quienes tenían muchos años laborando ahí.

Para dejarle comida hecha o le llevábamos mandado.

También le dijimos al señor de la tienda y al señor de la carnicería de al lado, que le fiaran, solo a ella, comida o dinero.

Para mi tío o prima, nada.

Nosotros siempre llegábamos pagando lo que mi abuela pedía, le dijimos que era libre de no reprimirse.

Esto le ayudo.

Y el hecho de que por fin se fuera a casa de mi madre, fue un alivio, creo que para todas.

Ya que solo podíamos ir a visitarla dos veces por semana o hasta tres.

Ese día, al llegar del trabajo, me esperaba mi madre en la sala, me dijo lo de mi abuela.

También me dijo que a partir de mañana seria yo quien me fuera a vivir a la casa de mi abuela, con la encomienda de ir a sacar a mi prima y mi tío de esa casa.

Como mi hermana tenía sus niños, no era buena idea que fuera a un lugar conflictivo.

Aunque no tenía esposo, los niños serían los que estarían expuestos a la gente indeseable.

No pude reprochar nada, se me confiaba algo importante, era lógico que yo me fuera para allá.

Además, con toda la rabia que sentía hacia ellos por lastimar a mi abuela, quien nos crio desde chicas, era lo menos que podía hacer.

Tampoco estaría de acuerdo que fuera mi hermana quien se encargara de eso.

Así que me dijo, desde mañana te vas a vivir allá.

Bueno, al principio, me quede en shock.

Pero, el saber que la habían lastimado, era lo que me hizo tomarme el papel en serio.

Fue mi abuela quien me dijo que sacara mi prima de su casa.

Al día siguiente me fui al trabajo, con alguna de mi ropa, al salir, llegué a casa de mi abuela, ahí estaba mi prima, acostada en la cama, según ella estaba dormida como siempre.

En la cama que fuera de mi abuelo, con su amiga.

Una chica que si era simpática.

Mi prima, según al despertar, miro que llevaba ropa y me pregunto que si pensaba quedarme.

Le dije que si, a partir de hoy me mudaba a la casa, muy enojada se levanta de la cama, sintiéndose dueña de la casa, comenzó a insultarme y a correrme.

Yo la ignore por horas.

Seguí guardando mis cosas en la cómoda de mi abuela que, ya tenía ropa de ella, la cual saqué.

Así pasaron los días, entonces, cuando se acercaba el fin de semana, le hable claro.

Era una persona muy sucia, había calzones ensangrentados de su menstruación en el baño y la cocina, ella acostumbraba a que su padre se los lavara.

Me senté en la cama, frente a la que fuera de mi abuelo, ella según estaba adormilada, la "desperté", le aclaré que, una casa se mantiene, ella debía darme para pagar los recibos, todo a la justa mitad.

Esto la hizo enfadar, se negó, le dije que era lo menos que podía hacer, ella pagaría solo la mitad siendo ella y su amiga, yo la mitad por mí misma.

Se levantó de la cama y se acercó amenazante, cargando su peso, me empujo.

Acostumbrada a hacerlo con mi abuela, quizá.

Se sorprendió que no me pudo mover, ya que, antes del empujón, hizo un poco la pierna hacia atrás, dando buen soporte, entonces le reclame que yo no era mi abuela y la empuje también, ella cayo con fuerza de sentón al borde de la cama, casi cayendo.

Me miro con mucho odio.

Le dije también que, iba a cambiar las puertas, ya que, estaban muy deterioradas.

Y le dije que no le iba a dar llave.

Ella debía elegir si se quedaba adentro o afuera cada vez que yo me fuera a trabajar o esperar a que llegue y yo le abra la puerta.

Ella y su amiga tomaron con rapidez algunas de sus cosas y se fueron.

Esa noche, ni ella, ni la amiga volvieron.

A la una de la mañana, me llama mi madre, mi prima le había llamado para decirle insultos.

Esto era algo que no podía tolerar.

Así que, enojada, me levante a guardar sus cosas, hasta la última cosa que le perteneciera.

Le dije a mi madre que le llamara a mi tío.

Le daba 3 días para ir por sus cosas, pasado este tiempo, le iba a sacar sus cosas, no me haría responsable de eso por si se lo robaban o si se lo llevaba la basura.

En este punto, si lo veo desde hoy, creo que, el valor que tuve en ese momento y la falta de compasión por mi prima, dado que era una chica rebelde y sin rumbo fue causa de dos malos padres.

Pero, no era la única en el mundo y casi nadie era tan mala persona como ella.

Mi punto fuerte, era mi propia carencia afectiva, era lo que me daba el impulso y la gratitud para con mi abuela.

Siempre tuve un carácter explosivo, así que, si no infundía miedo, infundía autoridad.

Lamentablemente, esto lo aprendí de mi padre, en eso tenía razón.

La gente huye o se somete.