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CAPITULO 16: TIEMPOS DE CAMBIO

Al poco tiempo, entro a la escuela una niña de nombre Liliana, en ese año, también seguía Diana, la que, desde el año pasado me decía negra, carbón, prieta.

Lo curioso es que, ella era más prieta que yo.

Ellas dos se juntaban mucho.

Liliana era muy amable.

A veces hablaba conmigo y regañaba a Diana para que no fuera grosera conmigo.

Ella tenía una prima igual de rubia que ella.

En ese tiempo estaba en quinto año.

A la prima tampoco le gustaba, dado que, tenía amigas en sexto, del salón de mi hermana y sabía lo que había pasado.

Una de las veces que, Liliana estaba hablando conmigo, en el recreo, entro al salón y me aventó, me dijo que me alejara de su prima.

Obvio, le dije que no.

Me quiso sacar a jalones del salón.

Fue entonces que, la saque yo.

Después de todo, era mi salón.

No tengo recuerdos de haberle pegado, pero tenía la cara roja como si la hubiera cacheteado, debe ser cierto porque, Liliana, ya no me hablo de la misma manera.

Era un saludo y se iba.

Pasaba mucho tiempo en la dirección.

Como en el kínder.

¿Hasta la directora me veía con lastima o compasión?

Supongo que sospechaba algo de mi vida.

Recuerdo que era una mujer de carácter fuerte.

Seria, pero un tanto alegre.

A veces, en el receso, desde tercero, año en que se fueron Griselda y Emma.

Pasaba mis recesos en la dirección comiendo con los maestros y la directora, cuando iban a hablar de algo serio, me pedían salir a comer fuera.

Me gustaba ir al lado de la dirección, había un árbol grande que daba buena sombra.

Desde que mis amigas se fueron, no volví a acercarme a nuestro árbol.

Veía de lejos que, ya tenía nuevos ocupantes.

Me daba tristeza.

En cuarto, había nuevos alumnos, unos se habían ido y otros venido.

En este tiempo, hice algunos contactos amistosos con los alumnos del CAS.

A veces después de la escuela, mientras venían por nosotras, nos quedábamos jugando a las muñecas, ellas me prestaban alguna.

En estos años, de alguna manera, me volví consciente de la violencia de lo que yo era capaz.

En tercero y cuarto, no recuerdo haber sido llamada a dirección, pero, seguía comiendo ahí.

Ellos me veían con mejores ojos.

Quizá por el cambio de conducta.

El club del CAS, me ayudo a mejorar mi sociabilidad.

De ser una niña marginada, a lograr encajar en la sociedad por momento, fue valioso.

¿A qué se aferra un niño a esa edad?

A tratar de no ser transparente para los demás.

En ese tiempo, a pesar de la situación en mi hogar.

Mi autoestima ya se había levantado del suelo.

Todo se debía a mis calificaciones, a la aceptación de mi familia.

Y menos golpes o desprecios en casa.

Todo se debía a mi estudio.

Cuando cumplí 10 años, hubo una triste despedida, nos mudábamos de casa.

Así que, mis amigos, mi novio, con el que ya tenía 3 años.

No volveríamos a vernos con frecuencia.

Recuerdo que, él se preparó para la despedida.

Mi hermana tenía un novio a escondidas y fue el quien, le dijo como besar de "verdad" a Cesar.

Recuerdo que, nos escondimos entre unos puestecitos, y me beso.

A veces nos dimos besos de "palomita".

Esta vez fue un beso francés.

La verdad, fue horrible, pero seguí el juego, era nuestra despedida.

Dos niños torpes, no sabiendo como despedirse.

Recuerdo, como nos fuimos, atrás de una troca, llena de muebles y con mi amado perro abrazado para que no saltara de la troca.

Con los años, él también se mudó.

Nos dejamos de ver.

FRASE:

Un beso es… un poema escrito por dos personas,

Y que se lee con los ojos cerrados.

-SHUOUMA GOROW

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