--- LOUIS ---
La búsqueda de Sasha se extendió hasta casi la puesta del sol, en los lugares en donde había estado no había señales de que ella estuviera, la frustración y el temor crecía a cada momento. Estábamos por bajar del auto para buscar en el puerto alguna señal de ella cuando la radio de la patrulla sonó.
- Encontramos a la señorita, ya fue trasladada a un hospital. Capturamos a los integrantes de "The Rose", estaban tratando de huir por la frontera. - La voz se con claridad a pesar de que la señal era inestable.
- Perfecto, nos dirigimos hacia el hospital. - Respondió uno de los oficiales, que de inmediato se puso en marcha.
Mi corazón latía con fuerza, estaba aliviado de que ella estuviera a salvo pero me preocupaban las condiciones en las cuales se encontraba.
- Necesitamos que nos ayude a declarar el día en que se le solicite. - Rompió el silencio un oficial y yo asentí sujetando mi hombro y recargando la cabeza en el asiento.
- Pediremos que alguien le revise en cuanto lleguemos al hospital. - Dijo al verme soportar el dolor que comenzaba a invadir mi cuerpo.
- Gracias. - Saqué el collar de Sasha de mi bolsillo y lo sujete con fuerza mientras cerraba los ojos, esperando a que el tiempo pasara rápido para verla.
...
- Hermano, creo que debes descansar. - Joseph estaba en mi oficina, parado a un lado de mi escritorio e interponiéndose en mi trabajo.
- No puedo, si lo hago solo pensaré en ella. - Respondí frunciendo el ceño y sosteniendo con fuerza el bolígrafo.
- La cuñada despertará pronto. Tom se comprometió en avisarnos si algo sucedía. - Rogó mientras me quitaba los documentos de las manos.
- Yo debería estar a su lado. - Murmuré con dolor y molestia.
- No puedes, sabes que los accionistas tienen los ojos puestos en ti. Si ven que nuevamente descuidaste el trabajo ellos tratarán de atacarte. -
- No me importa. -
- Lo sé. Pero los reporteros están fuera acechando y esperando la oportunidad para averiguar la razón por la que te involucraste en la captura de esos rufianes. Si la cuñada despierta y ve que su nombre esta por todos lados mientras que se cuenta todo lo sucedido seguramente se sentirá abrumada, ella no quiere llamar la atención. - Joseph colocó su mano en mi hombro, él más que nadie sabía lo mucho que deseaba verla y estar con ella.
- Solo será por unos días más. Por lo menos espera a que se termine el juicio que están llevando a cabo los Durand. Después de eso te dejaré que vayas, y si quieres puedes tomarte unos días. Nos haremos cargo de todo, solo debes esperar. - Suspiré sofocado por la situación, tomé los documentos que tenía mi hermano y continúe trabajando.
- Hasta que eso pase estaré trabajando en la oficina. - Me ajuste mis gafas y continúe revisando los contratos.
- Señor, su comida. - Cinthya entro con una bolsa de comida rápida.
- Déjala por ahí, comeré más tarde. - Contesté sin levantar la vista de las hojas.
- Hermano. -
- Joseph por favor puedes traerme el programa de la próxima cena benéfica. -
- Esta bien. - Salió de mala gana dejándome por solo en las frías paredes de mi oficina.
Una notificación llegó a mi teléfono, por lo cual la pantalla se encendió, revelando la foto de Sasha. Miré con pesar el rostro sonriente de mi novia a la cual no podía ver.
"Solo unos días más cariño y estaré a tu lado"
Me repetí mentalmente mientras regresaba a mi trabajo, si quería irme necesitaba dejar lo más que se pudiera de trabajo ya hecho, solo así podría estar a su lado sin importar nada más.
...
Salí de la sala de juntas mientras caminaba deprisa para prepararme para la siguiente reunión.
- Creo que es mejor invertir con un 30%, es muy riesgoso si aumentamos e porcentaje. - Sebastián iba discutiendo con Joseph acerca de la reunión, en cambio yo froté mis ojos con mis manos al sentir que mi vista se tornaba borroso.
Aflojé mi corbata al sentir que me faltaba el aire, un silbido apareció de la nada en mis oídos. Llegué con torpeza a la puerta de mi oficina, sentía que en cualquier momento podría caerme, tomé el picaporte y lo abrí, en cuanto di un paso en mi despacho vi a lo lejos un par de personas paradas viéndome.
- Ya están aquí. - Fue lo ultimo que escuché, un mareo causó que perdiera el equilibrio y cayera.
...
Desperté recostado en el sofá de mi despacho, miré a mi alrededor y me senté, sentí que mi cabeza punzaba por lo que la sujete con firmeza con ambas manos.
- ¿Cómo te sientes? - Preguntó Isabella acercándose de prisa y poniéndose frente a mi de cuclillas.
- Me duele la cabeza. - Cerré con fuerza los ojos y respiré con dificultad.
- El doctor dijo que debes descansar, estas bajo mucha presión. - Sebastián camino hacia mi con un vaso de agua y un par de pastillas, las tomé sin dudar y me recosté en el respaldo.
- No puedo, tengo trabajo que hacer. - Respondí mirando fijamente el techo.
- Hablaré con los accionistas. Toma unas vacaciones, tus hermanos y Sebastián estarán a cargo. - La voz grave de mi padre me sorprendió, me incorpore en mi asiento y giré a cabeza para verlo.
- Soy el dueño de la empresa pero tengo que acatar lo que digan otros. - Reí con ironía, Isabella pellizco mi pierna, estaba a punto de llorar.
- Esta bien. - Acaricié la mejilla de mi hermana tratando de tranquilizarla.
- Le diré a John que este listo para llevarte a casa. - Joseph sacó su teléfono y rápidamente envió un mensaje.
- ¿Esta trabajando para ti? - Mi padre me preguntó un tanto molesto y su esposa se aferró a su brazo para evitar que hiciera una rabieta.
- Si. - Me puse de pie y avancé con torpeza hacia el escritorio de donde tomé mi maletín y mi celular.
- Tu en verdad - Isabella corrió para calmar la furia de nuestro padre que apretaba con fuerza la mandíbula para no gritar.
- Nos vemos, si necesitan algo díganmelo. - Presioné el botón de mi ascensor y entré en el, pude notar la preocupación de todos, la puerta se cerró, y yo me deslicé por la pared de metal hasta sentarme. La pesadez en mi pecho se hacia más grande, sabía que Sasha había despertado pero no había podido estar a su lado.
- Señor, ¿se encuentra bien? - John corrió hacia mi y me yudo a ponerme de pie.
- Vamos a donde está Sasha. - Tenía que verla y comprobar que ella estaba bien, tenía que abrazarla y disculparme con ella por no haber podido protegerla.