webnovel

CAZADOR DE ANOMALÍAS

Gabriel Baker es un chico normal que tendrá la difícil misión de enviar al infierno a algunos demonios antiguos cuyos portadores poseen un poder increíble. Lamentablemente no posee un poder que sirva para atacar o defenderse, así que tendrá que usar su astucia para derrotar a estos enemigos colosales.

Michael_Quispe · Sci-fi
Not enough ratings
4 Chs

Capítulo 2 - Flashback, parte 1.

-¡¿Por qué mierda reprobaste el examen para ingresar a la universidad?! ¡¿Sabes cuánto dinero gastamos en ti?! ¡Me tienes arta, Gabriel! -le gritaba su madre mientras lo sostenía de sus cabellos.

Gabriel estaba tirado en el piso, muy acabado y en una reacción salvaje su madre impacta su botella de vino en la cabeza de su hijo, ella estaba muy ebria.

-Maldita sea, mira lo que probocaste, voy a tener que limpiar eso. ¡Vuelve a tu puta habitación y estudia como un desquiciado! ¡Vas a aprobar ese maldito examen aunque te cueste la vida, o voy a votarte de esta casa para que te pudras en la calle!

-Yo... um... -gruñía Gabriel de dolor mientras se torcía en el suelo.

-¡¿Qué sucede?! ¡Levantate y largate a tu habitación!

Gabriel estaba casi inconciente, mientras intentaba levantarse sentía cómo su cuerpo pesaba exageradamente, no podía articular ninguna palabra y tenía un fuerte dolor en la cabeza, lo único que podía hacer era llorar en el suelo.

-Eres una vergüenza, me das asco. -dijo su madre después de escupirlo, para luego beber en la otra sala de la casa.

Tras unos minutos Gabriel puede levantarse y camina, casi arrastrándose a su habitación, mientras deja en el suelo fluidos como sangre, moco, saliva y lágrimas. Tras estar en su silla saca un libro de álgebra 3.

-... me duele la cabeza, no puedo leer bien. Mi madre tiene razón, esta vez debo ingresar a la Universidad, si no lo hago no seré nadie en esta vida... mi madre lo dijo, mi madre, mi... ¡No! Esa, esa perra, puede pudrirse en el infierno.

El padre de Gabriel se quitó la vida cuando su madre quedó embarazada, ya que no quería vivir con el recuerdo de haber abandonado sus estudios universitarios por su pareja. Luego, su padrastro quedó arrestado por maltrato intrafamiliar, en esa época había nacido su hermana menor.

Tras esto la señora se volvió alcohólica por la depresión producto de sus dos matrimonios fallidos, y trató a sus hijos como basura, solo quería que llegasen a ser profesionales para poder mantenerla.

Gabriel mira uno de los cajones de su escritorio, se queda en silencio mientras su respiración se agitaba cada vez más, y mientras más fuerte era su pulso, más le dolían sus pulmones. Rápidamente saca de su cajón un arma, la recarga y la deja un momento. Trata de calmarse, pero sus recuerdos no hacen más alimentar sus ganas de acabar con su vida.

"¿Qué sentido tiene que sufra para que viva otro? ¿Por qué me pasa esto? ¿Por qué jamás me llega el karma?" -empezaba a cuestionarse.

Tras desesperarse agarra el arma, y mientras apunta a su propia cabeza, comienza a escribir:

"¡¿Esto es lo que querías maldita zorra?! ¡Esto es lo que tu puta miseria produjo! ¡Toda tu ira la desahogabas en nosotros como si fuésemos animales! ¡Toda mi vida ha sido un infierno por tu culpa, no quiero seguir viviendo contigo, pero si huyo de esta casa estoy seguro que mi vida será igual de miserable! Así que me iré de este mundo, este mundo que no hace más que hacer sufrir a todos aquellos que la habitan! ¡Prefiero pudrirme bajo tierra que seguir respirando este mundo putrefacto lleno de idiotas!"

Su respiración se hacia cada y cada vez más violenta, el dolor era indescriptible, era como si espinas apretaran sus órganos, soltando un grito de rabia tira el arma en el suelo, arruga el papel y entre llantos duerme sobre el escritorio. No era la primera vez que lo intentaba, era su terapia personal, una terapia que desgraciadamente, por su cobardía, no pudo fallar.

14 de octubre

Gabriel baja al sótano para recoger más libros, específicamente los de álgebra y trigonometría, que eran los cursos que más tenía flojos. Cuando observa por un momento una de las cajas de su padrastro, trata de ignorarlo por un momento, pero algo le inquietaba, era la primera vez que le pasaba.

Él era alguien ateo, tuvo un bautismo y confirmación pero era escéptico hablando de espectros o entes paranormales, así que no tenía miedo a la oscuridad.

Tras esto sin temor trató de abrir la caja de madera, pero tenía un rompecabezas, entonces supuso que lo que sea que tuviera dentro, era algo de valor, y podría venderlo a muy buenos precios.

Para evitar conflictos se llevó la caja a su habitación, cerró la puerta con llave y trató de descifrar el rompecabezas.

-Bien, puedo hacerlo, si un friki de cartas pelos pintados pudo hacerlo yo también puedo. Oh mierda, está en hebreo.

Tras quedarse atrapado optó por cortarlo con un serrucho, tal vez piensen que esto no se puede y requiere un esfuerzo del protagonista, pero no, este bastardo lo logró.

Esta no era una caja pequeña, era una caja cúbica de 30x30 cm. Tenía un buen peso, así que se esperaba de que su contenido sería increíble, lamentablemente esto no fue así, la caja estaba llena de paja.

-¡¿Me estás jodiendo?! ¡¿Por qué diablos guardarían paja dentro con un rompezabezas?!

Pero luego descubriría que esto era pura finta, el tesoro se encontraba más al fondo, solo que esto sería algo mucho, mucho peor, y no cayendo en lo insignificante, sino en lo aterrador.

Era un tablero ouija hecha de una madera escarlata tallada a mano. Por su aspecto supone que debe tener muchos años de antigüedad.

-¡Maldita sea, esto es increíble, algo tan antiguo debe costar demasiado! Pero, estas cosas no cuestan mucho, pero si convenzo a un interesado que crea en estas estupideces saldré ganando.

Tras esto esconde la ouija junto al puntero y limpia el desorden creyendo que había hecho la mejor decisión de su vida, lamentablemente esto no fue así.

Esa noche, Gabriel no podía dormir, sentía como si alguien lo observara, era extraño. Era tan realista que podía escuchar voces y sentir un frío horrible. Entonces pensó que solo se trataba de una reacción psicológica, debido a las altas horas de estrés que tenía durante el día. Pero durante un momento a otro, logró conciliar el sueño.

Gabriel soñaba que estaba en una hermosa playa, el sol era brillante, la arena blanca y el mar se perdía en el horizonte. Mira a un costado y ve una mesa protegida por una sombrilla con sillas alrededor. En la playa estaba su familia, todos reían mientras jugaban. Él no era de hacer mucho deporte así que solo se dispone a observar, con una sonrisa, ya que no había visto a su familia tan unida desde hace mucho tiempo, por no decir nunca.

Cayendo la noche encienden una fogata y todos se sientan alrededor de esta.

-¡Oye Gabriel, pasame la cuchara! -le dice su hermana de 9 años.

-Escuché que eres un alumno muy aplicado en la escuela, estoy muy orgulloso de ti, hijo. -le dice su padrastro.

-No esperaba menos de ti, después de todo eres nuestro más grande tesoro. -dice la madre.

-¡Eh, ¿yo no soy tu más grande tesoro?! -exclama la pequeña.

-¡Claro, cielo, tú también eres mi más grande tesoro! Jajaja

Todos se divertían mientras almorzaban carne. Gabriel se sentía enojado por dentro, sabiendo que todo esto no era más que mentira. A sabiendas que esto era un sueño decide desahogarse:

-No, no es así. ¿Por qué demonios sonríen?

Tras esto hay un silencio incómodo en la fogata, Gabriel baja la cabeza para tener valor y hablar sin mirar a los ojos de sus padres:

-Tú siempre me asfixias con tus exigencias, nada de lo que hago te parece importar, solo te interesa hablarme cuando hago algo mal o cuando necesitas algo, no eres más que una perra. Y tú padre, eres un pedazo de cobarde, una basura que nisiquiera debería llamarse hombre, golpeaste a nuestra madre como si fuese un objeto que necesitaba ser arreglado. ¡Ella sufría y sentía dolor, pero nunca te importó y ahora por tu culpa ella descarga su rabia en mi! ¡Siempre pelean y no me dejan ser feliz, madita sea! ¡Jamás fui feliz en mi miserable vida!

Un nuevo silencio se hace presente, Grabiel había soltado todo lo que sentía.

-Ya veo, con que eso es lo que piensas... -dijo su madre.

Levanta lentamente la mirada, pero rápidamente se arrepentiría de hacer eso.

Donde deberían estar sus ojos y boca solo estaba piel. Miró a su padre y luego a su hermana, todos no tenían rostro, era un escenario escalofriante. Vio su platillo y observó horrorizado como de su carne comenzaron a salir miles de gusanos, como si estuviesen descompuestos.

Luego empieza a escuchar voces por todas partes, tantas y tan fuertes que empezaban a sonar sus tímpanos, comenzó a gritar desgarradoramente hasta que comenzó vomitar sangre, seguido de sus ojos y oídos. Su cabeza no soportaba tanto dolor, no sentía su cuerpo, todos sus nervios estaban alterados, de pronto mira a su madre una última vez, de una manera inexplicable él la escucha, es como si su voz estuviera en su cabeza:

-No debiste haber visto eso.

Gabriel despierta muy agitado, y empieza a observar toda su habitación. Al no ver nada empieza a tranquilizarse, pero esto duraría poco, al darse cuenta que encima de él estaba el tablero ouija.

Al día siguiente decide probar la oüija, esta vez para experimentar.

-Muy bien, no te pongas nervioso, todos los grandes descubrimientos se hicieron con riesgos, excepto la Coca-Cola, esa era un intento fallido de jarabe por ahí de la segunda guerra mundial. -pensaba Gabriel.

Primero pregunta si hay algún espíritu, pasan unos minutos que se hacen eternos, pero de pronto, el puntero comienza a moverse y responde que si.

-¡E-esto no puede ser real, tal vez es un movimiento involuntario de mi cerebro a causa del miedo! Si es así... ¡¿por qué diablos estoy temblando?!

Después pregunta "¿tú me hiciste soñar eso de noche?", a lo que el espíritu responde que si. Pregunta "¿Qué es lo que quieres?", a lo que responde: "Tu alma". Pregunta "¿Quién o qué eres?" Y responde: Demonio.

Era obvio que quería algo así, Gabriel no sabe qué debería hacer, estaba en un grabe aprieto.

-¡¿Es enserio?! ¡¿Cómo es posible que esto sea real?! Mi vida está en peligro, todo lo que hice no valdrá la pena... Aunque... ahora que lo pienso, mi alma no es que valga mucho. En lugar de quitarme la vida, puedo usar la vida de aquellos que me hicieron sufrir, para usarlos como sacrificios, y así aparte de vengarme, podría conseguir algo increíble... -piensa.

Un largo silencio llena la habitación, tras pensarlo mucho tiempo decide hacer su jugada:

"Deseo hacer un contrato", a lo que el demonio respondió: Bien, pero para comunicarnos mejor, deberás seguir algunas instrucciones.

Gabriel las sigue al pie de la letra; derrama un poco de sangre sobre el tablero, alrededor dibuja una estrella de david con tiza, pone un espejo frente suyo y finalmente lo invoca diciendo: "¡Oh ser de la oscuridad, criatura de gran poder y belleza, tú que la Biblia aborrece, te suplico que te manifiestes para realizar un trato de hombre a demonio!".

Inmediantamente las velas se apagaron, Gabriel sintió un escalofrío en todo su cuerpo y luego no sucedió nada, fue una noche inconclusa.

La decepción fue muy grande, creía que la única salida de su sufrimiento donde tendría un final feliz se había esfumado, pero lo que no sabía es que a partir de esa noche, nada volvería a ser como antes, nada volvería a ser como conocía.