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Recuerdo en la Azotea

Hasta ahora, he podido responder a todas sus preguntas con facilidad y, para mi alivio, él no insistió en repetir todos nuestros encuentros sexuales en todos esos lugares. Gracias al concepto de que el tiempo es un recurso limitado.

Naturalmente, la azotea estaba prohibida para todos los estudiantes, excepto para el Príncipe Zak. No era solo accesible para Zak; él tiene una llave adecuada para ella.

—¿Supongo que este es nuestro destino final por hoy? —le pregunté a Zak mientras salíamos a la azotea muy ventosa.

Para cuando llegamos ya estaba oscuro, y podíamos ver algunas estrellas en el cielo nocturno. La azotea no estaba oscura. De hecho, estaba bien iluminada por las numerosas luces ubicadas en la parte superior del edificio. Aunque oficialmente a nadie se le permitía subir aquí, por medidas de seguridad, se instalaron redes metálicas alrededor de la plataforma de la azotea como paredes para evitar que alguien cayera... o se suicidara fácilmente... supongo.