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6. ¿Desde cuando?

POV SAMANTHA

1 mes más tarde

Había pasado un mes desde que mi madre hubiese despertado del coma que le habían inducido y por fin, hoy volveríamos a casa. Bueno, no a nuestra casa, porque ninguna de las dos queríamos ir allí, pero nos iríamos a quedar con Selena y Tylor por una temporada, lo que tampoco es que me chistase demasiado, pero mejor que ver como mi madre sufra, lo es. Ahora, con eso no quiere decir que no me agrade la idea de quedarme en la casa de mi mejor amiga, lo que no me gustaba es que había más gente que pudiese pillarme haciendo cualquier cosa que no debería estar haciendo, y no quiero que nadie lo sepa.

-Sam, ¿segura que te encuentras bien?

-Si mamá, no te preocupes.

-No lo parece. ¿Segura que estás comiendo?

-Mamá, en serio, estoy bien.

-Vale, como quieras.

Puede ser que en último mes haya perdido algo de peso, y puede que hasta mi madre lo note, pero no quiero que se preocupe, al menos es algo que me tranquiliza y me hace sentirme mucho mejor con todo.

Después de una hora, por fin nos pudimos ir del hospital, y durante el camino a casa, tanto Selena como Tylor iban hablando con mi madre. Al menos se podía ver una pequeña sonrisa en el rostro de mi madre, cosa que me alegraba.

-Sam, ¿estás bien?

- ¿Por qué todo el mundo piensa que estoy mal?

-Porque es lo que parece.

-Pues estoy bien.

-Como quieras. ¿Mañana volverás al instituto?

-No lo sé, ya lo iremos viendo.

-Deberías ir y lo sabes, pero bueno, mejor cuéntame que tal las cosas con André.

- ¿Qué pasa con André?

-Me enteré por ahí que pasasteis un par de tardes juntos, y milagrosamente sin matarlo.

Eso es cierto, desde que había pasado lo de mi madre, André solía venir todos los días al hospital después de clase, y se puede decir que me di cuenta de que lo que decía era verdad, y me entendía mejor de lo que me podía entender Tylor ya que al parecer su madre había muerto en un accidente de coche. Puedo decir que André es un buen chico, y me agrada, cosa que es complicado realmente, al menos desde que empezó lo del bullying.

-Me cae bien.

- ¿Sólo te cae bien?

- ¿A que vienen tantas preguntas Tylor? Porque creo que es mejor que vayas directa al grano.

- ¿Qué te parece André?

-Un buen chico.

-No digo en ese sentido, sino en el de físicamente y la personalidad.

-Ya te dije que lo me parece, no te tengo que contestar que pienso de lo que me parece físicamente.

- ¿Entonces eso es que te gusta?

- ¿Acaso en algún momento dije eso?

-Me tomaré eso como un sí.

-Haz lo que quieras, Ty.

-Sabes que sí.

No mucho tiempo más tarde llegamos a la casa de Selena y Tylor e iba a ayudar a mi madre a salir del coche cuando de repente aparece André de la nada, haciendo que me lleve un susto considerable.

-Mierda André, me asustaste.

-Samantha esa boca.

-Lo siento mamá.

-No era mi intención. ¿Necesitas que te ayude con tu madre?

-No es nece…

-Me encantaría que me ayudases, André

Pude ver la sonrisa que tenía mi madre y la que apareció en el rostro de André en el momento en el que mi madre le dijo que la ayudase. Sabía que a mi madre le caía bien André, pero nunca pensé que tanto la verdad.

Ya que mi madre no necesitaba mi ayuda, me fui a ayudar a Selena y Tylor a coger las cosas que les había pedido mi madre que cogiesen de casa y entramos en casa

Cuando entré vi a mi madre sentada en el sofá con André al lado, el cual la estaba haciendo reír, por lo que cogí las cosas y las lleve a las habitaciones en las que nos quedaríamos y ordenar un poco.

Después de una hora y media, terminé, por lo que me fui a mi habitación y me senté en la repisa de la ventana mirando hacia el exterior, y realmente no sé cuánto tiempo estuve allí hasta que noté como alguien se sentaba a mi lado.

-No se te ve tan contenta como esperaba.

-Pues lo estoy.

-Sé que te lo han preguntado miles de veces hoy y en los últimos días, pero ¿segura que estás bien?

-Estoy bien André, de verdad.

-Quiero que sepas que si necesitas hablar en cualquier momento, de cualquier cosa, solo tienes que llamarme y te escucharé.

-Lo sé, pero no tengo nada de qué hablar, de verdad. Estoy bien.

-Está bien.

- ¿Sabes? Parece que le caes genial a mi madre.

-Ella también me cae bien, pero no es la persona a la que más me importa caer bien.

- ¿Entonces quién es?

-Tú, ¿acaso no es evidente?

-Ya me caes bien, ¿de qué estás hablando?

-Sé que no hace mucho que nos conocemos, pero desde el principio sentí una conexión contigo.

-Eso es porque me hacen bullying, por eso.

-No, cuando tropecé contigo no tenía ni la menor idea de que te estaba pasando.

- ¿Entonces de qué clase de conexión me estás hablando?

-De una que considero especial y que te diré más adelante. Mejor dime que tal te encuentras para ir mañana al instituto.

-No quiero ir, la verdad.

-Sabes que ninguno de nosotros dejaremos que te pase nada ¿verdad?

-Lo sé, pero tampoco podéis pretender estar pegados a mí todo el rato. Serán esos momento en los que aparezca y hagan mi vida más infierno de lo que es.

-Sé que las cosas no están cómo te gustaría, ¿pero tan mal están?

-Ni te lo imaginas.

- ¿Segura que no quieres hablar de lo que te molesta?

-No es necesario, son solo cosas mías.

-Cosas tuyas que pueden acabar por afectarte.

-No lo harán, no te preocupes.

-Siempre me preocuparé, eres una persona importante para mí.

-No sé por qué me da la sensación de que me quieres decir algo.

- Y quiero, pero lo haré en otro momento.

-No es nada malo, ¿verdad?

-No lo es, no te preocupes por eso.

-Está bien.

Nos pasamos un par de minutos callados mirando por la ventana y sin decir nada, y no sé porque sentía que podía contarle todo lo que me pasaba en la vida, a pesar que otra parte de mí me decía que en cuanto le contase todos los demonios que andaban por mi cabeza, se iría y uniría a los demás, y no quiero perder a un amigo más.

- ¿Tienes alguna herida en la muñeca?

- ¿Qué?

-Si tienes alguna herida en la muñeca, tienes la sudadera con un poco de sangre.

Es en ese momento en el qué miro hacia mis muñecas, y veo que en la derecha la tengo algo manchada de sangre, por lo que agacho para que no me lo vea por más tiempo, pero antes de que pueda hacer algo, me levanta un poco la manga de la sudadera dejándole ver varios cortes de no mucho tiempo y las cicatrices de otras veces.

-Sam, ¿Cuánto…?

-No es nada, estoy bien, de verdad.

- ¿Desde cuándo lo haces?

- ¿Qué se supone que hago?

-Mejor primero te curo y luego saldremos a dar una vuelta.

-André, de verdad, estoy bien.

-No lo estás, y me voy a asegurar que no se te infecte nada. ¿Sabes dónde está el botequín?

-No tengo ni la menor idea, pero de verdad…

- ¿Lo sabe alguien? Y no me digas que no es lo que está pasando por mi cabeza, porque lo sé.

Ya no tenía caso negarlo, lo había visto y ahora se iría como lo hicieron todos. Después de unos segundos mirándome, se levanta, me coge de la mano bajándome la manga de la sudadera y bajamos a la planta de abajo. Empezaba a asustarme de que se lo fuese decir a mi madre, pero cuando le dice que íbamos a ir a dar una vuelta debo decir que me tranquilicé un poco

Cuando salimos de la casa, empieza a andar hacia no sé dónde hasta que después de unos diez minutos entramos en una casa que debo suponer que es en la que vivía, nos dirigimos escaleras arriba y no se detiene cuando alguien lo llama desde el piso de abajo

Después de un par de segundos más entramos en una habitación, hace que me siente en una cama mientras tanto él anda de un lado a otro buscando algo hasta que se para delante de mí con un botequín. En el momento que escuchamos pasos delante de la puerta, mete el botequín debajo de la cama y me baja la manga para que no se vean las heridas.

-André, ¿está todo…? Oh, lo siento, no sabía que tenías visita.

-No te preocupes papá, ¿necesitas algo?

-Ah, no. Solo era para ver si todo estaba bien.

-Pues lo está, bajaré en cuanto acabe.

-Está bien, si necesitáis algo, solo teneis que bajar. Y por cierto, soy Jack, el padre de André.

-Samantha.

-Papá, por favor.

-Ya me voy. Ah, antes de que se me olvide, tu hermana no está en casa.

- ¿Cómo que no está?

-Si, tu abuela se la llevó a dar una vuelta, porque no se si recuerdas que hoy llegaba.

-Ah mierda, se me había olvidado.

-Pues ahora ya lo sabes, pero no te preocupes, tardarán en aparecer.

Con eso, Jack salió de la habitación, y André volvió a sacar las cosas de debajo de la cama para empezar a limpiarme la herida que se me había abierto.

Después de unos minutos que se me hicieron eternos, acabó de limpiarme la herida, guardo las cosas que había utilizado, volvió a meterlo en el lugar del que lo había sacado y se sentó en mi lado.

- ¿Cuándo empezó todo Sam?

-No lo recuerdo.

- ¿Por qué?

- ¿Por qué lo hago?

-Si, ¿por qué?

-Tengo una vida de mierda en la que todo el mundo que se me acerca es para abandonarme luego. Siempre pasa, y después lo de mi madre… De haber estado yo en casa, eso no habría pasado.

-Eso nadie te lo puede asegurar.

-Yo lo sé… Al menos la hubiese dejado en paz a ella.

- ¿Qué es lo que ha pasado ese día en casa Sam? ¿Quién era ese hombre?

-Mi padre.

- ¿Tú padre?

-Si.

-Yo pensé que se había ido.

-Y lo había hecho, pero como siempre, tiene que volver para acabar con lo poco bueno tengo en la vida.

- ¿Qué es lo que ha pasado?

-Él… él violó a mi madre.

Y con esas palabras me derrumbo. No tardo mucho en notar unos brazos alrededor de mis hombros y que me acercan a lo que supongo que es el pecho de André. Estuve por lo que se me hizo eterno escuchando las palabas tranquilizadoras que él me decía, y creo que por primera vez en mucho tiempo, me sentí segura con alguien que no sea ni mi madre ni Tylor o Selena.

POV ANDRÉ

Después de un gran rato, Samantha había dejado de llorar. Ahora podía entender porque no quería hablar de lo que había pasado, porque había visto como su padre violaba a su madre. Estaba enfadado con ese tipo por lo que les había hecho pasar, y de tenerlo delante, le partiría los dientes, pero en este momento lo más importante era Samantha y que estuviese bien.

Un par de minutos más tarde, se separó de mí y se limpió el rastro de lágrimas de su rostro.

-Lo siento.

- ¿Por qué lo sientes?

-Por llorar.

-No lo sientas, al menos te has sacado un peso de encima. ¿Pero te puedo hacer una pregunta?

- ¿Me vas a dejar de lado ahora que sabes lo que hago?

- ¿Qué? ¡¡¡¡Claro que no!!!! Ahora menos te voy a dejar.

- ¿Qué?

-No lo voy a hacer, Sam.

- ¿Por qué no?

-Porque no puedo y por el simple hecho de que te autolesionas, no quiere decir que te voy a dejar de lado.

- ¿Por qué eres tan bueno conmigo?

-Porque te quiero, por eso.

-Nadie puede quererme nunca.

-Eso no es cierto. Eres una gran chica, Sam, aunque no lo veas. Y pude ser que consideres que no te quiere nadie, pero lo hacemos muchas personas. Tylor, tu madre, Selena, yo. Incluso te quieren Óscar, Teo, Jennifer y Anne, y puedes tener más que claro que nadie te dejará de lado.

-A veces pienso que acabar con todo ayudaría a más personas que estando aquí.

En el momento en el que esas palabras salen de su boca, me quedo mirando para ella sorprendido. Sabía que no estaba bien, pero no pensé que llegase hasta estos extremos, y la verdad no me gusta el pensamiento de perder a la chica que quiero por culpa de unos capullos que no la dejan en paz en el instituto ni por lo mierda de persona que es su padre.

-No pienses así, porque no es cierto.

-Claro que sí. Si yo desaparezco, mi madre dejará de tener que preocuparse de si se meten conmigo o no en el instituto. Mi padre la dejaría en paz de una vez por todas y tanto Tylor como tú podríais dejaros de preocupar por lo que me hagan en el instituto. Yo solo veo ventajas.

-Pues no lo son. Ninguna de ellas. A tú madre no le molesta preocuparse por ti, porque te quiere, y tanto Tylor como yo no tenemos problema con preocuparnos por ti en el instituto porque también te queremos, yo te quiero, y no solo como amiga Sam.

Y con eso, se va mi secreto con ella. La verdad es que no tenía pensado contárselo ahora, pero no podía escuchar como hablaba de ella misma, porque todo lo que decía, no era cierto. Me imagino que algo en su cabeza se lo decía. Por lo que me había contado la abuela, eso les pasaba a muchas personas que sufrían bullying.

- ¿Qué?

-Lo que escuchaste, te quiero, y no solo como una amiga.

- ¿Por qué?

- ¿Por qué te quiero? Porque eres hermosa, Sam, inteligente, una gran chica aunque no lo pienses. Eres la chica que cualquiera soñaría con tener al lado.

-No estoy tan segura de eso. Es más, es posible que todo lo que siento quede aquí y me atormente toda la vida. No te mereces a una chica como yo, André.

-Ven conmigo un momento, te quiero presentar a alguien.

- ¿A quién?

-A alguien que te puede llegar a entender mejor que nadie.

Con eso nos levantamos de la cama, cogí su mano y nos dirigimos al cuarto de mi hermana donde estaba jugando desde hace unos diez minutos.

En cuanto entramos , mi hermana levanta la vista de las muñecas y aparece una gran sonrisa en su rostro en el momento en el que entramos.

- ¡¡¡¡André!!!!

-Hola pequeñaja. Te presento a Samantha.

- ¿Así no se llama la chica que te gusta?

-Si.

- ¿Es ella?

-La misma.

-Es guapa.

-No tanto como tú.

-Sam, ella es Stela, mi hermana, y Stel, ya sabes quién es ella.

-Encantada de conocerte Stella.

-Es maja. Me gusta para ti.

Era raro que a mi hermana le agradase la gente así tan de primeras, pero si algo tenía más que claro, es que Sam se iba a ganar su corazón rápidamente.

- ¿Mejor por qué no nos cuentas que tal tu día?

-Hoy la fisio me dijo que estaba guapa y que pronto podría andar durante más tiempo.

-Eso es genial, enana.

- ¡¡¡¡ No soy enana!!!!

-Es cierto, no lo eres. ¿Qué te parece si jugamos contigo un rato?

- ¿Jugarás conmigo, Sam?

-Claro, solo dime a qué.

-Tú serás esta muñeca

Con eso, mi hermana le pasa la muñeca con la que quiere que Sam juegue y a mi me da otra más pequeña la cual normalmente suele ser ella y al muñeco el cual dice que soy yo.

En el momento en el que mi hermana le explica a Sam que las muñecas que tienen ellas deben insultar a la que tengo yo, veo como la cara de Sam cambia a una de no entender nada, y por la cara que tiene, puedo asegurar que no lo quiere hacer, pero en cuanto mi hermana empieza, ella le sigue el juego pero molesta.

Después de una hora, jugando con las muñecas y una media hora hablando, mi hermana se había quedado dormida en el regazo de Sam, la cual estaba pasándole la mano por el pelo y mirando para la pared fijamente.

- ¿Por qué tu hermana juega… así con las muñecas?

-Porque mi hermana sufrió bullying.

En cuanto esas palabras salen de mi boca, Sam se gira en mi dirección en nada y en el momento en el que sus ojos encuentran los míos, puedo ver el miedo y la preocupación en ellos.

- ¿Qué?

-Sip, la dejaron en silla de ruedas por eso básicamente.

-Pero ella es muy pequeña.

-Tu mejor que nadie sabes que eso no importa. En el anterior colegio, no caía bien a nadie y la veían como persona débil. Nosotros no nos enteramos pronto, y cuando nos enteramos ya fue demasiado tarde.

- ¿Por qué?

-Porque el día en el que nos llamaron para decirnos que estaba en el hospital.

- ¿Nunca os disteis cuenta de que las cosas no andaban bien?

-Las vimos, pero nunca relacionamos a que estuviese sufriendo bullying.

-Por eso odias el bullying.

-No me gustaba desde un principio, pero luego de lo que pasó, pasé a odiarlo, y más a las personas que lo hacen. Es estúpido intentar hacerle daño a otra persona solo porque no se está conforme con la vida que se lleva. Realmente ellos son los débiles.

-No lo veo así.

-Claro que no, pero hacen bullying porque se sienten amenazados por esas personas.

-Por mí nadie debería sentirse amenazado.

-Deben sentirse amenazados por ti. Eres la chica más hermosa que he conocido en mi vida, inteligente, amable… eres todo lo que ellos quieren en la vida.

-Creo que no soy nada de eso.

-Lo eres y te ayudaré a verlo.

- ¿Por qué me trajiste con tu hermana?

- ¿Qué es lo que te parece mi hermana?

-Una gran chica, y feliz. ¿A dónde quieres llegar?

-A que a pesar de todo lo que le pasó a mi hermana, vuelve a ser feliz. Quiero que te des cuenta de que a pesar que en este momento lo ves todo oscuro, las cosas mejorarán. Las personas que te queremos estaremos en todo momento a tu lado para que todo mejore.

Pude ver como empezaban a formarse lágrimas en sus ojos, por lo que me acerqué a ella y sin despertar a mi hermana, la abracé y le di un beso en la frente para intentar que se sintiese mejor.

-Siento… Siento como empezó… todo entre nosotros.

-No te preocupes, si algo entiendo es que no confías en nadie, y menos en un chico que no conoces de nada.

-Eres un gran chico, André.

-Entonces ya somos tres grandes personas en esta habitación.

Una pequeña sonrisa se formo en su rostro, y yo no pude evitar que apareciese una en la mía.

-Creo que es mejor que te lleve a casa antes de que tu madre y las demás se preocupen.

-No creo que mi madre en este momento se preocupe demasiado por mi.

-Sam, tu madre te quiere…

-No lo digo por eso.

- ¿Ah no?

-No.

- ¿Entonces por qué lo dices?

-Porque sabe que estoy contigo, y creo que ella más que nadie tiene claro que no vas a dejar que me pase algo.

-Eso es cierto, pero igualmente, supongo que quieres pasar tiempo con tu madre fuera del hospital.

-Al menos intentar que olvide un poco lo que ha pasado.

-Te ayudaremos con eso, no te preocupes.

-Gracias.

Le di un pequeño apretón más y me levanté para coger a Stella en brazos y dejarla en su cama.

Cuando terminé, salimos del cuarto de mi hermana y bajamos las escaleras donde estaban tanto mi padre como mi abuela, los cuales se giran en nuestra dirección.

-Hasta que apareces querido. Venle a dar un abrazo a tu abuela.

Antes de irme junto mi abuela, me aseguré de que Samantha estuviese bien, y en el momento que asintió, fui a junto a ella y la abracé. Hacía tiempo que no estábamos con mi abuela, y la echaba de menos, pero ahora que estaba aquí, estaba contento.

- ¿Quién esa hermosa chica que tienes contigo?

-Abuela, ella es Samantha.

-La chica.

-Ella misma.

Mi abuela se levantó del sofá y empezó a andar en la dirección de Sam. Pude ver como se ponía nerviosa, pero en el momento que mi abuela llegó a ella, la abrazó dejándola un poco en shock.

-Encantada de conocerte querida, soy Adele, la abuela de este muchacho.

-Samantha.

-Veo que es una chica tímida.

-Abuela, ya.

-Solo es una observación, no creo que le moleste mucho, ¿verdad Samantha?

-No… claro que no.

-Bueno, la voy a acompañar a su casa. Nos vemos al rato.

-Está bien, te quiero hijo.

-Yo también papá. También a ti abuela. Si Stella pregunta donde estamos, dile que acompañé a Sam a su casa.

-Se lo diré.

Con eso salimos de la casa empezamos a caminar a la casa de Tylor. Para suerte de los dos quedaba cerca, porque de no ser así, acabaríamos empapados de la que empezó a caer.

Nada más entrar a la casa, nos echamos a reír, lo que supongo que tanto Jessica como Tylor y su madre salgan para ver que es lo que nos pasa.

- ¿A que vienen tantas risas?

-Nada, veníamos hablando de que era una suerte de que vivieses cerca de mi casa cuando empezó a llover.

- ¿Eso es lo gracioso?

-Ya Ty.

-Yo solo digo, pero me alegra verte más animada Sam.

-Ya.

Con eso tanto las tres se fueron al salón donde supongo que estaban hasta hace un par de minutos y nosotros nos quedamos al lado de la puerta.

-Espero haberte alegrado un poco el día.

-Lo has hecho.

En ese momento me acerco a ella para abrazarla y para poder hablarle en susurros ya que no quería que nadie se enterase de lo que estaba pasando con Sam, al menos no hasta que ella decidiese contárselo a ellas por sí misma.

-Sam, quiero que sepas que cuando sientas la necesidad de hacerte daño, me llames. No importa la hora ni nada, tu solo llámame y apareceré en la puerta de la casa.

-No es nece…

-Lo es, solo quiero que lo tengas claro.

-No tengo ni tu número, André.

-Eso se arregla rápido, déjame tu móvil.

Me separé un poco de ella para poder coger su móvil, entré en los contactos, añadí mi número de teléfono y se lo devolví, volviendo a abrazarla.

-Ahora ya lo tienes, ahora ya no tienes excusa.

-Está bien, pero no será fácil.

-Lo sé, pero estaré todo el tiempo contigo ¿vale?

Noté como asintió y dejó su cabeza sobre mi pecho. Estuvimos así un par de minutos y se podía decir que era uno de los momentos más felices de mi vida.

-Deberías irte a tu casa. Ya pasaste demasiado tiempo lejos de tu familia.

-A ellos no les importará, saben dónde estoy.

-Vete con ellos.

- ¿Vas a estar bien?

-Lo estaré.

-Mañana paso a buscarte para ir al instituto.

-André…

-No va a ser una molestia, de verdad.

-Está bien.

-Perfecto. Te quiero, Sam. Nos vemos mañana.

-Chao André.

Con eso, le di un beso en la frente y salí de la casa, no sin antes ver como tanto la madre de Samantha como Tylor y su madre estaban en la puerta del salón mirando para nosotros con unas sonrisas que casi no le cabían en el rostro.

-Chao chicas, un placer pasar tiempo con vosotras.

-Chao André.

No pude evitar echarme a reír, se podía decir que las tres estaban en sincronía, y en el momento en el que las escuchó, Samantha se gira en su dirección, se podría decir que sorprendida de que estuviesen allí. Miré una última vez a Sam y cerré la puerta empezando a caminar a mi casa. Hoy había sido un gran día a pesar de todo.