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VII: Valor

Actualidad

 

Se despertó sentada en una silla. Tenía la cabeza acostada en los brazos, encima de la camilla de Abigail, quien también logró quedarse dormida, lo que le causó una sonrisa "Me alegro que hayas podido descansar" pensó desperezándose, mientras se preguntaba por qué no la sacaron de allí, a pesar de que se pasó, por mucho, el horario de visitas. Chequeó la hora en el teléfono, lo que le asustó, ya que, según le habían dicho, Marisa llegaría a las 2 de la tarde, y ya eran las 11. Se sonó el cuello con las manos, para luego levantarse un poco tambaleante, debido a que se encontraba bastante adormecida, tanto que tuvo que sostenerse de las paredes, así estabilizarse. Tenía que volver al apartamento del hotel para buscar algunas cosas para el interrogatorio. Le costó pedir al taxi el lugar por su entumecida voz. De puro milagro logró llegar sin volverse a dormir. Estaba por entrar a su habitación, cuando en la entrada, el encargado le avisó que llegó una caja para ella. La tomó rápidamente para meterse, sin tenerle mucha consideración, por estar reocupada en moverse rápido.

 

Ya dentro: Tomó sus cosas velozmente, guardándolo todo en su cartera. Pasó al baño para retocarse ligeramente el maquillaje, además de darse algunos ánimos frente al espejo: "Tu puedes. Reza para que sea más sencilla que Jeff. Lo hacer por ellos" Se metió un chicle de freza en la boca, los cuales eran sus favoritos para calmarse "Falta poco. Podrás sentirte en calma dentro de no mucho. No te rindas aún". Terminó por agarrar una taza térmica para llevarse un latte, así poder desayunar una vez pueda volver.

 

Estaba por salir, cuando, desde adentro de la caja que le habían dado, escuchó en rasguito. "Me olvidé de esto" Con dudas, se acercó: Primero pegó el oído... No escuchó un tic tak, luego trató de sentirla para ver si el contenido era duro o blando. Ninguno de los 2 "No es una bomba al menos. Creo" La sacudió un poco, haciendo que el ruido de su interior aumentase, mientras el peso se movía de izquierda a derecha "¿Un ser vivo?". Con tanta curiosidad como cautela, levantó la tapa, con cuidado, a la par que alejaba la cara, por lo que como no le saltó nada, miró dentro y chilló al ver el contenido: Una rata negra, bastante grande, con un olor repugnante. Se alejó con velocidad, mientras gritaba. Se sentía igual de aterrada, que cuando era una niña. Casi se puso a llorar, pero la criatura se alejó hacia el baño, aprovechando para acercarse a para ver si contenía algo más, y también tenía una carta. Con una servilleta la tomó "No pienso tocar eso con las manos, después que esa cosa lo hiciera". Con una pinza de depilar la abrió para leer:

 

"Espero que te guste mi regalito: Ya te imagino gritando. Me da tanto morbo imaginarte chillar como la maldita cobarde que eres. Quisa lo hagas con la misma intensidad que el, cuando lo atrazaba con un cuchillo. Hace poco que me entere de ti, por esa la verdad, no me interesas tanto como el. Me gustaba como su carita de buen sujeto, y como se iba mientras atacaba las cosas que amaba. Tu ya no tienes que pueda atacar, no tienes nada, incluso menos que yo. Te recomiendo que te rindas, si no te quieres ver destripada en un charco de sangre tan rojo como tu pelo, aunque disfrutaria hacertelo. No tienes valor, para mi mas que tu ridicula vida, que imagino que si no costó quitarsela a el, menos a ti. Te vigila: Jaskier"

 

Lejos de sentirse asustada, o con paranoia, apretó los dientes, solo sintió rabia al inicio "¿Te crees muy fuerte, eh, pedazo de porquería?" No tenía tiempo para pensar lo demás. "Sabes donde vivo. Bien. Pero no sabes que tengo más ira, que tú habilidad para esconderte". Revisó bien la carta, de esta forma hacerle un perfil psicológico: "La letra es desprolija, tiene un par de faltas de ortografía: Le faltan los acentos, hay errores gramaticales, y letras cono s y c, confundidas. Las palabras intentan sonar amenazantes, pero sofisticadas. Falla en la segunda." La volteó, y no vio más cosas que le puedan dar información. "Bien. Prepárate, porquería. Cometiste tu primer error" dijo mientras, la rabia se remplazaba con adrenalina, de haber conseguido un buen avance. "Gracias, inútil"

Hace 12 años

 

- ¿Quién es usted jovencita? - Preguntó el señor, abriendo la puerta y acomodándose los lentes, con una temblorosa mano.

- Soy la novia de Adam. - Aclaró la pelirroja, haciendo una pequeña reverencia.

- ¡Oh! Tú has de ser Blair, ¿No es así?

- Así es señor.

- Oh, todo el tiempo habla de ti. Es un gusto conocerte.

- Igualmente. - Acercó la mano y se dieron un apretón.

- ¿Gustas que llame a Adam?

- Si no es molestia. - El señor volteó.

- ¡Adi! ¡Una atractiva señorita te está esperando! - Dijo con picardía, ella se sonrojó.

- Gracias.

- ¡Ya voy! - Se escuchó a lo lejos.

- Ya viene. ¿Quieres pasar?

- No hace falta. Aquí afuera está bien.

- Está bien. - Blair bajó la cabeza como agradecimiento, mientras el adulto mayor se retiraba, ella se miró de pies a cabeza en la ventana para verse bien: Sus leggins calurosos, su falda violeta, la campera, y el broche que le regaló él hacía unos meses, antes del desastre. Entonces apareció. Algo despeinado, con ropa demasiado casual, y con el resto casi por el piso.

- ¡Feliz cumpleaños amor! - Le dijo en un beso Blair, al depresivo Adam, que casi se cae en el abrazo. Este sonrió débilmente, le tomó de la cintura, y le devolvió el beso.

- Gracias amor. - Le dijo con una voz tranquila. Se veía más deprimido que de costumbre. No era el mismo del que alguna vez se enamoró, y lo comprendía, pero le preocupó verlo así. Peor.

- ¡Ten! - Le dijo dándole una caja de cartón envuelta como regalo, con papel color bordó.

- No... No hacía falta. - Respondió al presente, tratando de desligarse, o sonar humilde.

- Si lo hace. - Le reprochó. - ¡Ábrelo!

- Bueno, a ver que es... - Dentro de la caja, se encontraba de un videojuego de ps3: Kingdom Hearts; Birth By Sleep. - Blair... Esto...- Estaba helado al ver ese obsequio.

- Me dijiste que es tu saga favorita... Y que te faltaba uno para completarla. No sé si es este, pero no lo vi entre tus juegos.

- Eso es algo... aterrador.

- Era eso, o regalarte algo que ya tenías. - Él se quedó callado. - Me parece súper infantil, pero que se yo. Te gusta y eso me importa.

- Esto es caro. - Le reclamó.

- ¿Y? Tenía un dinero ahorrado para un regalo tuyo.

- ¿Era necesario?

- Pues sí. La buena organización es vital para la vida adulta, y eso incluye guardar dinero para regalos. - Le dijo velozmente, con un tono alegre. - Y... ¿Te gusta?

- Blair...- Le abrazó. - Me encanta. Gracias

- Hoy no terminamos querido. - Le susurró. - Quiero que hoy te relajes. Tengo un par de planes para hoy. Este es tu día. ¿Ésta bien?

- No lo sé... Yo ya tenía mis planes y... - Miró sus ojos violetas.

- -Si tienes planes con tus amigos no pasa nada.

- -Mis planes eran dormir y comer pizza.

- -Tampoco son tan distintos entonces.

- Ya me convenciste. - Ambos rieron. - Déjame cambiarme.

 Ambos se fueron primero al parque, uno cerca de una pizzería que le gustaba a Adam, para pedir su favorita, los 4 quesos, e ir a comerla al pasto. Se sentaron juntos y comenzaron a hablar de temas que le gustaban: Videojuegos, boxeo, comics, libros, música, etc. Notó un mínimo cambio en su ánimo, por ende, un avance "Sigamos así". Luego, le invitó a recostar su cabeza en sus piernas, aceptando sin quejas. Comenzó a juguetear con su pelo a modo de mimo, lo que comenzó a relajarle, mientras el ruido del viento los arrullaba. Eran fines de invierno, no le gustaba estar tanto afuera. Navidad acaba de pasar no hace más de unas semanas, pero no le importaba. Quería alegrarle el día, tratar de volverle a ver ser feliz, a quien no podía sonreír normal desde hacía demasiado tiempo. Luego se recostaron en la hierba para seguir dialogando de otras varias cosas, pasando más horas juntos, pero, por último, ella se recostó en su pecho: 

 

- Adi... - Le preguntó saliendo de su regazo por un segundo.

- No me digas Adi. - Se quejó con rabia.

- Perdón. - Ella sacó una libreta. - T-te escribí un pequeño párrafo.

- ¿Enserio?

- Aja. Es para ti. Y me gustaría leértelo.

- Te escucho.

- Ella se arrodilló en el suelo, aclaró la garganta y comenzó a leer:

 

"Adam Woods, sencillamente, una persona maravillosa. Tu mirada me quita el aire, tu voz sobresalta mi corazón, tus caricias erizan mi piel. La alegría que me trasmites, es similar a una gracia divina que me hace sentir extasiada y bendecida. Porque, a decir verdad, realmente Dios me bendijo al conocerte, un ser capaz de complementarme, evitar que me mande mis cagadas habituales, además de hacerme sentir como especial. Eres de lo mejor que ha ocurrido, y lo que siento por ti, jamás lo volveré a sentir con nadie más. Te amo." Estaba por decir la última palabra, pero era "Adi"

 

Levantó la mirada y lo vio sonreír con emoción romántica, bajando la cabeza, se quitó las lágrimas, tomó las manos de su novia, mientras con la voz emocionada, le dijo.

 

- G-gracias. Es hermoso. - Tartamudeó evitando llorar de la ternura.

- Esto es más o menos lo que siento por ti. - Le explicó.

- No sabía que era algo tan... lindo.

- ¿Qué esperabas? Un texto diciendo: "No me caes bien, pero eres una bestia en la cama" - Ambos rieron.

- No lo sé. Solo que... A veces eres un poco fría y seria.

- Lo sé. A veces me paso. - Volvió a reír, antes de darse cuenta de que le estaba mirando directamente a los ojos, cosa que la sonrojó de sobremanera, mientras como sentía que las manos de Adam se pasaron hacía su espalda.

 

Se abrazaron con fuerza un rato, hasta que él comenzó a besarla con tanto amor como delicadeza tanto en el cuello, mejillas, etc, cosa que aceptó con gusto, cerrando los ojos, recostándose en el suelo, dándole cabida al cariño, que rozaba lo candente. Este momento duró bastante, tanto que el sol comenzó a ponerse, siendo de lo más lindos que pasaron juntos: Sus caricias eran suaves, sus besos cálidos, sus palabras seductoras, dando como resultado un mimo de los más cálidos. Blair no podía hacer nada más que dejarse querer "No jodas, lo merezco." Pensaba en el momento, intentando devolverle un poco de amor, con una ocasional caricia, pero se vio superada. Sin embargo, de forma algo abrupta, terminó el momento y se volvió al aura lúgubre, sumado ahora con un toque de nerviosismo.

 

- ¿Qué ocurre Adam? - Le preguntó con las mejillas rojas y el palpitar a mil por hora, debido a que su cuerpo todavía estaba súper excitado.

- ¿Puedo pedirte un regalo más? - Preguntó arrodillado en la hierba.

- Está bien...- Dijo en una sonrisa pícara. - Pero en mi departamento. La casa de tu abuelo es demasiado tierna como para hacerlo ahí.

- No es eso. - Negó algo incómodo.

- ¡Ah! ¿Entonces? - Preguntó avergonzada.

- Mañana...- Hizo una pausa. - Mañana ya me devuelven mi vieja casa. - Le dijo temblando.

- Oh...

- Me aterra ir allí solo. - Explicó. Hizo una pausa, y luego le rogó. - ¿Me acompañas? - Ella se sostuvo el pelo tras la espalda.

- No pasa nada. Voy contigo.

- Gracias. - Se acercó lentamente para darle un beso largo en la frente. - Y si quieres vamos a tu casa.

- ¡Ya!

- ¡Con calma!

- ¡Ya me prendiste! ¡Vamos ya!

10 años mas tarde

 

Estaba preparando las maletas, ya que no le faltaban más de unos días para ir a Inglaterra. Adam estaba callado, seguía trabajando como nunca, y se notaba que no estaba de los mejores ánimos. James no entendía del todo la situación, debido a que era pequeño. La verdad es que Blair no dejaba de sentir en su corazón que era el camino correcto, asimilaba asar casi 2 años completos lejos de los amores de su vida, pero también de mantener la frialdad que le dio la oportunidad para hacer este gran paso para evitar su mayor miedo: El maldito futuro incierto. No saber que pasaría en un par de horas siquiera, sobre todo si afectaba la luz de sus ojos, pensando que al menos en este trabajo mataría ese miedo en esto.

 

- ¡Blair! - Le llamó Adam.

- ¡Dime! - Respondió.

- ¡Teléfono, para ti!

- ¡Diles que estoy ocupada ahora, así no vuelve a llamar!

- ¡Ven que parece importante!

- ¿Cómo lo sabes?

- ¡No me dicen porque te llaman! - Suspiró pesadamente.

- ¡Ya voy! - Se acercó refunfuñando, le susurró a Adam un par de cosas y se puso el tubo en el oído. - ¿Si?

- Hola, ¿Hablamos con Blair River?

- Así es. ¿Qué ocurre?

- Buen día señorita River, le hablamos del hospital general. - Pasó del aburrimiento a la preocupación. Volteó a Adam, le puso en los labios, señalando que se mantenga callado, para prestar más atención.

- ¿A sí? ¿Ocurre algo?

- Bueno, le llamamos por su madre. - "Hay carajo" - Está en terapia intensiva.

- ¿Qué tiene?

- Lo mejor sería que venga a hablarlo con el doctor. - Suspiró con cansancio.

- Ya voy. - Dijo antes de cortar.

- ¿Qué era? - "¡Piensa rápido!"

- Del aéreo puerto. Parece que están traspapelando los archivos y el mío se perdió. Me piden que vaya para volver a hacer el proceso sin cargos.

- ¿Cómo carajo un aéreo puerto traspapela los pasajes?

- -Siendo unos inútiles. Por mi cambiaríamos de aerolíneas, pero ni a palo pago otro pasaje.

- ¡Uf! - Se quejó. - Vamos. Te llevo.

- No hace falta. Quédate con James. De todos modos, será así un rato largo.

- Ja ja ja. - Le besó la frente. - Cuídate.

- Adiós.

 

Ya estaba en el auto, nerviosa, tensa, con la cabeza encerrada en sus pensamientos. "¿Cómo consiguió mi numero?" "¿Que voy a hacer?" Dialogaba en su cabeza, que pensaba que ocurría, mientras planeaba el diálogo, lo que comenzó a ser uno cruel contra Caroline, reclamándole su inutilidad. De la misma manera, exigiéndole que no la moleste más, porque ya tenía su propia familia la cual defender, y recordándole como ella no pudo. Luego intentó calmar su mente, mientras cambiaba las palabras de forma correcta, "¿Qué clase de ejemplo sería para James si no la perdono?" 

 

Ya decidida, entró al hospital, donde el médico le explicó: Cáncer del pulmón. Es medianamente terminal, pero con quimioterapia podría vivir unos años más. Ella solo se quedó callada, aceptando cada palabra del profesional. "Esto es más grave de lo que pensé" Luego entró al cuarto donde estaba su "Madre". Estaba acostada mirando la pantalla, vestida con ropa normal, pero conectada a la máquina de quimioterapia. La vio desmejorada, y la verdad es que le dio un poco de lastima. Cuando volteó se puso tan firme como fría.

 

- Hola Blair.

- ¿Cómo conseguiste mi numero?

- Tu padre me lo dio.

- ¿Volviste a hablar con Wilson?

- Sip. Hicimos las paces.

- Increíble.

- Si. - Hubo un silencio, en el cual la pelirroja se acercó a su madre, que tenía el cabello fino, muestra de que se le estaba cayendo. - Me gustaría...

- Hacer las paces conmigo ¿No?

- Pues sí.

- Supongo que ahora que te estás muriendo quieres dejar todo resuelto.

- Si.

- Mira. Tengo cosas que hacer. Me estoy yendo a Inglaterra. Tengo que hacer las maletas, hacerle de comer a mi hijo, y...

- ¿T-tengo un nieto?

- Si.

- ¿Cómo se llama?

- James.

- Que nombre menos original.

- Lo sé.

- Hija, yo...

- No voy a dejar todo así, solo porque te estás muriendo. Incluso cuando ya te lo dije, seguí sufriendo ese dolor hasta ahora.

- Es decir, aunque te descargaste conmigo, no te deshiciste del dolor. - Apartó la vista un segundo. - Perdóname para que no te duela más. Haznos este bien a ambas. - Pensó un segundo lo que estaba ocurriendo, y solo alzó la cabeza y dijo.

- Ya viví con esto 28 años. Creo que duraré un par más.

- Blair. Me estoy muriendo, y no me alcanza para muchas más de estás. Me queda un año máximo. No quiero que pagues nada si te lo preguntas. Solo quiero terminar con esto. Sufrí toda mi vida por no entenderte. - Ella nuevamente dejó de verla. Se acercó más para decirle mirándola directamente a los ojos con frialdad.

- Entonces espero que te mejores, o en su defecto mueras rápido.

- Blair...

- No me vuelvas a llamar.

 Volteó para salir. Caminó con firmeza, volviendo a escuchar el murmurar de los doctores que no se podían creer la actitud de esta. No se arrepintió en el momento, sin embargo, el sentimiento negro volvió a acompañarle el resto del día, semana, mes, y en menor medida, durante el año. Quizá eso la volvía mala persona, pero simplemente no podía perdonarla. Cada día que veía a James, ella se decía que no haría nada para herirle. Sin embargo, temía hacerlo sin querer, sobre todo porque se estaba yendo del país. Y aunque podría llevárselo, no quería dejarlo solo tanto tiempo, porque no les alcanzaba para pagarle una niñera, sin contar que no le gustaba para nada la idea, ya que solo confiaba en Adam para cuidarlo, quien no quería irse de la ciudad. "Nací aquí. No me quiero ir de esta ciudad. Es parte de mí" le decía. "Nunca te voy a entender del todo". A veces se aparecía demasiado a Caroline, pero sentía genuinamente que le diferenciaba, que ahora vivía para él. 

Actualidad

 

- ¡Papá! - Dijo Marisa entrando desesperada al cuarto donde se hospedaba el hombre mayor. Este estaba dormido, con una de esas máquinas que no le dejan despertar. - ¡Hay no! ¡Papá!

- Tranquila. - Preguntó a sus espaldas Blair, mientras Rey cerraba la puerta detrás de ella en tono amenazante. - Tiene de estas varias veces al día, y queda totalmente dormido. No escuchará nada en un rato.

- ¿Quién eres...? - Preguntó. - ¿Blair River? - La reconoció.

- ¿Sabes quién soy?

- Si... Investigué de ti hace unos días...

- ¿Qué investigaste?

- Jamás te lo diré. Déjame ir. - Exigió amenazante.

- Eso no pasará si no me dices todo lo que sabes sobre Jasquier y D.A.K.E.

- Nunca. - Se negó desafiante.

- Habla ya.

- ¿O qué? - Preguntó amenazante. - Si me hacen algo todo el mundo se enterará.

- Tiene razón. - Aceptó el latino.

- Lo sé, Rey. Pero esto es un juego de paciencia.

- ¿Cómo el ajedrez?

- ¡No empieces!

- Hace 12 años

- ¿Listo? - Le preguntó a Adam, enfrente de la gran casa de su infancia, mientras le sostenía la mano con fuerza, dándole el apoyo moral con buen humor. Él no dejaba de temblar. No entendía el miedo que le tenía a ir solo, pero no negaba que quería darle una mano.

- La verdad, no.

- Si no lo haces ahora, ¿Cuándo lo harás? - Preguntó. - Además, no puedes vivir con tus abuelos toda la vida.

- Supongo. - Inhaló, y suspiró, hondo. Se tomó un par de segundos y finalmente dijo. - Vamos. - Le soltó la mano. - Lo entraré solo. Espérame aquí. Te llamaré cuando esté listo de nuevo.

- Ve.

 

Entró en la casona, dándole tiempo para sentarse en la acera, así comer un chicle. Pasaron unos minutos. Ella se sintió emocionada de saber que estaba tomando la iniciativa para mejorar. y que no iba a estar tan preocupada por él todo el rato. Pero también, por razones obvias, su corazón esperaba a que todo saliera bien, mientras que su cerebro decía "Algo no anda bien." "¿Que?" "No lo sé, solo sé que todo va a salir mal". Por eso, ambos estaban en pelea: "No lo saldrá bien" decía el de arriba, "Si lo hará" decía el de abajo. "No lo sé", se decía para ella, a la vez que masticaba de sus dulces. Solo esperaba lo mejor. Pero fue cuando él salió de un portazo, que le sobresaltó, para luego acercársele rápidamente.

 

- ¿Adam? - Le preguntó al pobre, quien estaba teniendo un ataque de pánico.

- ¡Vámonos! - Solo alcanzó a decir, entre sus temblorosos dientes.

- ¿Qué ocurre? - Le preguntó, intentando calmarle con las manos.

- F-Falta... - Le costaba reproducir alguna palabra. - El espejo del baño está fragmentado, y no está la mesa del living. - Alzó el mentón.

- ¿Eh?

- Y-yo estaba en la casa de un amigo cuando pasó. Dormí allí. - Seguía mandando improperios

- Se claro por favor, no te entiendo.

- Su cuerpo, tenía vidrio en el cuero cabelludo, y astillas en la espalda.

- ¡Ah! - Ella se le acercó. - Oye. - Intentó calmarlo.

- No quiero estar aquí. ¡Vámonos!

- Está bien. Cálmate. - Se quedó mirando a la puerta. Realmente, estaba interesada en lo que estaba dentro. Sin embargo, no podía hacerlo. - Vamos.

 

Fueron al departamento de la pelirroja. Él se acostó en la cama sin hacer el más mínimo ruido, solo sintiéndose su pesada respiración. Blair estaba conmocionada, asustada, pero también un poco asqueada. La situación le parecía particular, aterradora, y sorprendente. "¿Cuantas posibilidades habían de que la asesinasen justo ahí? Pobre Adam." Pensaba, contando el dinero que tenía en las manos, a la vez que transportaba una botella de vodka barato, de esos que tenía para cuando le daba un ataque de ansiedad causado por el estrés, y se acercó al que estaba tirado, con un vaso.

 

- Yo... - Dijo Adam sentado. - Yo no creí que fue allí.

- Nadie lo hacía. - Le dijo pasándole la botella.

- Creí que no podía estar ahí por mie edad. Nunca me lo dijeron. Policías de porquería.

- Lo sé. - Aceptó tomando un buen trago de vodka.

- ¿Por qué traes el dinero? - Ella se sentó a su lado. Suspiró nerviosa, pero decidida le dijo.

- Adam. Este es el dinero que ahorré antes de mudarme. Lo tenía guardado para alguna emergencia, y...

- No vas a pagarme un lugar donde vivir.

- No es eso...- Negó. - Averigüé de un psicólogo...

- ¿Cuándo? - Preguntó con un tono de voz algo enojado.

- Desde que ella murió...

- ¡Joder! - Insultó levantándose y enterrando la cara en las manos. - ¿Estoy loco?

- No lo estás.

- Entonces ¿Estoy encaminado a ser un loco?

- Sabes que no.

- ¿¡Entonces!? ¿¡Para que me vas a hacer perder mi tiempo y dinero!?

- ¡No te pongas en ese plan! - Le reclamó, levantándose. - ¡Vi en tu cara las ganas de morir! - Le gritó. - Óyeme. Lo que viviste, no solo ahora, desde que eres niño, no es algo normal. Si no lo tratas, te va a matar por dentro.

- ¿¡Y tú!? ¡No hablas con tu padre hace 2 meses! ¡Y recién te encontraste a tu madre, solo para mandarla al diablo!

- ¡Esto no es sobre mí! ¡Es sobre cómo no aceptas que estás mal!

- ¡Tú también! - Blair se agarró de la cabeza.

- ¿¡Acaso yo estoy mal!? ¿¡Está mal que quiera que tu estés sano!?

- ¡Es mi problema! ¡Ya me he bancado esto durante 18 años!

- ¿¡Cuánto tiempo te los vas a "bancar"!? ¡Cada día estás peor! ¡Ya no sonríes, no escuchas música, no sales de tu cuarto!

- ¿¡Que tiene de malo!? ¿¡Eh!?

- ¡Que no es sano! ¡Cómo no lo es que no aceptes que necesitas ayuda profesional!

- ¡No tienes que protegerme! ¡Mi vida es mi vida! ¡Y no necesito ayuda de ladrones con traje como los malditos psicólogos!

- ¡Yo quiero proteger tu vida también! ¡Pero tampoco doy abasto y no soy la indicada para solucionar tus dramas!

- ¡Si ni siquiera te preocupas por tu propia salud! ¡No seas tan hipócrita!

- ¿¡Sabes que!?- Le gritó tras empujarlo. - ¡No quiero estar con alguien que cuando le dicen la verdad, da vuelta las cosas, y le echa la culpa a uno!

- ¡Ni siquiera aceptas que estás mal tú también!

- ¡No me importa! ¡Fuera de aquí! - Le avisó, con una enorme rabia. Adam bajó un cambio.

- ¿Qué? - Le preguntó bajando el tono de voz.

- ¡Fuera de mi departamento! ¡No quiero verte!

- Blair, cálmate.

- ¡No me calmo nada! ¡Vete ya!

 

Adam bajó la cabeza, tomó su abrigo, trató de disculparse de nuevo, a lo que ella respondió señalando la puerta. Intentó acercarse, pero solo lo empujó con bronca ya que no lo quería cerca, demostrándole que esto no se iba a solucionar con simple "Perdón". Suspiró sin ideas, antes de solo salir por la puerta, dejándola sola, de hecho, jamás se sintió tan sola en su vida. Esperó unos cuantos segundos quieta en el centro de la habitación, hasta sentir que él ya no estaba cerca, y cuando se aseguró de ello, se desmoronó encima de su cama, abrazándose a la almohada, mordiéndola para ahogar sus gritos. Jamás lloró tanto. Se sentía mal por haberle hablado así, también porque le había hablado así. No entendía que era, él quien estaba mal, porque no aceptaba su situación, que necesitaba ayuda: Ya ni siquiera sentía calor en sus manos, o pasión cuando habla de sus gustos como hacía hace un año. Extrañaba a ese sujeto. 

 

"¿Se acabó?" se preguntó abrazada a la almohada con fuerza. "¿Enserio desperdicié tanto tiempo en una relación que no iba a terminar en nada?" se cuestionó con un vaso de vodka en la mano. "¿Es mi culpa o su culpa que haya ocurrido esto? ¿Qué haya terminado todo?" fue lo último que pensó antes de regalarse al alcohol, de terminarse una botella a punta de tragos enfurecidos y depresivos. Por primera vez terminó por quedar quebrada. Perdió la conciencia tras terminar de consumir toda la botella. Una vez despertó, le dio un dolor en la cabeza tan grande, que casi no lo soporta y casi no le dejó caminar hasta la preparatoria, donde ni Adam ni Blair se dirigieron la palabra el uno al otro.

Actualidad

 

Habían pasado 2 horas desde que empezaron el interrogatorio. Jane y Rey se estaban cansando por el tiempo transcurrido. Por su lado Marisa, estaba furiosa porque estaba en esa situación: Sin contacto con exterior, ni agua, o alimento, respondiendo a las mismas preguntas: "¿Dónde estuviste el día de los primeros asesinatos?; ¿Cuál es tu relación con Jasquier? ¿Qué hacías para Dake?", con las mismas frases: "Yo que sé; No tenía; Nunca lo sabrás" Además, tenía su cartera capturada, donde estaban su celular y otras cosas de sus pertenencias. La pelirroja estaba genuinamente determinada a responder cada una de las preguntas que tenía. Le haría hablar, sin importar que debía hacer, incluso si necesitaba apuntarle con una pistola al padre, tenga o no, la culpa. Su cabeza pedía un descanso de la situación, pero su corazón no. "Resuelve esto maldita".

 

- ¿Cómo soportas esto? - Le preguntó Jane bebiendo agua.

- El interrogatorio más largo que tuve duró 8 horas. Esto no es nada. - Le respondió sin quitarlo los ojos de encima.

- Dios. - Dijo un cansado Rey. - Sí que tienes resistencia. ¿Cómo lo haces?

- Es cuestión de hacer el ambiente lo más incómodo posible. De hecho, si no estuviera este viejo enfermo aquí te diría que te prendas un cigarrillo. El humo los mata más rápido.

- ¿Serías capaz de hacerme drogarme para sacar tus objetivos? - Le reclamó

- Pues...

- ¡Eres un desastre!

- No es momento para esto.

- ¿Ahora qué? Un día me darás coca para que pegué más fuerte.

- ¿Por qué hoy estás tan sensible? - Una risa malvada se escuchó de que estaba siendo interrogada. - ¿Que? - Preguntó acida.

- ¿Cuánto tiempo van a durar esto? Ustedes ni siquiera son capaces de mantenerse unidos. - Remarcó con maldad.

- Ese no es tu problema. Y esto acabará cuando hables, y coincidiere correcto que te vayas con tu respectivo castigo.

- Uh, que miedo, un castigo. - Se burló. - Eso no pasara. Una vez se rindan, me encargaré de difamarte. Seguro tienes puntos débiles más grandes que yo. Cometiste tu ultimo error. Te metiste con una periodista con muchos recursos. Conseguiré tu información personal de forma muy rápida, con la ayuda de mis contactos. Te golpearé donde más te duele. Caerás fácil ja ja ja- Le dijo con una actitud altanera, como si la tuviera más clara que la pelirroja, la cual rio con satisfacción en respuesta, bajando la cabeza. - ¿Es graciosa mi amenaza? ¿Crees que es un chiste? Porque es muy real.

- Lo que me da risa es la ironía.

- ¿Cual?

- Así que recaudas información para Dake ¿No? Con tus fuentes. ¿Me equivoco? - La otra ocultó su rostro.

- ¡N-no! ¡Digo sí! ¡No lo sé! ¡Yo no le buscaba nada!

- Si... Si lo hacías. - Concluyó. - ¿Qué tipo de información recaudabas?

- J-jamás lo sabrás. No hablaré más.

- Tu cometiste tu primero error. - Sonrió con gracia. - Y en cuanto a ti Rey. Luego hablaremos de esto. - Le dijo posando su mano en el hombro del más joven. - Tengo que decirte un par de cosas.

Hace 12 años

 

Acostada en su cuarto esa mañana, solo podía pensar en la soledad de su departamento. Sin embargo, trata de olvidarlo. Durante todo ese tiempo él no le dirigió una palabra en todo ese tiempo. Menos un mensaje de Facebook o de sms. "¿Ya me olvidó? Mi padre tenía razón." pensaba todo el día en esta frase. Solo se podía distraer se con la tarea o con alcohol y no quería volverse una alcohólica. Le costaba dormirse, o despertarse. Igual casi no salía de la cama, solo para comer algo (Sobre todo helado). Hacía rato que no sentía esa depresión tan profunda de abandono. Por esas razones obvias, no quería salir de su casa si no era estrictamente necesario. No se maquillaba o arreglaba casi para nada. La soledad la asfixiaba. Pero ese día ocurrió lo que esperaba: Le mandó un mensaje de texto:

 

- "Hola"- Simple, seco, sin gracia o ánimos.

- "¿Que?"- Respondió con la misma frialdad.

- "¿Quieres hablar?"

- "No quiero que vengas a casa"

- "En el parque"- Suspiró.

- "Está bien"

 

Se levantó de la cama, se vistió de la forma más digna que le era posible. Debía verse atractiva para fingir que estaba bien, y que no lo necesitaba para vivir (Cosa que al final del día era verdad), de la misma manera mostrarle "Lo que se perdió". Pero la verdad, había una realidad en su preparación: No se alegró de verlo realmente, ya que quería olvidarlo de una vez. Sobre todo, sentía que todo no podía terminar ahí: Con una pelea en una habitación, a los gritos, porque ninguno de los 2 aceptaba el punto de vista del otro. Quería que en el parque terminara, con respeto, o en su defecto, sé que fuera todo al demonio, como en una película de acción, en el fuego. Pese al caos, sería un cierre, al fin y al cabo. Quería que todo terminara, bien o mal, pero tener un final digno de esta relación a la que invirtió tanto tiempo, dinero y cariño. Llegó al parque un poco más tarde que él, donde lo encontró sentado en una banca. Tomó aire, apagó el celular, rezó en su mente. "Vamos Blair. Acabemos con esto" Se acercó, para sentarse a su lado, con una postura firme, seria, además de enojada.

 

- H-hola Blair. - Alzó los brazos como queriendo abrazarla, pero se detuvo al darse cuenta que la situación no lo permitía. Los bajó, y con una sonrisa nerviosa preguntó. - ¿Cómo has estado?

- ¿Querías hablar conmigo? - Ignoró la pregunta, cruzando los brazos, corriendo su pelo hacía detrás de su oreja.

- Si. - Borró esa sonrisa.

- Tengo cosas que hacer. Se rápido. - Le dijo fría. Adam bajó la cabeza, suspiró con lastima, moviendo sus guantes negros.

- Yo... - Se detuvo. Dejó el nerviosismo de lado, se sonó los dedos y dijo con total sinceridad. - No estoy bien. - Confesó cerrando los ojos. - Hecho de menos a Jennifer, a mis padres y mis amigos.

- No eran amigos, si se van cuando hierven las papas. - Le interrumpió.

- Lo sé, pero... Entiendes mi punto. - Aceptó con entendimiento. - No soporto la soledad que estoy sufriendo. Y después de lo de la casa, encima saliste con lo del psicólogo... Solo, exploté. - Comentó con vergüenza. Alzó la cabeza. - No tienes la culpa de mi actitud. No te estoy echando la culpa. Es más, tienes razón.

- No me digas.

- Lo que digo es: No soporto más vivir así, Blair. Necesito ayuda, de la profesional. - Aceptó cerrando los ojos, dejando caer un par de lágrimas. - Pero, no quiero que tú me pagues un psicólogo. Yo empecé a trabajar para pagarme uno. Es lo justo.

- ¿Cómo que trabajas? - Preguntó curiosa.

- Soy mesero en un bar nocturno.

- Dios, eso es horrible.

- No es tan malo: La paga no es del todo buena, pero las propinas sí. Y me alcanza para pagar psicólogo.

- Bien por ti.

- Sip. - Intentó frenar, pero solo dijo. - Oye, no... No te estoy pidiendo que volvamos. - Sintió una puñalada al corazón "Tenía esperanza de que esto siguiera" - Cometí un error en tratarse así y me arrepiento. Me abriste los ojos, y te extrañó sobre todas las cosas. Pero entiendo que no quieras nada conmigo ahora. - Trató de tomar su mano, pero solo pudo tocarle el hombro. - Solo te llamé para agradecerte, y disculparme. - Concluyó. "Okey, se acabó" pensó la pelirroja. Estaba por levantarse para irse de una buena vez, con el final que tanto quería. - Pero, si llegas a querer darme otra oportunidad, yo prometo, que jamás te trataré así. Haré lo que sea para no herirte mientras soluciono mis problemas. Porque... Realmente no quiero perderte. Eres importante para mí, mucho más de lo que crees. Aun así, pese a lo que siento, voy a respetar tu decisión, y no haré escándalos. - Ella le miró fijo a los ojos en todo momento. Lentamente levantó sus brazos, le tomó de los hombros, para verlo ya sin su rostro distante, para volver a sonreír, antes de abrazarlo de forma serena. Se tomó su tiempo para que el proceso durara lo suficiente, para volver a sentir su calor por medio de cada roce. Y una vez estaban bien apretados, ella le dio con fuerza un apretón en su espalda.

- Te extrañé. - Le dijo suavemente, mientras lentamente lagrimeaba.

- Y yo a ti, amor. - Le dijo queriendo romper en llanto. - No tienes que sufrir mi mala actitud. Haré un esfuerzo para cambiar. Por mí, y por ti.

- Adam, tú también tienes razón. También necesito ayuda. Yo tampoco debí explotar así. Iré contigo - Él rio.

- Salió todo a la luz ¿Eh?

- Si. Jaja. - Se separaron, ella le sostuvo de las mejillas. - Adam, quiero volver a verte feliz. Es lo único que te pido. Nada más, devuélveme tu sonrisa. - Tomó sus manos con delicadeza.

- Si amor. - Ella le besó la frente con mucho amor. - Quiero que seas feliz.

- Quiero ser feliz contigo.

Actualidad

 

- ¿Qué información le pasabas a Dake?

- ¡Jamás lo sabrás!

- Ríndete.

- ¡Ríndete tú!

- ¡Blair! - Le interrumpió Rey. - Rindámonos. Podemos dejarla ir a cambio de hacer trato para que no haga cosas raras con nuestras vidas.

- No funciona así. - Negó Blair.

- ¿Tú qué sabes?

- Algo se nos escapa. - Trató de seguir.

- No se nos escapa nada, listo. Rindámonos. - Rey y Blair comenzaron a discutir a los gritos nuevamente, y Jane sacó el teléfono.

- ¡Los desbloqueé! - Los otros 3 la miraron, mientras Marisa se ponía a traspirar, incluso cuando no había tomado líquido. - Me tomó horas, ero encontré la contraseña.

- -Hay no.- Susurró.

- ¿Cómo hiciste para hacer que no dude el teléfono que fallaras la contraseña por... 5 horas?

- Un truco que me mostró Connor. 

- ¿Sabía de tecnología?

- Robaba teléfonos.

- Algún día tienes que contarme más de estos.

- ¡Dejen eso! - Gritó Marisa. - ¡Dejen eso ahora mismo! - Reiteró acercándoseles amenazante.

- Detenla. - Le ordenó a Rey. Este la sostuvo de las muñecas por su espalda. Sin mucha fuerza, pero como él era un titán en comparación, no tuvo problemas.

 

Tenía en sus manos una pieza importante de la privacidad de esta mujer. "Más vale que tenga algo, porque si no, voy a quedar como una loca": Revisó los mensajes. Ninguno parecía estar encriptado para D.A.K.E o Jasquier, pero había bastantes imágenes de niños posando junto a ella, junto a frases como "Mira al pequeño que me encontré en la calle hoy. ❤" La miró con tranquilidad "Tierno". Luego, chequeó las redes sociales (Instagram, Twitter, etc.) Publicaciones simples, haciendo caridad, historias, canjes con compañías para obtener cosas gratis, pavadas, y más fotos con personas que la encontraron en la calle, en especial pequeños, de no más de 14 años. "¿Mas?". Faltaba solo la galería: Memes (Demasiados) Más y más fotografías con más infantes. "¿Tantos niños les gusta el programa de esta mujer?" Se quejó con cierta duda. No9 había nada malo. " Me lleva" Bardeó. "¿Perdimos?" preguntó "Perdí" se dijo cerrando los ojos con depresión. "Fallé"

- Oye. - Le llamó la atención la pelimorado. - Revisa si tiene carpetas ocultas. - La menor tomó el teléfono, tocó un par de cosas y lo devolvió.

 

Había una sola carpeta. El nombre de la misma, era un sencillo "X". No pesaba mucho, un par de Mb. "¿Por qué está oculto esto?" La abrió. Solo había varias imágenes, que estando pequeñas no se dio cuenta de que se trataba. Eran cómo unas 15 aproximadamente. Al abrirlas, esperando imágenes de sadomasoquismo, o zoofilia, "Raro, pero entiendo que lo quiera ocultar" Pero encontró algo peor. "¿Por qué no me lo vi venir?"

 

Un sentimiento amargo le recorrió las venas, junto al estómago, que pasó a la garganta. De su trabajo de policía, de las pocas cosas que le costaba soportar, incluso tras varios años soportando cosas como desmembramientos, o el olor a podrido de cadáveres. Alzó la vista, donde Marisa intentaba alejarse de la situación. Se enfureció tanto que comenzó a presionar el móvil, tanto que sentía que en cualquier momento se partiría la pantalla. Su instinto de madre la hacía sentirse rabiosa. Jane le preguntó que era, y con solo un vistazo, le dio tanto asco que empezó a hacer arcadas, mientras exclamaba "¡Hay Dios!". La tolerancia de la pelirroja era relativa, porque no era la primera vez que se encontraba imágenes de este estilo. Es más, encontró cosas peores, pero jamás generas suficiente frialdad hacia estas cosas, sobre todo cuando le pega de forma tan directa.

 

- Dime algo. - Comenzó a hablar. - ¿Cuántos años tienen? - Permaneció callada, evitando el contacto visual. - Porque... no parecen mayores de... Digamos, ¿14? - Continuó. - Mayores de 10...- La observó. - Me das, más que asco.

- Y-yo... - Comenzó a hablar. - Yo recaudaba información para D.A.K.E.- Se explicó. - Como periodista independiente, me puse a investigar el caso de los 3 Suits. Pero me topé con él. No me hizo nada, sobre todo una vez se enteró de... Mis gustos. - Hizo una pausa. - Me dijo que, si nunca borraba las fotos, mantendría la boca cerrada, y hacia un trabajo extra para recaudar información...

- ¿Pero para qué? ¿No lo tiene a Jeff?

- Ese inútil no sirve. Él solo hacía análisis de los lugares que atacaría Jasquier.

- Él tenía contacto directo con Jasquier.

- Si, hasta lo apoyó un tiempo cuando se fue de la mano de D.A.K.E.

- ¿Como?

- Yo que sé.

- Bien. ¿Qué más?

- Ayudé a exponer los casos, la corrupción de la policía y de más en las noticias.

- É-espera. - Interrumpió Jane. - ¿Dake quería que los casos fueran lo más vistos posible?

- Tiene sentido, si lo piensas. - Dijo Blair. - Las victimas primero eran pandilleros, luego gente famosa, y por ultimo niños. Es cuestión de eso, llamar la atención. - "¿Pero para qué?" - ¿Qué más hacías? - Volvió con Marisa.

- Yo escondí los archivos de los 3 asesinos. No fue difícil conseguirlos, los destruí, pero los tengo en digital. - Miró a Jane. - ¡Busca la carpeta "Archivos trabajo"! - La pelirroja le hizo un gesto con la mano para que lo haga. - ¿Algo más?

- Tengo una dirección.

- ¿De qué?

- No lo sé. D.A.K.E solo me dijo que será noticia en un par de horas. - La furiosa Blair comenzó a calmarse. - ¿Cómo es que confió tanto en ti?

- No lo sé. Soy eficaz quizá.

- O eres más manipulable. Ya sabes, siendo una pedofi...

- ¡No lo soy!

- Estas fotos, de niños, dicen lo contrario.

- Me atrae, no lo voy a negar... Pero jamás tocaría a un niño...

- Pero te excita verlos. ¿No es así?

- Necesito ayuda, pero no tengo el valor para admitirlo.

- Yo te ayudo. - Le dijo malvada.

 

Tomó el teléfono para poder mirar una vez más las fotos, así entender que lo que haría, era lo que le parecía cruel, pero justo. Decidió mandárselas tanto al padre de la mujer, como publicarlas en sus redes sociales. Los otros 2 comenzaron a reclamarle por lo que hizo: "Que tenía que ver él" "Ya teníamos lo que queríamos" La pelirroja solo dijo con ninguna emoción, solo un sencillo "Vámonos". Ella sabía, que ahora la investigarían las autoridades. Porque, aunque ella podría hacer el anuncio de que un hacker le tomaría las redes. Pero se darían cuenta que no era el caso. Sobre todo, sabía que no podía hacer nada. "Que iba a decir ¿Molesté a gente peligrosa? ¿A la esposa del policía de Adam? Eso solo arruinaría su imagen más, y era lo único que podía hacer era cerrar la boca, mientras su vida se derrumbaba" Embroncada, solo les dio la orden a los demás de llamar a la policía para que vayan a la dirección, y ver si pasaba algo por ahí. 

Hace 11 años.

 

El labial rojo fuerte, el polvo no tan pálido, el resaltador de pestanas bien oscuro. El broche que se puso en el pelo en forma de mariposa que le había regalado su pareja, que resaltaba sus ojos. El vestido de tela lisa color violeta, que le llegaba un poco menos de la rodilla. Se rizó un poco más el pelo, de lo que ondulado que lo tenía desde antes. Confirmó frente al espejo que su estilo se veía atractivo y elegante, para así llegar a la fiesta de graduación. Salió del baño, tomó una pequeña cartera, donde guardar las cosas (Celular, billetera, llaves), llamó a su amiga que le iba a alcanzar al lugar, antes de acostarse en la cama un rato más para pensar. Era el último día del año escolar: Pasó todas las materias, así que ya podía relajarse, antes de hacer el examen de admisión a la universidad a que quisiese acceder. Pero esa duda seguía en su corazón. "¿Que va a ser de mí ahora? No sé qué hacer una vez termine de estudiar aquí". Solo se corrió el cabello hacía detrás de la espalda.

 

Luego pensó que no veía a Adam desde hacía una semana. Él empezó a ir al psicólogo. Sentía una mejora, al igual que ella también lo mismo en sus propias sesiones. Sin embargo, le pidió una semana de descanso de la relación. Le aclaró que no estaban terminando, solo que necesitaba pensar un par de cosas, para solucionarlas, y que se volverían a ver en el baile. Esos días no es que se sintiera sola, simplemente, estaba neutra, como si realmente esto tuviera un buen fin. No pudo pensar más, porque su amiga llegó para llevarle.

 

Llegó a la preparatoria, la cual estaba decorada con luces negras, neón, y led, carteles de fiesta, música, no mala, pero que se escuchaba de mala calidad, por los parlantes baratos que la reproducían, ya que el djay que consiguieron era uno de los accesibles. Dentro, el centro del colegio estaba lleno de mesas con ponche, comida chatarra como papa fritas, nachos, pizza, etc. Caminó un par de pasos por los pasillos, un poco nerviosa de encontrarlo de nuevo. Hasta encontrárselo. Estaba dado vuelta, tuvo que llamarlo para que voltease, y al verlo, en su nuevo estado, el corazón se le llenó la alegría, "Está sonriendo ¡Dios mío! ¡Está sonriendo!" Le había vuelto el brillo a los ojos. Se acercó frente a él, sin decirle la alegría que tenía al verlo, solo le abrazó y besó en la mejilla. Se quedaron en la esquina para charlar un buen rato.

 

No tenían intenciones de bailar, de todos modos, la música no era muy buena, todos éxitos de Pop, y rap, que no disfrutaba ella, aunque a él le gustaba un poco más, pero se entiende el punto. Entonces, sonó una canción, que lejos de las otras pistas clichés, está realmente le gustaba, casi la amaba. En cuanto escuchó el sonido, sonrió como una niña. Se trataba de un country, góspel lento, "I can only imagine", de Mercy me. "Amo esta canción" le dijo a él, "¿A sí?" respondió. Al verla así, la tomó de la mano, para llevarla hasta la pista. Allí, la tomó de la cintura, guio sus brazos hasta su cuello, para cruzarlos detrás de él. En este abrazo, al ritmo de la música, comenzó a guiar su cadera de izquierda a derecha, con lentitud, y suavidad. Ella, un poco incomoda, comenzó a tratar de seguirle, a principio rígida. Así, de apoco la compañía, le dio la libertad de soltarse, con tal letra, el ritmo, todo en general, fluía en el entorno, además de acompañar el movimiento de los 2, que daban vueltas lentas. El calor que le daba era innegable, la paz que sentía, al estar a su lado, todavía más. La dureza de su cuerpo, debido a los nervios o el sentido del ridículo, ya hacía mucho que se habían ido. Pasados los 3 minutos de la canción, recostó la cabeza en su regazo, para relajarse, y para darle el final ideal, le besó en los labios, en un largo beso. Al terminar, sonaron otras sonatas calmadas, pero ya ni las sentía, solo pensaba que él estaba sano, al fin. Sabía que estaba mejor, se notaba que lo estaba. No podía estar más contenta.

Actualidad

 

- Entonces, ¿Lo perdonaste? - Preguntó Rey, tras tomar un trago de coca cola.

- Pues, sí. ¿Qué más iba a hacer? - Le respondió tomando de su Sprite.

- Pero te gritó, y llamó loca, ¿Cómo perdonas eso?

- Porque entendía que no lo hizo por ser un psicópata, sino porque tenía sentimientos encontrados. Además, no es como lo dejé ir sin ninguna reprimenda. Lo abandoné un par de semanas, para que piense lo que hizo. - Se excusó.

- Pero... Me cuesta creérmelo.

- ¿Por?

- Porque me decía que eras complicada de perdonar.

- Espera, ¿Cómo sabes eso?

- Él me lo contó.

- Maldita sea. ¿Te dio ejemplos?

- Un par. - "Rayos" - Un segundo ¿Por qué empezamos a hablar de esto?

- Porque te pregunté si te habías peleado con Adam.

- ¡Ah! cierto. - Aceptó la pelirroja, asintiendo tras tomar otro trago. - Te peleaste con tu novia. ¿No?

- Si...

- ¿Quieres contarme por qué?

- No lo sé.

- Fue tu culpa, o de ella.

- No lo sabría decir.

- ¿Fue fuerte?

- Ni tanto, pero es la pelea más fuerte que tuvimos. - Dijo bajando la cabeza.

- Debes hablar con ella.

- No me digas.

- Lo digo enserio, ten el valor de decirle tu punto de vista con sinceridad y tranquilidad. Si no lo acepta, y que terminó.

- Quizá. Como debo hacerlo.

- Solo abre tu corazón.

- No me esperaba escuchar eso. - Le dijo queriendo agachar su cabeza. - Y ya que estamos: ¿Qué crees sobre la terapia profesional para parejas?

- Pues... - Se puso nerviosa, tanto que quería cambiar de tema, pero se salvó porque Jane les tocó la ventana, para poder entrar con ellos, a dialogar sobre el caso. "Gracias a Dios" 

- Oigan... - Dijo la pelimorado, estando ya en el auto, para poder ver el caso desde la distancia, más o menos resguardados y de forma discreta.

- ¿Qué? - Respondió Blair.

- ¿Por qué esta casa iba a ser el centro de un crimen? - Preguntó con curiosidad.

- Parece una especie de laboratorio de crack. - Dijo Rey durmiéndose en la ventana.

- Que especifico. - Alago la pelirroja con cierta ironía. - Pero aprovechemos para hablar lo evidente.

- ¿Mande?

- ¿Por qué Dake quiere que sus crímenes sean tan notorios? - Expuso la mayor.

- Por ahí, tiene trastorno de atención. Parece que él quiere que sea así, para sentirse bien consigo mismo. - Hipotetizó la joven.

- Quizá. - Aceptó el latino. - Pero, y si es un caso de mafias. Primero fue contra la pandilla para tener su territorio. Luego expuso a la policía, para quitarse un gran número de ellos...

- ¿Y mis amigos?

- Dake, quizá los conocía de antes. Tengo entendido que ustedes provocaron que arresten a muchos criminales...

- ¿Dices que fue un ajuste de cuentas?

- Es mi teoría. - Terminó. Luego observó a la otra. - ¿Tu qué opinas Blair?

- Prefiero no tirar improperios antes de tiempo. Primero veamos que hay aquí.

 Entonces, cuando comenzaron a dialogar más a profundidad, otras patrullas comenzaron a llegar, cegándolos con las luces azules y rojas, junto a las alarmas que los ensordecían. Esto la preocupó. "¿Una redada?" se preguntó pidiendo a los demás silencio y atención. Las cosas comenzaron a tensionarse, había uniformados acorazados con chalecos antibalas, armados con escopetas y pistolas. Incursionaron dentro de la casa unos minutos más tarde. Se escucharon un par de disparos, acompañados de un par de gritos. "¿Qué demonios?" Exclamaron los 3. Salieron de vehículo, una vez la cosa parecía haber terminado una vez habían puesto la cinta para marcar el lugar, junto al sonido de la ambulancia que acababa de llegar. Aproximadamente una media hora. Estaban saliendo varios arrestados con las caras tapadas con camperas, y gritaban mientras que entraban varios paramédicos al establecimiento.

 Una vez cerca de la escena, evitando ser muy vistos, comenzaron a tratar de entender que ocurría. Jane estaba tan intrigada como la mayor del grupo. "¿Qué clase de crimen iba a ocurrir aquí? ¿Drogas? ¿Prostitución? ¿Piratería?" Dialogó en su mente, mientras sospechaba de algo. Su plan era infiltrarse en la escena más tarde para obtener información más clara. De todos modos, las cosas pasaban rápido, pero para ella era lento, en vez de minutos, se convirtieron en horas. Finalmente, salió alguien que no estaba uniformado, tampoco tenía el rostro cubierto por algo, por lo que ni era un criminal. Solo era solo un chico, que temblaba, y apenas se podía mantener en píe. 

 

- Pobre chico. - Exclamó Blair. - ¿No?

- Sip. - Dijo Rey.

- ¿No Jane? - Le preguntó. Esta solo estaba paralizada, con las pupilas enormes. - ¿Jane?

- J-j-j

- ¿Eh?

- ¡Es Jayden!

- ¿¡Que!?

- ¡Necesito pasar! - Jane por instinto se acercó a uno de los policías. Este intentó detenerla, pero una vez apareció Blair, el sujeto le cobró un favor para que pueda confirmar si el sujeto era quien parecía ser.

 

Llegó a la ambulancia, donde estaba este chico, sentado siento revisado por los médicos. Un joven de ojos café oscuro, y pelo color negro carbón. Jane se quedó frente a él, quien no tardó en darse cuenta, de la presencia de su mejor amiga, quien primero asimiló que su amigo estaba vivo. Luego se acercó lentamente, para poner las manos en sus mejillas, le observó de pies a cabeza, y comenzó a lagrimear con tanta alegría, como pena.

 

- Te queda lindo el morado. - Le bromeó el joven, con una temblorosa sonrisa, tratando de alivianar la cosa. Está solo la abrazó con mucha fuerza. No le importó hacerle mal con esta fuerza. Estaba demasiado aliviada sabiendo que él estaba vivo, que podía abrazarlo como antes. Al último de sus amigos que podía tocar. Tras un par de minutos, ella le besó la frente, en un largo beso.

- ¿Cómo estás? - Le preguntó con alivio.

- Viviré. - Respondió con calma.

- ¿Te hirieron?

- Un poco.

- Dios mío. Abigaíl se va a...

- No... No la nombres... - Dijo interrumpiendo el dialogo.

- Jayd...- Bajó la cabeza. - Me alegra que estés vivo. Gracias a Dios estás completo. - Blair le tocó el hombro. - ¡A sí! - Exclamó. - Jayden, ella es Blair y Rey. - Los señaló. - Ellos nos van ayudar a resolver esto. - Le dijo.

- ¿Resolver qué?

- Vamos a encontrar a quienes mataron a nuestros amigos.

Hace 11 años

 

A eso de las 1:30, unos amigos de la pareja decidieron salir a la playa, para poder pasar un tiempo juntos antes de terminar oficialmente la prepa. Era la última zona de la ciudad, que se mantenían en un estado frio. Las cervezas estaban al orden del día, por ende, los ebrios diciendo "No te voy a olvidar nunca mi pana", para no volverse a hablar para el otro día. Pasaron varias horas, en las que ellos no se pasaron con la bebida porque tendrían que mantener a sus amigos, sin embargo, llegado el momento, decidieron ir a la orilla para charlar allí. Ella tenía puesto el abrigo de Adam para no congelarse, mientras este lo disfrutaba, y cerraba los ojos para sentir la brisa fresca del mar. De todos modos, ambos temblaban un poco.

 

- Amo la playa. - Dijo tras soportar todo eso.

- Odio el frio. - Le digo tiritando.

- Ven, yo te ayudo. - Se le acercó, y le comenzó a besar en el cuello.

- ¡Adam! - Dijo colorada.

- ¿Me detengo? - Hizo un silencio. Se quedó callada, disfrutando, porque le daba calorcito el contacto de sus labios la estaba venciendo. - Suficiente.

- No... - Trató de que vuelva a besarla.

- Te gustan los besos ¿Eh?

- Me gustan los que me das tú. - Le abrazó por detrás de la espalda. - Me alegra que estés mejor.

- Tú también lo estás.

- No lo sé. - Corrió la mirada para verlo directamente.

- Amor. - Comenzó a acariciar el cabello. - Las sesiones me ayudaron a decidir una cosa.

- ¿Que?

- Ya sé que quiero estudiar.

- Dime.

- Quiero ser detective.

- ¿Detective? - Preguntó inclinando la cabeza a la derecha.

- Quiero ser detective. - Le soltó. - Quizá... Quizá no pueda evitar que la gente se mate entre sí. Pero al menos, puedo darle esa justicia a la familia de las víctimas, y sacar a esos malnacidos de la calle.

- Pero Adam... La justicia no funciona.

- La justicia funciona, solo fue tomada por los inútiles. Arruinaron algo tan hermoso. Pero la única forma para que funcione, es si la aplaco.

- No puedes hacerlo solo.

- Sé que no soy el único que piensa así. Y al menos, podré mi granito de arena para que la justicia comience a funcionar... Mejor uno que ninguno. - Bajó la cabeza. Hizo un silencio. "Tiene razón" Se acercó a su espalda, luego le tomó de la mano.

- Yo también.

- ¿Eh?

- Si la justicia se arreglará con granitos de arena. Seremos 2.

- Blair... No quiero que te encierres en mis sueños.

- No. No es así. Sé que la justicia se fue al demonio hace años en esta ciudad. Y sé que, quiero que no te hagan lo que te hicieron a ti. Tal vez el asesino de tu hermana no cayera preso, pero otros lo harán. Y caerán por nuestra mano.

- Te amo Blair.

- Te amo Adam.