Llegamos a la cafetería. Nos acercamos a la caja para ordenar el jugo de Yuri Okabe y, en nuestro camino, pasamos a un lado de la única mesa ocupada.
En ella están sentadas las amigas de Yuri Okabe.
Nos detenemos y por un momento ellas nos miran sorprendidas y viceversa; parece que tenemos muy mala suerte al encontrarnos justo después de todo lo que pasó —aunque, pensándolo detenidamente, es lógico que ellas, al igual que nosotras, terminaran aquí; seguramente tampoco las dejaron entrar a clases, y los únicos lugares abiertos a esta hora son la cafetería y la biblioteca, y la biblioteca está del otro lado de la escuela, por lo que pasar el tiempo en la cafetería parece la opción más factible.
—Fumi-chan, Eri-chan —Yuri Okabe se sienta con ellas—, perdónenme por —pero antes de que pueda terminar, ellas, sin decir absolutamente nada, se levantan y se van a una mesa lejana.
Yuri Okabe permanece inmóvil y en silencio.
Me siento a su lado.
—¿Vamos por tu jugo? —le pregunto.
—Ya no quiero nada —me dice apáticamente, se cruza de brazos y mira hacia el lado contrario a donde se sentaron sus amigas.
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Las amigas de Yuri Okabe nos están mirando fijamente. ¿No saben que el mirar a alguien fijamente es considerado grosero, y las personas bajo dicha mirada suelen sentirse incómodas y/o intimidadas?
Quizá sí lo saben, y por eso lo hacen.
Parecen estar muy molestas con Yuri Okabe.
Y quizá también lo estén conmigo.
Debo investigar más al respecto.
—¿Por qué están tan enojadas? —le pregunto a Yuri Okabe.
—Porque son unas pinches exageradas —me responde secamente.
—Y eso ¿qué tiene que ver con que estén enojadas? —le pregunto.
Yuri Okabe suspira.
—Tú no te apures por ellas.
—Pero se ven enojadas. ¿No deberían reconciliarse o algo?
—Pues es lo que iba a hacer, pero ellas se fueron.
—Y ¿por qué lo harían? Eso no soluciona nada.
—No, pero son unas pinches exageradas, ya te dije. Y ya que hagan lo que quieran, no me importa —dice.
Entonces ¿van a perder su amistad solo por eso? Yo no sé mucho sobre amigos pero a mí me parece que si se dejan de hablar por algo tan simple es que nunca fueron amigos en primer lugar.
Bueno, eso es algo entre ellas, así que no debería entrometerme.
Aunque creo que Hamano-san, Izumi-san, Ino-san y yo ya estamos bastante involucradas.
En ese caso, ¿debería intentar resolverlo? Si lo logro, ya no tendríamos este problema, y si no, nada cambiaría.
Muy bien, entonces me pongo de pie y:
—No, déjalas —Yuri Okabe me toma de la manga de mi suéter con ambas manos y me jala levemente hacia ella.
—Quedarnos aquí claramente no está resolviendo nada.
Me les acerco.
Ellas apartan la mirada.
—Hola —les digo.
Pero ellas no me contestan.
—¿Puedo sentarme con ustedes? —les pregunto.
Pero ellas no me contestan. Solo se levantan y se van a otra mesa.
Y yo las sigo.
—Oigan, yo solo quiero resolver esto —les digo—. ¿Qué no Yuri Okabe es su amiga?
Ellas no me contestan.
—Pues al parecer no porque no les interesa enmendar las cosas con ella —les digo.
Ellas se vuelven hacia mí.
Se ven bastante molestas.
—¡Tú cállate que todo esto es tu culpa! —me grita una de ellas. Creo que Yuri Okabe la llama Eri-chan—. ¡Tú y tus pinches amiguitas—
—¿Quiénes? —la interrumpo.
Tanto ella como Fumi-chan y Yuri Okabe me miran extrañadas.
—Pues ¿cómo que quienes? Las rechas esas del ANIME LIFE —me dice Eri-chan.
—Ah, ellas no son mis amigas —les digo—. O quizá sí lo sean. No lo sé. No sé cómo esto de la amistad funciona.
—O sea que ¿no tienes amigos? —pregunta Eri-chan.
Y ella y Fumi-chan ríen.
—O sea que te andas juntando todo el día con ellas y ni siquiera son tus amigas. Qué triste tu caso.
—A lo mejor ya las tienes hasta la madre pero no se atreven a decírtelo —dice Fumi-chan entre risas.
Y ellas dos se carcajean.
—Ya déjenla —Yuri Okabe ordena innecesariamente (a mí no me molesta que me digan eso; es la verdad, después de todo), aunque lo hace para defenderme así que se lo agradezco.
Después, se levanta de su lugar y corre hacia nosotras.
—¡Otra vez defendiendo a tus amigas! —grita Fumi-chan y comienza a sollozar—. ¡¿Por qué me haces esto?! ¡¿Qué no te importo?!
—¡Que no son mis amigas! —grita Yuri Okabe—. ¡Y si lo fueran, ¿qué?! ¡¿Nomás las puedo tener a ustedes?!
—¡Pero ¿por qué las defiendes siempre?! ¡¿Por qué siempre te pones de su lado?!
—¡Porque ellas ni hacen nada, y ustedes andan de perras, chingue y chingue!
—¡No! ¡Tú eres la perra! —grita Eri-chan—.
—A ver —me coloco en medio de ellas e intervengo—. Solo están hablando en círculos.
—¡Tú ¿por qué te metes, pendeja?! —me grita Eri-chan—. ¡¿Qué no ves que todo es por culpa tuya y de tus pinches amiguitas?!
—Pero ellas no están aquí —respondo—. Entonces no debería haber problema para que ustedes resuelvan sus diferencias, ¿no? O ¿es que no quieren reconciliarse? ¿Acaso no son amigas?
—¡Claro que lo somos! —me grita Fumi-chan—. ¡Pero ustedes nos la quitaron! ¡Antes Yuri-chan era muy feliz con nosotras!
—Y ¿cómo lo sabes? —le pregunto—. ¿Acaso ella te lo dijo?
—No, pero era obvio…
—¿Cómo puedes decir que era obvio si ella nunca te lo dijo? Quizá porque era lo más conveniente para ti.
—¡No, eso no es cierto; yo siempre me preocupo por ella, pero ella nunca me decía nada!
—Y tú ¿alguna vez le preguntaste?
—No, pero—
—Está claro que nunca te preocupaste por ella.
—¡No, yo sí me preocupo por ella, pero tú me estás haciendo quedar mal!
—Si te hago quedar mal o no es irrelevante. La cuestión aquí es que nunca mostraste preocupación hacia Yuri Okabe.
—¡Pero yo sí me preocupo por ella! —lágrimas comienzan a recorrer las mejillas de Fumi-chan.
—Entonces dime cómo puedes preocuparte por alguien y no mostrar ni una pizca de interés por él o ella al mismo tiempo. A mí me parece una contradicción, pero puedo equivocarme.
—¡Ya déjala en paz! —me grita Eri-chan—. ¡Nomás la quieres confundir!
—Yo no gano nada confundiéndola.
—¡CÁLLATE! ¡YA CÁLLATE! —me grita Fumi-chan.
—Muy bien, me callo, pero ustedes reconcíliense, hablen del asunto, pídanse disculpas.
—¡¿Por qué?! ¡No fue nuestra culpa! —grita Eri-chan.
—Eso es irrelevante. Si su prioridad es reconciliarse entonces aceptar la culpa, la tengan o no, no debería ser problema.
Suena la campana de la escuela. Ya es la hora del receso.
Pero aparentemente a ninguna de ellas le importa—y ¿por qué lo haría?
—¡Pero no fue nuestra culpa! ¡Y ¿por qué no se disculpa ella?!
—¡LO HICE! —grita Yuri Okabe—. ¡Cuando llegamos aquí les pedí disculpas, pero ustedes nomás se levantaron y me dejaron ahí como pendeja!
—¡Pues cómo quieres que te perdonemos si nos abandonaste! —grita Fumi-chan
—¡QUE NO LAS ABANDONÉ! —grita Yuri Okabe.
—Entonces no quieren disculparse ni aceptar las disculpas de Yuri Okabe —dijo yo—. ¿Sí quieren reconciliarse con ella o no?
—¡Tú cállate! —me grita Eri-chan—. ¡Y aparte que se disculpe no cambia nada! ¡Ella nos cambió por unas rechas como ustedes! ¡Por su culpa toda la escuela se burla de nosotras!
—Eso es irrelevante. ¿Por qué no me dicen si quieren reconciliarse con ella o no?
—¡Que te calles! —me grita Eri-chan de nuevo—. ¡Y aparte ¿cómo la vamos a perdonar si todo el salón vio cómo las defendía a ustedes?! ¡¿Qué va a decir la gente?! ¡Vamos a parecer unas pinches rogonas, y nosotras no le rogamos a nadie, menos a la "reina caída"!
—¿Qué? —pregunto y miro a Yuri Okabe.
Ella baja la mirada y permanece en silencio.
—Sí, ya la gente la llama así porque, obvio, cayó en desgracia. Ya es una recha más.
—¿En serio? —pregunto—. Yo nunca he oído nada de eso.
—¡Pues claro que no! —responde Eri-chan—. Te suspendieron, y aparte eres bien recha. Tú qué te vas a andar enterando de las cosas.
—Bueno, eso es irrelevante. Pero quizá no nos estemos entendiendo, así que lo diré de una forma más sencilla: ¿Prefieren mantener su orgullo que reconciliarse con su amiga?
—¡Ya la perdonamos bastante —grita Fumi-chan—, pero ella me sigue traicionando! ¡¿Por qué juegas con mis sentimientos?!
De repente, varios alumnos comienzan a llegar a la cafetería y, en cuanto se percatan de nuestra presencia, se acercan a nosotras y se detienen a nuestro alrededor.
Parecen animados y expectantes.
Pero ¿qué esperan de nosotras? Y ¿qué no saben que el mirar a alguien fijamente es considerado grosero, y las personas bajo dicha mirada suelen sentirse incómodas y/o intimidadas?
O quizá simplemente no les importa.
—¡Yo no juego con los sentimientos de nadie! —grita Yuri Okabe—. ¡Solo las defendí a ellas porque no soy una perra!
—¡Claro que lo eres! —grita Eri-chan—. ¡Siempre andas rodeada de chicos! ¡Eres tan perra como Hamano-san!
—¡Ya deja en paz a Hamano-san! ¡Y no es mi culpa que ellos me anden siguiendo a todos lados aunque yo nunca los pelo! ¡Y ¿sabes quién nunca te pela a ti, pero a mí me anda rogando?! ¡Mao-kun! ¡OIGAN TODOS: A ERI-CHAN LE GUSTA MAO-KUN, Y ÉL NUNCA LA VA A PELAR PORQUE SE ANDA METIENDO CON AI-CHAN Y CON FUMI-CHAN!
Eri-chan y muchos de los presentes parecen bastante sorprendidos ante la declaración. De Eri-chan lo entiendo, pero los demás ¿por qué lo están? Dicha información debería ser irrelevante para todos excepto Eri-chan y Mao-kun y Ai-chan y Fumi-chan.
Espera, cuando dijo Fumi-chan ¿se refería a la Fumi-chan que está frente a nosotras?
Quizá lo sea porque la Fumi-chan que está frente a nosotras está muy nerviosa y está evitando la mirada de Eri-chan.
En fin.
—¡No, eso no es cierto! ¡No es cierto, no es cierto, no es cierto! —grit Eri-chan. Lágrimas de rabia comienzan a recorrer sus mejillas.
—¡Sí, y si yo le diera chance—ya quisiera él, jaja—andaría con todas menos contigo! ¡Y ¿sabes qué es lo que me da más risa?! ¡Que, de todos los chismes de los que te enteras, jamás oíste este!
—¡Ya cállate! —Eri-chan corre furiosamente hacia Yuri Okabe, y yo me interpongo en su camino. Se suponía que ellas iban a reconciliarse. ¿Qué fue lo que salió mal? —¡Tú quítate, pendeja! ¡Si todo es por tu culpa!
—Eso es irrelevante. La violencia no va a solucionar nada; ustedes vieron lo que pasó con Ai-chan.
—¡Tú no te atrevas a decirle Ai-chan, pendeja! —me dice Fumi-chan—. ¡Y Yuri-chan, si quieres que te perdonemos, pues pártele la madre a esta, grítale, dile que no te vuelva a hablar!
—¡¿Qué?! —grita Yuri Okabe, y su pregunta tiene bastante sentido, ya que yo tampoco entiendo cómo eso va a hacer que ellas se reconcilien, aunque, si lo hace, todo volvería a ser como antes, y ellas no tendrían problemas tanto con Yuri Okabe como el ANIME LIFE.
—Hazlo —le digo—. Si con eso ustedes logran reconciliarse, adelante. A mí no me molesta.
—¿Qué? No, ¿qué te pasa?
—Ya pártanse la madre —la gente a nuestro alrededor parece cada vez más emocionada por la posibilidad de una pelea.
—Yo le apuesto a la altota.
—No, yo le voy a mi reina, Yuri-chan.
—Nah, ya cayó en desgracia.
—Ya se anda juntando con Nuki-chan.
—Qué pendeja, la verdad.
—Wey, entonces también se junta con Hamano-san.
—Las dos reinas por fin juntas.
—Aunque Hamano-san está más guapa, la verdad.
—¿Qué te pasa? Yuri-chan es mi waifu.
—Pinche nerd.
—¿Saben qué? —pregunta Yuri Okabe. Lágrimas comienzan a recorrer sus mejillas—.Yo de verdad quise que nos perdonáramos y eso. Traté de hablar con ustedes, me disculpé—aunque yo no las abandoné ni nada, pero, bueno, está bien, fue mi culpa, siempre es mi culpa, así que ¿qué importa? Con tal de que volvamos a ser amigas—pero a ustedes siempre les valí madres. Solo me querían para ayudarles a estudiar o entrenar en el equipo de futbol, para oírlas quejarse de pendejadas o criticarse entre ustedes PORQUE SE CAGAN, o para prestarles mi casa para fiestas o presentarles chicos que nunca las van a pelar. Y yo ya me cansé. Ustedes nunca fueron mis amigas, y ya estoy hasta la chingada de ustedes; solo son unas perras que creen que lo merecen todo, y que todos están para servirlas. Así que no. No, gracias. Ustedes no valen la pena. ¡Si alguien las pela o alguna vez las peló en su vida es porque son populares, pero sin eso no son nadie!
Y, con eso, Yuri Okabe se va corriendo de la cafetería.
Y yo la sigo.