40 Walking nigth

Una mano cálida acaricio su cabeza, por un momento la joven se sorprendió pero al levantar la cabeza vio un rostro familiar.

"Carlos..." murmuro, había algunas lágrimas escurriendo por sus mejillas.

- Vamos, ven conmigo - el joven la ayudo a levantarse con la mirada mas amorosa, al verlo sintió como su corazón se detuvo un instante. En verdad que el tenia un poder calmante sobre ella, como un ente a su servicio lo siguió. Después de bajar al primer piso, recordó que debía de haber pasado por el al centro de terapia, ¡lo había olvidado!

Con el rostro rojo y apenado, no sabia si mirarlo y explicarle que lo había olvidado...

- Esta bien, no te preocupes, supuse que tenias trabajo urgente, me alegra que hayas llegado a casa bien. Vamos a caminar.

Su voz calmada como siempre, terminaba con una ligera sonrisa y expresión de "todo esta bien". La chica solo asentó con la cabeza mientras caminaban por los jardines de la privada.

La noche era hipnotizante, ninguna nube estaba presente, en cambio se podían ver muchas estrellas y la luna creciente en su esplendor. Realmente era un evento único cuando el cielo estaba tan despejado como para observar tal magnifico cuadro.

En silencio permanecieron hasta alcanzar una banca en uno de los cuadros del jardín entre los edificios. Si bien no eran muy grandes o lujosos los departamentos, estaban en perfectas condiciones y con seguridad en el acceso y videovigilancia, perfecto para alguien de bajo perfil.

Permanecieron sentados en silencio un buen rato, de hecho, ninguno sentía la necesidad de hablar, Elena se sentía acompañada y poco a poco la pesadez en su pecho comenzaba a aliviarse, tener la cabeza reposando en el hombro de el era como los viejos tiempos, cuando jóvenes no sabían nada de las dificultades del mundo y solo jugaban, reían y compartían la vida libre.

El aire olía familiar, cierta nostalgia, quizás romanticismo, la seguridad que Carlos le daba era su adicción. Aun a pesar de tener siempre las barreras puestas, con el se sentía flaquear.

Carlos acaricio con su mejilla el cabello de Elena, olfateando sutilmente su esencia única, en un movimiento rápido y suave, casi de ninja, coloco su brazo detrás de Elena, acercándola a su corazón y al mismo tiempo abrazándola, como si quisiera entibiar su cuerpo con ella. Ella no opuso resistencia, se dejo llevar como muñeca de tela acurrucandose en su regazo.

Era curioso como su mundo giraba 180° con solo estar el a su lado. No quería admitirlo, desde hace mucho tiempo, quien sabe en que momento, era su única debilidad por eso se resistía, lo negaba con todo su ser, se abofeteaba mentalmente hasta que era imposible mirar como si nada pasara. ¿Se puede ser tan débil, tan incoherente, tan cambiante? Un largo suspiro broto de ella.

- No deberías pensar tanto - la voz grave y gentil de Carlos parecía ver como su mente estaba hecha un lío.

- ¿Uh?

- Si, en este lapso has suspiraba cono tres veces y este ultimo fue tan profundo que casi despiertas a los vecinos - una ligera sonrisa se asomo en sus labios. Elena solo se avergonzó evidenciando lo con sus mejillas ligeramente sonrosadas, imperceptible por la poca iluminación - Se que tienes mucha presión en tus hombros, el camino que elegiste quizás no es lo que hubieras pensado y las decisiones que debes tomar no son siempre agradables, se que extrañas a tu familia y que pareciera que estas sola en el mundo... Veo en tu mirada que estas cansada, de manera infantil trató de animarte pero antes por nuestra amistad no me permitía cuestionar mas allá, pero ahora...

Elena que ahora estaba sentada observando el rostro dubitativo de Carlos, se encontró con la mirada profunda, fuerte, inexplicablemente magnética.

- Pero ahora se que me amas y quiero protegerte, quiero ser la persona que te ayude en toda dificultad, acompañarte a lo largo de nuestras vidas y compartirlo todo. Quizás hay cosas que no me dirás por la secrecía de tu investigación, solo quiero que tengas por seguro que aquí estoy, sin preguntar te ayudare, solo necesitas pedirlo, soy completamente tuyo Elena, solo tuyo, este amor no es algo que nació de la nada, este amor es y sera siempre para ti.

La joven se quedó sin palabras, era tan obvio para el todo lo que ocurría en su cabeza, aun si no lo decía... una inmensa ternura invadió su alma, su cuerpo se relajo completamente y sin pensarlo, como si un hechizo mágico hubiera caído sobre ella, lo beso.

Suave, lento, tembloroso al inicio como si fuera la primera vez. Carlos respondió con la misma suavidad pero seguro, volviendo la duda en certeza.

"gracias..."

"No hay gracias... es mi placer"

"te amo"

"te amo"

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