17 After and before, only you remains (3)

- No te preocupes demás, hoy ha sido un día excelente para ti, así que hay que celebrar... - sin separar su frente de la de ella, le hablo con sus ojos cerrados, ella podía sentir su aliento y observaba cada uno de sus rasgos. Su cabello ligeramente largo, resbalaba por su frente haciendo cosquillas en la mejilla de Elena - Elena, te amo.

Al decir esta ultima frase, abrió sus ojos. Estos brillaban con tal intensidad que realmente daban énfasis a sus palabras. Sentías caer en un abismo de incertidumbre, hasta llegar a tocar tu corazón. Ella se quedó prendida de su mirada, tratando de encontrar una respuesta a esta actitud. La verdad es que su capacidad de análisis se desvaneció. Ese "te amo" retumbo en su pecho quitándole la respiración. ¿Amor? Puede ser amor... ¿Puede?

- Yo... yo... - Balbuceo. No había capacidad de habla en ella. Al ver su expresión, Carlos sintió como un aire helado se filtro en su alma. Quizás había sido demasiado optimista con el repentino cambio que había ocurrido. Los besos recurrentes, los abrazos espontáneos, los mensajes sin motivo. Antes no era así, desde que vivían juntos, han sido dos amigos que se decían novios pero nada mas. Debía enfrentar esa realidad. Todo lo que creía que era amor quizás solo era amistad. ¿Pero un beso se puede fingir? ¿Las miradas se pueden fingir?

- No pasa nada - la luz de su mirada se cubrió de oscuridad y tristeza - al final, se que solo soy yo el que te ama... - se aparto de ella, reposando en su lugar, con el volante en ambas manos.

-Elena, antes y ahora, solo tu has estado en mi corazón. A pesar de estar con chicas como Gigi o mi compromiso con Leila, a la única que siempre he amado ha sido a ti... - La noche estaba nublada, no había luna ni estrellas, solo las luces lejanas de la ciudad y los sonidos de los automóviles pasando. Elena estaba muda.

- Yo se que siempre tu corazón estuvo ajeno a mi, estaba resignado a vivir así, como tu eterno amigo - un largo y profundo suspiro salio de su alma. Era como si miles de memorias hubieran estado atascadas para por fin liberarse. Volteo sus ojos a ella, quien estaba arrinconada en su asiento, con ojos de plato cual maquina que procesa información, buscando comprender lo que le decía. Agachó su mirada, para fijarse nuevamente en el volante. Tenia que sacarlo todo porque ya no había manera de negarlo.

- Ahora se que siempre sera así... tontamente creí que quizás si tenias algún sentimiento por mi pero no lo sabias. Después del accidente... después del accidente no podía dejarte sola, pensar que estabas muerta, me rompió en pedazos... Así que, tome la decisión de estar contigo, aun si después me dejaras pero... - sus ojos estaban cristalinos, había emociones calladas por tanto tiempo que dolía dejarlas salir.

- Pero ese día que me confesé por efecto del alcohol y dijiste que si, realmente resurgió mi esperanza. Perdóname... - una lágrima rodó por su mejilla, rápidamente la limpio y como sacudiéndose todo lo anterior, respiró profundamente, cerró los ojos tratando de mantener la compostura. Durante todo su monólogo, su voz fue suave, calmada, sus labios temblaban ligeramente pero no había reproche ni odio en sus palabras.

- Perdóname por haberme aprovechado de tu momento de debilidad. Te conozco de siempre y solo me estaba engañando a mi mismo.

Silencio.

Un minuto.

Dos minutos.

- Carlos... - al fin tuvo valor para hablar, no sabia que decir, no sabia que sentir, solo le dolía saber que tan profundo había herido a alguien importante para ella.

- No tienes que decir nada, es mejor ir a casa y... empacar mis cosas - ¿empacar? ¿como? de repente lo supo. Todo este tiempo había jugado el papel de amiga en desgracia y no había pensado en nada mas que ella. Su soledad, su duelo, su trabajo, su examor, ella. Pero no había pensado en el, creyó que dándole un si pagaría toda la gratitud por su apoyo y amor incondicional. Solo lo hirió mas.

Ya no dijo nada. No podía cambiar el hecho de que no lo amaba. Solo alargaría el dolor de ambos.

Carlos puso la direccional para retomar el camino. Una vez que llegaron al condominio, abrió la puerta de Elena como siempre pero esta vez no la siguió. Ella volteo al ver que no escuchaba sus pasos. El seguía inamovible recargado sobre la puerta, mirando el piso como si en el estuviera la respuesta a su vida.

- Carlos... - en sus labios, su nombre sonaba como una melodía para él - ¿que pasa?

- No subiré - su tono fue frío - es mejor que vaya a casa de mi amigo, no creo poder ser buena compañía en este momento, disculpame.

Dio la vuelta para ir al asiento del piloto y entra con rapidez para no dar paso a la duda. Se marchó a toda velocidad.

Elena permaneció en el mismo lugar por cerca de media hora, hasta que finalmente subió al departamento.

"Antes y ahora, solo tu permaneces"

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