18 After and before, only you remains (4)

Al llegar al apartamento, solo boto las llaves en el buró de la entrada y se quitó las zapatillas para ponerse sus chanclas (slippers). Tenían esa costumbre asiática porque Elena odiaba la mugre.

Abrió el refrigerador en busca de algo que refrescara su garganta, una cerveza bien fría llegó a su mano y, después de abrirla a su boca. De la alacena sacó una bolsa de palomitas extra mantequilla y las puso en el microondas. Moría de hambre. Tanta presión emocional la puso ansiosa y mas hambrienta de lo que estaba.

El reloj de pared marcaba las 9 de la noche en el simpático símbolo del sodio.

"Te amo"

Esas palabras y esa mirada le hacían sentir calidez y miedo al mismo tiempo. 'Fue un error todo esto' pensó para si misma, sacudiendo su cabeza tratando se olvidar sus sentimientos encontrados.

'No necesito estos problemas, no quiero tener que amar a nadie ni cuidar a nadie' estaba molesta, todo esto la coloco en un punto de toma de decisiones que odiaba. Por un lado su amigo de toda la vida, que representaba toda la familia que le quedaba y por otro, obligarse a una relación que quizás jamas rendiría frutos y terminaría peor.

"bip bip bip" El microondas la regreso a la realidad, sacó las palomitas para ponerlas en la mesita se estar junto con la cerveza. Encendió el televisor y puso una película. 'Me pondré cómoda' y con este pensamiento se levantó hacia su cuarto, no sin antes pasar por el cuarto de Carlos que estaba con la puerta semi abierta.

Así habían vivido durante los años que salió del hospital, cada quien en su cuarto, conviviendo como amigos, casi hermanos. Hasta el día que celebraron su promoción 8 meses atrás.

Realizaron una reunión entre amigos cercanos, no mas de 12 personas eran ese día, compraron botana, cervezas, tequila y los respectivos tacos al pastor en "El cubano".

Después de juegos, brindis y demás, ambos estaban ebrios. La mayoría de sus amigos se habían ido, ya solo quedaba una pareja que estaba besuqueándose en el cuarto de Elena.

Al verlos, ellos se rieron y se fueron a la terraza a acostarse en los puffs mientras todo les daba vueltas.

- Creo que tome demasiado, todo se mueve - dijo ella tomando con sus manos ambos lados de la cabeza.

- Solo no vomites que si lo haces, también lo haré yo.

- ¡Cállate! que si lo mencionas me dará nauseas.

- Perdón ... perdón... perdón...

- Tengo frío, ven, abrázame - un ente tambaleante como pudo se arrastró al otro puff - creo no cabemos - dijo en tono obviamente ebrio y con su cara roja por efecto del alcohol.

- ¡Claro que si! Veeeeen - la joven jalo al otro y como pudo se acomodaron de tal manera que ella quedo encima de sus piernas con su cabeza recostada en su mejilla.

- Abrazame - dijo en voz melosa - quiero que me abraces - esta insistencia hizo latir con rapidez el corazón de Carlos, quien la abrazo y la miro. Estaba a centímetros de su boca, de sus labios. Los ojos de ella estaban cerrados, ignorante de la mirada deseosa de su amigo. En una forma gatuna se acurrucó en su regazo, acercando aun mas su rostro, chocando nariz con nariz. Quizás por la situación, no se pudo contener y la beso. Esperando rechazo de ella, ocurrió lo contrario, le respondió. De pronto, ambos se encontraban en una sesión encendida de besos apasionados. La sensación de calidez de sus cuerpos encendió la pasión, hasta que...

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