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[Espada efímera]

Mientras los árboles silbaban y la noche permanecía como testigo, un espectáculo irreal se efectuaba frente a los ojos vidriosos de Amagatzu e Infinitum.

La luz multicolor de Federick provenía del Dao reunido a causa de su padre. El poder no era refinado ni elaborado, pero en el reunía lo básico de la espada, ¡la esencia de la espada!

En el otro lado, su pequeño contricante había estado rodeado en todo momento de rimas taoístas naturales, las cuales sufrían constantes cambios extraños.

¡Eran dos tallos espectaculares!

Con el intercambio de un único golpe, el joven y el vello se alejaron entre sí; su acto anterior, simplemente había sido una piedra que comprobaba el fin de un pozo.

Pero, insesperadamente, quién resultó más alterado, resultó ser el vello; a su consideración, había sido una criatura dotada naturalmente, mágica y extraña.

Sus pensamientos de dominación doblegarian de rodillas al cielo...

"¿Cómo es esto posible? Yo, quién obtuvo una realización individual, portando un ego espiritual frente a la adversidad de la imposibilidad... ¿Cómo es posible que puedas portar un golpe mío?". Fueron las palabras del diminuto ser, quién a través de la intervención de Infinitum, fueron entendibles para los presentes.

Sus palabras no eran producto de arrogancia arraigada, sino de brutal honestidad. Una criatura que había nacido recientemente, pero aún así, mantenía una identidad noble... ¡Era un Dios! A su concepción, lo era.

"Como es arriba es abajo... Tal vez se correlacione a tu estado diminuto". Fueron las palabras que compartió Federick, sin saber cómo actuar en frente de un vello parlanchín.

"¡Deja que nuestros Dao hablen frente a nuestras palabras!". Pronunció temerariamente el vello, mientras a su alrededor se reunían energía espirituosa en grandes proporciones a una velocidad considerable.

El Tao natural rodeaba al vello, por lo que estaba realizando, en realidad era una concentración natural y primordial en forma de rueda plana. La energía era dorada, mientras ilusorios rayos se despedían continuamente de la misma masa.

Está era para nada una técnica refinada; ya que, ¡el ejecutor estaba simplemente confiando en sus instintos! Era una forma de vida primeriza, por lo que sus conocimientos eran limitados.

En cambio, Federick respondió proactivamente a la provocación, lanzando un tajo de espada, que voló en dirección al ataque de su enemigo, con fines de desequilibrar la energía reunida con grave constancia.

Aunque como un hecho natural, la otra fuerza repelió su ataque dirigido, como si se interpusiera un campo de energía impenetrable entre ellos.

"Natural". Expresó Federick en un murmullo, sin sorprenderse de su intento infructuoso. Había sido sólo una piedra al lago, intentando observar el número de salpicaduras que provocaría en el.

Con respiraciones profundas y calmadas, Federick empezó a tensar los músculos de su cuerpo con la intención de recibir el impacto; sus acciones, definitivamente no eran para relajarse como un antiguo monje...

Aunque su estado actual era misterioso, sin cuerpo físico, siendo sus atributos de únicamente naturaleza espiritual; a partir del comienzo de la lucha, había sentido como esto cambiaba a través de una intención desconocida.

Quién por supuesto se trataba del mismísimo Infinitum. Su intención era observar un combate, no un espectáculo artificial.

De repente, el aire alrededor de un área de tres metros se distorsiono, siendo manipulado de su movimiento habitual; ¡Área en constante movimiento! Pues, era nada menos que a causa del ataque del vello.

Una extraña masa energética con un movimiento atronador se dirigía a la superficialmente desquejebradiza figura de Federick.

Quién a pesar de estos prejuicios, recibió el ataque con una figura dominante, mientras mantenía la espada entre sus dos manos. El viento se distorsiono frente a él y las fuerzas colisionaron...

¡Ataque que lo arrastró dos metros de su posición original! Pero sin lesiones aparentes.

Federick recibió el ataque valientemente y lo evaporó en la nada temerariamente.

Su postura en ningún momento recibió cambio alguno, manteniéndose erguido a pesar de su ligera encorvacion.

Una batalla que no había superado la centena de respiraciones, dónde habían ocurrido dos movimientos, ¡dos movimientos que sorprenderían a innumerables debido a su naturaleza!

Por supuesto, por las medidas arcaicas con las cuales se habían llevado a cabo. ¡Por dios, no pertenecían a una era de bestias!

"Tu existencia me irrita... Por ello, en el próximo movimiento acabaré con la misma". Dijo el vello de mal humor, incomprendiendo como un humilde se pudiera comparar a su estado primigenio.

¡Él era una muestra de gratitud infinita, la expresión perfecta del cosmos, nacido de Dios, individualizando a Dios!

Su vitalidad era extrema, pero su vida corta. Su única experiencia y comprensión provenía de los cielos, de las plantas inamovibles, las estrellas reinantes y los innumerables seres vivos... Su sabiduría era incomparablemente desigual con lo dictado por la naturaleza, pero su experiencia personal pequeña.

Su irritabilidad llego a un punto incomparable, incluso afectando el espacio que lo rodeaba. ¡No entendía como podía enfrentarse a él! ¡No entendía como no podía desligarse hacía su realidad preconcebida! ¡No entendía el fin! Con estos pensamientos, lentamente se originaban nuevas rimas taoistas y cambios inconcebibles a las originales.

'Hmm... Su Tao está transformandose y evolucionando a un ritmo sin parangón. ¡Que afortunados hubieran sido los tiempos antiguos con un joven a comparación! Lamentablemente, actualmente está luchando contra mí pequeño hijo'. Fueron los pensamientos espirituales que transmitió Amagatzu a Infinitum, con una leve advertencia; después de todo, no tenía intenciones de participar.

'No pierdas la fe en tu chico'. Fue la respuesta a través de pensamientos espirituales que concedió Infinitum, mientras una neblina emanaba de su cuerpo.

Era cierto, la mirada de Federick estaba enfocada ante las acciones contrarias. Un extraño ruido recorría sus alrededores, como un guepardo al acecho.

Fue en ese momento, en el cual incluso para la sorpresa del anciano, la espada de luz se empezó a resquebrajar ante la mirada de confusión de Amagatzu.

Pero el siguiente acto causó brillos en los ojos de Infinitum, y una leve incredulidad en Amagatzu; observaron como los restos de la espada de luz se dividían en el Tao que las componían, el cual fue dirigido como un arroyo en dirección a las extremidades de Federick.

Donde penetraron sin consternación ni sentimiento de resistencia, entrando como un aluvión torrencial; una vasta energía incontenible, que causó aberturas en sus brazos transparentes.

El estado mental de Federick era limpio, sereno ante los cambios; su mirada estaba determinada, sin esbozar mueca o sonrisa alguna. Sin dolor ni alegría, un estado de vacío rebosaba en él.

Mientras su enemigo reunía rimas taoístas en dirección a un pico.

Federick únicamente le dirigió una mirada abatida.

"Ocaso del mañana, espada efímera". Fueron las palabras que pronunció con absoluto poder.

Ante esto, un único terrible golpe de espada salió volando, causando revuelo por donde pasará.

"Mí Dios". Fueron las últimas palabras del diminuto y efímero ser, mientras observaba por primera vez a su creador.