Recuerdo que desde muy pequeño me encantaba correr y explorar los amplios senderos de los bosques y las praderas que rodeaban nuestro pequeño pueblo.
Ver cada uno de los árboles grandes y frondosos, los pequeños riachuelos y los fruertes ríos que los rodeaban así como familiarizarme con el entorno rocoso y húmedo que se esparcía por las exuberantes colinas. Apreciar a las criaturas que vivían tranquilamente entre estás, así como su naturaleza salvaje y pacífica.
Aún no puedo sentir ese frío viento en mi cara en los días húmedos y de tormenta en los que salíamos a recorrer los muelles, o esperando el regreso de nuestros padres después de un largo día de pesca.
Los primeros días lluviosos de Abril, caminando en grupos de amigos directo al colegio, aún escucho nuestras risas juveniles retumbar en mis oídos mientras nos burlábamos de todo y nada.
Fue una época encantadora.
Desearía volver a vivirlo.
Deseo poder ser tan fuerte como esa tierna edad.
Poder volver a ver a mis amigos, a mi familia e incluso a esa horrenda mujer en la casa de la esquina; aquella que le gritaba a los niños solamente por pasar fuera de su casa.
Oh! cómo nos gustaba burlarnos de ella, nos decíamos que era una vieja bruja amargada y sin sentimiento.
Y pensar que terminé de la misma manera que ella.
Solo ahora que estoy postrado ya casi sin aliento en este desolado cuarto de color blanco me permito recordar y apreciar los buenos momentos que compartimos en familia.
Tantos temas familiares.
Tantos paseos.
Las primeras citas.
Y cómo olvidar a esa hermosa chica de pelo rojo y grandes ojitos color caramelo que hizo latir mi corazón.
Aquí ya vivás universitaria que llegó conmigo al entrar al salón. No recuerdo como si fuera ayer.
Estaba apurado, el despertador no había sonado y las clases empezaban en unos pocos minutos.
Estaba tan ensimismado y apresurado que no presté atención a mi alrededor chocando así con un mullido cabello rojizo.
"Qué te pasa idiota"-escuché una voz chillona e irritante que hizo arder mis oídos.
Levanté la vista para devolverle el insulto, solo para quedar allí, boquiabierto y congelado en su intesa mirada.
"Hermosa"- fue lo único que salió de mis labios.
Te sonrojaste tan fuertemente que no sabía dónde terminaba tu rostro y empezaba tu cabello.
Te giraste tan rápido para escapar que tu cabello chocó contra mi cara dejando en ella un leve aroma a fresas. Y solo pude extender el brezo para tratar de alcanzarte cuando y no estabas.
Ese sin duda fue uno de los mejores días en la universidad. Seguido así por muchos más, siendo un milagro a mi parecer, cuando me aseptaste una cita después de semanas de insistencia. Luego los días festivos, conociendo a tus padres de seguro fue un gran susto y por último el día en que te propuse matrimonio. Ese día fue el mejor.
Había estado planeando esta salida hace un par de semanas, las reservas gran restaurante, el viaje en la tarde a la feria y por último la caminata en la playa bajo la luz de las estrellas. Todo tenía que salir perfecto.
Fue un día bastante tranquilo pero los nervios me estaban comiendo el alma , mis manos sudaban con cada minuto que pasaba, sentía el corazón palpitando fuertemente contra mi pecho y a punto de salir por mi garganta.
Tomé tus manos con la mayor de Liga de su posible y ante este proceso todo el amor que nunca nadie más le puede dar. Rodeándome lentamente sobre la rodilla y sintiéndote una pequeña caja de terciopelo negro, haciéndola mientras traes el día exponiendo así un bello anillo dorado con una joya en forma de corazón de color rojo.
Tus ojos estaban repletos de lágrimas sin derramar mientras tabas tu boca semi abierta con ambas manos. Estaba tan asustado que casi dejó caer la sortija, hasta que sea un momento a otro saltaste sobre mí envolviéndome en tus nalgas los brazos mientras dejabas escapar fuerte esto de "SI!!!".
Pero todo se fue desmoronando poco a poco días antes de la boda falleciste dejándome devastado a los 23 años. Aún éramos muy jóvenes.
Después de eso solamente fue en picada, pocos meses después estaba envuelto en botellas de alcohol sobre el suero del departamento.
Entre bebida y los problemas que ocasionan a la familia por usted misma, terminé aislado de todos ellos.
Unos cuantos años después ya no tenía contacto con nadie pero solamente un vago y un alcohólico.
Así pasó algún tiempo hasta que por fin decidí que era tiempo de dejarte atrás. Conseguí un trabajo estable en una empresa de confianza. Mejor en mi hábito por el trago en mi departamento pasó a ser una hermosa casa junto a la ciudad.
Todo iba de maravilla hasta que llegaron un día tarde a casa después del trabajo todo se volvió oscuro.
Desperté rodeado de paredes lisas con una gran bolsa de suero inyectado a mi brazo. Estaba mareado y confundido mi único recuerdo en el pórtico color gris y negro de mi hogar.
Ahí empezaron las dificultades nuevamente descubrí que el cáncer me estaba matando poco a poco. Ya empezaron los tratamientos con el cual mi hermosa cabellera caoba fue desapareciendo, mi piel trigueña pasó a ser de color enfermizo, aquel cuerpo que durante meses estaba tratando de recuperar y fortalecer se vio debilitado y ya no había vuelta atrás.
Con el transcurso del tiempo y las muchas sesiones de quimioterapia me vi en la necesidad de ya no poder salir del establecimiento médico.
Rodeado las 24 horas del día por esas monótonas paredes lisas y sin decoraciones mientras las cortinas amarillentas que exudaban olor analgésicos rodeaban la incómoda y fría cama en la que ha estado reposada.
Mi única compañía durante todo ese tiempo fue leer innumerables historias que había llevado conmigo. La más notoria de todas y que leí una y otra vez era la saga de mi adolescencia, esa que ella leía con tanto fervor.
Crepúsculo fue el único salvavidas que me quedaba. Fue impregnando mi mente cada palabra de los libros, mi única distracción era poder experimentar una ficticia vida a través de ellos.
Me encantaba como jugaban los diálogos y la atrayente trama, pero los personajes principales están un tema aparte. Edward es demaciado fatalista, posesivo, dramático y acosador. Por otro lado Isabella era muy depreciva, torpe y dependiente.
Nunca entendí a esas personas obsesionadas a ellos, nunca fueron de mi agrado, siempre me gustaron Alice y Jasper. Con respecto a este último fue una gran sorpresa, ya que lo encontré atractivo tanto en los films como en la descripción del libro. Y allí me di cuenta muy tarde de que era Bi, después de tantos años.
Ahora me encontraba con ese viejo tomo, el primer libro de la saga junto a mi huesudo pecho, mientras mi vista se dirigía al amplio cielo de la habitación.
Recordando y deseando haber tomado mejores desisiones. Y tal vez poder experimentar más.
"Tan solo desearía poder vivir está aventura"- dejé salir de forma susurrante desde mis resecos labios.
Cerrando lentamente los ojos tratando de encontrar una paz momentánea, escuchando como poco a poco el pitido de la máquina se desvanecía a lo lejos.
Exaltando así mi último aliento, a los 38 años de edad, muerto a causa del cáncer en una agonía lenta pero constante, deseando poder sentir una vez más esa llama que perdió hace tanto tiempo.
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Cuando volví a abrir los ojos una vez más mi cuerpo se sentía soñolento pero con una gran vitalidad que desde hace años no estaba ahí.
Mi entorno era mucho más diferente las paredes estaban bañadas en un color rosa pastel, repletas de imágenes de personas que no lograba identificar así como posters y un gran espejo. Ropa esparcida por algunos lugares del piso y los pies de la cama un gran armario blanco y desgastado. En cada costado de este se encontraban dos puertas del mismo color.
Me levanto temblorosamente hasta poner mis pies en el suelo, percatándome solo ahí que mi cuerpo no era el mismo.
Mi piel había cambiado por completo de un color trigueño a la hora un blanco semi bronceado. Mi piel era mucho más delicada que incluso en mi mejor momento, contaba con dos manos pequeñas al igual que mis pies, colonias pintadas del mismo color que las paredes.
Pero lo que más sobresalió fueron todos protuberancias bastante voluptuosas saliendo de mi pecho.
"que!?"- no pude evitar gritar y soltar hacia atrás haciendo que está rebotara conmigo.
"Noo, no no no no!!"- repito una y otra vez levantándome rápidamente para ir directo a una de las puerta, encontrando un baño de tamaño promedio, yendo directamente al lavabo y mirando mi reflejo en el espejo sobre este, sobresaltándome en gran medida al no poder reconocerme.
Frente mía está en el reflejo de un adolescente de ojos color avellana, piel clara y cabello rubio oscuro.
Reconociéndola al instante por una de las tantas películas que me obligué a aprenderme de memoria.
"Pero qué mierda es esto!?"- dejo escapar un fuerte grito.
"No es posible que esto haya ocurrido, es solo un simple sueño" pienso.
"Esto solo es obra de mi imaginación al entrar en coma, si!! Eso tiene que ser"
Me lleva manos a la cabeza moviéndome de un extremo duro del baño. Sin tener cuidado alguno logro golpearme el pie junto a la puerta todavía abierta del baño, lo que me causa mucho dolor haciéndome salir de mi trance histérico.
Pero pensando lo detenidamente si esto no fuese un sueño y de verdad estuviera pasando solo tengo una pregunta importante.
"porque tenía que ser ella!!??
!!De todas las personas en las que pude haber despertado, terminar como la exasperante, envidiosa y petulante de Jessica, es una maldita pesadilla!!
"Solo me preguntó Dios.... Que carajos te hice?!?! "- sin poder evitar lo grito fuertemente mirando hacia el techo.