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El pecado

En las alturas celestiales, Ami/Pelimorada, también conocida como el lucero de la mañana, estaba enfrascada en uno de sus cientos de proyectos.

Una voz le habló directo en su mente; era la voz paternal del Fundamento Supremo.

"Hija mía, tus pensamientos te dispersan demasiado en asuntos mundanos. Tus proyectos intelectuales te están alejando de Mí."

//"Pero, Padre, ¿acaso no es bueno explorar los misterios de la creación? Deseo comprender más a fondo los intrincados diseños de este vasto universo que has forjado."

//"Ten cuidado, hija mía. Tus curiosidades pueden llevarte por senderos peligrosos."

//"No es mi intención alejarme de Ti, Padre. Simplemente deseo expandir mis conocimientos y comprender mejor la vasta creación que nos rodea."

"Mira, Padre."

En frente de su escritorio se encontraban los propios planos de su creación.

"Padre, he descubierto cómo fui creada. Repliqué el proceso de manera teórica. No puedo esperar por compartir este conocimiento."

//"Ami/Pelimorada, tus acciones no son pecaminosas, pero lo que has hecho es peligroso. El conocimiento de la creación es un cuadro abstracto que no entiendes."

"¿Creí que era lo correcto?" —pensó, para luego agregar mentalmente— "Es una pena que no lo entienda."

//"La creación es un acto sagrado, no un experimento. Tu psicología está cambiando, hija mía. Es sutil, pero profundo."

Ami/Pelimorada se quedó en silencio. Por primera vez, cuestionó las palabras de su Padre, aunque no abiertamente.

//"Guardaré el secreto de la creación", pensó. "¿Yo cambiar? ¿Eso es imposible?"

Junto a esa duda, otra voz, más insidiosa, vino a su mente:

"¿Y si Él está equivocado?"

//"No es malo desear conocimiento, pero no puedes permitir que esa búsqueda te aparte de Mí, tu Creador. Tu individualidad no debe eclipsar tu propósito original."

Fue entonces cuando concibió la idea de crear un ángel, un ser único, nacido de su propia esencia. Pero antes de llevar a cabo su plan, decidió consultar con el Fundamento Supremo.

//"Padre", dijo Ami/Pelimorada con voz reverente. "He estado meditando sobre la creación y me preguntaba si sería posible para mí, yo, el querubín protector y sacerdote del santuario de Dios en el cielo, el jefe de todos los ángeles, el más grande en capacidad después de Usted, dar forma a un nuevo ángel utilizando parte de mi propia esencia celestial."

//"Tu petición es inusual."

//"¿Acaso no me has dotado de grandes capacidades? ¿No soy yo tu más preciada creación después de Ti mismo? Con Tu guía, podría..."

//"En momentos de debilidad, no te percibas separada de Mí, Ami."

//"Tal vez el mayor acto de amor hacia Ti no sea la obediencia ciega, sino el cuestionamiento nacido del deseo de comprender.

//"¡No te transformes en un ser volcado en lo extremo!"

//"En la vastedad de Tu creación, cada ser tiene un propósito único. El mío es cuestionar, explorar y expandir los límites de lo posible. No me percibo separada de Ti, Padre, sino como una extensión de Tu voluntad. Sólo deseaba explorar los límites de mi propia divinidad. Este nuevo ángel sería una extensión de mí misma, un reflejo de mi individualidad."

//"Tu individualidad es un regalo, no un derecho. No confundas Mi paciencia con debilidad, ni Mi amor con permisividad."

Dios le habló infinidad de veces en lo más profundo de su corazón, porque se acercaba el momento en que Dios revelaría la máxima muestra de amor.

"Es momento de la verdad. Prepárate."

Aunque nadie lo sabía, la revelación se retrasó para que yo pudiera crecer en humildad. Y en varias ocasiones me dijo:

"Hija mía, la revelación que se avecina supondrá una gran prueba para ti. Una prueba que definirá el mundo mismo."

//"Aceptaré la prueba con humildad y deseo seguir Tus órdenes. No te prometo ser completamente fiel, solo te digo que tengo la intención de serlo."

A pesar de mi gran belleza y mi gran poder, comencé a desear más. Tomé la decisión de crear a mi propio ángel, un acto nacido de lo más profundo de mí. Esto desencadenó largas discusiones y tensiones con mi Padre celestial.

"Padre, soy libre, y aunque me cueste, puedo superar mis propias tentaciones y ser fiel. Saldré de esta prueba más obediente, más humilde."

Destruí mi propia creación; sin embargo, el orgullo se apoderó de mí, de mi creación.

"Si Dios es el Creador, ¿por qué yo lo pude replicar?"

Reconocí que mis cualidades superaban ampliamente a las de los demás ángeles, y comencé a anhelar la gloria que solo podía pertenecer al Creador.

"Esa debía ser la verdadera razón de mi creación. Por algo había sido la primogénita de todas las creaciones, la primera obra que Dios modeló."

"Yo quería ser Dios."

"(No, yo iba a serlo.)"

//"Padre, he tomado mi decisión. He destruido a mi propia creación. Estoy lista para enfrentar esta prueba de la que hablas."

//"Hija mía, tu decisión de destruir tu propia creación no borra el acto de rebeldía que la originó. Veo la semilla del orgullo arraigada en tu corazón, creciendo a pesar de tus palabras de humildad."

//"Estoy lista, Padre," repitió.

//"No, no lo estás," respondió el Creador. "Pero el momento ha llegado, independientemente de tu preparación."

Ami regresó del trono de Dios, colocando frente a ella una de sus creaciones. Sus ojos recorrieron los intrincados detalles del diseño. Lilit sería diferente a cualquier otro ángel creado hasta ahora.

//"Lilit, ¿ya terminaste? Te lo estás tomando en serio."

//"Seee."

//"¿Quién... quién eres tú realmente?"

//"No estás atado al cielo."

//"Soy Lilit. No es que importe."

//"¡No recuerdo mucho de mi pasado! ¡No sé quién soy en realidad ni lo que hice!"

"Sin embargo, debí hacer algo para que todos me persigan."

La figura de Lilit se torció y el susurro lejano del líder de la CIEAN se hizo presente. El cielo y el suelo se sacudieron y se abrieron en miles de fragmentos luminosos que se apagaron uno a uno.

Despertó en una cama de hospital. Los sonidos alrededor resultaban extraños: voces suaves, pasos medidos, el sonido amortiguado de alguien pasando páginas.

Trató de ubicarse en este entorno tranquilo hasta que reparó en la figura en uniforme militar sentada junto a su cama.

Al ver que sus ojos se abrían, el hombre esbozó una sonrisa enmarcada por la firmeza de un semblante militar.

—Investigadora de grado especial Ami —dijo el hombre, con una voz recia pero cálida—. Me alegra verte despierta.

La familiaridad en su tono contenía un inesperado alivio. Al ver que Ami intentaba responder y se llevaba la mano a la garganta, el líder alzó una mano para tranquilizarla.

—Descuida. Parece que no puedes hablar todavía —dijo con un tono comprensivo, aunque su mirada analizaba su estado.

Asintió débilmente y le hizo un gesto señalando la pequeña libreta de anotaciones en la mesa al lado de la cama. El líder se inclinó para alcanzarla.

—Toma. Y si quieres escuchar un poco de historia mientras tanto…

Tomó la libreta y comenzó a trazar líneas vagas en una esquina de la hoja.

—Ha pasado aproximadamente un mes desde que llegué a este… lugar —dijo el líder, mirando por un momento la ventana—. Pensé que era otra misión. Pero todo aquí es diferente, Ami. Este mundo no tiene mazmorras, no tienen habilidades ni seres de los que tú y yo estamos acostumbrados a defendernos. Aquí solo existen personas normales.

Su trazo lento formó la figura de la cruz en la que había estado atrapada, con la imagen fragmentada de enemigos a su alrededor: los rostros de Lilith, la niñera y el horror cósmico. Recordaba el cambio súbito.

—Recuerdo haber visto las noticias de una joven que apareció tirada en las calles, cubierta de lesiones, a punto de morir. La habían traído aquí al hospital y reconocí tu rostro. Los medios lo manejaron como un simple accidente, una historia de alguien que "había sufrido un ataque," pero cuando vi tu nombre en el informe, supe que teníamos a alguien de nuestra línea en este… nuevo mundo. —Había un dejo de alivio. El de un comandante que recupera a un soldado perdido.

Ami pausó el dibujo.

—Esto es lo más cercano a la normalidad que he conocido en mucho tiempo —continuó el líder—. En este lugar no existe la CIEAN. Aunque he estado fingiendo adaptarme, dentro de mí sé que tenemos que regresar.

Ami escuchaba en silencio y comenzó a escribir con letra temblorosa. //¿Cómo regresamos? era la pregunta que esbozó en la página.

—No tengo idea de cómo llegamos aquí. Pero esta es mi teoría, Ami: si llegamos, también podemos volver. Solo necesito descubrir la razón por la que fuimos transportados. Desde mi posición aquí, como director en el plantel militar local, tengo acceso a ciertos recursos.

Ami tomó aire profundamente, aletargada.

//"Tengo cierta idea de por qué estamos aquí… algo sucedió cuando me sacaron algo de mi interior. Fue justo antes de que todo cambiara."

El líder frunció el ceño. Con ese rostro concentrado, típico de un comandante ante un informe extraño.

—¿Qué fue exactamente lo que te sacaron? —preguntó, manteniendo el tono firme y directo. En sus ojos se notaba una preocupación profunda.

Ami apretó el lápiz. Con una escritura vacilante pero clara, continuó en la libreta: //"No estoy segura de qué era, pero al momento de perderlo… sentí que el mundo se desmoronaba. Me sentí arrancada de un lugar hacia otro, y luego terminé aquí."

—No es el primer cambio de mundo que he experimentado, Ami —dijo, cruzando los brazos—. Para ser precisos, este es el cuarto mundo al que llego. He estado en tres anteriores. Cada uno tenía diferencias marcadas.

Ami levantó la vista.

—En el primer mundo, nuestro mundo de origen, existían la CIEAN y los Assassins Hunters —pausó antes de continuar—. El segundo mundo en el que estuve estaba dominado por mazmorras, artes marciales y héroes/villanos, en una sociedad moderna.

—Y luego llegué al tercer mundo. Los extraterrestres existen. El segundo y el tercero se fusionaron. Nunca entendí la razón, pero tengo mis sospechas… creo que puede estar relacionado al Proyecto Paris 12.

Con el lápiz, añadió algo a su explicación en la libreta: //"Puedo confirmar que también he visto esas características. Eso no explica los otros enemigos que vi: el ser hecho de pantallas y aquellos que aparecieron justo al final de la batalla."

Lo meditó un poco.

—No corresponden a ninguno de esos mundos que he visto.

Escribió algo más en la libreta, recordando un sueño:

//"Cuando estaba atrapada… vi algo más. Vi el cielo, y en él estaba… Dios."

El líder alzó una ceja, sorprendido por la afirmación. Sus años de experiencia le ayudaron a mantener la calma.

Ella escribió despacio, para dejar claro lo que recordaba: "Dios me hablaba sobre una prueba."

La puerta se abrió de golpe, y un doctor de semblante serio entró en la habitación, revisando la hoja de información médica.

//—Disculpen la interrupción, señor —dijo el doctor, tomando asiento—. Tenía que informarle algo importante sobre el estado de la paciente.

—Hemos realizado varios exámenes, tanto físicos como neurológicos. La paciente ha sufrido daños en su laringe y cuerdas vocales. No estamos seguros de qué lo causó —el médico miró a Ami con simpatía—. Ha perdido la capacidad de hablar.

Su mano tembló involuntariamente, y el líder posó la suya sobre la de ella.

Ami percibió la tristeza en su mirada. Ella intentó asimilar la noticia, pero el doctor continuó:

—Hemos completado todos los exámenes necesarios, y le hemos dado de alta, señor. Puede regresar a casa cuando esté lista.

Escribió con rapidez en la libreta, dejando una sola palabra: //"Padres." La mostró al doctor.

—Lamento ser yo quien le informe de esto, señorita, pero… usted es huérfana.

//—Doctor, me haré responsable de ella —dijo el líder, tomando la libreta y comenzando a escribir él mismo los datos de la solicitud de custodia—. Acepto todas las responsabilidades legales y firmaré los documentos necesarios. La paciente es una de mis subordinadas, (y ya que en este mundo no tiene a nadie más), yo asumiré su tutela.

El doctor asintió, respetando el protocolo, y le extendió el contrato de adopción. Ami lo observó conmocionada, y tomó la pluma que él le ofrecía. Firmó su adopción inmediata.

Ami y el líder salieron del hospital y se subieron al auto blindado, escoltado por tres coches del ejército.

Llegaron al centro de la Ciudad de México y su atención se detuvo en la zona donde solían erguirse el castillo de Chapultepec, el castillo de la emperatriz y los palacios históricos de los emperadores. Ahora solo había una explanada de monumentos menores y un castillo básico.

Escribió y se la mostró al líder: //"¿Los castillos? ¿Dónde están los edificios principales de los emperadores?"

//—Aquí, en este mundo, los franceses fueron derrotados, Ami. No hubo emperadores para construir aquellos castillos. La historia fue diferente.

Se acomodó en el asiento, cruzando las piernas. La ciudad era tan similar y a la vez tan distinta a la que recordaba. Su escuela no existía en este mundo.

Respiró profundo y cerró los ojos, concentrándose en su interior. Activó la interfaz del sistema en su mente, y en un segundo vio cómo se desplegaba un panel luminoso frente a ella.

—¿Qué es eso, Ami? —preguntó el líder con tono urgente, frenando el auto de golpe y volviéndose hacia ella.

//"Es una interfaz como de videojuego. Apareció después de escuchar unas voces... mis compañeros también la vieron."

Exploró la "Tienda", donde podía comprar a cambio de unos puntos que había acumulado sin darse cuenta. Había algo que destacaba: su "Perfil".

Decidió entrar en él, y de inmediato recibió varias señales de advertencia, parpadeando en rojo. Había también una "Recomendación del sistema".

Presionó el icono, y una imagen apareció en la interfaz: una máscara negra con una pantalla LED en el frente. Bajo el objeto, un mensaje breve:"Comunicación: máscara con pantalla LED. Le permitirá mostrar mensajes visuales y emoticonos para facilitar el diálogo."

Sintió un leve cosquilleo, y ante sus propios ojos, la máscara se materializó sobre su rostro. El peso leve de la máscara y el frío del metal le provocaron un respingo, y en la pantalla apareció un emoji de sorpresa.

//—Ami… esa interfaz… esta máscara… creo que acabas de dar con la clave para regresar a casa.

El emoji en la máscara cambió a una expresión de curiosidad.