-Viggo- dijo Kiara apareciéndose a su lado.
Viggo paso su vista de la esfera dorada y miró a la hermosa Kiara, con esos estrafalarios cuernos en su cabeza, la ropa blanca e impoluta y la ropa interior fucsia.
-Lo hice- dijo Viggo con una gran sonrisa mientras jadeaba
-Lo sé, lo sentí, pero quiero ver aquel escudo-
Viggo miró el escudo dorado que estaba tirado en el suelo. En su centro había una cara parecida a la de la gorgona. Viggo asintió, lo tomo y se lo tendió a Kiara. Ella lo tomo entre sus manos y lo hizo levitar mientras giraba sobre su eje. Una vez que el escudo alcanzo los dos metros de altura, Kiara hizo una ademan y el escudo comenzó a rechinar y ser aplastado hasta volverse un perfecto lingote dorado.
Viggo grito furioso -¿Qué estás haciendo? Era un buen escudo-
Kiara miró a Viggo con cierto enfado, pero lo ignoro y miró el lingote dorado que bajaba como si tuviera el mismo peso que una pluma. Una vez que el lingote llego a la mano de Kiara, ella miró a Viggo y dijo en un fuerte tono -sé que es un buen escudo, es parte del remanente de la era de los dioses, pero su diseño dañara la mente de Ana ¿Quieres que ella se sienta mal?-
Viggo entrecerró los ojos y gruño -lo que sea- dijo -espero que me compenses-
-Claro que te pienso compensar, idiota. El material es lo importante, tus padres son los mejores herreros de Orario, así que lo más lógico sería decirles a ellos que hagan algo más práctico-
Viggo asintió y miró hacia otro lado.
-Suficiente de discusión estúpida- dijo Kiara -toma la esfera y dale el empuje final a tu hacha. Aun así, estará lejos de ser lo que hizo alguna vez tu padre, pero te será de mucha utilidad-
-¿Por qué el abuelo le quito su poder?- pregunto Viggo mirando a Kiara a los ojos
-Como primordiales, ambos tenemos diferentes maneras de trabajar. Él busca que sus elegidos desarrollen el poder por su propia cuenta. Por mi parte, abrumo a mis elegidos con poder y placeres, para que después ninguna de estas cosas tenga poder sobre ellos. Viggo, eres alguien bendecido desde que naciste, creciste en una hermosa familia que te ama, jamás te ha faltado algo y creciste sano y fuerte. Tú jamás entenderías lo que siente una persona que lucha cada día de su vida para lograr la mitad de lo que tú tienes. Si esa persona alguna vez fuera tentada con poder y placer, de seguro cedería a la primera posibilidad. No sabes lo que se siente tener que luchar por las migajas-
-Yo he trabajado duro por todo lo que tengo-
-Después de que tu padre te mando a entrenar fuera, pero antes de eso ¿Qué hacías con tu tiempo?-
Viggo se quedó callado sin saber que contestar. Toda la furia que él sentía por la pérdida del escudo se esfumo y miró al suelo avergonzado. Kiara soltó un suspiro y miró al cielo.
-Lo siento- dijo Viggo apesadumbrado
-No lo sientas…- respondió Kiara
-Lo sé, seré mejor. Siempre me digo lo mismo, pero a veces dudo que lo esté haciendo-
-¿Qué dijo tu maestro?-
-Sobre qué-
-Sobre lo que sabes-
-Dijo que no sé nada, yo solo puedo hacer cosas, equivocarme y aprender de mis errores. Entonces, recién ahí, sabre algo de la vida-
-Entonces ¿Qué debes hacer?-
-Seguir viviendo- respondió Viggo levantando la mirada -haciendo cosas, experimentando y aprendiendo de mis errores y aciertos-
Kiara asintió conforme como lo haría una maestra -me alegro de que tu mente aún este enfocada en lo que es importante. El escudo es algo que recién encontraste, no vale la pena preocuparse por algo que ni siquiera era tuyo en un principio. Sin embargo, Ana es más importante para ti ¿o no?-
-Sí, me equivoque al gritarte por algo tan superficial como el escudo- dijo Viggo -ahora, dime por qué le haría daño a ella-
-No es el escudo en sí, es el dibujo; podría afectar la tendencia de su alma-
-Veo, su pasado, gracias por protegerla de mi estupidez-
-No lo sabias Viggo- dijo Kiara, avanzando hasta Viggo y acariciándole el rostro -solo ten cuidado con lo que haces ¿entendido?-
-Entiendo- dijo Viggo. Después paso por al lado de ella, tomo la esfera dorada y la acercó al hacha. Al instante siguiente la energía fluyo desde la esfera y el hacha brillo con más fuerza, emanando un terrible frio y llenando toda la cabeza de escarcha.
-Está hecho, ahora devuelve la esfera al pedestal- dijo Kiara. Viggo asintió y comenzó a buscar el pedestal. Al mismo tiempo, Kiara estiro su mano apuntando a la parte alta de la muralla en donde Viggo dejo el arco y la aljaba y los hizo levitar hasta donde estaba ella.
Viggo volvió cinco minutos después de haber depositado la esfera en el pedestal. Él se detuvo delante de ella y vio el arco y la aljaba a sus pies, pero no vio el lingote.
-No te preocupes- dijo Kiara -yo tendré el lingote y le pediré en persona a tu padre y tu madre que hagan un escudo. Yo tengo algunos requerimientos y estándares de calidad ¿tú sabes?-
Viggo asintió serio y Kiara soltó un suspiro. Ella se acercó a Viggo y extendió su mano para tocarle la cara. Sin embargo, Viggo volteó su rostro para que no lo tocara. Kiara soltó una risita divertida, cosa que hizo enfadar a Viggo. Sin embargo, ella solo sonrió y extendió más su mano para voltear el rostro de Viggo en un gesto suave para que él la mirara.
-No te enojes, Viggo- dijo Kiara -si haces algo mal, debo decírtelo ¿o no?-
Viggo agacho la mirada y asintió. Kiara acercó su rostro y le dio un tierno beso, que poco a poco, fue abriendo las defensas de Viggo. Entonces él puso sus manos en las suaves caderas de Kiara y le devolvió los besos.
Kiara poco a poco se fue apartando y le dijo con una sonrisa coqueta -suficiente, nos están esperando. Las chicas fueron de cacería de tesoros, pero pronto deberían terminar-
Viggo asintió con una sonrisa, tomo el arco y la aljaba. Entonces él quedó mirando a Kiara para ver como procedían.
-Abrázame- dijo ella -de esa manera será más rápido-
Viggo la abrazo, ella sonrió y desparecieron de la prisión de la gorgona, dejando todo en un mortal silencio.
Al instante siguiente, Viggo y Kiara volvieron a donde estaban acampando. Para su sorpresa, las chicas estaban llevando hermosos collares de oro, elegantes tiaras y muchos anillos en sus dedos. Todas parecían fascinadas con tantas joyas y piedras preciosas que las adornaban. Sin embargo, Semiramis era la más estrafalaria de todas. Ella se había desnudado por completo y solo cubría su cuerpo glamoroso con cadenas de oro.
Viggo se apartó de Kiara y dijo con una sonrisa -veo que se están divirtiendo-
Todas lo quedaron mirando con una sonrisa, salvo Semiramis que soltó un grito de horror y se agacho para recoger sus ropas y cubrirse.
-Ves, el corazón de esta mujer está en el oro, querido Viggo- dijo Kiara medio en broma -pienso que no es un buen partido-
-Mentirosa- grito Semiramis -tú nos llevaste a esa bodega llena de tesoros. Ya lo sé, es tú culpa, tú me guiaste por el mal camino-
-Querida, yo solo te mostré las cosas, nunca te dije que te coloques esa joyas-
Semiramis la miró llena de resentimiento, pero Viggo camino hasta ella y tapo la visión de la burlesca Kiara. Semiramis elevó la mirada y notó como Viggo le tendía una mano. Ella tomo la mano y él la ayudo a ponerse en pie. Entonces Viggo la hizo girar y vio esos gruesos muslos, ese enorme trasero y esas grandes tetas cubiertas por un sinfín de collares y cadenas de oro que usaba a modo de cinturón.
-Te ves adorable- dijo Viggo mirándola a los ojos. Semiramis se sonrojo y sonrió para él. Viggo acercó su rostro y le dio un beso en los labios. Después ellos se separaron y Viggo le susurro al odio -podríamos intentar algo así la próxima vez-
Semiramis asintió con las mejillas ruborizadas.
Viggo se dio la vuelta y levantó el hacha en el aire -está terminado, miren- dijo y canalizo su mana al hacha. Está emitió un brillo celestial y al poco tiempo la cabeza se llenó de una gruesa capa de escarcha. Viggo la bajo y las chicas se acercaron a mirar. Entonces él les mostro el arma y ellas comenzaron a tocar el hielo.
-¿Pero esto es bueno para el combate?- preguntó Ana
-Sí- respondió Kiara acercándose al grupo -las heridas hechas con hielo demoran en sanarse, congelan los músculos volviéndolos inútiles y aumentan el sentimiento a dolor. Bueno, además de que el filo base del hacha ha sido mejorado. Ahora podría cortar a una persona como un cuchillo corta mantequilla caliente-
-Así es, es una buena arma- agrego Viggo -con esto ya he terminado todos mis asuntos en esta tierra ¿Qué tal ustedes?-
Todas las chicas se miraron unas a otras, todas asintieron y dijeron al mismo tiempo -estamos listas-
-Ya lo escuchaste Kiara- dijo Viggo con una gran sonrisa
-Bien, pues en ese caso, hay que pedirle a cierta persona estrafalaria que se ponga ropa y guarde todas esas joyas. Vamos a ir a la ciudad de Viggo y todas estas riquezas pueden atraer a malas personas. Sin embargo, tampoco deben ponerse paranoicas, Orario es un lugar civilizado, un lugar en donde los dioses caminan entre los mortales-
-¡¿Qué?!- gritaron las cuatro a coro, mirando a Kiara como si se les fuera a salir los ojos de las cuencas. Después de un tiempo, ellas miraron a Viggo llenas de resentimiento por haberse guardado un detalle tan relevante.
-¿No les dijo?- pregunto Kiara con voz asombrada. Todas negaron manteniendo su expresión enojada. Lo que Kiara encontró divertido y agrego más leña al fuego -la madre de Viggo es una de las diosas principales-
Todas quedaron de piedra y Semiramis se desmayó de la impresión. Una vez que todas se calmaron y Semiramis se despertó, bombardearon a Viggo con preguntas, mientras Kiara lo veía acorralado y reía de buen humor.
Kiara soltó un suspiro y miró a sus cinco protegidos, todas almas preciosas que estuvieron a punto de ser limpiadas por el Origen. Ella sonrió satisfecha con lo vivido y animados que se veían, muy diferente de lo que ella vio en sus vidas pasadas.
Kiara tosió para detener el interrogatorio y aplaudió tres veces -bueno, creo que es momento- dijo -Semiramis, por favor, utiliza la bolsa para guardar todo lo que sea de utilidad. Los demás, prepárense, van a viajar a un lugar totalmente diferente de lo que han conocido, espérenlo llenas de anticipación-
Todas miraron a Kiara, después miraron a Viggo con resentimiento y soltaron un bufido. Después ellas hicieron como Kiara dijo y se prepararon.
Una vez que todos estuvieron listos, Kiara se acercó a Viggo y le tomo la mano derecha.
Viggo se acercó al oído de Kiara y le susurro -no deberías haber dicho eso-
Kiara sonrió y le susurro de vuelta -da lo mismo, en un par de horas lo iban a saber-
-¿Estaré bien?- pregunto Viggo -tú sabes porque termine en este lugar-
-Estarás bien, no importa que hijo seas, tus padres siempre te presentaran como el mejor hombre del mundo. A futuro puede que ellos les digan a las chicas la clase de idiota que fuiste alguna vez, pero por ahora, ellos te venderán como el mejor partido-
De repente, Kiara se sobresaltó, ella miró a Viggo con una expresión de asombro y se apartó de él. Entonces ella hizo chasquear sus dedos y su exótico atuendo cambió por el de una monja con un largo tajo que dejaba ver su pierna hasta el muslo. Aunque ahora Kiara se veía más recatada, de ningún modo perdió esa aura sexual.
-No es justo, maestra, usted quiere dar una buena impresión- dijo Sakura
-Sí, es verdad, ayúdenos también- agrego Ana haciendo un puchero.
Viggo miró a Semiramis y Scheherezade que también asentían y pensó que a este ritmo jamás viajarían a Orario.