『 Esta novela, sus personajes y eventos son un trabajo de ficción y no tienen relación con hechos históricos. 』
El Reino de Joseon. "Un reino donde solo alfas y omegas pueden ser nobles, mientras que los betas solo pueden servirlos. O al menos así había sido hasta esa horrible noche. De un momento a otro todos los omegas del reino habían sido asesinados por los guardias del reino, nadie pudo huir de la horrible masacre.", eso es lo que creían todos hasta este momento.
Episodio 1 parte 1
—¡Cuidado, mi señor! ¡Eonni, Taeyang, protejan al señor!—gritó Eun-Ji desde la distancia.
—Mi hermana es realmente linda cuando está preocupada.—dijo Eun-Yeong con una sonrisa.
—No es momento de pensar eso en una situación como está. Tenemos que matar a este tigre ahora mismo.—dijo Taeyang.
—Lo sé. ¡Pero es tan linda que es imposible no pensar en ella ahora!—contestó Eun-Yeong.
El tigre, aun habiendo sido atravesado por flechas, seguía en pie y empezó a acercarse hacía Eun-Ji.
Eun-Ji paralizada por el miedo, no pudo dar ni un solo paso, solo podía mirar como el feroz tigre se acercaba hacía ella.
—Eun-Ji, cálmate, retrocede lentamente y no lo mires a los ojos.—dijo Taeyang de forma tranquila.
El tigre dio un paso hacia adelante acercándose más, listo para atacarla en cualquier momento.
—No darás ni un paso más.—dijo alguien que se escondía a lo lejos.
El tigre dio un fuerte rugido, efecto del disparo de flecha que había lanzado, logrando atravesar una de las patas delanteras del tigre.
« Ahora ellos dos se encargaran del resto.»
Eun-Ji luego de ver la flecha atravesada en la pata del tigre retrocedió despacio.
—¡Ahora es nuestra oportunidad de atacar, Taeyang!—dijo Eun-Yeong.
Pero antes de darse cuenta, Taeyang ya se había lanzado sobre la espalda del tigre, atravesando con su espada el corazón del tigre, y finalmente matándolo.
—¡Eso es injusto, Taeyang! ¡Ese tigre debía matarlo yo!—dijo Eun-Yeong haciendo pucheros.
—Deja de quejarte y ayúdame a llevar este tigre para poder venderlo.—dijo Taeyang.
—Sí, sí.
—Finalmente todo esto termino.—dijo Eun-Ji luego de dar un suspiro.
De repente Eun-Ji sintió una mano agarrando su hombro derecho.
—¿Te encuentras bien?—dijo alguien que estaba atrás de Eun-Ji.
Eun-Ji asustada giro lentamente para ver quien era.
Cuando vio que era una mascara de payaso, empezó a temblar.
—¿Q-Q-Q-Quien...?
—Ah, olvide lo asustadiza que eres.—dijo la persona con máscara.
Acordándose lo tímida y asustadiza que es Eun-Ji, se saco su mascara de payaso que ocultaba por completo su rostro.
—Soy yo, Eun-Ji.
Dijo mirando fijamente a Eun-Ji.
—Mi señor. No vuelva a asustarme de esa manera de nuevo, por favor.
—Perdón por sorprenderte de esta manera. No lo volveré a hacer.
—No se preocupe, mi señor. Lo he visto usar su mascara muchas veces, pero aun no me acostumbro a ella. Esto es solo mi culpa.
—Mi señor, iremos a vender al tigre.—dijo Taeyang.
—Esta bien. Eun-Ji y yo regresaremos a casa.
—¡Eun-Ji regresaré pronto!—dijo Eun-Yeong, despidiéndose con una sonrisa.
—Espero que regreses a salvo, eonni.—dijo Eun-Ji con una sonrisa.
—En serio... ¡Eres realmente linda!—exclamó Eun-Yeong.
—Bueno, nos vamos. Que tengan un viaje seguro de regreso, señor.—dijo Taeyang.
Se despidió con una reverencia y poniéndose de nuevo su mascara de payaso.
—¡Ah, no me toques! ¡Quiero estar con Eun-Ji!—exclamaba Eun-Yeong mientras era arrastrada por Taeyang.
—Espero que no tengan ningún problema.—dijo Eun-Ji preocupada.
—Eun-Yeong es una mujer alfa y Taeyang es un beta, no hay de que preocuparse.
—Pero aun así estoy preocupada por eonni. Ella es fuerte, pero...
—¡¡Regresare muy pronto, Eun-Ji!!—exclamaba a lo lejos Eun-Yeong.
—Comprendo tu preocupación, Eun-Ji.—dijo el "señor".
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Palacio Onyang Haaggung.
—Su Majestad. El Segundo Consejero de Estado desea tener una audiencia con usted.—dijo el Eunuco.
—Déjalo entrar.—respondió el Rey.
—Como ordene, Su Majestad.
El eunuco se dirigió a la entrada y aviso al Segundo Consejero de Estado sobre la decisión del Rey.
—Lo guiare hacia donde se encuentra Su Majestad, Segundo Consejero de Estado.—dijo el Eunuco.
Después de escuchar lo que dijo el eunuco, el Segundo Consejero de Estado mostró una sonrisa, y siguió al eunuco rápidamente.
« No se que estará tramando el Señor Choi, pero debo avisarle de esto al Secretario General. Antes de que pueda pasar algo malo.»
—Su Majestad, el Segundo Secretario General está entrando.—dijo el Eunuco anunciando el ingreso.
El Segundo Consejero de Estado entro e hizo una reverencia, diciendo.
—Su Majestad, vengo a hablar sobre "el futuro del Reino".—dijo el Segundo Consejero de Estado.
—Eunuco, puede retirarse.—dijo el Rey.
Cuando el rey termino de hablar, el Segundo Consejero de Estado mostró de nuevo una sonrisa.
El Eunuco hizo una reverencia antes de irse y cerro la puerta para que nadie pueda interrumpir la audiencia del Rey. Luego de salir de ese lugar fue corriendo rápidamente a buscar al Secretario General.
Mientras que en la audiencia del Rey, el Segundo Consejero de Estado conversaba con el Rey sobre "el futuro del Reino".
—Su Majestad, hay personas que planean traicionarlo.—dijo el Segundo Consejero de Estado.
—¿Quiénes son esas personas?—respondió el Rey.
—Son un grupo de personas asesinos que secuestran niños, son dos hombres y dos mujeres. Su jefe es un hombre que usa máscara de payaso. También escuche que entre ellos hay dos personas que son omegas.
—Señor Choi, le advierto que mentir al Rey puede ser castigado con la muerte.
—Jamás me atrevería a mentirle a alguien como usted, Su Majestad.
—Si lo que dices es verdad, demuéstrelo. Quiero verlos personalmente. De lo contrario, lo mataré personalmente.
—No conozco en donde se encuentran. Sin embargo, al parecer ellos planean atacar su palacio en catorce días. Confío en que usted podrá atraparlos y verlos personalmente.
—Su Majestad, el Secretario General está entrando.—dijo el Eunuco anunciando el ingreso.
—Su Majestad, lamento interrumpir su audiencia.—dijo el Secretario General.
—Me retiro, Su Majestad.—dijo el Segundo Consejero de Estado haciendo una reverencia.
Cuando el Segundo Consejero de Estado salio del palacio mostró una sonrisa, su felicidad se podía notar a simple vista. Solo podía pensar en una cosa en ese momento.
« Por un momento, pensé que Su Majestad me mataría, pero me equivoque. Todo esta saliendo como lo planee.»