Lágrimas llenaron los ojos de muchos Aventureros que escucharon aquellas palabras.
Al ver a Jet defender el espíritu de los Aventureros, a pesar de haber sido traicionado por la misma gente que debería haber representado ese ideal, causó que el corazón de muchos se derritiera.
Incluso los más escépticos entre la audiencia ya no pudieron mantenerlo.
¡Estaban totalmente conmovidos!
—¡Nos equivocamos! ¡Nos equivocamos, señor Jet!—gritaron algunos.
—¡Por favor, perdóname! ¡Pensar que alguna vez dudé de ti...!—se lamentó otro aventurero.
—¡He cometido un gran pecado!—exclamó un tercero arrepentido.
—¡Señor Sebastián, usted está equivocado! ¡El Señor Jet no es ese tipo de hombre!—se alzaron más voces en defensa de Jet.
Más declaraciones como esta llenaron el aire en una abrumadora ola de ruido del lado dorado.
Todos los Aventureros, sin excepción, perdieron completamente toda sospecha hacia él.
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