⚠ Advierto que habrán momentos multishipers. Entre eso un trío y un cuádruple.
El viejo grupo de amigos decidió juntarse para Halloween, junto a sus parejas. Por lo que arrendaron una vieja mansión en el campo para sentir tranquilidad de sus vidas cotidianas. La mayoría tiene que cuidar de niños ruidosos, transitar por la bulliciosa ciudad, además de soportar el estrés de su trabajo. Al coincidir en Halloween optaron por tomarse unos días libres de todo el ajetreo.
—¿Eli, ya eligieron habitación?— Preguntó Sieg.
—Nos quedaremos con ésta— Apuntó a la número 2.
—¿Cuál te gusta a tí Fred?—
—Mhm, la que tú quieras, Ceresita— Dijo sin darse tal molestia de escoger.
—Creo que la 1 estará bien para nosotros—.
—Seremos vecinos— Habló Kenny rodeando con sus brazos a Elián.
—Sí, así que trataremos de no ser tan ruidosos— Comentó lascivo el mayor de ellos.
—¡Fred!— Le pegó ligeramente su esposa.
—Si son ruidosos, nosotros podemos serlos aún más— Desafió Kenny.
—¿Así?— Ambos se miraron competitivos.
—Todo esto se resolvería sabiendo quién de los dos es más gritón— Interfirió Elián. —Por lo que, lo siento, Fred, pero el pene de Kenny es más grande— El moreno le dió una mirada triunfante al beta, que se había quedado en blanco.
—A mí me sigue gustando tu amiguito, Fred— Dijo Sieg sonrojado.
—Ahaja, sin comentarios— Tomó a su pareja llevándola a la habitación junto a las maletas.
Por la puerta principal entraron los faltantes. Jake y Casim llegaron al mismo tiempo junto a sus eposas.
—¡Yaoho~!— Entró entusiasta la mujer. —¡This house is very nice!—
—Yes— Respondió Casimiro.
—Oh, por Dios... Vino a un país de habla hispana ¿No le enseñaste español, altote?— Julen ofendió a Casimiro apenas entraron.
—¿Qué tiene de malo si va conmigo?—
—¡Es totalmente una falta de respeto para muchos habitantes, además que la podrán hacer tonta con facilidad!— Explicó.
—¡Jake, deberías enseñarle a tu esposita cuando puede abrir la boca! No puedo creer que un omega sea así de horripilante— El pelinegro ya iba a saltar sobre el pelirrojo cuando Jake detuvo a Julen y observó amenazante a su viejo amigo.
—Tú cállate, si Julen lo dice, es verdad...— Defendió a su pareja, ganándose un acercamiento por su parte.
—¿Ya te comenté que Jake es el alpha perfecto? Él si sabe darle su lugar a un adorable omega como yo— Sonrió petulante sacando de lugar a Casim. —Uhg... ¿Jake, ese tipo fue tu primer amor? ¿Qué tenías en la cabeza?—
—Lo mismo me pregunto a veces— Julen se apegó al brazo de su esposo.
—Qué bueno que me tienes a mí— Se envolvieron en una esencia creada por el amor de ambos.
—¡Jake, Julen!— Elián se acercó a darles un abrazo a los dos. —¿Cómo han estado?—
—Bien, aún me acostumbro a la vida de ser el omega de un mafioso—
—¡Es Julen!— Vino a saludar Sieg. —¿Cómo has estado Jake? Supe que tuvieron hijos hace poco—
—Bien, los niños son tranquilos y obedientes— Ambos reflejaban una vida de maravilla sin esfuerzos.
—Tuvieron suerte...— Dijo Elián.
—Dios fue bondadoso con nosotros— Sacaban un aura tan deslumbrante que dejaba fuera al par de omegas.
—¿Todavía están en esa etapa o es mi idea?— Susurró Sieg a su amigo.
—Definitivamente... Parece que a algunos le dura bastante... O es que los dos son pegajosos—
—¿Julen, eres bueno en la cocina?—
—¿Por qué? ¿Cocinan en grupo?—
—Sí, Kenny también está ayudando. Fred y Elián ayudarán a poner los cubiertos y ordenar— Julen acompañó a Sieg para hacer el almuerzo.
—Jake, queda la habitación número 3 deja el equipaje ahí y únete a nosotros— Habló Elián, por lo que el alpha hizo caso, encaminadose a la habitación.
Puso las maletas junto a la cama, e iba a salir cuando una muñequita se cayó de su estante, él la volvió a poner en su lugar y le quitó el polvo.
—¡Jake, por aquí!— Invitó el rubio a unirse a poner las cosas. —¿Podrías lavar los platos de ese estante? La losa no ha sido usada en mucho tiempo— Pidió.
—¿Eli y el mantel?— Preguntó Fred y enseguida se lo pasó en la mano. —Gracias— Ambos se coordinaban pasándose las cosas y caminando por el mismo espacio, colocando los cubiertos al mismo tiempo y en el mismo orden.
—Ustedes me dan escalofríos— Habló Julen dejando la canasta con pan.
—¿Por qué?— Preguntaron al mismo tiempo, pero en tonos completamente opuestos.
—Están sincronizados—
—Eso sucede cuando te haces muy cercano a alguien—
—Y pasas años a su lado, sin perder el contacto— Hicieron un gesto con la mano.
—Entiendo...— Rápidamente Julen volvió a la cocina.
—¿Qué falta?—
Fred colocó las servilletas. —Ahora nada—Le contestó el pelinegro.
Kenny picaba la verdura como un maestro impresionando a los dos omegas. —¡Estás a otro nivel!—
—¡Quisiera hacer eso sin cortarme...!— Exclamó Sieg.
—La práctica hace al maestro— Contestó brillante Kenny, mientras los otros dos le aplaudían.
—¿Oigan, dónde están Casimiro y su esposa?— Preguntó Elián observando su alrededor.
—Probablemente en su habitación—
—Iré a avisarle a mi hermano cuando esté lista la comida— Dijo el pelirrojo.
Entonces, la luz que entraba por las ventanas empezó a irse, debido a las nubes que se juntaban. De repente, un trueno centella, haciendo que Kenny soltara el cuchillo.
—¡Kenny!— Entró Elián a prisa. —¿Estás bien?— Tocó su rostro.
—Sí, gracias—
—Aww... Me harán vomitar— Habló Julen. —¡Y al diablo empezó a llover!— Cerró las ventanas. —¿No qué iba a ver buen clima?—
—¿Pueden servir sin mí? Iré a buscar a mi hermano— Sieg se dirigió al pasillo, cuando escuchó fuertes crujidos. Miró hacia los lados un poco sorprendido, y la puerta de la habitación 4 se abrió de golpe. Su hermano junto a su esposa, salieron corriendo de la recámara. —¿Casim?—
—¡Corran!—
—This place is haunted!— Encendieron su auto llendose con su equipaje a duras penas.
—¿Pero, qué?— Sieg observó las astillas que cayeron hacia la pared y se agachó antes que un tablón se clavara en el muro. —¡Haa!— Chilló.
—¿Estás bien?— Elián y Fred vinieron rápidamente al oír el grito del pelirrojo. Él apuntaba a la habitación, que ya no tenía un suelo, toda la madera estaba salpicada dentro. El piso estaba completamente roto.
—¿Qué mierda?— Se estremeció el pelinegro, por lo que Elián cerró la puerta.
—No hay nada que ver aquí, volvamos— Les sonrió, pero ninguno de los tres se quedó con la mente tranquila y mucho menos el pequeño omega que se aferraba a su esposo, porque casi lo matan con un tablón.
En el almuerzo compartían alegremente, pero las dos sillas vacías no pasaban desapercibidas. —¿Salieron corriendo?— Preguntó Julen cuando Sieg contó lo que vió. —A ver... las tablas volaron—
—Debió haber un problema con la infraestructura, la mansión es vieja— Apostó Jake.
—¿Amigo, problemas de presión de tablas?— Preguntó Fred.
—¿¡No estará embrujado el lugar!?— Chilló sieg.
—C-ceresita, por su puesto que no...— Agudizó su marido. —Esas cosas no existen— Ambos estaban asustados.
—Mhm... Pero, aparte de eso, no hay nada más que indique que el lugar está embrujado— Animó Elián.
Las luces parpadearon. —¿¡Qué le pasa a la luz!?— Gritó Fred.
—¡Fred, tengo mucho miedo!— El pelirrojo sollozaba.
A Kenny también le entró terror y tomó la mano de Elián.
—La mansión es vieja, tal vez se echó a perder el soquete— Julen empezó a buscar alguna señal en su celular, mientras Jake encendió un cigarro.
—No es una buena idea volver con este clima— Elián observó que la lluvia había empeorado. Los rayos estallaban, por lo que su marido ya estaba aferrado por completo a él. —En serio, ni yo saldría con esa lluvia—
—¡Fred, quiero irme a casa!— Lloraba Sieg.
El fuerte ruido de los pies de Jake sobresaltó a todos, excepto a Julen, que ya estaba acostumbrado a que golpeara mesas. —Se supone que vine aquí a pasar un buen rato y lo único que están haciendo es llorar porque supuestamente la casa está embrujada— El humo formó una bella silueta, que siguieron todos hasta ver la ampolleta explotar. Se cubrieron de los vidrios que dispararon hacia todas partes.
—Genial... Primero explotan tablas y después ampolletas. ¿Me recuerdan quién reservó este maldito lugar?— Habló Julen.
—En serio parecía un lugar acogedor...— Se entristeció Elián, por lo que todos se sintieron mal.
—¡Eli, yo no quise hablarte mal!— Julen lloriqueaba por lo que dijo sin querer.
—Ahaja, está bien, Julen— Acarició su pelo. —No sirve de nada quedarnos aquí tiritando. Primero necesitamos arreglar el suministro de luz y buscar una ampolleta.— Kenny todavía se sujetaba a él. —¿Quién desea salir a la lluvia conmigo?—
—¡Eli, no saldrás ahí afuera!— Dijo su marido.
—Tenemos que revisar, por si algún fusible hizo... ¡Boom!— Hizo el gesto, pero no pudieron verlo bien, debido a la oscuridad. —Julen, hazme el favor de cuidar de Kenny...—
—¡Eli, no vayas!— Le agarró la pierna Kenny.
—Tengo que ir, Sieg y Fred están demasiados asustados como para acompañarme...— Los observó.
—¡N-no estoy asustado! ¡Solo, no puedo dejar a mi esposa llorando!— Se excusó Fred.
—Yo iré, Elián— Jake se ofreció. —No te preocupes, Kenny... Yo puedo proteger a Elián de los truenos— Sonrió malvado.
—¡Ahajaja!— Se rió estruendoso Julen. —No le hagas caso, Kenny. No tienes que sentirte avergonzado, puedes vengarte de él por medio mío— Sonrió.
—Solo era una broma, no hagas nada, Julen, te castigaré si veo que hiciste algo— Le echó una mirada frívolo.
—Me hace querer esperarlo...— Se mordió el labio.
Elián y Jake buscaron un paraguas e impermeables en la cocina antes de salir afuera. La lluvia arrasaba con la tierra y el viento con los árboles, provocando fuertes rugidos. Al llegar al almacén se sacaron los impermeables, y encendieron sus celulares, observaron a su alrededor antes de caminar.
—¡Jake, mira una caja con linternas! ¡Qué suerte!—Tomó las linternas a cuerda. —¿Tienes las manos secas?— El alpha asintió abriendo la oxidada puertecita de la caja eléctrica. Elián lo alumbró, y vieron que los controles estaban completamente quemados. —¿Qué rayos?—
—¿Un rayo cayó aquí?— Dirigieron la luz al techo, sin encontrar rastros de cables chamuscados que se dirigieran a la caja. —Extraño...— Jake cerró la puertecita. —Al menos encontraste linternas, podemos arreglarnos con eso por hoy— La puerta del almacén se azotó cerrándose.
—¡Carajo! ¿Cómo la golpeó el viento si es pesada la puerta?— Oyeron la risa de un niño, por lo que apuntaron con las linternas al lugar.
—Jake... Estoy comenzando a asustarme— Le agarró la manga.
—¿No hay casas cercanas? Puede que se trate de un pueblerino jugandonos una estúpida broma...— Apretó los dientes. —Si lo veo, lo colgaré de cabeza—
—¿Un niño es capaz de cerrar la puerta así?— Elián se acercó a comprobar si podía abrirla. —¡Jake, no puedo abrirla!—
—¡No me jodas, Elián!— El mayor tampoco logró abrirla.
—Rayos... ¡Jake, estamos atrapados! ¿Qué vamos a hacer?— Jake golpeó la puerta.
—¡Oigan! ¡Estamos atrapados!— Trató de gritar, pero sus voces fueron carcomidas por el ruido de la lluvia.
El resto del grupo continuaba en el comedor tratando de mantener la calma. —Están tardando— Fred empezó a dar vueltas por la habitación.
—¿Por qué nos quedamos aquí? Volvamos a la cocina por último, está todo lleno de vidrios, podríamos salir lastimados.—
—Julen tiene razón, movamonos con cuidado— Sieg asintió ya cansado de llorar y los cuatro caminaron. Pero cuando Julen se dirigió a abrir la puerta de la cocina, un cuchillo saltó directo hacia a él, quedando a un centímetro de su cara.
—... O mejor quedémonos en una habitación... Hace frío en la cocina— Su voz tembló viendo el filo brillar del cuchillo junto al centelleante trueno. Kenny se agarró a la pared.
—Escuchen, voy a buscar alguna fuente de luz, tenemos que conservar la batería de nuestros móviles. Será mejor que los apaguen, igualmente no hay señal— Sugirió. —Volveré pronto—
—Julen, ten cuidado...— Le dijo Sieg aterrorizado.
—No me pasará nada, Dios todavía me ama...— Sonrió antes de encender la luz de su celular.
Caminó por los anchos pasillos, escudriñando en los cajones de los muebles que encontraba. Pero, oyó la risa de alguien, alertandolo. —¿Hola?— Preguntó, pero se dió cuenta que hablar en solitario era una idea estúpida. Iba a ignorar lo que escuchó para proseguir caminando, cuando una mano apretó fuertemente el tobillo de Julen.
El omega miró hacia abajo asustado, encontrándose con una mano con uñas largas coloreada de negro. En el momento que hizo contacto visual con aquella mano, que salía de las profundidades del suelo, se vió arrastrado por lo pasillos a una velocidad espeluznante. —¡Suéltame! ¡Maldito demonio, suéltame!— Como si hubiese sido escuchado, terminó más allá del otro extremo del pasillo. —Hijo de perra...— Trató de levantarse.
Pero, sus músculos se vieron congelados al percatarse de la presencia de una sombra uniforme, casi como la niebla escondiendo unas horripilantes manos. Julen sintió terror, pero se aferró a la cruz de su cuello y empezó a recitar el credo.
—Dios Padre todo poderoso...— Fueron suficientes dos líneas, para que aquella cosa soltara un alarido y como una ventisca tirara los muebles, rasgando las murallas con sus fuertes garras. —Y en la vida eterna, amén...— Terminó de decir, sosteniendo la cruz, que para él le recordaba que no estaba solo. —Dios... Dios, joder... ¿Qué diablos fue eso?— Sudando se tambaleó al avanzar hasta recoger una linterna que se había caído del estante.
Volvió al comedor, donde los otros todavía estaban esperando. —Encontré esto— Giró la manivela prendiendo la linterna. —¿Jake y Elián todavía no vuelven?—
—Debería ir a buscar a Elián...— Dijo Kenny tragando saliva.
—Iré yo... Aún truena— Voluntariamente Fred tomó un paraguas y la linterna.
—¿Estás seguro...? No es por nada, pero eres realmente cobarde, Fred— Julen tomó un tono inocente.
—Tú, basurita...— Gruñó. —Callado, y cuidas a estos dos con tu biblia o algo así— Se fue por la puerta.
El viento, arrastró ligeramente a Fred hacia atrás. —¿Qué mierda? ¿Cómo es tan fuerte el viento?— Cerró el paraguas, porque ya se había mojado y se dirigió al almacén.
Mientras, tanto Elián y Jake trataban de abrigarse en una esquina. —Mis manos están congeladas... ¿Crees que vengan por nosotros?—
—Seguramente... Confío en que Julen obligará a que alguien venga o vendrá él— El rubio se rió.
—Puedo imaginarlo—Jake le dió parte de su abrigo a Elián. —Gracias—
La risa infantil se volvió a emitir, y Jake cayó dormido sin razón aparente. —¡Jake! ¿¡Jake!?— La puerta se abrió de golpe.
—¡Eli!—
—¡Fred, ayúdame, no sé que le sucede a Jake! Estábamos hablando y de repente se desmayó— trató de levantarlo.
—Me encargaré de Jake... ¿Pero, qué les pasó?—
—Nos quedamos atrapados... Y la caja de electricidad está calcinada.— Elián le colocó a Jake el impermeable y levantó el cajón de madera con las linternas.
—¿Calcinada...? Vaya puta suerte— Volvieron adentro de la mansión completamente empapados.
—¡Eli! ¿Te encuentras bien?— Kenny abrazó a su esposo y observó su rostro con preocupación.
—¿Jake?— Julen se asombró al ver el estado del castaño. —¿¡Qué diablos le pasó!?— Le tomó la temperatura. —¡Está ardiendo!— Kenny auxilió al beta para llevar al alpha hasta la habitación número 3. —Jake nunca se ha enfermado así... Estuvo bien todo el día, es imposible que yo no me haya dado cuenta de que él estuviera enfermo— El omega se estaba afligiendo.
—Julen, cálmate, él estará bien. ¿Kenny, podrías poner la tetera?— Mandó al moreno.
—Enseguida— Acudió a la cocina.
—Kenny, iré contigo— Lo acompañó Sieg.
—Jake es bastante descuidado...— Comentó el pelirrojo.
—¿Lo es?—
—Sí, al menos cuando eramos jóvenes, no era de extrañar que aveces estuviera con fiebre... Pero, su pareja debió haberlo notado. ¿Tan mal le hizo salir afuera?— El clima se había vuelto aún más caótico que en un principio.
Los dos volvieron con una fuente de agua y una botella para bajar la fiebre del alpha. —¿Podrías cambiar de ropa a Jake por una más seca?—
—Sí...— Contestó Julen.
—Te ayudaré— Dijo Fred y los demás salieron de la habitación. Julen buscaba un pijama abrigador para su marido, mientras Fred se entretenía con la muñeca del mueble. —Es una bonita muñeca. ¿Es tuya?—
—No, eso no es mió— Respondió Julen. —¿Por qué te ofreciste a ayudarme?—
—Por Jake, evidentemente— Ambos se dieron una mirada incompatible.
—Como sea... Ayúdame a sostenerlo, yo le quitaré la ropa— Julen secó el cuerpo sudoroso de Jake antes de colocarle la camisa. Lo más difícil fue ponerle los pantalones. —Las anteriores veces pude notar sus enfermedades con antelación... No tiene sentido que haya caído enfermo.— Frunció el ceño. —¡Y los alphas no enferman! solo ha tenido pequeñas molestias.—
—Quién sabe...— Fred notó su vista borrosa. —Julen... Creo que me voy a desmayar...—
—¿¡Qué!?— Sujetó su cabeza antes que se golpeara. —¡Oigan, ayúdenme!— Los otros entraron apresuradamente a escena.
—¿Qué ocurrió?—
—Es lo mismo que me pregunto... ¡Cielos! ¡Él también!—
—¡Fred!— Sieg estaba llorandole.
—Esto no tiene sentido... ¿Por qué cayeron ambos enfermos? ¿Podría ser por algún hongo o algo así de la casa?—
—Si tan solo fuera eso...— Murmuró Julen, que parecía entender medianamente lo que ocurría.
—Lo llevaré a su habitación— Kenny tomó en brazos a Fred. Los omegas lo siguieron hasta allá.
—¿Vieron que Julen o Fred hayan tocado algo extraño? Dudo que sea la comida... Y lavamos los cubiertos... ¿No habrá algo en el agua? ¿Verdad?— Elián hacía lo posible por aclarar la situación.
Tanto Jake y Fred estaban sumidos en un profundo sueño...
El alpha se encontraba en su habitación. Unas manos se deslizaron por su cuerpo. —Jake...— Susurró a su oído aquel pelirrojo que se mantenía en lo profundo de su inconsciente.
—¿Sieg?— Se sorprendió de verlo en su cama.
—¿Qué ocurre?— Cuestionó con su voz dulce. Tocó con su mano el miembro del castaño sobre su ropa.
—¡Nhg! ¿Qué haces? No me toques...— Echó.
—¿Por qué eres tan cruel conmigo?— Se tapó la boca con su mano dejando caer pequeñas lágrimas. —Con lo mucho que yo te amo...—
—¿Qué?— No comprendía.
—¿Jake, en serio no quieres...?— Mostró una expresión triste.
—No... Yo estoy casado y tengo dos hijos con Julen...— Recordó.
—¿Me prefieres a mí?— Desde atrás su amado lo abrazó. —Estoy tan contento...— Le sonrió con un sonrojo, antes de plantar un beso en sus labios y dejarlo contra la cama. —Sabía que podía confiar en tí... Te amo tanto— Se subió encima dejando caer la camisa al suelo. —¿Quieres follarme?— Jake perdió totalmente el control por el pelinegro y lo acostó besando cada sitio de su torso. —Ah...— Su lengua jugó con los pezones de su omega. —Métela, rápido— Su pie descalzo acarició la verga del alpha. Dejando a la vista su erección, entró por la cavidad de Julen. —¡Ah!— Se abrazó al cuerpo de su esposo y lo besó con pasión, mientras continuaban en medio de las llamas del calor que provocaban sus cuerpos.
—La fiebre de Jake está empeorando— Se angustió Julen tocando la frente de su alpha. Pero, sintió un agradable olor proveniente de él, igual a que exponía cuando tenían sexo. —¿¡Qué diablos...!?—
—¿Qué sucede, Julen?— Entró Elián, pero se mareó al oler la fuerte escencia. Tropezó con la cómoda dejando caer la muñeca. —¡Uhg! ¿Qué le sucede?— Se tapó la nariz con su manga. —¡Julen, ven aquí!— Caminó hasta el omega y lo tomó desde el brazo para sacarlo afuera. —¿Te encuentras bien?—.
—Uhm... Sí...— Sin embargo, la esencia de Julen comenzó a salir desmesuramente, provocando que Elián reaccionara ante sus feromonas. De improvisto dejó al pelinegro contra la pared. —¿Eli...?— Ambos habían entrado en celo debido a la situación. Sin ser conciente, movió sus manos en el ropaje de Julen. —¡Ah, Eli! No lo hagas...—
—¡ELIÁN!— Le gritó Kenny con su voz de alpha, y las feromonas amenazantes del alpha dejaron inmóvil a Julen y tranquilizaron por completo a Elián.
—Kenny... ¿Yo qué estaba apunto de hacer?— Vió preocupado al omega. —En serio, lo siento... Julen, no sé por qué reaccioné a tu escencia cuando estoy marcado.— Entró en pánico, por lo que el Kenny lo tomó por ambos brazos y lo besó. —¡Mhm...!—
—¿Mejor?— Le preguntó el moreno, por lo que Elián asintió bastante embobado por el beso que le acaba de dar. —Bien, tranquilo... ¿Qué fue lo que pasó?—
—Jake expandió sus feromonas mientras dormía por la fiebre— Habló tratando de no notarse nervioso. —Y eso hizo que Julen reaccionara... ¡Pero, no sé porque reaccioné a él!—
—Eli...— Acarició su cara en la oscuridad. —Mientras estés bien, no te preocupes por eso por ahora— El omega asintió apretando sus labios y lo abrazó. —¿Estás bien, Julen?—
—Lo estoy... Es solo que todo esto es tan extraño... Hace unas horas algo me arrastró por las escaleras—
—¿Qué? ¿Hay alguien más aquí? ¡No me digas que un ladrón! ¡Aún peor un asesino!— Teorizó Elián.
—No, no era una persona...— Kenny se estremeció al pensar en fantasmas.
—¿Un animal?—
—No... Tal vez, un demonio— Kenny se le escapó el alma por unos segundos, mientras Elián trataba de analizar aquella posibilidad.
—Mhm...— Elián se percató de la muñeca que dejó tirada en el piso. —Parece que Jake ya no está emitiendo feromonas— Entró con cautela a tomar la muñeca y dejarla en su lugar. —Iré a ver a Sieg y a Fred— Se dirigió a la habitación contigua. —¿Sieg cómo está Fred?—
—Ehm... Lleva un rato riéndose solo... Me está preocupando—.
Fred estaba teniendo un muy divertido sueño...
Al igual que con Jake, Fred se encontraba en una cama matrimonial, pero no en cualquier cama, si no en la de su anterior departamento. —¿Mi departamento?— La puerta se abrió, dejando a la vista a Elián, quien llevaba solamente un poleron. —¿Eli, es esa mi sudadera?— Le preguntó con su vista en las piernas desnudas del rubio.
—Ahaja, sí, lo es— Le sonrió y se acercó hasta él de forma provocativa.
—¿Eli...?— Ese simple acercamiento, causó una timidez en Fred.
—¿Sí?— Abrió los botones después de soplar sobre sus dedos.
—¿Q-qué haces?—
—¿A qué te refieres? Vamos a tener sexo, por supuesto— Le sonrió relamiéndose los labios. Paseando sus manos sobre el pecho del pelinegro.
—¿Qué vamos a hacer...?— Sonrió nervioso.
—Lo que hacemos siempre, cariño— Beso su mejilla y luego sus labios. A Fred no se le hizo difícil corresponder, jugaron con sus lenguas pacíficamente.
Elián desató el cinturón de Fred dejando su miembro a la luz. El mismo omega se posicionó, dejando entrar el pene del beta dentro de él. —Mhm... Ah...— Movió su trasero en círculos lentos una vez al sentirlo dentro.
Fred no se quedó acostado para verle, a pesar de que era una estupenda vista a su favor. Se colocó de rodillas dejando a Elián a su mercer. Lo besó con ternura y deslizó el poleron hacia arriba hasta sacarlo. Ahora él podía tocar sus pezones y besar su cuello, dejando chupetones sobre su piel. —¡Ah! No te contengas conmigo— Obedeciendo sus exigencias lo acostó abriendo sus piernas para entrar con más fuerzas. —¡Ah~! Me gusta así...— Le sonrió dándole un beso mientras lo hacían.
—¿Qué están haciendo?— Entró Sieg a la habitación.
—C-Ceresita...— Se espantó Fred. —¡Esto no es lo que crees!— Se apartó de Elián.
—¡No es justo!— Dijo Sieg. —¡Eli, siempre te llevas lo mejor de Fred!— Se sentó en la cama a increparlo.
—Eso no es cierto... Además, yo no podría compararme a tí, lindura— Acarició Elián al pelirrojo.
—¿En serio?— Preguntó tímido.
—Soy sincero...— Se acercó al otro omega para besarlo.
—¡Oh, diablos, señoritos!— Exclamó Fred con la boca abierta, aquella escena fue suficiente para que su erección volviera. Miró atentamente como el rubio desvestía a Sieg y lo besaba ardientemente.
—¿Aún no confías en mí?— El pelirrojo se sonrojó intensamente. —Tú me gustas mucho también...—
—Este es el mejor porno que he visto en mi vida— Habló Fred con mucho furor. Los dos omegas le miraron curiosos. —No se preocupen por mí, continúen, yo me daré una buena paja—
—Ahaja, Fred...— Ambos se acercaron, uno por cada lado. —Tú eres el centro de la diversión— Sedució Elián antes de atacarlo con sus labios.
—Mhn...— El pelinegro se dejó llevar por los besos de Elián y la felación que había empezado Sieg. —Esto es el paraíso... En serio...—
—¡Ahaja!— Rió estridente el rubio.
Sieg y Elián aún divisaban sin entender porque había una sonrisa dibujada en la cara de Fred.
—¿Estará soñando?—
—¿Con qué? ¿Helado?— Preguntó Elián.
—¡Tal vez!— Sonrió Sieg recordando el sabor de su helado favorito.