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ch 7

Rose Road 297 A.C

El sol de mediodía se encontraba en lo alto mientras Jon y el resto de sus compañeros se encontraban cabalgando tranquilamente. El paisaje que les rodeaba era de bastos campos de cultivo y amplias planicies donde cada cierto tiempo se podía ver a personas pasteando todo tipo de ganado. Ya habían pasado más de una semana y media desde que habían dejado King's Landing. Iban en una formación simple, con Jon liderando el camino, siendo seguido de Pyp, quien era el que conocía más de los caminos de Westeros gracias a su antiguo trabajo en la caravana de mimos. La retaguardia del grupo estaba protegida por Grenn, Edd y Fantasma.

"Entonces, Jon. ¿Nos dirás porque no estabas en la posada cuando volvimos?" preguntó Pyp con curiosidad.

Y es que los tres jóvenes habían llegado a la posada donde se habían estado hospedando en King's Landing y se sorprendieron de solo encontrar a Fantasma. Sintiendo curiosidad por la falta de su compañero, los tres bajaron al primer piso para preguntarle al posadero si había visto a Jon por la posada. El posadero les había dicho que él había salido en la noche y no había regresado todavía.

Jon no respondió de manera inmediata a la pregunta, sino que comenzó a recordar lo que había pasado al despertar luego de esa noche.

Flashback

El sol comenzaba a ingresar por una de las ventanas del burdel donde Jon había dormido, sí, porque el hijo bastardo de Eddard Stark había pasado toda la noche en el burdel. Abriendo los ojos suavemente, Jon vio que no estaba en su habitación de la posada.

'¿Dónde en el nombre de todos los dioses estoy…?' Lo que pensaba Jon fue interrumpido cuando sintió varias pequeñas protuberancias hacerle cosquillas en el pecho. Además, también sintió un ligero peso en pecho, un peso que no debería de estar allí. Moviendo la cabeza, vio que estaba siendo abrazado por dos mujeres desnudas mientras que una tercera estaba dormida sobe su pecho, y aquellas protuberancias que sentía rozar su pecho eran los pezones de estas mujeres. 'Umm… Esto es nuevo…. ¿Cuándo me acosté con estas mujeres? … Ahhhhh…. Es verdad… me vine a divertir a este burdel. Pero… ¿No contrate a dos mujeres?... Ah…. Es cierto… la dueña vino a decirme que me tranquilizara, ya que las estaba haciendo gritar mucho.'

Y es que, la dueña había ido a ver como estaba la cosa y a pedirle a Jon que dejara de hacer gritar tanto a las dos chicas, pues sus gritos estaban haciendo que muchos de los que visitaban el burdel se sintieran incomodos. Esto se debía a que sentían que la forma en que Jon las hacia gritar les bajaba la moral sobre sus propias habilidades. Lamentablemente para muchos de los clientes que allí estaban, la dueña terminó uniéndose a lo que estaba pasando en esa habitación, lo que hizo que un tercer grito de placer se uniera a los otros dos.

Ya recordando donde estaba, Jon se movió lentamente y con facilidad logró salir de entre los brazos de las mujeres, las cuales terminaron abrazándose al sentir la pérdida del cuerpo que les daba calor. Cuando estuvo fuera de aquella sexy trampa, puso una sonrisa de orgullo mientras buscaba sus ropas. Luego de vestirse y colocarse la capucha de su capa, salió de aquella habitación.

Cuando estuvo en la sala de estar de aquel burdel, vio como todas las mujeres se sonrojaban y comenzaban a susurrar entre sí al verlo. Sin embargo, gracias a sus sentidos más agudos, él logró escuchar las conversaciones. La sangre subió a su rostro rápidamente cuando escuchó lo que decían esas mujeres. Llevándose una mano a la capucha, la bajó un poco más, ya que de esa manera su sonrojado rostro estaría oculto. Caminado con pasos rápidos, salió del burdel en dirección a la posada donde se estaba quedando.

Fin Flashback

"Digamos que le estaba haciendo un favor a una dama." Dijo Jon con una sonrisa divertida, pues no quería decirles a sus compañeros que había pasado la noche en uno de los burdeles más caros de la ciudad.

"¿Qué clase de favor?" preguntó Grenn desde la retaguardia.

"Uno muy divertido e interesante." Dijo Jon con una sonrisa, la cual fue copiada por los otros tres que lo acompañaban.

"Venga y yo que pensaba que eras un mojigato." Dijo Pyp con una sonrisa. "Y ¿Cómo era la chica?"

"Quien dice que solo era una." Respondió Jon.

"Venga… no me dirás que..." dijo Grenn con los ojos abiertos al comprender lo que insinuaba Jon.

"Fueron tres chicas. Dos eran morenas, de hecho, eran madre e hija, y la otra tenía la piel blanca como la porcelana."

"Wow." Dijeron al unísono Grenn, Edd y Pyp mientras la sorpresa se hacía presente en un rostro.

Tras aquello los tres compañeros de viaje soltaron unas cuantas carcajadas y siguieron cabalgando con tranquilidad por el camino, el cual los llevaría directo hasta Oldtown. Luego de cabalgar un par de horas más, los tres llegaron a un puente, el cual tenía un castillo hecho de madera y piedra cerca. El castillo no era muy grande, pero debido al terreno, su tamaño parecía mayor al que era.

"Pyp, ¿Sabes dónde estamos?" preguntó Grenn mientras cruzaban el puente.

"Ummmm… no recuerdo bien, pero creo que este lugar se llama Bitterbridge." Respondió Pyp llevándose una mano a la barbilla.

"¿Qué tan lejos estamos de Oldtown?" preguntó Jon.

"Muy lejos." Respondió Edd.

"¿Qué quieres decir, Edd?" Preguntó Jon mirando al mayor del grupo.

"Según recuerdo de las pocas lecciones que tuve, el camino en el que estamos se llama Rose Road. Y este llega hasta Oldtown, pero antes de llegar se cruza por dos lugares, uno es Bitterbridge y el otro es Highgarden."

"Ya veo. Eso quiere decir que aún estamos lejos." Dijo Grenn.

"Si. Parece que tendremos que aumentar la velocidad del viaje mañana." Dijo Jon mientras se acercaba a una posada cercana. "Pasaremos la noche aquí y mañana cabalgaremos con fuerza."

Los otros tres asintieron, pero luego se miraron, pues no sabían cuál era la razón de la obsesión de Jon por querer viajar tan rápido a Oldtown. Sin embargo, pese a no saber la razón, solo se encogieron de hombros y siguieron a Jon, el cual ya estaba por entrar a la posada.

Ocean Road 297 A.C

El sol del atardecer iluminaba el cielo mientras en medio de un bosque en los territorios controlados directamente por Highgarden se podía ver un pequeño campamento. En aquel campamento, el cual estaba cerca de un rio donde se podía ver a cuatro caballos beber agua, también se podía ver a cuatro personas. Tres de esas personas se encontraban luchando contra la última.

Jon movía su espada de torneo para detener los ataques de Grenn, Pyp y Edd. Los tres amigos atacaban a Jon usando todo tipo de táctica que podían pensar, pero hasta ahora habían fallado miserablemente, pues Jon detenía todos los ataques sin moverse de su lugar.

"Ahhh!" gritó Grenn mientras lanzaba un corte horizontal, el cual fue bloqueado por la espada de Jon. Tras aquel ataque fallido, Grenn vio como Jon movió su espada y luego sintió un gran dolor en su abdomen, signo inequívoco que Jon le había dado un golpe allí. El aire se esfumó del cuerpo de Grenn, quien soltó el arma y cayendo al suelo solo se quedó allí, sosteniendo su abdomen.

Unos segundos después, tanto Pyp como Edd sufrieron el mismo destino.

Los tres amigos se quedaron en el suelo unos minutos hasta que al fin lograron recuperar el aliento. Cuando se levantaron, vieron a Jon mirarlos con diversión.

"Maldita sea, Jon. ¿Tenías que golpear tan fuerte?" Preguntó Grenn mientras caminaba hacia su carpa para dejar sus armas de entrenamiento.

"Si, Jon. ¿Tienes que ser tan rudo?" preguntó Pyp haciendo lo mismo que Grenn.

"No, no tengo que serlo. Pero es necesario." Respondió Jon mientras veía a Edd dirigirse hacia su propia carpa.

"Si no aprenden a soportar los golpes, serán los primeros en ser neutralizados en una batalla." Dijo Jon mientras se dirigía hacia donde estaba el lugar donde en la noche se prendería una fogata para preparar sus raciones de alimento.

Los tres chicos asintieron e ingresaron a sus respectivas carpas. Cuando salieron, se habían cambiado las prendas que llevaban bajo sus armaduras de cota de malla, las cuales aún seguían llevando puestas. Ellos hacían esto por recomendación de Jon, quien les dijo que era mejor estar preparados por si sufrían algún ataque por parte de bandidos o ladrones. Caminando hacia la fogata, vieron a Jon terminando de cocinar el almuerzo.

Viendo que Jon estaba terminando de cocinar el almuerzo, los tres se fueron a realizar otras tareas. Grenn se dirigió hacia el bosque a cazar algunos conejos para reponer provisiones, a la par de obtener un poco de grasa para el mantenimiento de sus armaduras. Pyp se dirigió también a bosque a buscar un poco de leña para el fuego de la noche. Y Edd, quien se quejó de que le dejaron la peor tarea del dia, se dirigió hacia donde estaban pastando los caballos, los cuales estaban siendo cuidados por el lobo de Jon.

"Vamos, Edd. Solo ve a traer los caballos. Fantasma no te comerá." Dijo Edd con cinismo mientras imitaba las palabras de sus amigos. "Por supuesto que no me comerá. Primero se comería a los caballos y luego, si es que sigue con hambre me intentaría comer."

Después de quejarse, Edd siguió caminado y finalmente llegó donde estaban los caballos. Acercándose a ellos, vio como Fantasma aparecía de entre los árboles. El lobo de Jon había crecido bastante y ahora mismo era un poco más grande que un lobo normal.

"Vamos, chico." Dijo Edd a Fantasma una vez que tuvo las riendas de los caballos entre sus manos.

El lobo no hizo ruido alguno y solo siguió a Edd, quien comenzó a regresar hasta donde estaba su campamento.

Cuando el hijo de la casa Tollet llegó al campamento, vio que Grenn y Pyp ya habían regresado también.

"¡Apura, Edd!" gritó Pyp mientras saludaba con su tenedor. "¡Jon preparó tocino!"

Al escuchar lo que su compañero de viaje había preparado, Edd rápidamente llevó a los caballos hasta el lugar designado para su estadía durante la noche. Amarrándolos rápidamente, se dirigió hacia donde estaban sus compañeros y cuando llegó, se sentó y tomó un plato con tocino y verduras.

Los cuatro compañeros de viaje comenzaron a comer tranquilamente mientras se sumían en un silencio cómodo. Este silencio duró unos minutos y fue roto cuando Grenn, Pyp y Edd se miraron entre sí. Los tres compañeros de viaje asintieron y luego, Grenn habló. "Jon, ¿Por qué tienes tanta prisa por ir Oldtown?"

El aprendiz de Edzard se quedó mirando a sus compañeros de viaje y comenzó a pensar si debía decirles o no. Sin embargo, lo siguiente que salió de la boca de Pyp hizo que sus ojos se abrieran como platos, pues era algo que nunca se esperó.

"¿Tiene algo que ver con Edzard?"

Jon se quedó frio como piedra y dejó caer su tenedor al escuchar aquello. Su mente comenzó a tratar de descifrar como es que ellos conocían ese nombre.

"¿C-c-cómo es que c-c-conoces ese n-n-nombre?" preguntó Jon aun en estado de shock.

Los tres chicos se miraron y luego de asentir, se llevaron las manos bajo sus armaduras y sacaron unos collares. Los collares en la mano de cada uno eran similares al que Jon tenía en su cuello. Llevando su mano al collar, lo tomó y lo sacó también.

"Estos collares aparecieron hace unos meses en posesión de cada uno." Respondió Edd mirando a Jon. "El mío apareció cuando estaba pensando en si debía unirme a la guardia nocturna."

"El mío fue unas semanas antes de que perdiera a ya sabes quién." Dijo Grenn con una sonrisa triste al pensar en la chica a la que había amado.

"Y yo obtuve el mío cuando estaba con la caravana de mimos en Stormlands hace unos meses."

Las respuestas de sus compañeros de viaje solo confundieron más a Jon, quien aún no sabía cómo es que sabían sobre Edzard.

"Luego de obtener este collar, en sueños se me apareció un hombre llamado Edzard. Él me contó que conocería a alguien y que con el viajaría por el mundo conocido y tendría varias aventuras." Dijo Pyp, cuya respuesta luego fue copiada por sus otros dos compañeros.

La respuesta que dieron, las cuales fueron seguidas de pequeños fragmentos del sueño, hizo que Jon al fin entienda todo. Al fin entendía por qué su maestro cuando lo entrenaba había algunas veces en que hablaba que sobre las aventuras que viviría no serían en solitario. Además, ahora entendía por qué su barco tenía espacio para otras cuatro personas. También entendió por qué ellos tres estaban tan decididos a acompañarlo en su viaje.

'Debí de sospechar que algo así pasaba. Después de todo, quien insistiría de ir de viaje con alguien a quien apenas ha conocido.' Pensó Jon mientras su mente recordaba una frase, la cual no fue dicha por Edzard, sino por su padre, Eddard Stark.

'Cuando cae la nieve y soplan los vientos helados, el lobo solitario muere, pero la manada sobrevive.'

'Nunca me sentí como parte de la manada en Winterfell…' pensó Jon con tristeza, pero un segundo después de pensar aquello, llegaron a sus oídos las palabras que Edzard le dijo una vez cuando él le mencionó esa frase.

'Los lobos solitarios tienen solo dos opciones, Jon… Seguir solos y luchar hasta volverse capaces de sobrevivir por su cuenta hasta que algo más poderoso los derribe o… viajar solos, fortalecerse y fundar una manada propia en la que apoyarse. No importa lo mucho que lo intentemos, Jon… Los mortales somos seres sociables por naturaleza, tarde o temprano encontramos otra manada a la cual pertenecer.'

'Acaso será esta la nueva que obtendré… serán ellos a quienes podre llamar hermanos y amigos… Espero que sí, así que volveré a confiar en tu criterio, Edzard.' pensó Jon para luego darse de cuenta de algo. 'Espera… se supone que son cuatro personas más y solo hay tres ahora. Eso quiere decir que falta uno más… tal vez lo mejor sería contar todo cuando estemos todos…'

Tras ese pensamiento Jon para luego volver a mirar a sus compañeros de viaje.

Al ver que ellos lo miraban con expectación, Jon soltó un suspiro y estuvo por contarles sobre el pedido de Edzard, pero dejaría lo de la magia para más tarde, cuando hayan encontrado al último de los que se suponían serian sus compañeros de viaje. Sin embargo, cuando estuvo por contarles, vio como fantasma se ponía de pie y enseñaba los dientes hacia el frente.

El accionar del lobo llamó la atención de los cuatro, quienes se levantaron de golpe.

"¿Qué sucede, chico?" preguntó Jon mientras se acercaba a Fantasma.

El lobo le respondió mostrando los dientes y caminando tensamente hacia el frente.

"Jon, ¿Qué sucede con fantasma?" preguntó Grenn.

"No lo sé, parece que ha captado algo." Respondió Jon mientras cerraba los ojos y se concentraba para poder enfocar sus sentidos hacia aquella dirección. Un segundo después, sus oídos captaron el ligero sonido de una lucha o al menos lo que sería el preámbulo de una lucha.

"¿Jon?" preguntó Pyp cuando vio que Jon fruncía el ceño.

"Parece que hay una emboscada al sur. Un kilómetro de distancia." Respondió Jon de manera seria.

La respuesta de Jon asombró a todos, ya que nadie se esperó que el pudiera escuchar algo tan lejano. Sin embargo, ninguno pude decirles algo, ya que el volvió a hablar.

"Busquen sus armas. Parece que tendrán su primera prueba de sangre y muerte hoy." Dijo Jon mientras se acercaba a su carpa y tomaba su espada.

Grenn, Pyp y Edd imitaron la acción de Jon y rápidamente corrieron hacia sus carpas y tomaron sus armas. Cuando las tuvieron, los cuatro se dirigieron rápidamente hacia donde estaban sus caballos. Desatando las riendas ágilmente, los cuatro montaron y prestos, se alejaron de allí, para tratar de salvar a quienes estaba siendo emboscados.

"¡Fantasma, rastrea el lugar!" ordenó Jon a su lobo.

El lobo huargo no emitió ningún sonido y solo olfateó el aire mientras corría. Cuando pareció captar el aroma de algo comenzó a correr hacia el sur este, más precisamente hacia donde estaba el camino que llevaba a Oldtown.

"¡Edd, Grenn, Pyp! ¡Vamos!" gritó Jon.

Los tres mencionados solo asintieron y al mismo tiempo que Jon, espolearon sus caballos y comenzaron a cabalgar a todo galope, siempre siguiendo a Fantasma.

Un pequeño grupo de unas seis personas estaban siendo rodeado por un grupo grande de bandidos. Las seis personas que conformaban aquel grupo vestían armaduras de diferentes calidades, pero todas eran armaduras de placas completas, es decir tenían petos, grebas, brazales, manoplas, gorjales, cascos cerrados. Además, cinco de ellos llevaban lanzas, espadas largas y escudos, el sexto solo llevaba una espada larga en su cinto. Las lanzas llevaban pendones que tenían el mismo color y heráldica que las sobrevestas que portaban estos seis jinetes. Esta sobrevesta era de color gris y parecía tener una torre de vigilancia blanca con fuego en la parte superior.

Los bandidos que los rodeaban no eran los típicos idiotas mal vestidos y armados, no, estos bandidos estaban sospechosamente muy bien armados. Todos, sin excepción vestían armaduras de malla y cuero hervido. Además, todos llevaban brazales, grebas y cascos. En total había veinte de ellos, la mitad armados con espadas largas de buena calidad y con escudos redondos de roble con refuerzos de acero. Los otros diez, solo llevaban hachas de guerra a una mano, pero llevaban unas extrañas ballestas. Estas ballestas eran un poco extrañas, pues no lanzaban un solo virote de hierro forjado, sino que lanzaban tres virotes por descarga.

El líder de los seis hombres con armadura, el cual vestía una armadura muy diferente a los de sus compañeros, pues su armadura estaba más decorada y tenía algunos grabados de plata batida y llevaba un casco cerrado cuya cresta tenía una forma similar a la torre de su sobreveste, miró a los supuestos bandidos y reconoció de donde provenía una de las armas que usaban.

'Ballestas de Myr.' Pensó el líder del grupo.

"¡Ser Humfrey!" gritó uno de los hombres con armaduras mientras se acercaba al mencionado. "¡¿Cuáles son sus órdenes, Ser?"

Ser Humfrey Hightower es el cuarto y último hijo de Lord Leyton Hightower, el señor de Oldtown. El joven caballero no tenía más de veintidós años, pero pese a su juventud, era un caballero de cierto renombre, pues había ganado uno que otro torneo menor por la región del Reach. Sin embargo, el ser un caballero de torneo no lo había preparado para una batalla real.

Él y su grupo habían partido de Highgarden, castillo donde su hermana era la señora, ya que estaba casada con el señor de dicho castillo, quien a su vez pasó a ser el señor supremo del Reach. Habían partido de regreso hacia Oldtown cuando se enteraron de que habría un torneo en unas cuantas semanas. Había partido solo con sus propios compañeros de viaje y no había esperado a su buen hermano y a su familia, quienes también planeaban ir hacia Oldtown dentro de unos cuatro días. Aquella decisión era algo de lo que ahora él se lamentaba, pues a tan solo tres días de haber iniciado su viaje de regreso a casa, fueron emboscados por este grupo de Bandidos.

Los bandidos dispararon cuando cabalgaban por el ocean road, matando así a los caballos con los que se movilizaban. Claro, que aquello solo se cumplió para ellos seis, pues los otros cinco solados que los acompañaban yacían muertos gracias a que las ballestas les dieron en partes no muy bien protegidas por las armaduras. El ataque hizo que él y los otros cinco de sus soldados ahora se encuentren en el suelo, rodeados por los bandidos, quienes comenzaron a acercarse.

Ser Humfrey miró a su alrededor y tragando un poco de saliva, la cual sabia un poco amarga por la bilis, dio una orden.

"Lancen sus lanzas a mi señal. Luego tomen sus espadas y prepárense para la batalla." Ordenó el caballero Hightower con un tono de voz un poco baja.

Los soldados Hightower que acompañaban al joven caballero asintieron lentamente, pues gracias a que estaban cerca, pudieron escuchar la orden fácilmente.

"Bueno, bueno… parece que no eres la persona que nos encargaron eliminar, pero da igual." Dijo el líder de los bandidos acercándose al grupo Hightower. El líder de los Bandidos vestía el mismo tipo de armadura que sus compañeros, pero a diferencia de ellos, el vestía una brigantina y no cuero hervido. "Qué tal si haces esto fácil, chico. Ríndanse y los trataremos como nuestros invitados hasta que logremos obtener un rescate por ustedes."

Ser Humfrey frunció el ceño bajo su casco y apretando el agarre en su espada, gritó. "¡Ahora!"

Tras aquel grito, los soldados que estaban con el joven caballero lanzaron sus lanzas. Las armas de asta, las cuales no estaban hechas para ser usadas como proyectil, lograron atravesar la distancia que los separaban de los bandidos con relativa rapidez, tomando por sorpresa a algunos de ellos. Las lanzas lograron impactar en varios bandidos, los cuales cayeron al suelo mientras gritaban de dolor, pues las armas les habían atravesado la cota de malla y el cuero hervido.

"Pequeñas mierdas." Dijo el líder de los bandidos con molestia mientras miraba a sus compañeros agonizar. Puede que sus armaduras sean buenas, pero era obvio que las armas y armaduras de estos guardias y sobre todo el caballero eran de mejor calidad. Volviendo su vista a los Hightower, el líder Bandido ladró una orden. "¡Fuego!"

Tras aquella orden, los ballesteros, los cuales ya habían logrado recargar sus armas, soltaron una andanada de virotes de hierro.

"¡Escudos!" gritó Ser Humfrey mientras uno de los guardias que habían viajado con él lo jalaba y lo ponía tras de sí.

Los soldados Hightower siguieron las órdenes del hijo de su señor y colocaron sus escudos frente a ellos, formando así un muro de escudos. El muro de escudo detuvo unos cuantos virotes, pero hubo unos cuantos que no se dirigieron hacia el cuerpo de los soldados, sino que se dirigieron hacia sus piernas.

"¡Arghhh!" fue el gritó de dos de los guardias Hightower al momento en que los virotes de hierro forjado se clavaban en sus piernas. Tras soltar aquel grito, los soldados cayeron al suelo, pues las heridas que acaban de recibir les causaban mucho dolor. Mientras ellos gritaban, los bandidos armados con espadas y hachas se acercaron lentamente a ellos.

Ser Humfrey miró a sus pocos soldados y se dio cuenta de que no podría ganar, al menos no con la cantidad de soldados que tenía. Mirando a sus hombres, vio que ellos poseían miedo en sus ojos. Lamentablemente, tuvo que dejar de ver a los soldados, pues la espada de uno de los bandidos casi le corta la garganta. Moviendo su espada, comenzó una feroz lucha contra sus enemigos. Los hombres de su guardia que aun podían luchar estaban que luchaban lo mejor que podían y sus armaduras habían resistido algunos golpes de armas, pero pronto serian superados y asesinados.

Mirando al frente, Ser Humfrey vio como los ballesteros se preparaban para lanzar otra andanada de virotes. El tiempo pareció ralentizarse mientras miraba como el líder de los bandidos levantaba la mano y comenzaba a ordenar el ataque final.

El hijo de Lord Leyton cerró los ojos y comenzó a orar a los siete, los siete dioses adorados por los Andalos, para que su alma lograra la paz en el otro mundo, pues parecía que no lograría sobrevivir. Y así, tras volver a abrir los ojos, el ultimo hijo varón de Lord Leyton Hightower se lanzó a la cagar con su arma en mano, buscando la muerte en batalla.

Moviendo su espada rápidamente, Humfrey logró cortar la garganta de dos de dos bandidos antes de que fuera alcanzado por varios virotes de ballesta. El golpe hizo que se tambalease y terminará tropezando con sus propios pies. Al momento de caer, vio como sus guardias restantes eran asesinados por la gran cantidad de bandidos.

Mientras el joven caballero estaba en el suelo, no escuchó como la voz del líder bandido, el cual había estado dando órdenes a sus hombres, se apagaba. Y es que, un lobo blanco, el cual era un poco más grande que un lobo normal, se abalanzó sobre él y de un solo movimiento le arrancaba la garganta.

Aquello causó asombro en los ballesteros, los cuales al salir de su estupor apuntaron al lobo, el cual solo se quedó quieto frente a ellos, enseñándoles los dientes. Los ballesteros llevaron sus dedos al gatillo de sus armas para poder acabar con el lobo, pero al instante en que iban a disparar, un pequeño temblor sacudió el lugar y eso hizo que ellos perdiesen el equilibrio, haciendo que disparasen al azar.

Los virotes de hierro salieron disparados hacia cualquier dirección, logrando herir a unos pocos bandidos, pero también matando a algunos desafortunados. Tras aquello, tres jinetes aparecieron tras los árboles y cabalgaron rápidamente contra los desorientados ballesteros. Un cuarto jinete apareció por el caminó y cargó contra los bandidos.

Jon jaló las riendas de su caballo e hizo que este saltara, logrando llegar al lugar de donde provenía los sonidos de una batalla. Cuando llegó, vio que un grupo de soldados con heráldicas que no conocía luchar contra un grupo de soldados sin heráldicas.

'Eso es raro, ¿Por qué un grupo de soldados atacaría al grupo de alguna casa noble?' se preguntó Jon, para luego entender que pasaba. 'Claro…. a menos que no sean guardias, sino bandidos muy bien equipados.'

Tras pensar aquello, Jon envió a Fantasma a matar a uno de los soldados, el cual aprecia ser el que estaba a cargo. Cuando su huargo cumplió su orden, vio como los ballesteros se preparaban para dispararle a su lobo, por lo que, juntando magia, Jon envió un hechizo a través de las patas de su caballo y creó un pequeño temblor. El temblor hizo que los ballesteros fallaran y terminaran matando a algunos de sus propios compañeros.

Tras aquel suceso, Jon vio como Grenn, Pyp y Edd salían de entre los árboles que estaba a las espaldas de los ballesteros y cabalgaban con fuerza contra ellos. Ese había sido el plan de Jon desde un inicio. Él se había separado de sus compañeros cuando se percató de que posiblemente podría haber varios enemigos. Por lo que, mientras cabalgaban, ideó este loco plan y envió a sus compañeros a rodear el lugar. Y qué bueno que lo había hecho, ya que, de no ser así, hubiese tenido que usar magia para destrozarles.

Al ver a sus compañeros luchar, Jon espoleó a su caballo y rápidamente se lanzó contra los bandidos restantes, los cuales aún estaban desorientados por el temblor, lo que terminó convirtiéndolos en presas fáciles. Llevando una mano a su mandoble, lo tomó y con el dio un corte rápido, matando a cuatro bandidos de un solo tajo. Tras eso, se desmontó de su caballo y comenzando a correr, se lanzó contra los bandidos restantes. Sus enemigos, los cuales se habían recuperado un poco, se lanzaron contra él, pero no lograron hacer nada contra el aprendiz del Dovahkiin, ya que sus ataques fallaron y gracias a eso quedaron con aberturas en sus guardias. Jon vio estas aperturas y usando sus habilidades mejoradas rápidamente los mató.

Mientras mataba a los soldados que estaban cerca de él, Jon vio como sus compañeros mataban a los ballesteros de manera casi eficiente. La palabra casi se usaba, porque no los mataban de un solo golpe, sino que usaban dos o unos pocos golpes más. Afortunadamente la carga inicial logró tomarlos por sorpresa lo suficiente como para que no pudiesen contraatacar rápidamente. Sin embargo, Jon supo que ellos aun no podían luchar bien contra ellos, por lo que, con un suave silbido, Fantasma se lanzó en su ayuda.

Mientras corría contra los ballesteros, Jon se dio cuenta de que un idiota intentaba huir, por lo que con un rápido movimiento lanzó un cuchillo arrojadizo, el cual se clavó en la parte desprotegida del cuello del bandido, haciendo que este caiga y se comenzara a ahogar con su sangre.

Dejando de ver al bandido agonizar, Jon siguió corriendo y cuando llegó donde los ballesteros, usó su espada y mató a varios de ellos con facilidad. Unos dos minutos después, todos los bandidos habían sido asesinados.

"Oye, Jon. ¿Siempre apesta así cuando la gente muere?" preguntó Pyp acercándose a Jon mientras se tapaba la nariz con una mano.

"Si. Cuando morimos siempre olemos a mierda." Respondió Jon mientras se agachaba y, tomando un poco de tela de una de las vestimentas de los bandidos, limpió su espada.

"Eso demuestra que los dioses nos odian al hacer que nos pedorreemos al morir." Dijo Edd acercándose.

"Así parece." Dijo Grenn mientras comenzaba a caminar por entre los cadáveres.

"Grenn, ya luego podremos desvalijar a los muertos." Dijo Jon al ver que su compañero de viaje intentaba comenzada a saquear a los muertos. "Primero ayúdame a ver si hay sobrevivientes."

Grenn miró a Jon un rato, pero al final decidió obedecer. "Vale."

Tras eso, el grupo de cuatro compañeros comenzó a acercarse a donde estaban los miembros de la casa Hightower asesinados y mientras se acercaban, iban hablando.

"Oye, Edd. ¿A qué casa pertenecen?" preguntó Jon mientras movía un cuerpo para medir su pulso.

"Según los sigilos deben ser de la casa Hightower." Respondió Edd mientras recordada las enseñanzas que había recibido. "Son la familia que gobierna Oldtown."

Al oír aquello, Jon asintió mientras continuaba buscando un superviviente.

'Espero que al menos haya uno con vida. Si logramos salvar a un Hightower, es posible que tengamos una ayuda que nos haga más fácil el tener acceso a algunas cosas como información.' Pensó Jon mientras seguía buscando un sobreviviente. Lamentablemente, parecía que la suerte no estaba con ellos. Sin embargo, cuando estuvo por perder la esperanza de hallar un sobreviviente se escuchó una voz.

"Ayúdenme." Dijo una voz en tono suave, casi ahogada y que contenía mucho dolor.

Jon y el resto del grupo miraron hacia la dirección de donde provino aquella voz. Y al ver que había un hombre tirado, el cual parecía mover su brazo, todos corrieron hacia allí.

Al llegar, vieron a un hombre que vestía una armadura de placas muy decorada con un yelmo cerrado con una cresta que tenía una forma similar a la torre de su sobreveste. El hombre estaba tirado mientras tenía seis virotes de ballesta clavados en su cuerpo. Dos de esos virotes estaban en una de sus piernas, uno en su muslo y el otro en su pantorrilla. Los otros cuatro estaban en la parte superior de su cuerpo, uno cerca en la parte superior izquierda, otra en las cotillas del lado derecho, otro en el hombro izquierdo y uno en su antebrazo izquierdo.

"A-a-ayuda… P-por favor…"

Jon miró al hombre y llevándose la mano a su bolsa, sacó de allí un potente somnífero. Tras eso, le quitó el casco cerrado. Esta acción permitió mostrar que el hombre tenía el cabello castaño oscuro. Los ojos del hombre estaban entrecerrados, pero permitía ver que eran de color azul.

"Beba esto. Ser." Dijo Jon acercándose. "No se preocupe. No morirá hoy."

Tras aquellas palabras, Jon acercó el vial al hombre en el suelo y lo vio beber el somnífero. Al momento de pasar dos segundos de beber el somnífero, el hombre se quedó dormido.

"Grenn, Pyp, Edd. Ayúdenme a moverlo con cuidado." Dijo Jon.

Los tres mencionados asintieron y movieron al hombre a otro lugar, donde lo dejaron descansado sobre una capa de Piel.

"Busquen a otros sobrevivientes." Ordenó Jon mientras comenzaba a quitarle la armadura al hombre. Tras sacar la armadura del hombre rápidamente, Jon le dio una poción. Dicha poción era un estupefaciente que inhabilitaría el sentido del dolor en aquel hombre por unas pocas horas. Tras eso, Jon sacó un par de tenazas de su bolsa encantada y usando su gran fuerza, comenzó a extraerle los virotes. Cuando todos los virotes fueron extraídos, comenzó a echarle pequeñas cantidades de una poción de regeneración en las heridas.

'Con esto tus heridas en los órganos internos ya estarán más que curadas.' Pensó Jon mientras comenzaba a coser las heridas con hilos esterilizados con fuego mágico. Mientras iba cociendo, Jon escuchó los pasos de sus compañeros, por lo que girando la cabeza los miró y vio que negaban con la cabeza.

"Ya veo." Dijo Jon entendiendo que no había ningún otro sobreviviente más.

Tras terminar de curar al único sobreviviente de esta emboscada, Jon cubrió al hombre con una capa y luego de eso, dejó a Fantasma protegiéndolo. Luego de aquello, Jon y el resto de sus compañeros se acercaron a los cadáveres de los bandidos y comenzaron a saquearlos de todo lo que tuviesen de valor.

"No sabía que eras medio maestre, Jon." dijo Grenn con diversión mientras tomaba una de las espadas de los bandidos.

"No soy medio maestre, solo soy bueno curando." Dijo Edzard mientras comenzaba buscaba algo de valor entre los bolsillos del líder de los bandidos. Mientras metía la mano en uno de los bolsillos dentro de la armadura, encontró una carta.

"¿Qué es esto?" pensó Jon mientras abría la carta.

Espero que sigas las instrucciones y mates a la flor gorda por cualquier medio necesario.

Si cumples esta orden tendrás mucho oro. Y recuerda, el fracaso no es una opción.

"¿Flor Gorda? ¿Quién se llamará así?" se preguntó Jon mientras miraba la nota. Moviendo los hombros, decidió no darle importancia alguna. 'No buscan mi cabeza, por lo que no es asunto mío.'

Tras decidir no hacer nada con eso, Jon solo guardó la carta en su bolsa y continuo con sus compañeros desvalijando a los cadáveres de todo lo que tuviesen de valor.