—Es muy caro pero realmente me gusta. —dijo Sokka viendo el bolso verde que estaba enfrente de nosotros.
Ya llevamos un buen rato en esa tienda en Gaoling viendo el mismo bolso.
—Entonces cómpratelo. —dijo Katara. —Mereces algo bonito. —
—Lo se. —concordó. —Pero no sé, es muy costoso no debería. —
—Bien, no lo compres. —dije alejándome de ahí junto con Aang.
—¿Saben qué? Lo comprare. —escuche que dijo Sokka cuando iba saliendo de ahí.
Katara, Aang y yo esperamos en la calle a que Sokka terminara su compra.
—Pss, pss. —llamo un señor a Aang. —¿No le gustaría ser maestro tierra? ¿Le gustaría lanzar rocas? Entonces deben de visitar la academia del maestro Yu. —le dio un volante que además era un cupón y se fue.
—La primera lección es gratis. —dijo Aang.
—Quién sabe a lo mejor y ese maestro Yu es el maestro que estas buscando. —dijo Katara.
—No te quita nada probar. —lo anime.
Le conseguimos un uniforme y después junto con los hermanos decidimos esperar afuera de la escuela a que Aang terminara.
Después de una hora salió algo desanimado y cubierto de tierra.
—Él no es. —dijo sacándose tierra de los oídos.
—Creo que La Piedra va a recuperar el cinturón en el "Estruendo tierra VI". —escuchamos a un chico de poco pelo que iba saliendo junto con otro pecoso de la escuela.
—Tendrá que luchar contra los mejores maestros tierra del mundo para poder ser campeón. —le contesto el pecoso.
Aang sonrió y llamo la atención de los chicos.
—Disculpen, pero ¿Dónde es el torneo de maestros tierra? —pregunto amable.
Los hermanos y yo nos acercamos a él mientras los chicos volteaban a ver a Aang con el ceño fruncido.
—En la isla de Atino… a ti no te importa. —le contesto groseramente el chico de poco pelo.
Los chicos se dieron la vuelta y se fueron mientras se carcajeaban.
Sentí que me hirvió la sangre al ver la cara triste de Aang.
—Que idiotas. —murmure para mí.
Sokka comenzó a reír también.
—Oh~… tendré que recordar eso. —se limpió una lagrima del ojo.
—No te preocupes, Aang, yo me encargare. —dije.
—Yo voy contigo, Lin. —dijo Katara.
Corrimos detrás de los chicos que ya iban dando la vuelta en una de las calles.
—¡Oigan, chicos fuertes, esperen! —grito Katara para llamar su atención.
—¿Qué quieren? —dijo mezquino el chico de poco pelo.
—Oh no sean así. —dije con una sonrisa falsa. —¿Si nos pueden decir donde será el torneo? —
—Ja, el chico calvo tuvo que mandar a dos chicas para preguntar, patético. —dijo el de pecas.
—Si, como si eso fuera a funcionar. —dijo su amigo.
—¿Entonces lo quieren a las malas? —pregunto Katara.
—¿Y que nos pueden hacer dos chicas lindas? ¿Engatusarnos con su bonito rostro? —
—No... —dije con una sonrisa que rápidamente cambié por un ceño fruncido. —Podemos hacer esto… —
Katara y yo sacamos agua de nuestra cantimplora los envolvimos con ella y de un rápido movimiento los congelamos a las paredes laterales del callejón en donde estábamos.
Tan rápido fue el movimiento que no tuvieron tiempo de gritar.
—¿Ahora si nos dirán o quieren que hagamos algo peor? —pregunte seria.
—N-no, nos h-hagan nada, le diremos. —dijo el de poco pelo nervioso.
—Se celebra b-bajo tierra en el campo de "Barro Gigante". —
Nos dieron la dirección exacta y como llegar al lugar, me imagino que con la esperanza de que los dejáramos libres pero estaba equivocado, después de todo es hielo, tarde o temprano se derretirá, ¿No?
—Gracias. —dijimos Katara y yo con una sonrisa y nos dimos la vuelta para ir con los chicos.
—Hey ¿No nos pueden dejar aquí? —
—Míranos. —dije y nos fuimos sonriendo con satisfacción.
—¿Listo para encontrar un maestro tierra? Porque iremos al "Estruendo tierra VI" —le sonreí a Aang.
—¿Cómo lograron que se los dijeran? —pregunto Aang sorprendido.
—Una chica tiene sus medios. —dijo Katara mirándome.
Las dos no reímos al pensar en nuestros medios.
Al anochecer ya nos encontrábamos buscando lugares para mirar la función.
—Asientos de primera fila. —dijo Aang sonriendo. —Me pregunto porque nadie se sienta aquí. —
Una enorme roca cayó a un metro de Sokka.
Nos levantamos asustados.
—Me imagino que por eso. —dijo Sokka sorprendido.
En el centro del pódium salió el anfitrión.
—¡Bienvenidos a "Estruendo tierra VI"! ¡Soy su anfitrión Xin Fu" —
Katara suspiro y miro hacia otro lado.
—Solo miraremos a un montón de sujetos lanzándose rocas, ¿Verdad? —
—Es por lo que pague. —dijo Sokka emocionado.
Yo solo me dedique a ver el espectáculo. A ver si se podía sacar algo interesante esto.
—¡La reglas son simples! —volvió a hablar el anfitrión. —¡Solo hay que sacar al contrincante del cuadrilátero y tu ganas! —dio un salto y se subió a un tipo palco para ver y anunciar las peleas.
—¡Primer asalto: La Piedra contra El Gran-Gran Hippo! —
Los peleadores se subieron a la plataforma, cada uno de un lado.
—¡Escucha Hippo! —comenzó a hablar La Piedra. —Puede que seas grande pero no eres malo, La Piedra te va a derrotar en cuestión de segundos. —se burló.
—¿Está hablando en tercera persona? —pregunte.
—Shh. —me calló Sokka.
Lo mire indignada y mire de nuevo al frente.
—Hippo… ¡Ira! —
—Otro que no sabe hablar. —murmure.
Entonces la pelea comenzó…
…Y La Piedra gano.
—¿Qué tal La Piedra? —pregunto Katara. —Tiene buenos movimientos. —
—No lo se. Bumi me dijo que encuentre un maestro que escuche la tierra. —
—Ese sujeto solo escucha sus músculos. —dije al ver como La Piedra besaba los músculos de sus brazos.
—¿Qué opinas Sokka? —pregunto Aang.
Todos volteamos a verlo.
Estaba gritando y vitoreando como todos a nuestro alrededor
.
—Ya lo perdimos. —dije.
Y siguieron los combates, uno a uno La Piedra iba venciendo a cada contrincante que se le ponía al frente.
—Ahora el momento que todos han estado esperando, La Piedra contra su campeona ¡La Bandida Ciega! —
En el cuadrilátero se hizo presente una niña como de la edad de Aang, tenía el cabello amarrado, tenía una diadema y el flequillo le tapaba algo el rostro, su ropa constaba de un traje verde con amarillo, estaba descalza y por último lo que más me llamo la atención fueron sus ojos los cuales eran cubiertos con una película blanca. Al parecer si era ciega.
—No puede ser realmente ciega, solo es parte de su personaje, ¿Verdad? —preguntó Katara.
—Creo que si lo es. —dijo Aang.
—Yo creo que la… ¡Van a destrozar! —grito Sokka.
Volvimos nuestra atención a los peleadores en cuanto La Piedra comenzó a hablar.
—A La Piedra no le agrada luchar contra una niña pequeña y ciega. —
—A mí me parece que tienes miedo Piedra —se burló la niña.
Ese comentario no le gusto a La Piedra para nada.
—La Piedra a superado su desagrado y ahora está listo para ¡Hacerte picadillo! —
—Cuando estes listo, guijarro. —dijo La Bandida y soltó una gran carcajada.
Aang se puso rígido a mi lado y se le quedo viendo a La Bandida con los ojos muy abiertos.
Lo miré con los ojos entre cerrados y volví a ver el combate.
El primero en dar el primer paso fue La Piedra y justo cuando su pie iba a tocar el piso La Bandida dio una patada al suelo haciendo un camino que desvió el pie de La Piedra y haciendo que este terminara abierto de piernas e hiciera una cara de dolor.
Después hizo un movimiento con la mano haciendo que tres columnas colisionaran con La Piedra y lo sacaran fuera del cuadrilátero haciendo que la niña ganara.
La cara de Sokka era todo un poema, no podía creer lo que estaba viendo.
—La ganadora y sigue como campeona ¡La Bandida Ciega! —anuncio anfitrión.
Todos comenzaron a victorear y Sokka a lamentarse.
—¿Cómo hizo eso? —pregunto Katara.
—Eso fue impresionante. —dije. —Con solo dos movimientos gano. —
—Ella espero y escucho. —dijo Aang con una sonrisa.
—¡Para que esto sea más interesante! —dijo el anfitrión. —¡Ofrezco este saco de monedas al que pueda vencer a La bandida ciega! —todos guardaron silencio. —¡¿Que?! ¡Nadie se atreve a enfrentarla! —
Aang se puso de pie y comenzó a caminar al cuadrilátero.
—Aang, ¿Qué haces? —pregunte.
—Ya verás. — sonrió y justo cuando comenzó a subir las escaleras grito: — ¡Yo lo hare! —
Lo mire preocupada.
—¡Vamos Aang, venga a La Piedra! —grito Sokka.
—¿El público querrá ver a dos niñas pelear? —pregunto La Bandida con burla.
—¡Patéale el trasero, cariño! —grite.
Sokka y Katara me miraron con una sonrisita.
Me sonrojé, sin darme cuenta le dije un mote a Aang.
—Supérenlo, es mi novio y le digo como quiero. —mire nerviosa hacia Aang que me miraba con una sonrisa para después voltearse a ver a la chica delante de él.
—En realidad no quiero pelear. —le contesto Aang a la chica.
Todos comenzaron a abuchearlo y junto con todos los demás Sokka.
—¡Buu~, sin hablar! —grito Sokka.
—No lo abuchees. —le dije enojado y Katara le dio un manotazo.
Aang dio un paso y la chica sonrió dando el primer golpe que Aang pudo esquivar porque puso en práctica su aire control.
—Parece que alguien tiene pies muy ligeros. —dijo La Bandida. —¿Cuál es tu nombre de luchador? ¿Linda bailarina? —
Aang sonrió encogiéndose de hombros.
Ella volvió a levantar otra roca a los pies de Aang y el volvió a dar otro salto, en cuanto el toco el piso ella le lanzo una enorme roca que Aang esquivo lanzándole una ráfaga de aire que saco a la roca y a la chica volando fuera del cuadrilátero.
Todos quedaron estupefactos mientras que nosotros sonreímos.
Comenzaron los gritos entusiastas por parte del público hacia Aang.
Nos reunimos de nuevo con Aang en el cuadrilátero. Él no se miraba muy animado por su victoria así que le di un beso.
Sonrió desanimado y tomo mi mano.
Sokka era el más emocionado de los cuatro, tomo el saco con monedas, el cinturón y nos abraso feliz.
Al día siguiente y después de que Aang nos contara que La bandida ciega era la chica de su visión, yo ya había superado los celos después de ver que no tenía nada que temer, nos dedicamos a buscarla.
—Qué bueno que compre este bolso. —dijo Sokka. —Combina perfectamente con el cinturón. —
Lo mire feliz de que al fin le hallara el visto bueno a ese bolso.
—Que alivio. —dijo Katara con sarcasmo.
—Para encontrar a La bandida ciega empecemos primero por la academia de maestros tierra. —
Entramos a la academia, ahí se encontraban los dos chicos con los que Katara y yo tuvimos una "Pacífica y alegre" conversación el día anterior.
—Oh vaya ustedes otra vez. —dijo el de poco pelo cuando nos vieron a Katara y a mí.
Dimos un paso al frente y los miramos mal.
Gritaron asustados.
—Les alegra vernos, ¿Verdad? —dijo Katara.
—Buen trabajo. —dijo Sokka.
—Oye, tú eres el chico que venció a La Bandida Ciega. —pregunto el pecoso y se acercaron a nosotros.
—Tenemos que hablar con ella, ¿Ustedes saben dónde vive? —pregunto Aang.
—La bandida ciega es un misterio. —dijo el chico de poco pelo. —Aparece para luchar y después desaparece. —
Aang suspiro decepcionado.
—¡Díganos la verdad! —dije enojada dando un paso al frente.
—¡Si, no nos están diciendo todo! —concordó conmigo Katara acercándose al chico pecoso.
—No, es cierto lo juro, nadie sabe a dónde va o quien es realmente. —contesto el rápidamente.
—Estamos preguntando por la persona equivocada. —dijo Aang. —En mi visión vi a una chica de vestido blanco y un jabalí volador, ¿Conocen a alguien así? —
—Bueno… un jabalí volador es el símbolo de la familia Beifong, son los más ricos de la ciudad, tal vez de todo el mundo. —contesto el chico de poco pelo.
—Pero no tienen hija. —agrego su amigo.
—Con el jabalí volador me basta, vamos a ver. —dijo Aang entusiasmado y nos hizo una señal para irnos rápido.
—Si, mejor que se vayan. —dijo el chico de poco pelo con el ceño fruncido cuando íbamos saliendo.
Los miré mal e hice como que iba a lanzarles agua para asustarlos y funciono.
—Los estaremos vigilando. —dijo Katara.
—Tribu agua. —dijo Sokka alcanzándonos.
No fue difícil encontrar la casa de los Beifong ya que era la más grande además de que en la parte de arriba de la puerta había un jabalí volador. Y como somos personas tan normales, saltamos la barda sin que ningún guardia nos viera para poder entrar.
Rápido nos ocultamos en cuanto tocamos el piso. Pero nuestra cubierta no duro mucho ya que el piso a nuestros pies se movió y no saco volando. Afortunadamente caí sobre un arbusto muy suave.
—¿Qué haces aquí pies ligeros? —escuche que preguntaron.
Era La Bandida Ciega pero muy diferente a como la habíamos visto el día anterior, estaba bien peinada y tenía un vestido blanco.
—¿Cómo supiste que era yo? —pregunto Aang.
—No respondas a pies ligeros, no es de hombres. —dijo Sokka.
—Tu eres el del bolso que combina con el cinturón. —le recordé mientras me ponía de pie.
—¿Cómo me encontraste? —pregunto irritada la chica que todavía no nos decía su nombre.
—Un Rey loco me dijo que tenía que encontrar un maestro tierra que escuchara a la tierra y después tuve una visión en el pantano y…—
—Lo que Aang intenta decir. —lo interrumpió Katara al ver la cara de irritación de la chica. —Que él es el Avatar y si no aprende a hacer un maestro tierra no lograra vencer al Señor del Fuego. —
—No es mi problema. —dijo brusca mientras levantaba la mano. —Ahora váyanse o llamare a los guardias. —
—Todos debemos hacer algo para ganar esta guerra y tú tienes que ayudarle a Aang a hacer maestro tierra. —intento razonar con ella Sokka.
—¡Guardias! ¡Guardia! ¡Auxilio! —comenzó a gritar de repente.
Rápidamente tome la mano de Aang y lo jale para irnos de allí.
—Maldita. —murmure para después suspirar y ver a Sokka, Katara y a Aang. —Creo que es hora de que aprovechemos de que somos el Avatar y la Ānníng. —
Sonrieron y rápidamente fuimos a la entrada, dijimos quienes éramos y al poco tiempo ya nos encontrábamos en el comedor de los Beifong disfrutando la cena.
—Sopla, está muy caliente para ella. —dijo el Señor Beifong cuando sirvieron sopa delante de Toph.
—Permítame. —dijo Aang y de un movimiento formo un mini remolino que enfrió la sopa.
Nuestros anfitriones junto con el maestro Yu aplaudieron.
—Avatar Aang, Ānníng Lin, es un honor contar con su visita. —dijo la Señora Beifong.
—En su opinión, ¿Cuánto cree que dure la guerra? —pregunto el padre de Toph.
—Quisiéramos derrotar al Señor del Fuego a fines del verano. —conteste.
—Pero no podemos hacerlo si antes no encuentro a un maestro tierra. —dijo Aang mirando a Toph.
Ella frunció el ceño al saber que se referían a ella.
—Bueno, el maestro Yu es el mejor maestro del lugar. —dijo el Señor Beifong señalando a el maestro. —Le ha enseñado a Toph desde que era pequeña. —
El maestro sonrió con arrogancia.
—Entonces debe de ser una gran maestra tierra. —dijo Aang. —Tanto como para enseñarle a… ¡Ay! —grito Aang y miro a Toph con el ceño fruncido.
Lo mire raro, ¿Qué había pasado?
Toph siguió comiendo como si nada.
—Toph sigue aprendiendo lo básico. —dijo el maestro Yu mirando confundido a Aang.
—Si, y debido a su ceguera no creemos que llegue a ser una verdadera maestra. —dijo el dueño de la casa.
Pare de comer y lo mire desconcertada.
—{¿Acaso no sabía lo buena que era su hija?} —pensé.
Mire a los demás, ellos tenían la misma cara que yo.
—Oh, creo que ella es mejor de lo que usted piensa. —dijo Aang.
Volteé a ver a Aang y sonreí.
Solo fue un segundo en el que voltee a ver mi comida y cuando lo vuelvo a ver ya tenía su cara sumergida en la sopa.
Lo mire raro…otra vez.
—Aang, ¿Estas bien? —le susurre cuando saco la cara de su comida.
Me sonrió para después ver a Toph con una sonrisa traviesa.
—Si todo bien, solo…s-solo… ¡Achu! —estornudo y lanzo toda la comida hacia la señora Beifong, el maestro Yu y a Toph.
Lo mire sorprendida.
—¡¿Cuál es tu problema?! —pregunto Toph enojada en dirección a Aang mientras se ponía de pie.
—¡¿Cuál es Tu problema?! —pregunto Aang de igual forma.
Todos los miramos desconcertados.
—Bueno…—dijo la señora Beifong mientras se limpiaba la comida del rostro. —¿Pasamos a la sala para comer el postre? —
Sonreí apenada y asentí respetuosamente.
—Creo que sería lo mejor. —dije viendo a Aang todavía viendo mal a Toph.
Después de toda ese…espectáculo, pasamos al postre el cual comimos en un silencio algo incomodo. Una vez terminado el Señor Beifong nos asignó una habitación.
Estábamos a gusto, relajándonos en la enorme habitación cuando de repente Toph aparece en la puerta.
Aang grito y tomo pose defensiva.
—Relájate. —dijo ella. —Lamento lo que paso en la cena, hagamos una tregua, ¿Sí? —
Aang la miro más relajado.
—Vamos a dar un paseo para hablar mejor. —propuso Toph.
Aang nos volteó a ver, en especial a mí.
Nos encogimos de hombros y luego asentí.
A los pocos segundos ya solo estábamos los hermanos, Momo y yo en el cuarto.
—Pensé que te pondrías celosa. —dijo Sokka burlón.
—Para nada. —dije segura. —Al principio si, después de todo la describió con un hermoso vestido y no se cuanta cosa. Pero ya vi que me la imaginaba más… ¿Femenina? La verdad ya ni se cómo explicarme. La conclusión es que no tengo celos ni tendré celos de ella. —
—Eso es bueno. —dijo Katara mientras se ponía detrás de mí y comenzaba a trenzar mi cabello.
—Si, porque si Aang la convence tendría que viajar con nosotros. —dijo Sokka.
Asentí.
—Se nota que le encantaría salir de este lugar. —dije analizando un poco la situación. —Sus padres no saben de su gran talento en pelea, ni saben que se escapa. Vive en una cajita de cristal aquí. —
Asintieron.
Pasaron como dos horas y Aang todavía no aparecía.
—¿Creen que le haya pasado algo? —pregunte preocupada.
—No creo. El estará bien. —aseguro Sokka acostado con un brazo encima de los ojos.
—Creo que sería mejor ir a buscarlo. —dije poniéndome de pie.
—¿Ahora? —pregunto Sokka acomodándose en la cama.
Katara lo golpeo.
—Digo, si vamos, no se vaya a perder en el patio. —rodo los ojos y salió del cuarto.
Íbamos hacia la salida que da al patio trasero cuando nos encontramos a los padres de Toph y al maestro Yu.
—¿Qué pasa? —pregunto Katara al ver a la madre de Toph preocupada.
—Toph no está en su cuarto. —dijo ella.
—Aang tampoco esta. —dije. —Íbamos a ir a buscarlos. —
Salimos y comenzamos a buscar. Camine cerca de la barda, todo se miraba normal hasta que vi algo de tierra movida, me acerque y vi que era un camino de tierra movida y agujero, mire alrededor y vi dos agujeros y en medio de ellos una daga con un papel en ella.
—¡Sokka, Katara! —los llame. —¡Encontré algo! —
A los pocos minutos ya estábamos todos reunidos en el lugar.
—El que se llevó a Toph y a Aang dejo esto. —dije tomando la daga y pasándole la nota a Katara.
—"Si quieres ver a tu hija otra vez trae quinientas piezas de oro a la arena", firma Xin Fu y La Piedra. —termino de leer Katara.
—No puedo creerlo. —dijo Sokka viendo el papel. —¡Tengo el autógrafo de La Piedra! —tomo el papel y lo admiro.
—Sokka, compórtate. —le llame la atención. —Estamos hablando de un secuestro. —apunte a los afligidos padres de Toph.
—Maestro Yu, quiero que me ayude a recuperar a mi hija. —dijo el señor Beifong.
—Iremos con usted. —les dije.
—Pobre Toph, debe de estar tan asustada. —se lamentó la madre de Toph.
Al final fuimos todos menos la madre de Toph.
Una vez en la arena pudimos ver como los tenían en jaulas de hierro suspendidas en el aire.
Subimos a la arena.
—Ahí está su dinero. —les dijo Sokka a Xin Fu y a La Piedra.
Con un movimiento el maestro Yu envió hacia ellos la bolsa de piezas de oro.
Bajaron la jaula de Toph, la dejaron libre y comenzó a caminar junto a su padre y el maestro Yu hacia la salida.
—¿Qué hay de Aang? —pregunte molesta.
—Creo que la Nación del Fuego nos dará una buena recompensa por el Avatar. —dijo Xin Fu mostrando un afiche de "Se busca" de Aang y luego mostro otro mío. —Y como trajeron a la Ānníng en bandeja de plata la recompensa será doble. ¡Atrápenla! —
La arena se comenzó a llenar de los luchadores del "Estruendo Tierra VI".
—¿Crees que será tan fácil atraparme? —me puse en pose defensiva. —Estas muy equivocado. —
—No, Lin. —dijo Aang desde su jaula. —Escapen, yo estaré bien. —
—Vamos, Lin. —dijo Katara.
—Estas bien loca si crees que voy a dejar a Aang aquí. —dije. —Ustedes váyanse yo me encargo. —
—Iremos por Toph. —dijo Katara.
Asentí.
Mire a mis contrincantes, eran demasiados pero eran muy tontos así que tendría que ser más inteligente que ellos.
Di un gran salto y aterricé en la parte de arriba de la jaula de Aang.
—Lin, te dije que escaparas. —dijo el.
—¿Enserio pensaste que te iba a dejar aquí? —pregunte mientras sacaba agua de mi cantimplora e intentaba romper la cadena pero la jaula comenzó a caer de repente.
—No eres más inteligente que nosotros niñita. —dijo Xin Fu.
Di otro salto y me alejé de ellos.
—Eh… yo creo que sí. —sonreí y les lancé una ráfaga de aire que los desestabilizo.
De un momento a otro ya tenía a los hermanos y a Toph a mi lado.
—¡Ahora déjenlo ir! —grito Toph cuando se recompusieron y tomaron la jaula de Aang. —O acabare con ustedes, uno por uno. —
—A La Piedra le molesto mucho ese comentario. —
Hippo lanzo a Aang.
Íbamos contra ellos pero Toph decidió combatirlos ella sola, así que nosotros decidimos liberar a Aang.
Katara y yo intentábamos abrir la parte de abajo y Sokka intentaba romper la parte de arriba con una roca.
—Con más fuerza. —dijo Aang.
—Eso…intento…—dijo Sokka mientras golpeaba.
—Ya me cansé. —dije irritada. —Sokka, hazte a un lado. —
De un movimiento congelé la cerradura y con un golpe la rompí, abriendo la parte de abajo.
—¿Por qué… no hiciste… eso antes? —pregunto Sokka cansado.
—No se me ocurrió. —sonreí inocente.
Aang salió en pose defensiva.
Sokka le dijo que no con la cabeza y señaló hacia la pelea.
Toph iba sacando del cuadrilátero a uno por uno hasta que solo quedaron ella y Xin Fu.
Voltee a ver al padre de Toph, se veía mortificado.
Sonreí.
—{Para que vea de lo que su hija es capaz.} —pensé.
Volví a ver la pelea.
Xin Fu le lanzo a Toph un montón de rocas gigante que ella pudo interceptar con facilidad ya que ella misma se puso bajo un escudo triangular de roca. Después ella le lanzo una de las paredes de su escudo que Xin Fu esquivo pero lo distrajo lo suficiente como para que Toph lo sacara del cuadrilátero.
Sonreí impresionada.
Una vez fuera de ese lugar nos reunimos en la casa de Toph.
—Papá, sé que puede ser duro para ti verme así. —dijo Toph.
Estábamos en la sala viendo como le confesaba a sus padres todo de lo que era capaz.
—Pero tu pequeña, indefensa y obediente hija ciega no es lo que soy. —continuo su discurso. —Me encanta luchar, me encanta ser una maestra tierra y soy realmente buena para esto. Se que te mantuve mi vida en secreto pero tú me mantuviste en secreto para todo el mundo, tú lo hiciste para protegerme, pero tengo doce años y nunca he tenido un verdadero amigo. Así que como ya sabes como soy, espero que eso no cambie lo que sientes por mí. —
—Por supuesto que no cambia lo que siento por ti, Toph. —dijo su padre. —Acabo darme cuenta de algo…—
—¿Enserio? —pregunto esperanzada.
Sonreí.
—He dejado que tengas mucha libertad. —mi sonrisa se esfumo. —Desde ahora serás vigilada y cuidada las veinticuatro horas del día. —
—Pero papá. —dijo Toph desilusionada.
Su madre asintió.
—Hacemos esto por tu bien, Toph. —
—Por favor escolten al Avatar, a la Ānníng y a sus amigos hacia afuera. —dijo el señor Beifong. —Ellos ya no son bienvenidos aquí. —
Nos pusimos de pie y comenzamos a caminar.
—Lo sentimos, Toph. —dijo Aang.
—Yo también lo siento. —dijo ella triste. —Adiós. —
Nos fuimos tristes y decepcionados de ahí.
Ahora teníamos que pensar cual sería nuestro siguiente paso.
—No te preocupes, Aang. —dije tomando su mano. —Te encontraremos un maestro tierra, hay muchos afuera que son excelentes. —
—Si pero no como ella. —dijo triste.
Nos subimos a Appa.
Estábamos a punto de irnos pero alguien se acercó corriendo hacia nosotros.
—Toph, ¿Qué haces aquí? —pregunto Aang alegre.
—Mi padre cambio de perecer, soy libre de viajar por el mundo. —sonrió.
Estaba mintiendo pero decidí no decir nada, era mejor para nosotros.
—Bueno, vámonos antes de que cambie de opinión. —dijo Sokka.
—Buena idea. —dijo.
—Serás una gran maestra, Toph. —dijo Aang.
—Hablando de eso, quiero mostrarte algo. —
Aang bajo de Appa y se puso delante de ella.
En cuanto Aang piso el piso ella lo mando a volar con una roca, dejándolo colgado de un árbol.
—Ahora estamos a mano y me quedare con ese cinturón. —levanto la mano.
Sokka se lo quito de mala gana y se lo lanzo.
—¡Sokka! —lo regañe cuando le dio en la cabeza con él a Toph tirándola al suelo. —¿Por qué se lo lanzaste si sabes que no puede ver? —
—No lo pensé. —se rasco la nuca nervioso. —Lo siento. —