Scarlett también reconoció las señales de una tribulación mundial. Le recordó las palabras de Tyris, enviando un escalofrío de frío por su espina dorsal.
—Maldita sea mi mala suerte. No solo me veo obligada a enfrentar a un Guardián, sino que también tengo que afrontar una tribulación al mismo tiempo. No sé lo que el mundo quiere de mí, solo que mis posibilidades de morir se acaban de duplicar.
Incluso si Salaark no me mata, el mundo podría hacerlo si fracaso. ¡Bah, demasiado tarde para arrepentimientos!—
Scarlett dejó de lado su miedo a la muerte y avanzó con decisión. Su cuerpo comenzó a hincharse y a cambiar, duplicando su tamaño. Su pelaje se transformó en escamas rojas tan gruesas como un escudo y un par de alas emplumadas aparecieron en la espalda del Scorpicore.
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