—No tengo nada que ver con ellos. Esta es apenas la segunda vez que los encuentro.— Dijo Orpal, sintiéndose más acorralado por momentos.
Estaba seguro de ser capaz de enfrentarse tanto a Lith como al viejo pedorro, tal vez incluso a la pequeña y espeluznante mujer. Sin embargo, Night seguía gritándole que esos no eran guardias. Eran Guardias Reales vistiendo la armadura de la Fortaleza Real.
Un movimiento en falso y desafiar la voluntad de Baba Yaga sería lo menos preocupante de sus problemas.
—Te creo, pero eso no cambia nada.— Lith mostró a Orpal su amuleto del ejército, donde recibía actualizaciones en tiempo real de los Alguaciles en el Imperio con quienes Jirni había estado coordinando sus esfuerzos.
El sistema legal allí era diferente, incluso respondían a diferentes gobernantes, pero todos servían a la justicia. Uno de los beneficios de la guerra contra los muertos vivientes fue que compartir información se había vuelto de suma importancia para los tres grandes Países.
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