Después de ver a Solus luchando por arrastrarse por el suelo y escuchar sus gemidos, el mago suspiró de alivio. Quitó la mano de la alarma y llamó a un colega para pedir ayuda.
—Xannon, necesito una mano aquí. Algún novato debe haberse excedido en su primer procedimiento y dejó a la muestra sin poder caminar. —Susurró para que el supervisor no lo escuchara.
—¿Otra vez? ¿Cómo siempre la pueden joder tanto? ¿Necesitas una fregona o solo una camilla?—
—La camilla será suficiente. Aún no ha defecado en el suelo. Vamos a buscar al idiota que la trató y que lidien con su desastre. —Dijo el mago.
—¿Ella? ¿Como en "linda"? —Xannon mostró interés.—
—Más o menos. Es realmente bajita y un poco pasada de peso. —Al escuchar esas palabras, el miedo de Solus fue reemplazado por rabia, pero solo duró un instante.—
—Dioses buenos, Grem, ¿qué pasa con su cabello? —Preguntó Xannon mientras señalaba las muchas mechas elementales.—
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