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Mundo Shinobi - Clones verdaderos - 563

Kain (clon verdadero en el Circulo Dorado) camino encadenado de muñecas y tobillos con una larga cadena que los conectaba. En ese momento lo escoltaban el equipo de tácticas especiales de la capitana Lizzy. Esta última iba un paso por delante y los conducía por un elegante pasillo con paredes enchapadas en mármol blanco y pilares negros con vetas verdes.

Sonaban los pasos de todo el grupo, avanzaban a un mismo ritmo y vigilaban todos los accesos por si acaso alguien atacaba a Kain.

Al fondo del pasillo vieron dos enormes puertas de madera. Lizzy se detuvo delante de las puertas y su equipo se detuvo detrás de ella. Lizzy miró a Kain, él iba vestido con un overol naranja y las cadenas limitando su movilidad. Simplemente ridículo, pensó ella. Si Kain quisiera los aplastaría a todos. Ella era más consciente de la diferencia de fuerza a medida que pasaba tiempo con él. Sin embargo, lo que más le preocupaba/intrigaba/aterraba, era el hecho de que él estuviera siendo tan obediente.

—Kain-sama, entraremos a la habitación del khakkhara. En cuanto usted entre se establecerá una restricción a sus poderes, así que no se asuste. Por favor, se lo ruego, mantenga las conversaciones amistosas— dijo Lizzy

Kain la quedó mirando a los ojos, su rostro siempre serio parecía suplicante. Ella se veía bonita, aunque no se maquillara, tenía el cabello oscuro, largo hasta los hombros y liso, partido a la mitad de la mollera. Los ojos verdes y una bonita franja de pecas a la altura del tabique.

—Lo entiendo, capitán, solo voy a ir a ver cómo funciona todo, puedes estar tranquila— respondió Kain

Y eso era precisamente lo que le preocupaba a Lizzy, era como si todos estuvieran siendo evaluados.

—Bien— respondió Lizzy con una expresión indefensa, ella se dio la vuelta y empujo suavemente las dos puertas. Ellos vieron el interior, estaba todo alfombrado. Había mesas colocadas en forma de grada desde los más bajos en el centro hasta los más altos al fondo de la habitación. Un conjunto de cuatro mesas individuales se destacaba con una pieza ornamental en la pared. Era un círculo dorado y dentro un cetro Khakkhara. Tenía sentido, ya que era un báculo con una pieza metálica circular y muchos aros enlazados al círculo principal.

Las cuatro mesas estaban a niveles diferentes. Dos a los costados, se veían altas, como a los dos metros de altura, pero las dos mesas en el centro estaban aún más altas, a cuatro metros del piso. Todos los puestos estaban siendo ocupados. Eran dos hombres y dos mujeres de los cuales uno era un hombre viejo y el resto todos jóvenes.

Kain asintió, por eso el repentino cambio de opinión. Parece que hubo algunos cambios administrativos. Los ancianos se protegen y los jóvenes subestiman. Lo que se reflejaba en la actitud. El único anciano del grupo tenía una expresión seria y miraba a Kain como si fuera su enemigo mientras que los tres jóvenes tenían una mirada depredadora, como si Kain fuera su próxima víctima.

—Idiotas— murmuro Kain y camino por delante

Lizzy reacciono y agarro las esposas alrededor de las muñecas de Kain, ella hizo como si lo estuviera guiando. Kain le dio una breve mirada, pero le siguió la corriente. Él camino a paso lento mientras Lizzy lo guiaba a un estrado frente a las grandes mesas de los cuatro lideres de la isla.

Kain levantó el pie, subió un peldaño y se puso detrás del estrado. Él levantó su rostro y quedó mirando a los tres jóvenes y el anciano.

—Buenas tardes— dijo Kain con un tono de voz cordial

Sin embargo, no hubo respuesta alguna de los cuatro. Estaban ahí, observándolo, Kain les sostuvo la mirada y se fijó en cada uno. De abajo hacia arriba y a los costados, un hombre y una mujer. Ellos eran realmente jóvenes, deben haber tenido la misma edad de Kain. Se veían ordenados y bien vestidos. Ropa formal y sobria, el muchacho de color negro piedra y la mujer de un color crema. Por otro lado, los dos en el centro eran el anciano y una mujer en sus veintes. Él calvo y lleno de manchas hepáticas, ella rubia y de bonita apariencia.

—Buenas tardes, Kain Uchiha— dijo la mujer en la parte superior —queremos la confirmación de sus crímenes, ahora responda brevemente para evitar la pérdida de tiempo—

Kain mostró una amplia sonrisa y negó con la cabeza. En vez de encontrarlo molesto, lo encontraba adorable, como si viera a un niño alegando que le robaron sus dulces.

La mujer no se lo tomo a bien, ella frunció el ceño, pero tomo una profunda respiración y continuo —usted robo y mato a todo el personal de la sede central de administración y logística del Círculo Dorado ¿Verdad?—

Kain se quedó callado, solo mantuvo una pequeña sonrisa en sus labios mientras observaba la expresión de todos.

—Kain-sama— dijo Lizzy, a un lado del estrado —le están hablando—

Kain levantó las cejas y le dio una breve mirada a Lizzy. Ella lo miraba con cierto nerviosismo en la mirada. Kain le guiño un ojo y volvió a mirar a los cuatro administradores de la isla. Las cuatro familias que durante generaciones habían gobernado esta región del mapa. Ningún shinobi podía intervenir, quien diera un paso adentro de la isla tenía sus poderes sellados y en comparación con los usuarios de touki, quedaban completamente indefensos.

—Leonor, Leonor, Leonor— dijo Kain con un tono desenfadado —solo le diste tu mejor a un montón de idiotas que no hicieron nada con lo que les diste y peor aún, lo dañaron—

—Kain Uchiha— dijo la mujer rubia en la parte superior del magistrado —le estoy hablando ¿Acaso no sabes hablar? ¿Te volviste idiota?—

—No más que tú— dijo Kain con una sonrisa burlona —pero ¿Quién se queja de ese tipo de cosas?—

—Imbécil ¿Acaso no sabes tu situación?— grito la mujer perdiendo los estribos. Parece que su fachada original era solo por su estatus actual y no era la persona calmada que aparentaba ser. El anciano a su lado soltó un suspiro de fastidio como si todo esto fuera lamentable.

—Sí, lo sé, te estoy observando— dijo Kain mientras la miraba a los ojos —estoy evaluando y planificando. Dime ¿Qué se siente haber perdido el control sobre todos los shinobis y esclavos de la isla?—

La mujer abrió los ojos amplios en una expresión de espanto. Eso ellos y otros pocos lo sabían, pero nadie más.

Kain mostró una sonrisa de satisfacción y le dijo —entiendo, eres inexperta y solo llegaste a tu posición por casualidad. En ese caso, me retiro. Cuando lo pidas bonito y estes dispuesta a negociar, hablaremos— él miró a Lizzy y le dijo —Lizzy, por favor, llévame a mi celda, tengo una cita con el manicurista—

—Estos no es un juego— grito el muchacho que estaba en la parte inferior izquierda —tú dañaste a nuestra gente, dañaste nuestra economía. Ahora responde por tus crímenes—

Kain sonrió y le dijo —en ese caso, oblígame, pedazo de mierda—

El muchacho se quedó callada, pero no supo responder porque solo tenía su autoridad como líder de la familia. Sin embargo, sin el sistema de restricción del chakra, peor aún, sin las armaduras de batalla, no tenía como intimidar a Kain.

—¿Quieres la guerra?— grito el muchacho

Kain no se lo tomo a broma y lo miró con frialdad.

—Kain-sama, espere, esto es solo un malentendido— dijo Lizzy interviniendo. Ella estaba segura de que, si este mocoso seguía molestando a Kain, perdería la cabeza. Para ella, salvo por el anciano, los otros tres solo tuvieron la suerte de nacer en sus familias, pero de ningún modo estaban preparados para este poder. Comparados con ellos, Kain estaba en control y jugaba con ellos.

—Cállate, soldado— grito el muchacho —no me interrumpas—

Lizzy se quedó callada.

Kain miró al muchacho, estaba sentado detrás de su mesa. Lo miraba con intenso odio, daba la misma vibra que un gato engrifado. Kain frunció el ceño y una burbuja de gravedad apareció sobre él y sus otros compañeros. Todos estrellaron su rostro en la mesa y cayeron inconscientes. Sin embargo, Kain desvaneció la burbuja de gravedad de inmediato, ya que su interés no era matarlos. No, eso sería demasiado sencillo. Ellos le entregarían las llaves de la ciudad y todo lo que supieran y hubieran acumulado en conocimientos durante los pasados quinientos años. Ellos se lo entregarían por su propia voluntad. Eso sería más entretenido, sobre todo el hecho de ver como se retuercen y se maldicen a sí mismos una vez que lo pierdan todo.

Kain miró a Lizzy, ella estaba con la boca abierta en una expresión de horror.

—Te dije que era un malentendido— dijo Lizzy con una mirada acusatoria

Kain sonrió —bueno— dijo —las conversaciones no llegaron a buen puerto. Será para la próxima ocasión. Dime ¿Ahora puedes llevarme a mi celda? Hoy tenía pensado almorzar comida tradicional hecha a mano ¿Te gustaría acompañarme?—

—Kain-sama, esto es algo serio—

—Lo sé, Lizzy— dijo Kain con una expresión seria, a Kain le agradaba Lizzy, ella era una buena persona, recta y con los pies en la tierra. Ella sería un buen elemento para hacerse cargo de las fuerzas del orden —pero no puedes hacer la vista gorda y seguir creyendo esta mentira. Tu país está en dificultad, su economía había empezado a tambalear. Ahora te quedaste sin el soporte tecnológico que te hacía sentir tan segura como para atacarme—

—Nunca me importaron esas cosas—

—Lo sé, el deber es primero, ante todo, incluso antes que tu propia seguridad ¿Verdad?—

Lizzy frunció el ceño al ser leída con tanta facilidad, pero solo le quedó asentir.

Kain mostró una pequeña sonrisa —ya se los dije— dijo —si me lo piden bonito, puede que los ayude, pero tienen que pedirlo y, sobre todo, saber que tienen que pagar un precio—

Lizzy lo quedó mirando con una expresión indefensa, solo era cuestión de tiempo antes de que todos los esclavos y shinobis se revelarán y despedacen al resto de la población.

—Lo siento por ti y la gente buena, Lizzy, pero de alguna manera esto tiene que cambiar y si el Círculo Dorado y toda la isla tienen que arder en llamas. Entonces arderá en llamas—

—Pensé— dijo Lizzy —pensé que eras una buena persona—

—Yo no soy el que perpetuo la esclavitud del 70% de la población de tu país por quinientos años. Hace siglos crearon este lugar, la tecnología ya existía, solo tenían que ocuparla y ya. Podrían haber hecho tanto bien, pero se quedaron aquí, cómodos. Convirtieron el trabajo de un genio en casinos ¡putos casinos! ¿Lo entiendes Lizzy? Ocupaste las armaduras de batalla, el touki y toda la tecnología que tenían para perpetuar su posición. En quinientos años no han cambiado nada. Mira a tus lideres Lizzy. Dime ¿Cuántos de ellos mataron a sus padres o abuelos para tomar su posición? Estoy seguro de que no fueron pocos—

Lizzy se quedó mirando a Kain a los ojos, triste y adolorida, no lloró, pero se veía la tristeza en su mirada.

—Lo siento, Lizzy, yo hago lo que puedo. A pesar de que me dieron el título de Dios Shinobi, realmente no soy dios. No soy todo poderoso, no lo puedo arreglar todo—

Lizzy agacho la mirada y asintió indefensa.

—Si mis hermanos mueren, te perseguiré hasta la muerte— dijo Lizzy y miró a Kain con rencor

Kain sonrió y acercó su rostro, Lizzy no se apartó, incluso si él la quería besar, ella se dejaría solo para garantizar la seguridad de su familia. Sin embargo, Kain llevó su boca al oído y le susurro —espero que el resto de las personas que tuvieron sus familias destruidos por tus dueños, sean más benevolentes. Solo piénsalo, una vez que todo se salga de control ¿Con quién estarán más furiosos los shinobis y los civiles a los que esclavizaron? Por supuesto, con las cuatro familias, pero también con sus protectores, los que perpetuaron toda esta locura. Nunca fueron dignos de gobernar, solo tuvieron la suerte de nacer en esa posición—

Kain apartó su rostro y quedó mirando a Lizzy. Ella tenía los ojos muy abiertos en una expresión de espanto. Solo podía imaginar a una turba de gente aplastando y matando a su familia.

—Kain-sama— dijo Lizzy y se arrodillo delante de Kain

—No Lizzy— respondió Kain antes de que ella pudiera decir algo —las cosas no funcionan así. Piénsalo y cuando tu gente tenga una idea de cómo arreglar esto, yo los escuchare atentamente. Sin embargo, hasta entonces, los esperare en mi celda—